Andalucía frente al 28-F
El 28 de febrero de 1980 Andalucía se constituía mediante referéndum como “sujeto político autónomo” en el reconocimiento –a posteriori– de su nacionalidad histórica propia, en los términos utilizados por el marco constitucional. Los precedentes históricos del autonomismo a la andaluza, que sirvió de base a su establecimiento, se hunden en la asunción de los principios desintegradores que caracterizaron la política oficialista del siglo XIX. El actual Estatuto de Autonomía bien lo manifiesta en su preámbulo, sometiéndose a los valores de libertad que proclamaron la Junta Suprema de Andújar en el año 1835 y la Constitución de Antequera de 1872, donde se reconocía a Andalucía como “soberana constituida en democracia republicana”.
De fundamento estrictamente liberal, el Andalucismo faltaba por materializar sus postulados a través del descubrimiento de la identidad andaluza. Surge así la necesaria figura de Blas Infante como elemento trascendental para la legitimación de sus pretensiones. El Ideal Andaluz nace para completar el sustrato ideológico en la redefinición del concepto de “lo andaluz”, a través de la fundación del liberalismo soberanista con la imagen de un mahometismo romántico como antecedente directo de la experiencia andaluza y que confronte radicalmente con el ser mismo de las Andalucías.
De esta forma, el 28-F no constituye ninguna novedad a la sucesión de hechos espurios que han azotado esta tierra desde principios del s.XIX, sino una consecuencia lógica de la avanzadilla postconstitucional, erigiéndose como un hito más en la falsificación autonomista, sin embargo institucionalizado por el Régimen del 78.
Pese a la irrelevancia que lo ha relegado el mismo pueblo andaluz, el 28 de febrero continúa marcando la línea de acción del andalucismo en ese gran fiasco que ha sido la creación de la identidad andaluza. El Gobierno de Moreno Bonilla avanza en esta agenda político-social en pos de recuperar viejos ánimos para sacar rédito electoralista del acabado pero indolente sentimiento andalucista. Prueba de ello es la creación del día de la Bandera Andaluza y la recuperación de personajes trasnochados como Rojas-Marcos, Escuredo o Manuel Clavero.
El injerto ideológico del andalucismo se inserta así a través de las políticas falsarias provenientes de las estructuras autonómicas en un intento de transformación sociológica, pero ajeno al sentimiento generalizado del pueblo andaluz y a la realidad propia de Andalucía.
De tal manera, nos oponemos firmemente al autonomismo en su versión andalucista y, por ende, a la celebración del 28-F como aglutinador de estas formas corruptoras, no por nacionalismo uniformador, sino por verdadero regionalismo integrado en la armonía de la tradición de las Españas.
Junta del Círculo Hispalense
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