Tema: La Saga de los Oquendo

Los Oquendo se exhiben en su casa

Un libro y una exposición instalada en el centro cultural Okendo recuerdan la saga de marinos donostiarras, una de las familias más importantes de los siglos XVI y XVII

El apellido Oquendo está estrechamente ligado a San Sebastián como se demuestra en la exposición que ayer inauguró en el centro cultural que lleva ese mismo nombre y en el pequeño libro que con motivo de la muestra se ha editado. La saga de los Oquendo es un reflejo de la historia de la ciudad y de Gipuzkoa en los siglos XVI y XVII y al mismo tiempo podría verse como una novela donde el mar, la aventura y la guerra son tan protagonistas como los propios Oquendo.

La idea de recuperar para donostiarras y guipuzcoanos la historia de esta familia surgió hace algo menos de dos años, con la inauguración de la ampliación del centro cultural situado en la avenida de Navarra y que fue un palacete de los Oquendo. Marta Ibáñez de Aizpuru, responsable de esta casa de cultura, comentaba ayer en la presentación de la exposición que «entonces se detectó la necesidad de mostrar nuestros orígenes y los de este magnífico edificio del siglo XVI». Por su parte, Xabier Kerexeta, autor del libro y coordinador de la exposición, explicaba que «uno de los aspectos de esta muestra es que explica cómo Gipuzkoa, a pesar de su pequeño tamaño, era un punto importante dentro del gran imperio de Felipe II porque estaba en un lugar estratégico entre la Península Ibérica y la Europa Occidental con casi doscientas ferrerías, una red de puertos pequeña pero efectiva». Estos argumentos explican cómo los Oquendo llegaron a ser una de las familias más importantes.

Tanto en el libro como en la exposición se muestran objetos de la época, retratos, mapas y maquetas. «No nos hemos centrado sólo en su vida como marinos, sino también hacemos muchas referencias a su asentamiento. Gracias al mar tuvieron una buena vida en tierra. Al mismo tiempo hemos querido poner en valor esos objetos que se han expuesto en contadas ocasiones y que apenas son conocidos o han pasado desapercibidos». Las piezas han sido cedidas por el Museo San Telmo, los franciscanos de Aranzazu, las madres brígidas de Lasarte, los padres cistercienses de Lazkao y la Sociedad Oceanográfica entre otros.

Gipuzkoa en el imperio

En la entrada de la muestra una serie de mapas, con un pequeño retrato de Felipe II, para ubicar a Gipuzkoa dentro del gran imperio español. Una vez dentro de la sala que contiene la exposición se encuentra una maqueta de La Santiago, la nave capitaneada por Antonio de Oquendo, porque por aquel entonces muchos de los que hacían la carrera militar aportaban sus propias embarcaciones, más en el caso de esta familia que eran armadores.

A continuación se pueden ver los retratos de los dos protagonistas donostiarras: Miguel y Antonio Oquendo, padre e hijo respectivamente. El primero se echó al mar para ganarse la vida con trece años. Tras 18 años en las Indias, vuelve rico a su lugar de origen donde se casó con María de Zandategui, hija única que tenía una gran dote. Su padre fue uno de los dos redactores del primer libro que recogió los Fueros y su madre provenía de la casa torre de Lasarte, con todas sus pertenencias, en total 15 de las 22 casas que formaban la localidad. Miguel Oquendo fue alcalde de San Sebastián y llegó a ser general de la Escuadra de Gipuzkoa. Fue uno de los principales capitanes de la Armada Invencible en 1588. Cuando volvía derrotado, su nave explotó en la entrada al puerto de Pasajes y murió a los pocos días.

Mientras Miguel fue el iniciador del linaje, su hijo Antonio fue el consolidador de la saga y quien la encumbró. También fue marino al servicio del Rey y tuvo el rango de almirante de la Escuadra de Cantabria que reunía a naves de Gipuzkoa, Vizcaya y otras del Cantábrico. Si su padre se casó con el mejor partido de San Sebastián él lo hizo con el de Gipuzkoa. María de Lazcano procedía de los principales señores feudales del territorio. Cuando quedó viuda fundó varios conventos en su localidad natal, e ingresó en uno de ellos.

Retratos de miembros de la saga, grabados de batallas -con las mismas escenas que los que se encuentran en el edificio del antiguo Ayuntamiento en la plaza de la Constitución-, balas, cañones, exvotos y el árbol genealógico de gran parte de la dinastía configuran el resto de la exposición.

Actividades para conocer la época

La época de los Oquendo no se recrea sólo en la exposición ayer inaugurada y en el libro, que se vende al precio de tres euros, sino también en una serie de actividades que permiten conocer diversos aspectos relacionados con los siglos XVI y XVII. Se han programado dos conferencias: la primera la ofreció ayer José Ignacio Tellechea Idígoras sobre la Armada Invencible y la segunda será el 11 de enero sobre la vida en San Sebastián en tiempos de los Oquendo a cargo de José María Imízcoz. También hay talleres infantiles -por ejemplo cómo hacer nudos-, proyecciones de películas y visitas guiadas concertadas en el teléfono 943 290 672.

PARA MÁS INFORMACIÓN http://www.donostiakultura.com/okendotarrak.pdf

Escultura a Antonio de Oquendo y Zandategui en San Sebastián

La estatua del insigne almirante donostiarra Antonio Oquendo y Zandategui está situada en los jardines que separan el teatro Victoria Eugenia del hotel María Cristina, en San Sebastián. Fundida con el bronce proveniente de varios cañones cedidos por la Marina, fue levantada gracias a una suscripción popular liderada por el concejal Victoriano Iraola. Colocada la primera piedra en 1887, fue inaugurado en septiembre 1894 el original de yeso mientras la imagen definitiva fue discretamente colocada tres meses más tarde.

El escultor fue el guipuzcoano de Vergara Marcial Aguirre Lazcano, hijo de uno de los principales accionistas de la fábrica de tejidos "La Algodonera".

Antonio Oquendo y Zandategui fue almirante general de la Armada del Mar Océano, caballero de Santiago y alcalde de San Sebastián. Participó en más de cien combates navales. Sus dos hechos principales fueron el combate de los Abrojos, en 1631, y el de las Dunas, en 1639.

Se asegura que su éxito en operaciones militares era debido a lo bien organizados que estaban sus buques y a la férrea disciplina que en ellos imperaba. Sus cualidades de expertísimo marino resplandecieron constantemente en su honorable carrera al servicio de la Monarquía hispánica.

El pedestal presenta alegorías de la Marina y de la Guerra en sendas hornacinas, así como varios relieves en bronce representando sus hazañas. El texto expresa su valor y su arrojo en la defensa de la patria española:

Al gran almirante
D. Antonio de Oquendo
experto marino,
heroico soldado,
cristiano piadoso,
que al declinar el poderío
de España supo mantener en cien combates
el honor de la patria,
dedica este tributo de amor
la ciudad de San Sebastián.
Orgullosa de tan preclaro hijo
1577-1640

Patriotas Vascongados: Escultura a Antonio de Oquendo y Zandategui en San Sebastián