Estimado Bilbotarra:
No seré yo quién te diga cómo has de sentirte. Para eso ya esta ETB o TV-res. El pensamiento y las emociones son íntimas y muchas veces producto de una inconsciencia sedimentada en experiencias personales a lo largo de toda una vida.
He de suponer que eres nacionalista, mejor dicho, micro-nacionalista. En Catalunya hay muchos y muchas que construyen su identidad no mirándose a sí mismo, sino hacia Madrid. Siempre es necesario que el enemigo aceche más allá de las fronteras -como en esa película donde toda una comunidad vivia en medio de un bosque y atemorizaba a sus habitantes para que no lo cruzara.
El enemigo que a ti te aterra es Madrid. Lo sé. Esa cantinela me suena. Ese Madrid que roba y vive a expensas del trabajo de vascos y catalanes. Ese Madrid que fusiló y enterró en cal viva durante cerca de cuarenta años de franquismo sólo a vascos y catalanes (como solo judios murieron en la II Guerra Mundial). Ese Madrid que trunco a cañonazos fueros y libertades (sólo de vascos y catalanes). Ese Madrid que es la capital de España y donde gobierne quién gobierne, es el origen de todas nuestras angustias.
Pero te voy a decir algo personal. Si esa Euskal Herria en construcción donde los vascos y vascas fueran más felices, más cultos, más sanos, más euskaldunos, se construyera mirándose a sí misma, creo que no tendría ningún problema en estar a tu lado. Pero la realidad no es esa.
La realidad del País Vasco -y de Catalunya- es que una jauría de políticos bien cebados de izquierdas, ultraizquierdas y derecha cavernícola, utilizan los sentimientos de las buenas personas -como tú- para sembrar el odio, la discordia, el enfrentamiento, el miedo entre personas como nosotros -donde a ti también te incluyo. Y nos hablan de cultura, de lengua, de historia, de derechos históricos... pero de esa calaña no puedes fiarte porque lo único que buscan es seguir viviendo del cuento... vasco o catalán.
Mientras te hablen de competencias, de estatuts, de asimetrias, de derechos de autodeterminación y ese cíclica narrativa de la morralla con escaño, el precio de la vivienda sigue subiendo, la precariedad laboral se acentúa porque hay cuatro millones de esquiroles dispuestos a trabajar por la mitad de lo que tú trabajas, las empresas se deslocalizan a Marruecos y Mauritania y el laicismo acentua la perversión moral de una sociedad plastificada.
Ojala fueras un vasco de los de antaño. De los de crucifijo y escopeta que luchaban contra la sarna liberal. Pero me temo que como otros muchos vascos -y catalanes- la patria es sólo el burladero donde se esconden los ingénuos posmodernos y globalizados.
JAUNGOIKOA ETA LEGE ZAHARRA
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