Mientras, en Nabarra, entre 1873 a 1876, se creó un pleno "Estado Federal Vasco Carlista” con las cuatro “provincias”, con todas las atribuciones de un Estado: moneda, sellos, Tribunal de Justicia o deuda pública propia, con un centro de comunicaciones en Baiona (Lapurdi), tras el consentimiento del gobierno francés, y, finalmente y lo más importante, con un ejército de 24.000 soldados que lo defendía. Con la formación de un Estado nabarro pleno, Carlos IV de Nabarra (sería quinto si contamos al príncipe de Biana, pero que en realidad nunca reinó), buscaba el reconocimiento internacional a su corona que nunca se produjo. Fue una pequeña brisa de libertad después de varios siglos desde que se perdió el Estado soberano de Nabarra.


Llama la atención la alusión al rey como C VII, y aún más significativo, que no aparezca la palabra "España" o "Las Españas-Hispania"


“Al ser necesaria una constante movilidad del rey, siempre al frente de su ejercito, los órganos de Gobierno habían de acompañar a la trashumante Corte, pese a tener, esos mismos órganos, su sede oficial en algún lugar concreto, que normalmente sería Vergara, excepto la Secretaría de Guerra, con residencia en Zumárraga, y el Tribunal Supremo de Justicia, en Oñate -mientras que en la guerra de 1.833 lo había sido Estella-. Solo esta población, y por escaso tiempo, pudo considerarse como capital de Carlos VII; el pueblo la ha mitificado, y desde entonces es como el “arca santa” del carlismo, gracias a la aureola legendaria que le dejó Carlos VII, pese a que nunca fue, ni mucho menos, unánimemente leal a la causa.

La concepción carlista del Estado no admitía el sistema liberal de Ministerios: El rey reinaba y gobernaba de acuerdo con las sugerencias de otros órganos democráticos, como las Juntas del Señorío o las Diputaciones Autónomas, y sólo se veía auxiliado por secretarías de las distintas ramas de la Administración. De ahí que, no obstante disfrutar en la práctica de las mismas prerrogativas que los Ministerios. Carlos VII contase con secretarías, generalmente desempeñadas por personas más entusiastas que entendidas, pero que, a pesar de ello, lograrían desarrollar una actividad asombrosa con resultados muy efectivos.

El Gobierno carlista -ya lo hemos indicado- sólo era un coordinador. La Administración, de hecho, la desempeñaba en cada territorio la Diputación respectiva, que se hallaba en relación directa con el rey tras haber éste jurado los fueros, o hacer promesa de respetar sus libertades” EKA (Eudo)

Los carlistas siguieron divididos como en la Primera Guerra en diferentes facciones que luchaban entre sí y que acabaron debilitando sus filas, lo que llevó al Ejército liberal a poder depurarse y recuperar todo el territorio perdido. Entre 1875-76 tuvo lugar la gran ofensiva contra las cuatro “provincias” nabarras, 120.000 soldados profesionales y voluntarios liberales frente a las milicias de 33.000 voluntarios carlistas.

Tras la caída de la base carlista de Lizarra-Estella (Alta Navarra), su sede central, Don Carlos, apodado “el Chapas” por todas las condecoraciones que llevaba, huyó por Tolosa y se refugió en el Baztan. Al cruzar la frontera por Valcarlos-Luzaide, miró hacia atrás y dicen que dijo: "volveré", como antes lo hiciera Juan de Albert, el último rey de Alta Nabarra hasta el momento (y luego otros personajes históricos y del cine), pero D. Carlos se equivocaba.

La última batalla tuvo lugar en Muskiz-Somorrostro (Bizkaia). La derrota fue plena y no hubo “pacto” alguno, como en la Primera Guerra Carlista.


https://lehoinabarra.blogspot.com/se...ALISMO%20VASCO

Así relata parte de su versión de la "Segunda Guerra Carlista", dentro de un marco mucho más amplio. Tiene su blog y en él despliega sus hipótesis, profusamente documentadas todo sea dicho, pero en las que caben las interpretaciones, y la suya es evidente. Me parece que tiene una muy interesante línea argumental, no sólo con este tema, sino con los otros muchos que trata, siempre con el trasfondo del "Estado Nabarro" (sic.) del que forma parte todo el País Vasco, tanto la parte española como la francesa, demostrando que no es "Euzkadi" quien debe reivindicar Navarra, sino que esos territorios son por Historia y Derecho parte del Reino de Navarra.