Lo del Alcázar es otra historia. Es un episodio de nuestra Cruzada de Liberación de 1936-1939 en el que los rojos tenían sitiado el Alcázar (fortaleza) de la ciudad de Toledo. Los comunistas tomaron prisionero al hijo del general Moscardó, que estaba a cargo del Alcázar, y trataron de utilizarlo como rehén para que su padre rindiera la fortaleza. Pero el propio hijo pidió al padre por teléfono que no rindiera el Alcázar, ofreciéndose a morir por Dios y por España. Y efectivamente, Moscardó resistió y no entregó el Alcázar. Este episodio se hace eco de otro hecho sucedido en 1294 cuando los moros tenían sitiada Tarifa (la ciudad más meriodional de Europa, en esa punta en que remata España por el sur). Los moros trataron de chantajear a Alonso Peréz de Guzmán, cuyo hijo tenían prisionero, para que entregara la plaza a cuyo cargo estaba, pero por toda respuesta esté los desafió diciendo que aunque mataran a su hijo no la entregaría, y hasta les arrojó su cuchillo. Tarifa se salvó, y el pueblo lo apodó Guzmán el Bueno.
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