
Una unión personal de los dos tronos (una vez que en el reino de España hay varias coronas). Empero dos gobiernos separados - con excepción de los asuntos exteriores - con sus propias leyes, con sus propios fueros y libertades, cada país con sus propios impuestos y hacienda. A cada uno sus fuerzas armadas, a cada uno su seguridad interna...
Al rey de España y de Portugal cabría asegurar que jamás hispanos lucharían contra otros hispanos, o dejarían de luchar por ellos: sea en el campo de batalla, sea en el campo diplomático. Y asegurar también que la restauración del Reinado de Cristo en la Tierra es la primera e más alta misión de todos sus pueblos. Asegurar que todos sus súbditos podrán vivir según sus seculares costumbres y no bajo la bota opresora, liberalesca, consumista y masonica, de Albion y sus seguidores yanquis.
Esto todo mediante el único camino posible, el unico verdaderamente tradicionalista y hispano: la alianza (puede decirse confederación) de las dos Patrias Peninsulares, faro de la hispanidad y de la cristiandad - lo que, groso modo, desde S.M.C. D. Carlos VII, propone el carlismo.
Marcadores