Respuesta: Feliz día de la Hispanidad
Un homenaje a la España eterna, cuna de los valores hispanos y que sin ella sería imposible entender estos. Felicidades a todos los foreros.
El brindis del Retiro

En una de estas comisiones, con motivo del Centenario de Calderón, Menéndez Pelayo se presentó una vez más como paladín de España y de su fe católica. Habían acudido a la conmemoración muchos profesores de diferentes países; se había hablado de lo divino y humano, y, como suele suceder, muy poco de Calderón e, incluso sin disimulo de sectarismo anticatólico en un homenaje al gran dramaturgo católico español. Todo esto tenía malhumorado a Menéndez Pelayo, quien, obligado a hablar, pronunció un discurso conocido ya por El brindis del Retiro –el parque donde se celebraba el banquete de despedida–.
Se produjeron grandes revuelos y escándalos y algunos de los asistentes perdieron la serenidad ante el puñado de verdades que les soltó el joven catedrático. Por la noche, enterado su hermano Enrique de lo ocurrido fue a verle, y don Marcelino, sonriéndose, quiso restarle importancia al incidente con una broma: «Se decían muchas tonterías en los brindis que me pusieron de mal humor. Además, la comida fue mala y el champaña, falsificado.»
Este discurso corrió por toda España, y le llovieron felicitaciones de ciudades, prelados y de innumerables personas y corporaciones.
El discurso de D. Marcelino Menéndez y Pelayo, fue el siguiente:
«Yo no pensaba hablar; pero las alusiones que me han dirigido los señores que han hablado antes, me obligan a tomar la palabra. Brindo por lo que nadie ha brindado hasta ahora: por las grandes ideas que fueron alma e inspiración de los poemas calderonianos. En primer lugar, por la fe católica, apostólica romana, que en siete siglos de lucha nos hizo reconquistar el patrio suelo, y que en los albores del Renacimiento abrió a los castellanos las vírgenes selvas de América, y a los portugueses los fabulosos santuarios de la India. Por la fe católica, que es el substratum, la esencia y lo más grande, y lo más hermoso de nuestra teología, de nuestra filosofía, de nuestra literatura y de nuestro arte.
Brindo, en segundo lugar, por la antigua y tradicional monarquía española, cristiana en la esencia y democrática{1} en la [509] forma, que, durante todo el siglo XVI, vivió de un modo cenobítico y austero; y brindo por la casa de Austria, que con ser de origen extranjero y tener intereses y tendencias contrarios a los nuestros, se convirtió en porta-estandarte de la Iglesia, en goufaloniera de la Santa Sede, durante toda aquella centuria.
Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fue escudo y valladar firmísimo contra la barbarie germánica y el espíritu de disgregación y de herejía, que separó de nosotros a las razas septentrionales.
Brindo por el municipio español, hijo glorioso del municipio romano y expresión de la verdadera y legítima y sacrosanta libertad española, que Calderón sublimó hasta las alturas del arte en El Alcalde de Zalamea, y que Alejandro Herculano ha inmortalizado en la historia.
En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos que Calderón ha traído al arte; sentimientos e ideas que son los nuestros, que aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos; nosotros los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón, y justicia, y derecho, podemos enaltecer su memoria, la memoria del Poeta español y católico por excelencia; del poeta de todas las intolerancias e intransigencias católicas; del poeta teólogo; del poeta inquisitorial, a quien nosotros aplaudimos, y festejamos, y bendecimos, y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los partidos más o menos liberales que en nombre de la unidad centralista a la francesa, han ahogado y destruido la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinada primero por la casa de Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo.
Y digo y declaro firmemente que no me adhiero al centenario en lo que tiene de fiesta semipagana, informada por principios que aborrezco y que poco habían de agradar a tan cristiano poeta como Calderón, si levantase la cabeza.
Y ya que me he levantado, y que no es ocasión de traer a esta reunión fraternal nuestros rencores y divergencias de fuera, brindo por los catedráticos lusitanos que han venido a honrar con su presencia esta fiesta, y a quienes miro, y debemos mirar todos, [510] como hermanos, por lo mismo que hablan una lengua española, y que pertenecen a la raza española, y no digo ibérica, porque estos vocablos de iberismo y de unidad ibérica tienen no sé qué mal sabor progresista (murmullos). Sí: española, lo repito, que españoles llamó siempre a los portugueses Camoens, afirmó que españoles somos, y que de españoles nos debemos preciar todos los que habitamos la Península Ibérica.{2}
Y brindo, en suma, por todos los catedráticos aquí presentes, representantes de las diversas naciones latinas que, como arroyos, han venido a mezclarse en el gran Océano de nuestra gente romana.»
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{1} La palabra «democrática» está aquí empleada, naturalmente, en el sentido de amor y respeto al pueblo, y no en el actual valor político del término, lamentable engendro filosófico y revolucionario que ha vestido de luto al mundo. (N. de la R.)
{2} Sobre estos conceptos remitimos al lector al artículo «La Hispanidad», del Sr. Maeztu, publicado en nuestro primer número, a su respuesta en el titulado «Filosofía política», del Sr. Raposo, en el número 4, y a la nota puesta al mismo por el propio Sr. Maeztu. Acción Española, amiga vehementísima de Portugal y celosa de sus prestigios históricos, como de cosa propia, se complace en hacer constar con este motivo que acepta cualquier definición que, reconociendo la existencia perfecta y absoluta de dos nacionalidades diversas dentro del suelo peninsular, una a ambas en la misma expresión cordial y en una sola proyección civilizadora sobre el mundo. (N. de la R.)
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¡Hoy se conmemora el evento mas importante de la historia!
Si me permite la nimia "aclaración", Josean Figueroa, pero importante de recordar. El evento más importante de la historia es la Encarnación del Verbo, Dios que se hizo hombre. Y en esto si que estoy de acuerdo, que el segundo hecho más imprtante fue el Descubrimiento de América.
El noble es aquel:
que tiene alma para sí y para otros.
Son los nacidos para mandar.
Son los capaces de castigarse y castigar.
Son los que en su conducta han puesto estilo.
Son los que no piden libertad sino jerarquía.
Son los que sienten el honor como la vida.
Son los capaces de dar cosas que nadie obliga y abstenerse de cosas que nadie prohíbe. Son los...
("El nuevo gobierno de Sancho" Leonardo Castellani)
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