Respuesta: Los deportes de los foristas de Hispanismo.
Hay que ver lo que pueden dar de sí las respuestas, aunque sean breves.
DON COSME, debes de estar ocupadísimo. Supongo que ya al caer la tarde no puedes con tu alma, signo de mucho trabajo y además agobiante.
En cuanto a ti se refiere, Mazadelizana, yo te hacía más "pequeño" en edad y, con toda probabilidad en "volumen", pero con esos deportes que practicas debes estar como un armario.
En cuanto a ti Txapius, me da en la nariz que no siendo un chaval, tampoco eres tan mayor como se podría deducir de tus palabras. Estás más en la edad de preocuparte por cuestiones más "serias" y no tienes mucho tiempo, supongo. Además, no pareces contar con otras personas con las que compartir alguna afición concreta de las que te gustan. La bici se te oxidó por dos motivos: el salitre y no ser de aluminio.
Bueno, bueno, Antonio Hernández Pé, teniendo espíritu deportivo la edad no es una excusa, la salud sí. Pero aun así siempre hay alguna actividad
física a realizar, aunque sea el "contorsionismo". Prueba a ponerte detrás de un telescopio refractor que no sea compacto, y sabrás lo que es hacer gimnasia sin moverte del sitio.
Mi padre quiso aficionarme a la pesca, pero entonces inventé la pesca deportiva: sacaba la pieza y con sumo cuidado le soltaba el anzuelo para devolverla al agua, así hasta que él me descubrió y me dio por imposible.
Me sentí muy incomprendido.
Pero Txapius ha puesto un dedo en la llaga. Normalmente hacemos algo que nos produce sensaciones satisfactorias, pero si esas sensaciones se convierten en otra cosa, dejan de servir a los fines que buscamos y acabamos por abandonarlas. En efecto, el entretenimiento ha de ser para obtener una satisfacción, no un sufrimiento. Soy testigo de situaciones absurdas, como observar a uno que se pasó una noche entera intentando hacer unas buenas fotografías astronómicas a través de su telescopio, y no logró nada. Hubiera sido mucho mejor observarlas sin más y hacer algún apunte que otro con dibujo incluido, digo yo. También he visto recientemente a otro subido en su bicicleta de carretera haciendo verdaderos esfuerzos en forma de "eses" para no caerse al subir una pendiente. Tendría sus buenos cuarenta o cincuenta años y me pareció que sólo sufría y se exponía a un serio peligro pues pasaban coches, con lo bonitos y tranquilos que son los paseos por las vías verdes.
En fin, que yo tampoco soy un jovencito y hasta me sobran kilos, aunque ni fumo ni bebo, pero un poquito hoy, otro poquito mañana, acaban haciendo un granero y en cuanto se coge la forma, el cuerpo pedirá más.
Última edición por Valmadian; 30/11/2009 a las 02:50
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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