MANNENKEN PIS


Por un casual: ¿habéis estado alguna vez debajo de un chorro de pis? A mí nunca me ha caído, pues siempre voy por el medio de la calle: las aceras se las dejo a los que se dejan mear. Pero, después de lo de ayer, cuando se anunció lo del rescate de España no tengo muy claro que no vayan a mearme encima, si es que no estamos ya todos empapados.

Esa estatua de ahí arriba es el "Manneken Pis" y está en Bruselas: ¡anda, como los amigos de Guindos! Guindos tiene menos amigos en el bar de mi barrio. Guindos tiene amigos en la Comisión Trilateral, pero a mi pueblo mejor que no venga. También tiene amigos en Lehman Brothers, pero a mi puerta que no llame. Guindos tiene muchos amigos que no son nuestros amigos, sino nuestros sangradores.

Dicen que nos van a rescatar, pero -para mí- es como si oyera llover: o mejor dicho, yo lo que oigo es una larga y cálida meada sobre todos y cada uno de los españoles.

A esta gente de Bruselas se les ha olvidado que nosotros éramos los que tomábamos a sangre y fuego las ciudades. Y los que las dábamos al saco. Lo bueno de esas cosas es que dejan una inclinación genética que, en mi caso, está muy acusada y estas cosas la reactivan; y siempre es posible reeditar esas buenas costumbres.

A mí me gustaría que volvieran los buenos tiempos. Cuando éramos nosotros los que nos meábamos en ellos. Europa temblaba. La furia española no era fútbol: el fútbol es una "secularización". No dejamos a muchos que lo pudieran contar...

El ruidito del chorreo ha despertado mi cerebro reptiliano. Tengo unas imperiosas ganas de miccionar sobre todos los traidores que han vendido a España.

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS