Cita Iniciado por Isidorus Hispalensis Ver mensaje
A mí no me molesta tanto la pérdida bastante repentina de la formalidad, sino lo que representa: la falta de vergüenza, el desmantelamiento de la jerarquía, la desaparición del respeto. Yo ya no vivo en un país en el que predomine el castellano, pero noto esta informalidad preponderante por doquier, ya que es algo que no es exclusivo a nuestra lengua o a nuestro entorno. Es, al contrario, un mal (casi me atrevería a decir que dieciochesco) que afecta a toda el Occidente. Se trata al profesor como amigo, se le alza la voz al policía, y vemos al padre en mofa permanente. Pero bueno, ¡quizá soy yo el raro, frío y cerrado!


He encontrado algo bastante interesante, aunque va más allá de la España de la Guerra Civil:


En un suplemento literario del diario ABC del año 1985, encontramos testimonio de ello: «Es cierto que la proclividad española al compadreo viene de lejos. Ya el Duque de Saint Simón, embajador de Luis XV ante Felipe V, se declara en su “Cuadro de la corte de España” asombrado, al oír a jóvenes atolondrados tutear a Grandes de España ancianos y a antiguos ministros». Dicha tendencia se vio reforzada, ya en el siglo XX, por la camaradería política de los partidos de masas y por los gustos regios o estamentales».

Me parece que los movimientos políticos masivos se inclinan en favor de estas formas más cercanas, pues son, por lo menos de lejos, hermandades con una finalidad equis, una misión común. Esto es algo que se extiende hasta los observadores exteriores sin afiliación a dichas organizaciones; observe usted que no ha dicho ni José Antonio Primo de Rivera ni el marqués de Estella, sino simplemente José Antonio. Además, la expresión es «¡José Antonio! ¡Presente!», no «¡Primo de Rivera! ¡Presente!». Note la diferencia al tratar el nombre del Caudillo, que cultivó una imagen un tanto diferente. Esto no es algo que se límite a España o su comunidad histórica (Hispanoamérica, Guinea Ecuatorial y las ya deshispanizadas Islas Filipinas); en Alemania, los socialdemócratas tienen tradición de usar Genossen-Du, que equivale a algo así como «compañero-tú», y no hace falta (sí, porque me gusta muchísimo [el enlace contiene música]) hablar de la informalidad que existía entre la tropa fascista y nacionalsocialista, aunque me parece que era más pronunciada entre los italianos.

Saludos.
Estoy de totalmente acuerdo con lo que ha dicho usted Isidorus. El tema no es la cercanía en el trato, sino lo que ello conlleva... La confianza da asco, o eso dicen.
Tambien leí (no recuerdo donde) que tras 40 años de tuteo por parte del Generalísimo Franco en los mensajes de Navidad, fue Adolfo Suárez el político que nos devolvió el "usted".
Como usted ha dicho, en un movimiento político, que al fin y al cabo es una hermandad que persigue un fin común, se emplean menos formalidades y un trato más amigable. Aquí, por ejemplo (que bien podríamos calificarnos de un grupo que persigue una finalidad, que no es otra que la restauración de la Religión y la Patria) me siento incómodo cuando me tratan de usted. En circunstancias como esta, suelo preferir tutearme con la gente, a no ser que la otra persona especifique que se siente más agusto siendo tratada de usted.
Por ejemplo, ahora le estoy tratando de usted, Isidorus, que es como se ha dirigido a mí, pero en lo que a mí respecta podemos tutearnos (¿que opina usted?).
De todas maneras, tampoco el usted tiene que implicar frialdad. Puede darse en una relación amistosa (o incluso familiar, y vuelvo a poner el ejemplo de cuando nuestros abuelos, sobre todo en ambientes rurales, trataban de usted a sus padres), pero siempre denotando respeto, autoridad y jerarquía. No tienen porqué estar reñidas, que es lo que la mayoría de la gente no consigue asimilar. Parece que para llevarse bien con alguien hay que dirigirse a esa persona groseramente.
Por cierto, muy buena esa canción de la Luftwaffe

Saludos en Xto.