Reconozco que la forma de mi mensaje quizá no haya sido la más adecuada pues no hablaba desde el sosiego.
Aún así no puede decirse que Lutero fuera “católico” sincero en algún momento.. Recibir los Sacramentos no basta, si no… mira Hitler y demás.
Un Católico no se hubiese atrevido a cometer la más “pequeña” de sus fechorías ni pronunciar la más “insignificante” de sus difamaciones. Por esta razón, me parece lo más lógico negar que llegase a conocer la Verdad, realmente, alguna vez.
Es por esto que no le considero “hermano” bajo ningún concepto, y tampoco “separado” porque su vida, relajada y llena de contradicciones, atestigua que no llegó a adherirse conscientemente a la Fe Católica sino que la mutiló y la negó en cuanto tuvo oportunidad.
Es precisamente su ansia de “profesar la fe de los patriarcas y profetas, con rectitud de intención” lo que les lleva a ese sentimiento de superioridad y la consiguiente instrumentalización de los gentiles. Ahondar en esa “fe” suya no les hace sino más proclives a dichas pretensiones de dominio y reeducación de aquellos de quienes piensan que son menos aptos. Estas intenciones suyas, el simple hecho de que intenten ser consecuentes con su ¿fe?, no demanda nuestro respeto ni aceptación.
Y, ¿quién ha dicho que estén todos involucrados en complots?
Hombre, pues sí, la sangre de Cristo cayó sobre ellos y sobre sus descendientes.
¿Quién ha dicho que se juntasen TODOS los judíos contemporáneos de Jesús para ejecutar su muerte? Sería materialmente imposible.
El caso es que todos nuestros Males tienen una raíz común: el abandono de la Religión. Esto desencadena una sucesión de efectos que desemboca en la situación presente que todos conocemos. Por lo tanto, dado que ellos mismos se han declarado los más convencidos enemigos de nuestra Fe y es la pérdida de ésta, provocada por multitud de factores orquestrados hacia un fin, lo que ha llevado a la devastación que vivimos…
Reitero que yo culpo a su cosmovisión oscura y vengativa no a su herencia genética (esto último no les predispone necesariamente) y tolerarla sí que es hacerle un flaco favor al Hispanismo. De esta forma de entender el mundo está impregnado todo el contexto en que desarrollan sus vidas y no se puede negar la existencia de la misma en un intento de aislar a los individuos de la sociedad en que viven y que, necesariamente, influye en la configuración de la tendencia de la colectividad. No se trata, pues, de una “culpa colectiva” como suma de “individuos culpables” sino una culpa de la “colectividad” y los valores que le dan origen.
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