En conclusión, que ya puede hacer Juan Carlos lo que quiera, da igual que fuera en 1976, en 1982 o en 2009, siempre gozará de vuestra inquebrantable confianza. Gracias a que por misteriosa inspiración sabéis que realmente en el fondo de su alma es un tipo catolicísimo y españolísimo, a pesar de todas las evidencias en contra.

Con semejante pereza intelectual realmente los enemigos lo tienen fácil. Lo mejor son los argumentos:

- Tengo 38 años.
- Soy soldado
- Viva Franco
- Esto está lleno de rojos
- El ejército nos salvará

Y así pasen décadas y más décadas.