¿Está próximo el fin de la Humanidad?
Dicho así puede hasta alarmar a algunos y los "amiguetes" de las ciencias (como si éstas fueran unas chavalitas simpáticas y monísimas), seguro que se escandalizarían ante lo que puedan decir los integristas católicos, y es que ya se sabe que todo lo que éstos retrógrados puedan hacer para evitar el "pogreso" (está bien escrito, que nadie lo ponga en duda), es algo de lo que "no se cortan", (también está bien expresado).
Pues sin tocar ni una sola línea del Apocalipsis de San Juan, resulta que hay científicos "no alarmistas" ("ojo al datooo") que no dan un céntimo por nosotros durante este siglo y el que viene. Cayó un libro en mis manos hace unos días cuyo título me llamó la atención enseguida y no es para menos: Nuestra hora final. Me fijé en el autor por si las moscas, y nada se llama Martin REES, catedrático de investigación en Cambrigde. Fellow del King's College y de la Royal Society. Astrofísico, cosmólogo de fama mundial y Astrónomo Real de Inglaterra. Además, materialista según la moda del momento entre una parte de los científicos, o sea, para los s'amiguetes de la cencia, nada sospechoso.
Pues vaya un tipo siniestro, a lo largo de poco más de 200 páginas no ha dejado un resquicio para evitar la catástrofe. Cómo será, que me estoy planteando deshacerme de mis bienes e irme a un convento trapense, no digo más. Pero para no alargarme más, voy a reproducir sólo la reseña del libro en cuestión y si el tema da para más, ya iré concretando cuestiones con detalles.
"Gracias a la ciencia y la tecnología vivimos mejor, mucho mejor de como vivían nuestros antepasados, y estamos sometidos a menos mitos e ignorancias que ellos. ¿Habremos llegado, sin embargo, a un punto, en nuestros desarrollos científicos y tecnológicos, en el que la luz roja de "Peligro. No atravesar" se ha encendido? Una luz que si se transgrede puede poner en riesgo nuestra propia existencia como especie. Ésta es la pregunta que se formula y analiza en este libro el eminente astrofísico y cosmólogo británico Martin Rees. La ciencia, señala Rees, está avanzando a un ritmo tan rápido que puede conducir, si no la controlamos, a la desaparición de nuestra especie durante el siglo XXI. Algunos de los elementos que pueden conducir a semejante final ya se encuentran entre nosotros, mientras que otros sólo los podemos imaginar, como nanomáquinas que se reproduzcan catastróficamente u ordenadores superinteligentes. "Hasta ahora", escribe, << han sido la religión, la ideología, la cultura, la economía y la geopolítica las que han moldeado las sociedades. Todos estos elementos, en su inmensa variedad, han constituido el pretexto para disputas internas y para guerras. Sin embargo, un elemento que ha permanecido sin cambiar a lo largo de los siglos ha sido la naturaleza humana. Pero en el siglo XXI medicamentos, modificaciones genéticas y acaso implantes de silicio en el cerebro cambiarán a los propios seres humanos, sus mentes y actitudes, incluso sus físicos>>."
Así que ya sabemos, desde una destrucción total nuclear, hasta el mito de Frankenstein todo es posible, todo cabe en este siglo y el que viene, aunque habrá que pasar éste primero. Naturalmente todo esto no es sino especulación, la impresión personal de un científico por muy importante que sea, por ello no es ciencia sino opinión, por ello sometida a error de principio a fin. Pero al tiempo no es un fantasioso catastrofista, al tiempo es un científico que denuncia los abusos que se cometen en nombre de la ciencia y que, de no remediarlo, van a ir en aumento hasta convertir al ser humano en una sombra de sí mismo, sombra satánica por otro lado, o ni siquiera en un recuerdo pues igual al final no queda nadie para recordarnos, depositar unas flores en algún monumento a la Humanidad (si es que quedan flores) y rezar una oración a Dios por nosotros.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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