La manipulación de la memoria histórica - GARA - euskalherria.com
La manipulación de la memoria histórica
Queremos denunciar el documental “La Guerra Civil en Euskadi”, producido en 1997 por ETB, dirigido por el historiador jeltzale Koldo San Sebastián y recientemente comercializado al gran público en cinco CD’s. La visión ofrecida sobre los acontecimientos de aquellos años es netamente sectaria, no dudando los guionistas en soslayar ciertos sucesos que comprometen gravemente al nacionalismo jeltzale de entonces.Pero lo que más nos ofende es la tergiversación de ciertos hechos luctuosos que comportan la
difamación del movimiento libertario en general y de la CNT en particular. Lo más grave es acusar de forma categórica y exclusiva a los «anarquistas» de los asaltos a las prisiones de Bilbao en enero de 1937 y de las matanzas consiguientes de presos. Ya en 1987 la CNT tuvo que salir al paso de acusaciones similares. La reiteración de estas inexactitudes en ETB durante la emisión el 19 de octubre de “Euskadi 1936. Una nación al límite” nos obliga a responder para evitar que la mentira, a fuerza de ser repetida, termine por ser aceptada como verdad irrefutable.
El 4 de enero de 1937 la aviación franquista bombardeó Bilbao causando varios muertos. Al cesar el ataque, a primeras horas de la tarde, se formó una manifestación que aglutinó a un enorme gentío entre el que se encontraban numerosos milicianos de todas las ideologías. La manifestación pasó ante la sede de Gobernación, donde el consejero peneuvista Telesforo Monzón pidió la disolución de la misma. Numerosos manifestantes decidieron continuar hacia las cárceles de Larrinaga, Carmelo, los Angeles Custodios y Casa Galera, finalmente asaltadas a las 5 de la tarde. Las autoridades obraron con torpeza y lentitud
. El batallón UGT-7 ofreció a Defensa su 2ª compañía para acabar con la masacre, pero sus componentes se debatieron entre la inhibición y la participación en la matanza que debían evitar. El resultado final, según José Luís de la Granja (“República y Guerra Civil en Euskadi”, 1990), fue de 224 presos muertos.
El juez especial, el peneuvista Julio Jáuregui, dictó en marzo de 1937 un auto de procesamiento contra 61 personas, muchos de ellos milicianos, pero el juicio no se celebró nunca al impedirlo el desarrollo de la guerra.
La autoría de la masacre fue objeto de especulaciones durante mucho tiempo. El reportero británico George L. Steer repartió las responsabilidades entre los milicianos del
UGT-8, los re- fugiados guipuzcoanos, los anarquistas y «la multitud». “La Gaceta del Norte” de 2-I-38, recordaba en el primer aniversario de los sucesos la
responsabilidad del UGT-7 y no citaba en absoluto a los anarquistas. Durante la dictadura, varios escritores franquistas imputaron en sus libros a más de un grupo como responsable de la matanza:
el sacerdote José Echeandía culpó a los milicianos de la UGT y del Malatesta y a la muchedumbre; y
Antonio Moreno a milicianos del UGT-7, del UGT-1 y del Malatesta.
José Luis de la Granja aportó los datos del expediente relativo al
asalto de los Angeles Custodios. En él figuran los nombres y cargos de
48 procesados: once guardias del exterior de las prisiones (por abandono de servicio) y
37 milicianos de la 2ª compañía del batallón UGT-7 (por sedición, insubordinación militar, asesinato y robo). En otros documentos figuran otros cuatro procesados: un funcionario de prisiones,
un miliciano del UGT-3, otro del batallón de IR Capitán Casero y el único encausado anarquista conocido, el capitán del Malatesta, Román Romaniega.
La presencia de un único procesado no puede involucrar a todo un batallón, ni a un sindicato como CNT ni al conjunto del movimiento libertario. Y mucho menos en términos de exclusiva responsabilidad, exculpando al resto de fuerzas políticas y sindicales.
Además, como nunca se celebró el juicio, a los procesados les asiste la presunción de inocencia.
En el referido documental de ETB, el único que asevera la responsabilidad del Malatesta, el sargento de la Ertzaintza José Luis Zalbidea, utiliza argumentos tan pobres como que «ellos fueron a la Casilla, donde estaba el batallón Malatesta y allí no había nadie» y «fueron los del Malatesta, por lo que sé» (¡!).
Se ignoran, por contra, los numerosos testimonios de altos cargos de prisiones e instituciones públicas que responsabilizaron en su momento al batallón socialista UGT-7, como el inspector de prisiones Joaquín Mª Zubiría, el secretario general de Defensa Joseba Rezola, el comandante de la Ertzaintza José Mª Picaza o el miembro del EBB Jesús Solaun. En el I Congreso Mundial Vasco celebrado en el exilio (París, 1956), Telesforo Monzón acusó al batallón UGT-8, dando lugar a un grave altercado con los socialistas.
Estos testimonios y pruebas estaban a disposición de los guionistas de ETB en 1997, para no incurrir en insidiosas acusaciones contra los anarquistas o los batallones confederales. Es inaceptable que en 2006 se reedite y comercialice sin las per- tinentes rectificaciones.
Comprendemos que los historiadores nacionalistas del PNV, que con tanta desvergüenza patrimonializan el ente EITB en beneficio de su partido y su ideología, rehuyan acusar al PSOE o a la UGT en relación a aquellos hechos, para evitar confrontaciones indeseables en la actual situación política. Pero no aceptamos que sea a costa de manipular la Historia y en menoscabo de nuestra organización.
La persistencia en la difusión de tan graves acusaciones será entendida como una campaña de difamación contra nuestra organización. Del mismo modo consideramos tendencioso que, a la vez que se narran los luctuosos hechos protagonizados en la cárcel de Tolosa por «incontrolados» contra presos de derechas, se expongan imágenes de un coche blindado con inscripciones de CNT y FAI, ajena a los mismos.
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