Padre Tarín, el apóstol incansable

El padre jesuita Francisco Tarín, del que se cumplen mañana 100 años de su muerte, predicó el Evangelio por España


GLORIA GAMITO / SEVILLA

Día 11/12/2010







Mañana domingo, a las 19.30 horas en la Iglesia del Sagrado Corazón de los Padres Jesuitas, el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, presidirá la misa de acción de gracias que conmemora el centenario de la muerte del padre Francisco Tarín, S.I. , ocurrida en 1910.
Este sacerdote santo que ya ha sido declarado por la Iglesia en 1987 Venerable por practicar todas las virtudes en grado heroico, está a la espera de que se apruebe un milagro atribuido a su intercesión para ser declarado beato. El padre Tarín recorrió casi 200.000 kilómetros, por toda España, sobre todo Andalucía y Extremadura, predicando el Evangelio en continuas misiones. En concreto fueron 189.100 kilómetros, la mayoría en tren, lo que equivale a cuatro veces la vuelta al mundo. Tarín forma parte por derecho propio de la pléyade de santos de la Sevilla del siglo XIX junto a Santa Ángela de la Cruz, el cardenal Spínola, el padre José Torres Padilla, Madre Dolores Márquez Romero de Onoro, el padre Francisco García Tejero, el obispo Manuel González, Sor Bárbara de Santo Domingo...
Hombre sacrificado y austero, dormía sólo dos horas y no en cama sino en una silla, era de salud muy frágil y fue un trabajador infatigable pese a tener durante años una pierna llagada que no se le curó nunca y que le proporcionó una mortificación añadida. Superior durante seis años de la residencia del Sagrado Corazón de Sevilla, fue muy querido en el barrio de San Roque, entonces pobre y de muy mala nota, cuyos vecinos lo sacaron de un sermón a hombros como si fuera un torero, y lo quisieron hacer concejal. El sacerdote y periodista José María Javierre hizo su biografía titulada «El león de Cristo».
Nació Francisco de Paula Tarín en Godelleta, Valencia, en 1847 en una familia de acomodados labradores. Noveno de diez hermanos, de salud siempre fue muy endeble. Estudió el bachillerato en los Escolapios y en 1866 se matriculó en Derecho y Filosofía y Letras. Cuando se restableció de hemorragia pulmonar que hizo temer por su vida, decidió ser soldado carlista primero, aunque no fue admitido por su mala salud, y luego jesuita. En 1873 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús que estaba en Poyanne, Francia, tras la expulsión de los jesuitas en la Revolución del 68. Ya sacerdote, estuvo destinado dos años al Colegio de El Puerto de Santa María, donde se hirió la pierna enferma.
Viajes y prodigios
Desde 1885 hasta el año de su muerte 1910, durante 25 años, el padre Tarín recorre infatigable España como misionero, pese a su poca salud. Apodado «Perpetuo Trajín» por su incesante actividad, dedicó su vida a predicar la palabra de Dios en las misiones populares con el objetivo de llegar al pueblo y los apartados de la Iglesia. Obediente, pobre, austero y sacrificado Tarín es un magnífico jesuita y el mejor sermón que predicó fue su propia vida. Su humildad y su fama de santidad le acompañaban en todos sus viajes. Luchó mucho en sus misiones porque la gente no siguiera las enseñanzas de los protestantes de Juan Bautista Cabrera, los anticlericales de Morayta o los masones.
D Su actividad era frenética. Durante sus seis años como superior de Sevilla fomentó diversas asociaciones, entre otras el Apostolado de la Oración, la Asociación de San Casiano para los maestros y la Asociación de Madres Cristianas, que promovió la Escuela gratuita de la Macarena.Se cuentan muchos prodigios que le sucedieron: en León, en la romería de la Virgen del Camino, cuando había un sol abrasador el padre Tarín dijo «La Virgen Santísima nos abrirá la sombrilla de alguna nube» y sobre la multitud llegó efectivamente una nube escoltada por un viento fresco. En otra ocasión los reventadores de un sermón se fueron del pueblo para no oírle y la voz del sacerdote les acompañaba como si estuviese a su lado. Se decía que en varias ocasiones salvó las cosechas de los pueblos donde estaba anunciado un cambio meteorológico; que en Loja paró a un toro bravo agarrándolo por los cuernos. Otra vez de camino a Cádiz, en la estación de Utrera, vio a un grupo de soldados repatriados de
Cuba que pedían pan. Él y unos amigos compraron el poco que quedaba en la cantina y lo repartieron entre los soldados. En un momento todos los soldados tuvieron un pan en las manos y comenzaron a gritar «Milagro y Viva el padre Tarín» que se escabulló hacia su tren.
Cuando don Marcelo Spínola fundó El Correo de Andalucía el padre Tarín le entregó 7.000 pesetas que había recolectado en sus misiones. El cardenal santo dijo del misionero: «A Francisco Tarín no lo canonizarán los padres de la compañía. lo canonizarán los pueblos». También colaboró el jesuita estrechamente con Dolores Sopeña, fundadora de Oscus, obra social que iniciaron en los barrios obreros las Damas Catequistas.Del Padre Tarín se conservan 2.296 cartas dirigidas a familiares, obispos sacerdotes,religiosas y seglares. De auténtica dirección espiritual son las dirigidas a Dolores Sopeña y a la Madre Magdalena, religiosa esclava
En 1909 se derrumbó físicamente y en su último año de vida conoció el fracaso de sus misiones. Se estaba purificando para su encuentro con el Padre. El 21 de noviembre de 1910 llegó de San Fernando casi arrastrándose. Ya no salió nunca más. Preparándose para bien morir llamó a su amigo Joaquín Morales «el de los tísicos» con quien asistió a tantos moribundos. Morales lo apuntó en su libro como el moribundo 1.325. El 12 de diciembre día de la Virgen de Guadalupe, una advocación muy querida por él, falleció el padre Tarín. que había dicho horas antes «qué buen día para morir». Precisamente con motivo del centenario se ha reeditado el libro «Últimos días de un apóstol» donde José Sebastián y Bandarán narra los datos sobre la enfermedad y muerte del Padre Tarín. El día 13 sus restos se trasladaron al cementerio pero se logró enterrarlo el día 14 en la Iglesia del Sagrado Corazón en la capilla de las Ánimas. Allí siempre hay flores y plegarias de los numerosos devotos.

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