Impresionante texto.
Como el sr Martin Ant no suele dar introducciones ni comentarios a los textos que envía, me permito comentar algo sobre el artículo y la famosa polémica sobre el cardenal Mindszenty.
Esa "entrañable amistad con la judería" se refiere al escándalo que causaba en la época la constitución de la "Amistad Judeo- cristiana" en 1961, (o sea, el judío Max Mazin, el futuro obispo García Lahiguera y una tal "sor Esperanza de Sión" y los invitados políticos de turno) con los nuevos aires pro-judíos de Juan XXIII. (Ya se había entrevistado con él el judío Jules Isaac y ya estaba nombrado para el Vaticano II el cardenal Bea para introducir el judaísmo en la Iglesia y haber dialogado en un hotel con la sinagoga neoyorquina etc.)Para los católicos que ciegamente contraen entrañable amistad con la judería
Aun no había libertad religiosa en España y eso que oficialmente estábamos aun en la época Tridentina y preconciliar.
El artículo en cuestión es de 1964 pero las torturas a Mindszenty debieron ser de su época anterior a refugiarse en la embajada de EEUU (anteriores a 1956). El caso parece traerse como contraejemplo de la 'Amistad Judeocristiana' a la que me refiero.
Por lo que respecta a Mindszenty (años después de lo que narra el artículo) su situación había variado: la apertura y el diálogo con el comunismo de Juan XXIII había dado la vuelta a la tortilla a la política vaticana en los países comunistas y así los antiguos héroes bajo Pío XII (como el propio Mindszenty que, resistiendo el comunismo, estaba refugiado en la embajada norteamericana en Budapest) pasaron a ser políticamente incómodos al Vaticano.
Así en 1963, volvió a ser noticia y escándalo el caso Mindzenty: una delegación vaticana (cardenal Koenig) viajó a Budapest para forzarle a abandonar la embajada de EEUU ¡¡a instancias del gobierno comunista húngaro y así mejorar el diálogo de Juan XXIII con el marxismo!!; cosa a la que él se negó rotundamente. Otra nueva embajada con Casaroli al frente, también fue fallida.
El escándalo del asunto no radicaba, como anteriormente en el comunismo húngaro, sino en el nuevo giro vaticano que se unía a los comunistas frente al honor católico de su cardenal, que se negaba a abandonar Hungría indignamente y sin culpa.
(Otro caso escandaloso, en sentido contrario y de la misma época, fue el del obispo ucraniano mons. Slipyj que la URSS sacó del Gulag intempestivamente y envió al Vaticano , dejándoles a todos-incluido Juan XXIII-en fuera de juego y con cara de tonto, sin saber qué decir a la opinión pública católica más que "ellos no sabían nada del asunto y que era cosa de Moscú". O sea: que por Roma hubiera podido haber seguido pudriéndose en Siberia).
Finalmente, en 1971, tanta fue la presión (y se supone que, conociendo ya la irremediable descomposición del catolicismo, su acto más que de heroico iba tomando trazas de ridículo), que abandonó Mindszenty al fin la embajada y se exilió en Viena.
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