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Tema: Blas de Lezo

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  1. #1
    Avatar de vascongado
    vascongado está desconectado Primus Hispaniae
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    Blas de Lezo


    El Almirante Patapalo D. Blas de Lezo, General de la Armada

    Nació en Pasajes (Guipúzcoa). En 1701 ingresó como guardiamarina y en 1704, ya iniciada la Guerra de Sucesión española, entró en combate como tripulante de la escuadra francesa que se enfrentó a las fuerzas combinadas de Inglaterra y Holanda en batalla librada frente a Vélez Málaga y en la que perdió la pierna izquierda por una bala de cañon, mostrando en el terrible trance tal sangre fría que admiró al mismo Almirante. Su intrepidez y serenidad en el combate fue premiado con el ascenso a alférez de navío y luego a teniente de navío. Participó en la defensa del castillo de Santa Catalina en Tolón donde perdió el ojo izquierdo. Ostentó el mando de diversos convoyes que socorrían a Felipe V en Barcelona burlando la vigilancia inglesa.

    En uno de ellos fue rodeado por fuerzas superiores, y apurado supo salir incendiando alguno de los buques que le seguían, lo que rompío el círculo que le rodeaba.

    En 1713 fue ascendido a Capitán de navío,
    y un año más tarde fue destinado al segundo sitio de Barcelona donde perdió el brazo derecho. En esa época, y al mando de una fragata, hizo once presas a los británicos, entre ellas la del emblemático Stanhope, buque bien armado y pertrechado.Terminada la Guerra de Sucesión se le confió en 1723 el buque insignia Lanfranco y el mando de la Escuadra de los Mares del Sur,. limpiando de piratas las costas del Pacífico y capturando doce naviós holandeses e ingleses.


    Contrajo matrimonio en el Perú en 1725 y en 1730 regresó a España siendo ascendido
    a Jefe de la Escuadra Naval del Mediterraneo. Se trasladó a la Republica de Genova para exigir el pago de los 2.000.000 de pesos pertenecientes a España retenidos en el Banco de San Jorge, y que en desagravio se hiciera un saludo excepcional a la bandera española sopena de bombardear la ciudad. Ante la enérgica actitud el Senado genovés cedió de inmediato.


    .En 1732 y a bordo del Santiago hizo una expedición a Orán comandando 54 buques y 30.000 hombres. Orán fue rendida pero Bay Hassan reunió de nuevo tropas y sitió la ciudad poniéndola en grave aprieto. Lezo acudio en socorro con seis navios y 5.000 hombres logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. Persiguió su nave capitana de 60 cañones que se refugio en la bahia de Mostagán defendida por dos castillos y 4.000 moros. Ello no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes incendiándola y causando además gran daño a los castillos. Patrulló luego durante meses aquellos mares impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Constantinopla hasta que una epidemia le forzó a regresar a Cadiz.

    En 1734 el Rey premió sus servicios promoviéndolo a General de la Armada. En 1737 regresó a América con los navios Fuerte y Conquistador y fue nombrado Comandante General de Cartagena de Indias, plaza que defendió de los embates del almirante inglés Sir Edward Vernon, página gloriosa de las armas españolas.

    La Invencible inglesa contra Cartagena de Indias (1741)

    La derrota de la Armada Inglesa en Cartagena de Indias en el siglo XVIII es un acontecimiento silenciado en la historia inglesa y desconcocido para la gran mayoría de españoles. La Historia está hecha de muchas mentiras, silencios y exageraciones y ésta página gloriosa de la época colonial está injustamente olvidada por el saber popular español y merece la pena contribuir a su difusión.

    En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la guerra de la oreja de Jenkins y planea tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias (Colombia), dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navio Septrentión y dos buques menores acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América.

    Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la conflagración fue un incidente cerca de la costa de Florida cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente mensaje:

    "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve".

    Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dió lugar a que el Gobierno inglés, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por los comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.

    El 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena, la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica. En la expedición vienen 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George.

    Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el Africa, el Dragón y el Conquistador.

    Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir: el Virrey Sebastián de Eslava, Teniente General de los Reales Ejercitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el celebre General de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona.
    Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres,








    y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas.

    Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate inglés.

    Años antes Vernon ya había merodeado dos veces Cartagena, y trazando círculos de buitre se había presentado frente a la bahía, pero Lezo lo había puesto en fuga con maestría de consumado marino. En la primera ocasión cerró el puerto con cadenas y situó sus buques en Bocachica para que los ingleses no pudieran entrar sin batirse con ellos e instaló en tierra un grueso cañón de 18 libras de su nave capitana lo que sorprendió al enemigo al contestar con artillería por un lado de la ciudad que consideraban desguarnecido. En la segunda dispuso sus naves de manera que con su fuego se encerrará a los navios ingleses dentro del campo de tiro largo y corto, los cuales de nuevo sorprendidos abandonaron la zona.

    Ahora Vernon, envalentonado tras una acción de rapiña en la mal defendida ciudad de Portobelo (Pánama), vuelve con efectivos considerables y escribe a Lezo cartas desafiantes. Éste, como buen vasco, es tozudo y quisquilloso en cuestiones de honor:

    ''Hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera Usted insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía..."

    Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y procuran ponerse a salvo. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora". El castillo está defendido por 500 hombres al mando de Coronel Des Naux. Por su parte Lezo coloca cuatro de sus navíos, el Galicia, el San Felipe, el San Carlos y el Africa del lado interior de la bahía y en las proximidades del Castillo para apoyarlo con sus cañones. Aunque la defensa de Bocachica fue heroica con Lezo y Des Naux peleando en primera fila los defensores han de evacuarlo ante la abrumadora superioridad enemiga. Lezo hace barrenar e incendiar sus buques para obstruir el canal navegable de Bocachica, cosa que consigue parcialmente ya que el Galicia no coge fuego a tiempo. Sin embargo, se ha logrado retrasar el avance inglés de forma considerable y ello favorecerá el desarrollo de epidemias entre los asaltantes.

    Los defensores optaron por replegarse totalmente a la Fortaleza de San Felipe de Barajas, motivo por el cual ni siquiera intentaron la resistencia en el Castillo de Bocagrande. Y muy contra la voluntad de Lezo, que trató de evitarlo hasta el fin pero se vió obligado por disciplina, se hundieron los dos únicos navíos que quedaban, el Dragón y el Conquistador, con el ilusorio objeto de impedir la navegación por el canal de Bocagrande. Pero al igual que en Bocachica, el sacrificio resultó en vano pues los ingleses remolcaron el casco de uno de ellos para restablecer el paso y desembarcaron en las islas de Manga y Gracia dejando a un lado el Fuerte de Manzanillo. Hecho lo cual, un regimiento de colonos norteamericanos al mando de Lawrence Washington tomaron la colina de la Popa próxima ya a San Felipe de Barajas y que había sido abandonada por los españoles.


    Vernon entró entonces triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas y el estandarte de General en Jefe escoltado por dos fragatas y un paquebote, y dando la batalla por ganada despachó un correo a Jamaica e Inglaterra con tan fausta noticia. Tras ello ordena el desembarco masivo de artilleria y cañonear el Castillo de San Felipe desde mar y tierra con el fin de ablandar la resistencia final.
    La defensa está formada por sólo 600 hombres bajo el mando de Lezo y Des Naux. Éste ya había resistido en Bocachica e iba a batirse de nuevo contra el empuje inglés hacia la fortaleza de San Felipe.


    La defensa fue numantina y la batalla violenta. Al fin Vernon resuelve que la infantería tomará fácilmente la fortaleza pues se encuentra con daños considerables. La noche del 19 al 20 de abril se dan los hechos decisivos, los atacantes al mando del General Woork avanzan entre sombras en tres columnas de granaderos y varías compañías de soldados, además de los esclavos macheteros jamaicanos que van en vanguardía. Su progresión es lenta por el pesado equipo de guerra que transportan y por el fuego de fusilería desde las trincheras y lo alto de la fortaleza. El avance se frena ante las murallas ya que por imprevisión la longitud de las escalas para salvar el foso resultan cortas y los atacantes quedan aturdidos al no disponer de fajinas y materiales para facilitar la aproximación al fuerte. Los defensores arrecian en su fuego nutrido y certero desde lo alto, lo que origina una mortalidad espantosa.

    Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles que cargan a bayoneta calada provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.

    El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada.
    Vernon, altivo y malgeniado, recrimina al parsimonioso General Wentworth, Jefe Supremo de las tropas de desembarco, por el ignominioso fracaso y las desavenencias llegan a un punto insostenible. Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital.




    Mientras en Inglaterra se supone como cierta la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. Aún se desconoce el infausto final y se acuñan medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado.
    En el reverso había seis navios y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis navíos, Noviembre de 1739.






    Éstas medallas, de las que se conservan algunas todavía, fueron motivo de burla durante mucho tiempo por parte de los enemigos de Inglaterra, "debiendo ser en sus autores tanta mayor la vergüenza cuanto fue mayor su ligereza y arrogancia".

    Semanas después Lezo malherido y extenuado por la batalla se hunde en las tinieblas del olvido. Sus últimos momentos se enmarcan dentro de la ingratitud y la amnesia de un camastro en algún hospital de Cartagena. Su cuerpo cercenado se deposita sin honores y se ignora donde esta enterrado.
    Vernon, sabedor de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena en 1742 con 56 navios, pero sus espías le informaron de la reparación de las defensas y de la presencia del Virrey Eslava en la ciudad por lo que no se decidió a atacar y partió a enfrentarse al juicio de la historia.


    Murió en 1757 repudiado y olvidado por su pueblo, y el rey Jorge II prohibió toda publicación sobre el asalto a Cartagena que quedó así sepultado en la historia. Inglaterra no volvió a amenazar seriamente al Imperio español que subsistió un siglo más. España, en cambio, contribuyó añós más tarde al desmoronamiento de las colonias inglesas en Ámerica, hecho que también ha tratado de silenciarse: España en la Guerra de Independencia y Bernardo de Gálvez (1746-1786).





    Cartagena de Indias en Marzo de 1741. Disposición de la flota inglesa de Vernon

    Poco después de ello los ingleses promoverían la figura de Nelson para elevar la moral y el patriotismo ante la amenaza napoleónica.El asalto a Cartagena de Indias pasó así a ser un anecdótico episodio de mala suerte debido a enfermedades tropicales mal conocidas. El propio Nelson fue en cierto modo víctima de esta conspiración de silencio. Poco después de afirmar que los Dons sabían hacer barcos pero no pelear tuvo que retirarse humillado y sin su brazo derecho tras el intento de captura de Tenerife (Julio de 1797), cosa que también daba por hecha, y entregar su vida en Trafalgar ante los Dons que pelearon de forma valiente bajo un inepto mando francés.

    Y los españoles, por contra de los ingleses, somos tan miserables que nos avergonzamos de nuestras hazañas y hurtamos al saber popular figuras como la de Blas de Lezo y Olavarrieta, marino español y vasco de Pasajes (Guipuzcoa). Su legendaria vida, y anónima muerte, contribuyó a cambiar la historia en América y no desmerece frente al mejor guión de aventuras de Hollywood.

    Todo lo que se pueda hacer por difundir esta figura silenciada por unos y olvidada por otros parece insuficiente. Su lugar en la historia ha de estar junto a los grandes nombres de la época colonial. Por mi parte sólo espero que mediante esta página contribuya, aunque fuera de forma modesta, a lograr ese objetivo.
    Alejandro Farnesio y Pious dieron el Víctor.

  2. #2
    Veleta No Registrado

    Re: Blas de Lezo

    Bueno, parece que España no se desmoronó tanto durante el reinado de Felipe V (incluso se recuperó algo) y que Blas de Lezo defendió en Barcelona la causa del rey legítimo frente a las potencias aliadas y a los traidores hispanos.
    Personajes como Blas de Lezo o Bernardo de Gálvez son prácticamente desconocidos por la mayoría de españoles, siendo en verdad auténticos héroes que tomaron parte en un eficaz sostenimiento de los territorios españoles de ultramar frente a las presiones inglesas. La política de los Borbones durante el siglo XVIII sin duda tuvo aspectos positivos.
    Lástima que hace unos días, buques de la Armada española participasen en la conmemoración de la victoria británica en Trafalgar.

  3. #3
    Avatar de vascongado
    vascongado está desconectado Primus Hispaniae
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    Re: Blas de Lezo

    Saludos:

    En efecto. Es lamentable que grandes patriotas como Blas de Lezo y el que tú mismo mencionas, esten en el más absoluto de los anonimatos históricos.

    Por ejemplo, en San Sebastián ni en su propio pueblo (Pasaia) no hay ni una calle o plaza dedicada a Blas de Lezo... ¿así se honra a los gloriosos antepasados? En fin...

    Por lo menos, y como mínimo consuelo, podemos ver la efigie de Blas de Lezo junto a la de otros grandes prohombres gipuzkoanos como Elcano, Churruca, Legazpi, Urdante, Oquendo, etc... en la fachada principal del edificio de la Diputación Foral...

  4. #4
    Cole está desconectado Miembro graduado
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    Re: Blas de Lezo

    ¡Caramba!: no son estas las cosas que me enseñaron en el colegio.

    Tanto que promocionan los ingleses su supuesta victoria sobre la Armada (en la que, dicho sea de paso, sólo un barco español fue hundido en combate: los demás, por las tormentas) y mientras, los españoles (y yo el primero, para mi vergüenza) desconocemos algunos de los mejores y más honrosos episodios de nuestra historia. Así no hay forma de que se nos curen los complejos.

    No estaría mal que alguien erigiese, en homenaje a Blas de Lezo, una columna como la que Nelson tiene en Londres.

  5. #5
    burnet está desconectado Miembro novel
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    Re: Blas de Lezo

    Hace solo unos dias que descubri, (por casualidad) la figura de Blas de Lezo.

    No puedo creer que en el colegio haya tenido que estudiar la historia de Inglaterra y Francia y no me hayan hablado de este heroe espanol.
    Cuando los ingleses o americanos tienen algun personaje importante se llevan toda la vida recordandoles y le dedican todaclase de homenajes, encambio los espanoles olvidamos nuestros heroes. Realmente lamentable.

    Alguien sabe de algun libro sobre la vida de Blas de Lezo?

    Saludos

  6. #6
    Avatar de vascongado
    vascongado está desconectado Primus Hispaniae
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    Re: Blas de Lezo

    Cita Iniciado por burnet
    Alguien sabe de algun libro sobre la vida de Blas de Lezo?
    En este momento, no recuerdo ningún título. Déjame un par de días y te posteo algunos. De todos modos, ya te adelanto que no hay mucho publicado sobre Lezo.

    Agurrak!

  7. #7
    burnet está desconectado Miembro novel
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    Re: Blas de Lezo

    He podido encontrar este libro:

    "El dia que Espana derroto a Inglaterra", Autor; Pablo Victoria, editorial Altera, precio 23 Euros

    Si conoces algun otro, te ruego me dejes saber.

    Saludos

    Cita Iniciado por vascongado
    En este momento, no recuerdo ningún título. Déjame un par de días y te posteo algunos. De todos modos, ya te adelanto que no hay mucho publicado sobre Lezo.

    Agurrak!

  8. #8
    juandealbinas está desconectado Miembro graduado
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    Cool Re: Blas de Lezo

    Todos los españoles deberíamos estar orgullosos de éste gran héroe que es Blas de Lezo!!

  9. #9
    Avatar de Juan del Águila
    Juan del Águila está desconectado Jainko-Sorterri-Foruak-Errege
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    Re: Blas de Lezo

    Hace ya tiempo, harto de tanto trompeteo como hacen los británicos de sus victorias y la malísima memoria que tienen para las derrotas, comencé un pequeño proyecto: recopilar, a modo de breviario, todas las derrotas británicas o inglesas a manos españolas que pudiese hallar - que evidentemente nunca serían todas las acaecidas -.Después de recopilada gran cantidad de material, y de algo avanzado el trabajo, las obligaciones del día a día me obligaron a 'congelarlo'.Otra tarea que me impongo: terminarlo de una vez y traerlo a este foro.Ahora, ya aviso: el hombre propone y Dios dispone... .(Por cierto, que no estaría mal hacer lo propio respecto de franceses y holandeses, otros que son muy humildes ...)
    ______________________________________________________________________________________

    Lo demandó el honor y obedecieron,
    lo requiri
    ó
    el deber y lo acataron;
    con su sangre la empresa rubricaron
    con su esfuerzo la Patria redimieron.

    Fueron grandes y fuertes, porque fueron
    fieles al juramento que empe
    ñ
    aron.
    Por eso como valientes lucharon,
    por eso como m
    ártires murieron.

    Inmolarse por Dios fue su destino,
    salvar a Espa
    ña su pasió
    n eterna,
    servir al Rey su vocaci
    ón y sino.

    ¡No supieron querer a otra Bandera!
    ¡
    No supieron andar otro camino!
    ¡No supieron morir de otra manera!


    Martín Garrido Hernando (Poeta Carlista Burgalés), voluntario del Tercio de Requetés de Burgos-Sangüesa

  10. #10
    Avatar de Donoso
    Donoso está desconectado Technica Impendi Nationi
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    Re: Blas de Lezo

    Esa recopilación sería algo excelente. Una vez hecho luego podemos ampliar la información y hacer una web alojada en Hispanismo con la información. Anímate a acabarlo que es un buen proyecto.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  11. #11
    Avatar de VonFeuer
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    Re: Blas de Lezo

    Bueno haber si hacemos que se conozca este héroe, la verdad los ingleses les encanta esconder sus derrotas, y los españoles bajan la cabeza por sus victorias, es hora de devolver el honor a nuestros valientes y hacer que se conozca la historia, por cierto tengo muchas ganas de leer tu trabajo

  12. #12
    Avatar de vascongado
    vascongado está desconectado Primus Hispaniae
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    Re: Blas de Lezo

    Cita Iniciado por Donoso
    Una vez hecho luego podemos ampliar la información y hacer una web alojada en Hispanismo con la información. Anímate a acabarlo que es un buen proyecto.
    Si hay que realizar una web para nuestro admirado Almirante, me ofrezco a colaborar en todo lo que haga falta.

  13. #13
    Avatar de Donoso
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    Re: Blas de Lezo

    Mira Juan del Águila, creo que podría interesarte regalarte este libro :

    http://www.balmeslibreria.com/?go=jN...h7gLYtPZMjNaI=
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  14. #14
    Avatar de Juan del Águila
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    Re: Blas de Lezo

    ¡Desde luego! Lo voy a a encargar pero ya mismo.¡Muchas gracias Donoso!

  15. #15
    Avatar de miguelq
    miguelq está desconectado Miembro graduado
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    Re: Blas de Lezo

    Cita Iniciado por burnet Ver mensaje
    Alguien sabe de algun libro sobre la vida de Blas de Lezo?

    Saludos
    El libro con el que hace poco, descubrí a Blas de Lezo:





    Lo compré en:

    http://www.criteriaclub.com/vasco-qu...rodriguez.html

  16. #16
    Avatar de txapius
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    Respuesta: Re: Blas de Lezo

    Cita Iniciado por Veleta Ver mensaje
    Lástima que hace unos días, buques de la Armada española participasen en la conmemoración de la victoria británica en Trafalgar.
    ¿Lastima? ¿O sutilezas diplomáticas?
    Lección de Historia: Blas de Lezo

    En el 2005 los ingleses celebraron por todo lo alto el 200 aniversario de la victoria sobre la flota franco-española en Trafalgar, invitaron a las armadas de todo el mundo.




    ¿Por qué fue a Portsmouth la fragata Blas de Lezo?


    España envió a su portaaviones y a la fragata Blas de Lezo a Portsmouth para la conmemoración de dicho evento. ¿La fragata que mandamos fue elegida al azar? ¡No!, mas bien fue una bofetada elegante de recordatorio directamente al corazón del honor ingles.
    Lección de Historia: Blas de Lezo - COPE

  17. #17
    Avatar de txapius
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    Respuesta: Blas de Lezo

    EL TENIENTE GENERAL DE LA ARMADA DON BLAS DE LEZO Y OLAVARRIETA
    (Olvido y muerte de un héroe)
    2008] 39
    José Luis TORRES FERNÁNDEZ (Almirante)

    Josefa: diles a nuestros hijos que yo, como buen vasco, defendí siempre
    a España y a su Imperio. (Blas de Lezo y Olavarrieta).


    Después que el teniente general de la Armada Blas de Lezo le comunica al teniente general del Ejército Sebastián de Eslava, virrey de Nueva Granada, el final del asedio inglés de Cartagena de Indias, llevado a cabo por el almirante Vernon al mando de una impresionante fuerza naval, y le dice la escueta frase de: «Señor: Nos hemos librado de aquel inconveniente», comienza para Blas de Lezo un periodo de tiempo relativamente corto de tres meses y veintinueve días, en los que como consecuencia de mentiras calumniosas sufre un abandono ignominioso, con una carencia absoluta de recursos por no recibir sus sueldos y un total olvido en su enfermedad, que desembocaría en la muerte, asistido sólo por su abnegada esposa y un reducido grupo de leales.
    A los pocos días de la victoria se celebra en la catedral de Cartagena de
    Indias un solemne Te Deum, oficiado por el señor obispo, al que acude Blas
    de Lezo, que es recibido con grandes muestras de entusiasmo por parte de los cartageneros y que contrastó con la frialdad con la que los mismos cartageneros habían recibido al virrey Sebastián de Eslava. Esta fue la última aparición en público de Blas de Lezo, ya que se retiró a su casa, en donde asumió su complicada situación, a la que plantó cara en la medida de sus posibilidades, que no eran muchas.

    El 20 de mayo fue el final feliz para España del intento de conquista
    de Cartagena de Indias por parte de Inglaterra. Pues bien, con fecha 1 de
    junio de 1741, es decir once días después de la victoria, Sebastián de
    Eslava elevaba al rey de España un documento en el que solicitaba la
    real decisión para que fuera castigado Blas de Lezo por los delitos de
    «insubordinación e incompetencia», que había puesto en evidencia el
    general Lezo en los acontecimientos bélicos desarrollados en la campaña
    llevada a cabo contra los ingleses en los meses de marzo, abril y mayo de
    aquel año de 1741.
    Por tratarse de Blas de Lezo, y a la vista de una brillantísima carrera
    de armas, curtido en numerosos combates, con signos evidentes de su
    entrega, no es necesario argumentar la falta del más mínimo rigor que sostenga tales acusaciones. Con referencia a la primera de las imputaciones, la insubordinación, es suficiente acudir al Diario de Operaciones de Lezo y ver la elegante deferencia y respeto cuando cita a Sebastián de Eslava, al que da continua y cumplida cuenta de las acciones que se realizan, así como le facilita en su totalidad la información que Lezo tiene y que obtiene por sus propios agentes. Lo que también figura en el citado Diario son los reparos que Lezo hace a las disposiciones de Eslava, así como las numerosas propuestas que le hace para mejorar la situación, por veces muy delicada y comprometida para los españoles, y que nunca fueron tomadas en consideración y siempre rechazadas por acción u omisión.
    En cuanto a la incompetencia, ahí está la victoria obtenida unos días antes
    del envío del documento que se comenta, y también está toda una vida dedicada a defender a España en la mar y en tierra, todo ello certificado con las huellas indelebles en su propia figura. Como muestra contamos con un hermoso cuadro de pintura que existe en nuestro Museo Naval, en el que se ve el navío de Lezo haciéndole la T a un desarbolado Stanhope inglés.
    Pero la pretendida descalificación de Lezo no se limitó a los conceptos
    anteriores, sino que se dice que el general padece un cierto desequilibrio
    mental como consecuencia de su obsesión literaria, que se manifiesta por una desmesurada inclinación a la escritura. La razón de esta falsa imputación es sencilla: Eslava conocía la existencia del Diario de Lezo y lógicamente intuía que podían perjudicarle algunos de sus contenidos, por lo que ante la posible eventualidad de que llegase al rey se trataba de que S. M. supiese que era fruto de un desequilibrio. El Diario se mandó a la Corte, pero no hay constancia de que el propio rey lo hubiese leído.
    Con el fin de desprestigiar a Blas de Lezo, el 21 de mayo 1741, es decir al
    día siguiente de la victoria, Sebastián de Eslava encomienda al coronel
    Desnaux, amigo personal del virrey, que redacte un Diario de Operaciones
    cuyos fines son los ya conocidos. Este documento se consideraba como el
    diario oficial del Mando de las fuerzas españolas, por lo que se expresa en
    tercera persona, y se da la circunstancia que hace muy pocas alusiones a los hechos militares de la contienda, pero sí continuas citas de Lezo, todas ellas en sentido negativo y señalando su incoherencia mental. Se redacta un tercer Diario, como si fuese el propio virrey su autor, si bien él encargó su redacción a Pedro de Mur, ayudante de Eslava. Este documento sigue, en líneas generales, el criterio observado en el Diario anterior, con algunos detalles significativos, como es la cita en la que se dice que una noticia que se da fue comunicada por Sebastián de Eslava, cuando «en teoría» se hace figurar a éste como único autor del documento. En dicho documento se asignan a Eslava los éxitos de Lezo, e incluso no se hace la menor alusión al principal desembarco de los ingleses en la playa de Chamba; tampoco al importante desembarco masivo de artillería por parte de los ingleses, ni el éxito que alcanzó el alférez de navío Loayzaga con su fuego, que forzó la importante retirada de los ingleses, acción decidida y ordenada por Lezo, al que se olvida en el diario.
    Estos dos Diarios fueron enviados al rey Felipe V y llevados en mano por el
    ayudante del virrey. El ayudante De Mur llevaba la encomienda de visitar al ministro del rey, marqués de Villarias, para hacerle saber los criterios del virrey.
    Lezo estaba convencido que se trataba de destruir su prestigio, anular sus
    heroicos antecedentes y llevarlo a la miseria moral y humana. A todo lo anterior se unía que su estado físico no era saludable y sus fuerzas comenzaban a menguar.
    Básicamente eran dos las preocupaciones de Lezo en el contencioso que le
    había planteado Sebastián de Eslava frente al propio rey: primera, su honorabilidad y crédito en la Armada, y segunda, su esposa e hijos, cuyo porvenir tanto le preocupaba. Tenía suficientes motivos para ello, y los hechos confirmaron los temores que le abrumaban; todo ello en un clima de precaria salud.
    El general Lezo debía de tener algún informador que le advertía de los
    pasos que Eslava daba en su propósito de que nuestro héroe fuese castigado.
    Según los informes que le llegaban, en ningún momento Eslava precisaba o
    detallaba lo que Lezo había hecho mal, limitándose a indicar su «insubordinación» e «incompetencia». Blas de Lezo se pone en contacto con sus amistades en la corte, a las que envía su Diario, advirtiéndoles de lo que Eslava estaba realizando. Igualmente remite su Diario al ministro del rey, el marqués de Villaria, con una carta en la que le dice:
    «He sabido, por una copia que he podido hacer llegar a mis manos, que
    D. Sebastián de Eslava ha forzado a nombre de D. Carlos Desnaux disculpar
    sus omisiones o para vestirse de mis triunfos...»
    Como se deduce del texto anterior, Blas de Lezo partía de una exacta y
    puntual información y estaba, igualmente, al tanto de los manejos de don
    Sebastián. Con objeto de cubrir todos los flancos posibles, envía al rey su
    Diario con la siguiente carta:
    «Señor: Por el diario que acompaño reconocerá V. M. la defensa que se
    hizo en el asedio que padeció esta Plaza y sus castillos contra la superior fuerza de los ingleses, que la atacaron y que en conformidad con las reales órdenes de V. M. he contribuido con las fuerzas a mi cargo a la mayor custodia de este antemural. 31 de mayo de 1741.»
    La redacción de este texto, al ser dirigida la carta a S. M., es la correcta,
    diferente a los términos utilizados para dirigirse al ministro. Como se verá,
    lamentablemente primó lo enviado por Sebastián de Eslava.
    Vivía Blas de Lezo en una casa unifamiliar en régimen de alquiler. La
    vivienda era propiedad del marqués de Valdehoyos y, debido a que Lezo llevaba meses sin recibir su paga, la deuda del cobro del alquiler era de los mismos meses que estaba Lezo sin cobrar. A su casa acudían, con cierta asiduidad, vecinos y amigos fieles a saludar al matrimonio Lezo, y aun en su precaria situación su mujer hacía los honores a las visitas, por supuesto modestísimamente.
    Cada día que pasaba se ponía en evidencia el abandono por parte del
    virrey y su entorno, lo que angustiaba a Blas de Lezo al considerar que su
    salud iba en sensible deterioro y ver la difícil situación que se presentaba para su familia.
    En la carta que había dirigido al marqués de Villarias, ministro del rey,
    aparte de lo ya señalado, le daba cuenta de la indefensión en la que se encontraba Cartagena y el abandono de las autoridades para remediar tan deplorable y peligroso estado de las defensas de la plaza, muchas de ellas destruidas.
    Igualmente le indicaba su situación militar, ya que por disposición de Sebastián de Eslava se le había desposeído de su cargo y de los efectivos que como comandante del apostadero tenía. Así le rogaba al ministro que interesase del rey la real orden de su traslado a Europa. También le informaba de que no percibía sus sueldos.
    Como consecuencia de las privaciones sufridas en la ciudad de Cartagena
    y su comarca durante el asedio y guerra a la que fue sometida la ciudad por los ingleses, brotaron con virulencia enfermedades contagiosas que se cobraron numerosas víctimas. Blas de Lezo sufría en el alma y en el cuerpo. En la primera, como lógica consecuencia de la situación a la que había sido llevado por la franca e injusta actitud del virrey y sus partidarios, con el único objeto de borrar toda huella de Lezo en los hechos acaecidos en Cartagena. Ya se ha tratado lo que se hizo para llevar al ánimo del rey que condenase lo que, sin fundamento, se le adjudicaba a Blas de Lezo. Estos hechos le agobiaban y entristecían en grado sumo.
    Pero también su salud se había resentido muy gravemente, en lo que sin
    duda habían influido sus mutilaciones y demás heridas, junto a su constante permanencia a bordo de los buques de la Armada, en los que las condiciones de habitabilidad y alimentación tenían importantes deficiencias. Todo ello le estaba pasando factura, pero de cualquier modo las del alma eran las más lacerantes.
    Para completar el cuadro de este periodo final, que no puede ser más
    lúgubre, se unía la extrema y negativa situación crematística por no recibir sus ordenancistas pagas. Aún, por si fuese poco todo lo anterior, hay que destacar el ignominioso olvido por parte del virrey y de la casi totalidad de sus compañeros de armas.
    Así se llega al 15 de agosto de 1741, cuando Blas de Lezo contrae la peste.
    El cuadro clínico era terminal. Y es en estos momentos cuando la figura de
    doña Josefa adquiere caracteres heroicos. Aquella dama, afincada en Lima que se enamora del «medio hombre», profesó a lo largo de su vida matrimonial, nada fácil, una dedicación y admiración a su esposo dignas de ser elogiadas junto a otras virtudes como madre y esposa.
    En la segunda quincena de agosto se recibieron en Cartagena las felicitaciones, parabienes, recompensas y ascensos que la plaza de Cartagena celebró con entusiasmo y patriotismo a pesar de la precaria situación material y sanitaria que sufría. Con las noticias de felicitación de España venía también la disposición real del nombramiento de Sebastián de Eslava como capitán general de los Reales Ejércitos, así como la distinción nobiliaria de marqués de la Real Defensa de Cartagena de Indias. Igualmente se ascendía a general de brigada al coronel del Arma de Ingenieros Carlos Desnaux, muy unido al virrey y declarado antagonista de Lezo. Se les concedían a ambos las más altas condecoraciones y las de tipo colectivo para las unidades. A Blas de Lezo no se le hacía la menor mención.
    Eran los subordinados fieles a Lezo los que le visitaban sencillamente para
    interesarse por su estado, debiéndose resaltar que abundaban los de empleos más bajos. También visitaban la casa de Blas de Lezo sus amistades y vecinos, entre ellos el señor obispo. Entre dichas visitas es de destacar la del comandante del Batallón de Marina Leopoldo de Alderete, cuya admiración y lealtad a Lezo eran proverbiales, y a quien éste confió sus últimos deseos. Así, le manifestó que ante los muros del Castillo de San Felipe se erigiese un monumento o una placa con la siguiente inscripción: «Ante estos muros fue humillada Inglaterra y sus colonias». Le instó a comunicárselo al virrey, deseo que Leopoldo de Alderete cumplió y fue testigo de la indiferencia de don Sebastián.
    La negativa evolución de la enfermedad de Lezo al comenzar el mes de
    septiembre fue notoria. Su estado febril le consumía y las molestias y dolores iban en aumento. En esta situación se lamentaba de las continuas ausencias de su hogar durante su dilatada carrera, y dice a su mujer: «Josefa: diles a mis hijos que los amo muchísimo y que lamento mis ausencias, pero fueron debidas a que me reclamaban otras obligaciones también importantes para con mi Patria».
    El 4 de septiembre el señor obispo, Diego Martínez, le administra los
    sacramentos de Confesión, Comunión y Unción de los enfermos. Así este
    heroico militar perteneciente a la Armada arreglaba su cuenta con Dios.
    En este estado terminal en el que se encontraba Blas de Lezo le obsesionaba la idea de la falta de contestación de las cartas enviadas a S. M. y al ministro marqués de Villarias. Igualmente se lamentaba que Patiño, que le tenía a Lezo en su justa estima, hubiese fallecido cinco años antes.
    Siguió Lezo dándole conocimiento a su mujer de sus sentimientos. Así, le
    da las gracias por todo lo que significaba ella en su vida, al tiempo que
    le decía que siempre se había conducido con honor y valentía, y lamentaba
    dejarle sin recursos, lo que le dolía en el alma. Le recordaba la cantidad de
    sueldos que le adeudaban, instándole que cuando llegasen arreglase las cuentas y se marchase a Europa a reunirse con sus hijos.
    Le dice a su esposa que solicite del señor obispo autorización para ser
    enterrado en la capilla de Vera Cruz, al lado del convento de los Franciscanos en las inmediaciones del castillo de San Felipe, con vistas al Arsenal y los navíos que han sido su vida. Igualmente le hace la petición de hacer llegar a sus hijos el siguiente mensaje, que sirve de introducción a este trabajo, y que reza así: «Josefa: diles a nuestros hijos que yo, como buen vasco, defendí siempre a España y a su Imperio».
    El día 6 de septiembre se recibe de España la triste noticia de que el rey
    había admitido y confirmado lo que Eslava le había enviado sobre Blas de
    Lezo, confirmando así su destitución como comandante del apostadero y
    ordenando su traslado a España para ser sometido a juicio por los delitos de insubordinación e incompetencia. Lo anterior lo leyó doña Josefa y es fácil suponer lo que sufrió a solas esta abnegada esposa, derramando mares de lágrimas. Decidió guardar con secreto esta horrible noticia, lo que supuso un ahondamiento en el sufrimiento que estaba pasando, y ocultarla a todos, principalmente a su esposo, el cual murió sin conocer la noticia.
    Amanecía el día 7 de septiembre y la situación era extrema. Todo se había
    complicado y así, en el momento en el que se cayó de su mano el crucifijo que le había acompañado siempre, y pronunciaba la jaculatoria de Santo Tomás «Señor mío y Dios mío», Blas de Lezo entregaba su alma al Señor, y doña Josefa le abrazaba totalmente derrotada en un mar de lágrimas.
    Dada la ya conocida situación precaria de la familia Lezo, los gastos funerarios fueron sufragados por sus buenas amistades. Los funerales fueron presididos por el obispo Diego Martínez, que ofició nueve misas por su eterno descanso, renunció a sus estipendios, procedió al pago de los alquileres atrasados y tomó bajo su protección a doña Josefa. En todo momento contó ésta con el inestimable apoyo del fiel caballero que era Leopoldo Alderete.
    El 21 de septiembre se recibió oficialmente la Real Orden de su destitución
    como comandante del apostadero, disponiendo el traslado de Lezo a España
    para ser sometido a juicio. De todo esto, y tal como se ha señalado anteriormente, Blas de Lezo nunca tuvo noticia gracias a la actitud heroica de su esposa.
    Las dos figuras enfrentadas en la guerra en Cartagena fueron Vernon y Blas de Lezo. Después de la victoria de éste, Vernon regresa a Inglaterra
    y nunca se le considera vencido; incluso, en cierto modo, se le acoge y trata como un vencedor. Vive hasta 1757 en que fallece a los setenta y tres años. Se le entierra con solemnidad, y el epitafio de su tumba se redacta en términos elogiosos por los servicios de armas prestados. El reverso de esta medalla es lo sucedido a Blas de Lezo: vencedor del combate, es víctima de las opiniones y juicios del virrey. Vive solamente tres meses y dieciséis días después de la victoria. Fallece a los cincuenta y dos años, tras padecer en alma y cuerpo; es enterrado de favor y no se coloca ninguna lápida en su tumba.
    Con sus adversarios encumbrados con ascensos y distinciones, Blas de
    Lezo enterrado, olvidado y su familia en apuros y estrecheces, en 1762 Sebastián de Eslava le ruega al rey que anule las reales órdenes condenatorias contra Lezo, que se le reponga en sus derechos y categorías, como felizmente se hizo, y S. M. le concede el título nobiliario de marqués de Ovieco, antigua aspiración reiteradamente manifestada por Blas de Lezo.
    No conozco los motivos que movieron a Sebastián de Eslava a dar ese
    paso que, aunque tardío, es bienvenido. El marquesado de Ovieco no determina con claridad el motivo de su otorgamiento, aunque parece ser un título que llevara la familia de su esposa doña Josefa. Por el contrario, el concedido a Sebastián de Eslava si está claro.
    Según la información de que dispongo, no se sabe que se hayan satisfecho
    los sufrimientos morales y corporales de Lezo y su entorno; pero sobre todo, las angustias y las lágrimas de doña Josefa.
    La Armada cuenta hoy con un buque de los más modernos y mejores del
    mundo, que lleva el nombre de este heroico marino en su popa, así como la
    dotación lo lleva en la cinta del lepanto. Esto es un motivo de orgullo para
    todos los que pertenecemos a la Armada.
    En esta idea de honrar a nuestros héroes que sirvieron a España en la
    Armada en paz y en guerra, sería precioso que los nombres de Blas de Lezo y de otros muchos hombres de mar figurasen grabados en bronce sobre mármol o granito en nuestro Panteón de Marinos Ilustres de San Carlos, y así les alcance su evocador epitafio:
    Omnes isti
    in generationibus
    gentis suae
    gloriam, adepti sunt
    et, in diebus suis
    babentur
    in laudibus.
    De la Revista General de Marina de Marzo de 2008

  18. #18
    Avatar de Hyeronimus
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    Respuesta: Blas de Lezo

    Hoy se cumplen exactamente 269 años de que los ingleses se retiraron derrotados en Cartagena de Indias. Rescato el hilo para que no lo olvidemos.

  19. #19
    Avatar de Mefistofeles
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    Respuesta: Blas de Lezo

    Disfruto como un niño cuando se rescatan post que no conocía.

    En cuanto al tema, el grupo "Pascual Vivas" ha conseguido un adelanto , con respecto a que le den el nombre de Blas de Lezo a un parque en Madrid (Distrito Barajas).

    Estado del proyecto del Parque "Blas de Lezo".
    Tras tocar algunas “teclas”, hemos sido recibidos por el concejal de distrito de Barajas, al que solicitamos oficialmente la concesión de un espacio verde con el nombre de Blas de Lezo, tal y como os explicamos durante la última cena anual. Se aportó un informe y las firmas recogidas.
    El concejal se tomó interés en el tema pero no nos aseguró nada, pues la petición será trasladada al pleno del Ayuntamiento de Madrid. Quedamos en que cualquier noticia nos la comunicaría de inmediato.
    Quién fue Blas de Lezo.
    Dossier presentado ante el Ayuntamiento de Madrid.
    Actos de nuestro grupo, en su memoria.
    Poco más se puede hacer. Ahora toca esperar.
    Os tendremos informados.
    TU REGERE IMPERIO FLUCTUS HISPANE MEMENTO

    El Rincón de Don Rodrigo

  20. #20
    Avatar de Ordóñez
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    Re: Blas de Lezo

    La Invencible inglesa en Cartagena de Indias (Marzo de 1741)

    El Almirante D. Blas de Lezo y Olavarrieta (1688-1741)

    Esta página está dedicada a un héroe olvidado


    El Almirante Patapalo D. Blas de Lezo, General de la Armada
    Nació en Pasajes (Guipúzcoa). En 1701 ingresó como guardiamarina y
    en 1704, ya iniciada la Guerra de Sucesión española, entró en combate como
    tripulante de la escuadra francesa que se enfrentó a las fuerzas combinadas
    de Inglaterra y Holanda en batalla librada frente a Vélez Málaga y en la que
    perdió la pierna izquierda por una bala de cañon, mostrando en el terrible trance tal sangre fría que admiró al mismo Almirante. Su intrepidez y serenidad en el combate fue premiado con el
    ascenso a alférez de navío y luego a teniente de navío. Participó en la
    defensa del castillo de Santa Catalina en Tolón donde perdió el ojo izquierdo. Ostentó el mando de diversos convoyes que socorrían a Felipe V en Barcelona burlando la
    vigilancia inglesa. En uno de ellos fue rodeado por fuerzas superiores, y apurado supo salir incendiando alguno de los buques que le seguían lo que rompío el círculo que le rodeaba.
    En 1713 fue ascendido a Capitán de navío,
    y un año más tarde fue destinado al segundo sitio de Barcelona donde perdió el brazo derecho. En esa época, y al mando de una fragata, hizo once presas a los británicos entre ellas la del emblemático Stanhope, buque bien armado y pertrechado.Terminada la Guerra de Sucesión se le confió en 1723 el buque insignia Lanfranco y el mando de la Escuadra de los Mares del Sur,. limpiando de piratas las costas del Pacífico y capturando doce naviós holandeses e ingleses.
    Contrajo matrimonio en el Perú en 1725 y en 1730 regresó a España siendo ascendido
    a Jefe de la Escuadra Naval del Mediterraneo. Se trasladó a la Republica de Genova para exigir el pago de los 2.000.000 de pesos pertenecientes a España retenidos en el Banco de San Jorge, y que en desagravio se hiciera un saludo excepcional a la bandera española sopena de bombardear la ciudad. Ante la enérgica actitud el Senado genovés cedió de inmediato.
    .En 1732 y a bordo del Santiago hizo una expedición a Orán comandando 54 buques y 30.000 hombres. Orán fue rendida pero Bay Hassan reunió de nuevo tropas y sitió la ciudad poniéndola en grave aprieto. Lezo acudio en socorro con seis navios y 5.000 hombres logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. Persiguió su nave capitana de 60 cañones que se refugio en la bahia de Mostagán defendida por dos castillos y 4.000 moros. Esto no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes incendiándola y causando además gran daño a los castillos. Patrulló luego durante meses aquellos mares impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Constantinopla hasta que una epidemia le forzó a regresar a Cadiz.
    En 1734 el Rey premió sus servicios promoviéndolo a General de la Armada. En 1737 regresó a América con los navios Fuerte y Conquistador y fue nombrado Comandante General de Cartagena de Indias, plaza que defendió de los embates del almirante inglés Sir Edward Vernon, página gloriosa de las armas españolas
    La Invencible inglesa contra Cartagena de Indias (1741)
    La derrota de la Armada Inglesa en Cartagena de Indias en el siglo XVIII es un acontecimiento silenciado en la historia inglesa y desconcocido para la gran mayoría de españoles. La Historia está hecha de muchas mentiras, silencios y exageraciones y ésta página gloriosa de la época colonial está injustamente olvidada por el saber popular español y merece la pena contribuir a su difusión.

    En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la guerra de la oreja de Jenkins y planea tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias (Colombia), dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navio Septrentión y dos buques menores acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América.

    Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la conflagración fue un incidente cerca de la costa de Florida cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dió lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.

    El 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena, la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica. En la expedición vienen 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George.
    Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el Africa, el Dragón y el Conquistador.
    Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir: el Virrey Sebastián de Eslava, Teniente General de los Reales Ejercitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el celebre General de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona. Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres, y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas. Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate inglés.
    Lezo frente al castillo de San Felipe, señalando al horizonte por donde apareció la flota de Vernon en 1741
    Años antes Vernon ya había merodeado dos veces Cartagena, y trazando círculos de buitre se había presentado frente a la bahía, pero Lezo lo había puesto en fuga con maestría de consumado marino. En la primera ocasión cerró el puerto con cadenas y situó sus buques en Bocachica para que los ingleses no pudieran entrar sin batirse con ellos e instaló en tierra un grueso cañón de 18 libras de su nave capitana lo que sorprendió al enemigo al contestar con artillería por un lado de la ciudad que consideraban desguarnecido. En la segunda dispuso sus naves de manera que con su fuego se encerrará a los navios ingleses dentro del campo de tiro largo y corto, los cuales de nuevo sorprendidos abandonaron la zona.

    Ahora Vernon, envalentonado tras una acción de rapiña en la mal defendida ciudad de Portobelo (Pánama), vuelve con efectivos considerables y escribe a Lezo cartas desafiantes. Éste, como buen vasco, es tozudo y quisquilloso en cuestiones de honor: 'Hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera Usted insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía..."

    Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y procuran ponerse a salvo. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora". El castillo está defendido por 500 hombres al mando de Coronel Des Naux. Por su parte Lezo coloca cuatro de sus navíos, el Galicia, el San Felipe, el San Carlos y el Africa del lado interior de la bahía y en las proximidades del Castillo para apoyarlo con sus cañones. Aunque la defensa de Bocachica fue heroica con Lezo y Des Naux peleando en primera fila los defensores han de evacuarlo ante la abrumadora superioridad enemiga. Lezo hace barrenar e incendiar sus buques para obstruir el canal navegable de Bocachica, cosa que consigue parcialmente ya que el Galicia no coge fuego a tiempo. Sin embargo, se ha logrado retrasar el avance inglés de forma considerable y ello favorecerá el desarrollo de epidemias entre los asaltantes.

    Los defensores optaron por replegarse totalmente a la Fortaleza de San Felipe de Barajas, motivo por el cual ni siquiera intentaron la resistencia en el Castillo de Bocagrande. Y muy contra la voluntad de Lezo, que trató de evitarlo hasta el fin pero se vió obligado por disciplina, se hundieron los dos únicos navíos que quedaban, el
    Dragón y el Conquistador, con el ilusorio objeto de impedir la navegación por el canal de Bocagrande. Pero al igual que en Bocachica, el sacrificio resultó en vano pues los ingleses remolcaron el casco de uno de ellos para restablecer el paso y desembarcaron en las islas de Manga y Gracia dejando a un lado el Fuerte de Manzanillo. Hecho lo cual, un regimiento de colonos norteamericanos al mando de Lawrence Washington tomaron la colina de la Popa próxima ya a San Felipe de Barajas y que había sido abandonada por los españoles.
    Vernon entró entonces triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas y el estandarte de General en Jefe escoltado por dos fragatas y un paquebote, y dando la batalla por ganada despachó un correo a Jamaica e Inglaterra con tan fausta noticia. Tras ello ordena el desembarco masivo de artilleria y cañonear el Castillo de San Felipe desde mar y tierra con el fin de ablandar la resistencia final.
    La defensa está formada por sólo 600 hombres bajo el mando de Lezo y Des Naux. Éste ya había resistido en Bocachica e iba a batirse de nuevo contra el empuje inglés hacia la fortaleza de San Felipe.

    La defensa fue numantina y la batalla violenta. Al fin Vernon resuelve que la infantería tomará fácilmente la fortaleza pues se encuentra con daños considerables. La noche del 19 al 20 de abril se dan los hechos decisivos, los atacantes al mando del General Woork avanzan entre sombras en tres columnas de granaderos y varías compañías de soldados, además de los esclavos macheteros jamaicanos que van en vanguardía. Su progresión es lenta por el pesado equipo de guerra que transportan y por el fuego de fusilería desde las trincheras y lo alto de la fortaleza. El avance se frena ante las murallas ya que por imprevisión la longitud de las escalas para salvar el foso resultan cortas y los atacantes quedan aturdidos al no disponer de fajinas y materiales para facilitar la aproximación al fuerte. Los defensores arrecian en su fuego nutrido y certero desde lo alto, lo que origina una mortalidad espantosa.
    Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles que cargan a bayoneta calada provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.
    El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada.
    Vernon, altivo y malgeniado, recrimina al parsimonioso General Wentworth, Jefe Supremo de las tropas de desembarco, por el ignominioso fracaso y las desavenencias llegan a un punto insostenible. Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que
    "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital.

    Mientras en Inglaterra se supone como cierta la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. Aún se desconoce el infausto final y se acuñan medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado. En el reverso había seis navios y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis naviós, Noviembre de 1939. Éstas medallas, de las que se conservan algunas todavía, fueron motivo de burla durante mucho tiempo por parte de los enemigos de Inglaterra, "debiendo ser en sus autores tanta mayor la vergüenza cuanto fue mayor su ligereza y arrogancia".

    Medalla inglesa con Lezo arrodillado ante Vernon, con la leyenda: "el orgullo español humillado por Vernon" (Grabado de Coverns, Amsterdam 1741)
    Semanas después Lezo malherido y extenuado por la batalla se hunde en las tinieblas del olvido. Sus últimos momentos se enmarcan dentro de la ingratitud y la amnesia de un camastro en algún hospital de Cartagena. Su cuerpo cercenado se deposita sin honores y se ignora donde esta enterrado.
    Vernon, sabedor de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena en 1742 con 56 navios, pero sus espías le informaron de la reparación de las defensas y de la presencia del Virrey Eslava en la ciudad por lo que no se decidió a atacar y partió a enfrentarse al juicio de la historia. Murió en 1757 repudiado y olvidado por su pueblo, y el rey Jorge II prohibió toda publicación sobre el asalto a Cartagena que quedó así sepultado en la historia. Inglaterra no volvió a amenazar seriamente al Imperio español que subsistió un siglo más. España, en cambio, contribuyó añós más tarde al desmoronamiento de las colonias inglesas en Ámerica, hecho que también ha tratado de silenciarse:
    España en la Guerra de Independencia y Bernardo de Gálvez (1746-1786) .Poco después de ello los ingleses promoverían la figura de Nelson para elevar la moral y el patriotismo ante la amenaza napoleónica.

    Cartagena de Indias en Marzo de 1741. Disposición de la flota inglesa de Vernon
    El asalto a Cartagena de Indias pasó así a ser un anecdótico episodio de mala suerte debido a enfermedades tropicales mal conocidas. El propio Nelson fue en cierto modo víctima de esta conspiración de silencio. Poco después de afirmar que los Dons sabían hacer barcos pero no pelear tuvo que retirarse humillado y sin su brazo derecho tras el intento de captura de Tenerife (Julio de 1797), cosa que también daba por hecha, y entregar su vida en Trafalgar ante los Dons que pelearon de forma valiente bajo un inepto mando francés.
    Y los españoles, por contra de los ingleses, somos tan miserables que nos avergonzamos de nuestras hazañas y hurtamos al saber popular figuras como la de Blas de Lezo y Olavarrieta, marino español y vasco de Pasajes (Guipuzcoa). Su legendaria vida, y anónima muerte, contribuyó a cambiar la historia en América y no desmerece frente al mejor guión de aventuras de Hollywood.
    Todo lo que se pueda hacer por difundir esta figura silenciadapor unos y olvidada por otros parece insuficiente. Su lugar en la historia ha de estar junto a los grandes nombres de la época colonial. Por mi parte sólo espero que mediante esta página contribuya, aunque fuera de forma modesta, a lograr ese objetivo.
    Cántabros en Cartagena de Indias (1741)
    D. Blas de Barreda y Campuzano. Nacido en Santillana, Capitán de fragata. Durante el sitio se condujo con notable arrojo y bizarria y tuvo el honor de ser comisionado por Lezo y Eslava para traer la noticia de la victoria a España. Tras anunciar la ventajosa noticia se le confió el Brillante que patrulló en el Mediterraneo y costas de Francia.
    D. Felipe Gonzalez Haedo. De Santoña. Embarcado en el navio Europa, estuvo a las órdenes de D. Blas de Lezo en los dos intentos de invasión de Cartagena por Vernon. Obtuvo el honor de que le confiriesen el mando del baluarte de San Pedro Mártir, y tuvo la fortuna de participar en el rechazo a los ingleses en el castillo de San Felipe de Barajas. Por su conducta resuelta se le ascendió a Alferez de navio el 23 de marzo de 1741.
    Marco A. Gandarillas (Junio de 2000)
    Si quieres saber más visita estas direcciones:
    Sugerencias: cc1036@cajacantabria.com



    http://usuarios.lycos.es/pay/lezo.htm

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