Si se está dando a entender que el reino de Castilla y León fue una especie de “confederación de reinos presididos por un Monarca”, tal cosa es absolutamente falsa.
Desde 1230, un mismo Monarca rigió a la vez los reinos de León y de Castilla unidos en la unidad de un solo Estado.
Los Monarcas medievales eran reyes de las tierras y de sus naturales, que estaban sometidos a su potestad. En tal sentido, los territorios integrados en el Estado medieval castellano-leonés conservaban su carácter de territorio diferenciado con el título de reino, como era el caso de Galicia en el Reino de León o el de la mayor parte de los Reinos musulmanes de Taifas conquistadas militarmente (p. ej. Reino moro de Toledo, o más tarde, los de Sevilla, Jaén, Murcia etc.).
Dichos nombres aludían a la autoridad real en la principal ciudad de cada territorio no a la personalidad política de tales “reinos”.
Prueba de ello es que el Monarca nombraba Merinos mayores o adelantados al frente de cada “Reino”, para su gobierno y administración, como si se tratara de simples provincias.
La unidad política, conllevó la existencia de unas solas Cortes para todo el Reino castellano-leonés, con participación de algunas villas o ciudades (pero no de los “reinos”) desde la segunda mitad del siglo XIV.
También en el siglo XIV se creó un único Consejo Real y una única Audiencia o Chancillería para todo el Reino.
Tras la unión de los Reinos de León y de Castilla en 1230 (“Corona de Castilla”), lo que se seguirá denominando específicamente como “Reino” de Castilla” (tal como sucederá en el “Reino” de León) viene a ser una mera circunscripción territorial (que viene a coincidir con la región de Castilla la Vieja, con cabeza en Burgos) al frente de la cual, desde Fernando III, los reyes pondrán al frente un Merino Mayor o un Adelantado mayor, cargo que a fines de la Edad Media suele recaer hereditariamente en ciertos linajes nobles.
* Fernando III el Santo llega a ser rey de Castilla y de León, lo que no supuso que hubiera ninguna fusión de pueblos, León siguió durante siglos con sus cortes propias, sus leyes, su moneda, su lengua etc.
No “durante siglos”; más bien un siglo o poco más.
Los respectivos “pueblos” se acabaron mezclando y fusionando con el paso de los siete siglos transcurridos (comercio, comunicaciones, Universidad, cortesanos, linajes nobiliarios, ...)
Las cortes leonesas desaparecieron desde mediados del siglo XIV; las leyes fueron comunes con Castilla desde el siglo XIV (salvo el carácter residual del Fuero Juzgo) y alguna peculiaridad foral en Castilla; de la “lengua” o dialecto leonés, no existen propiamente textos escritos ni literatura, y sólo se conservó en zonas rurales montañosas y atrasadas.
* El reino de Toledo lo conquista y forma parte de él en sus comienzos el reino de León. El reino de Toledo tenía como legua propia el mozárabe, que como nos recuerda Manuel Criado del Val, influyó decisivamente en la factura del castellano moderno, que tiene enormes diferencias con el castellano original del norte.
Falso. Eso no lo llega a decir ni Carretero, que escribe sólo (y por supuesto equivocadamente) que se aplicó en Toledo el "régimen feudal leonés".
El reino moro de Toledo no lo conquistó “el reino de León”, sino que lo conquistó Alfonso VI, que reunía los títulos de rey de León y de Castilla.
En el reino de Toledo siempre reinó el mismo monarca que en Castilla: de hecho Alfonso VII cuando repartió los reinos en el año 1155, a Sancho III le dejó Castilla (con Toledo incluido). Pero si a Toledo lo hubiera conquistado León, le habría sido devuelto entonces al reino de León ¿no?
Además Toledo incrementó su población con castellanos, con su respectivo fuero; y en la ciudad convivieron mozárabes, mudéjares, francos y castellanos; cada uno con su respectiva ley. No se conoce que llegaran “leoneses”.
Si la afirmación en cuestión está basada en el Fuero Juzgo, común a Toledo y a León, la razón de tenerlo Toledo no es debido a una “conquista leonesa” sino a que los mozárabes conservaban de 400 años antes la misma ley visigótica que el reino de León, y por eso el rey castellano les siguió concediendo el “Liber Iudiciorum” también vigente en León. De ahí el equívoco.
Por cierto Manuel Criado del Val, en ese libro que Vd nos recordaba ”Teoría de Castilla la Nueva” (lo tengo en mi biblioteca), escribe repetidamente que Toledo fue conquistado por Castilla y sólo hace referencia a castellanos, nunca a León ni a leoneses; consulte las páginas 80 a 96.
* El reino de Toledo, Andalucía y Murcia fueron reconquistados al estilo leonés. Incluso las iniciales y poco duraderas comunidades toledanas eran distintas en aspectos esenciales de las comunidades de villa y tierra castellanas.
Ya he dicho que en el caso de Toledo los mozárabes conservaban desde 400 años antes la misma ley visigótica que el reino de León, pero eso no fue “reconquistar al estilo leonés”, sino mantenerles su ley visigótica que les había regido durante siglos.
El caso de los “ex-reinos moros” de Andalucía consistió en que Fernando III concedió el Liber Iudiciorum (traducido al castellano como “Fuero Juzgo”) como ley local a los recién conquistados reinos moros de Sevilla y Córdoba dentro de su política de unificación del variopinto y caótico derecho de sus territorios (la, hasta entonces, concesión caprichosa de fueros distintos a poblaciones cercanas), que completó su hijo Alfonso X. Posteriormente Alfonso X el Sabio concedió el Fuero Juzgo como ley local al reino de Murcia.
Realmente no deja de ser irónico creer que un Alfonso X, que no pretendió otra cosa sino unificar el desquiciado ordenamiento juridico de sus territorios incluso elaborando otros textos nuevos, como el Espéculo o Las Partidas (y que lo intentó varias veces -no puedo detenerme a explicarlo-) tuviera ni el más mínimo interés en una antigualla (ya en su época) llamada Fuero Juzgo.
(Es interesante el tema, me gustaría tratarlo aparte)
En fin; Alfonso X no pudo llevar a cabo su plan, pero bajo el rey Alfonso XI a partir del Ordenamiento de Alcalá de Henares, del año 1348, acabará entrando el Fuero Juzgo, en cuanto fuero local, y supletorio de la legislación real, en fase de extinción.
* Una lengua castellana cada vez más modernizada –que algunos denominan español- desplazó al leonés en León y al genuino castellano de los orígenes en Castilla.
Ahora nos enteramos que Alfonso X el Sabio (las Partidas y sus otras innumerables obras), don Juan Manuel, el Arcipreste de Hita, el Marqués de Santillana, Juan de Mena, Enrique de Villena, Jorge Manrique etc. y otros literatos del siglo XIII al XV, escribieron en “español”, no en castellano genuino ¡¡y eso que aun no existían ni “España” ni la Monarquía Hispánica!!
* Zamora jamás perteneció al reino de Castilla, otra cosa es que perteneciera a la corona de Castilla. Si de una manera muy genérica, lata y desvaída se denomina castellano a lo perteneciente a la corona de Castilla , se podría decir que un zamorano es tan castellano, como un almeriense o un pontevedrés.
La ciudad de Zamora como villa bajo-medieval tuvo política propia, y decidió y participó en nombre propio, (al igual que las ciudades de León, de Salamanca, de Valladolid, de Palencia, Segovia, Burgos, Toledo, Sevilla, Toro y otras pocas más ciudades de todo el Reino) junto a nobleza y prelados en las Cortes de la Corona de Castilla que presidía el Monarca, (a donde no iban entonces ni almerienses ni pontevedreses, por supuesto).
Y eso vale más para algunos, y tiene mayor entidad, que haber pertenecido al Reino de León o haberse hablado allí leonés, en los tiempos de maricastaña.
Y es en ese sentido -y por hablar todos en lengua castellana, además- por lo que se puede decir que Zamora o los zamoranos se puede sentir castellanos (si así lo desean).
Por otra parte, se puede decir, sin temor a equivocarse, que todo zamorano (como casi todo español) lleva, (tras unas treintena más o menos de generaciones desde el siglo XIII) una mezcla confusa de antepasados zamoranos, leoneses, mozárabes, castellanos, gallegos y del resto de España, mezclados libremente entre sí durante siglos.
Independientemente de eso, los zamoranos (como todo español) son muy libres de sentirse zamoranos, castellanos, leoneses, castellanoleoneses, españoles, o lo que les venga en gana, y sin pedir permiso a nadie.
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