Para el resto de España: tenemos una buena y una mala noticia que daros

Asumidlo pronto y poneos las pilas.


Os creíais inmunes. Pensábais que no os podía afectar: estábais demasiado lejos, no veíais TV3, ni leíais ni escuchábais los medios del régimen, no os habían educado en la inmersión, quizás incluso os enseñaron en la escuela los ríos y los montes de España. Vosotros erais libres y las artimañas del nacionalismo catalán eran algo que sólo a los pobres catalanes afectaba.
Tenemos una mala noticia para vosotros: es mentira. El discurso nacionalista ha hecho también mella en vosotros.
Algunos habéis caído en el engaño de pensar que Cataluña es igual a nacionalismo, que los catalanes somos todos aburridos como Mas o fanáticos como Junqueras, y las catalanas somos mandonas como la Forcadell o taimadas como la Casals. Los nacionalistas os han hecho creer que los diputados catalanes en el Congreso son sólo los de CiU y ERC, que “el poble català” es mayoritariamente separatista, que a las performances del 11S acuden 2 millones de catalanes y que para ser auténticamente catalán hay que ser un volemvotar i creer que espanyansroba. Os habéis cansado de pensar, de preguntar y de luchar. Y ya, cansados y convencidos, predispuestos contra todo lo catalán, rechazáis todo lo de aquí y pensáis “que se vayan y nos dejen tranquilos“, mientras los nacionalistas se frotan las manos porque ya os tienen donde querían y porque sois suyos por completo y multiplicáis su siembra de rencor.
Otros habéis creído la ética del maltrato y la estética del victimismo que el nacionalismo pregona. La culpa del odio es vuestra: no habéis escuchado, no habéis entendido, no habéis empatizado. No habéis hablado, ni dialogado, ni mostrado ningún cariño. Pensáis que tenéis que esforzaros más porque “son gente normal con quien se puede hablar de todo, tienen razón en sentirse ahogados, hay que cambiar la Constitución para reconocer sus particularidades, hay que dejarles votar, no se puede siempre amenazar con la ley “. Y cargados de buena voluntad compráis su victimismo y os sentís culpables, mientras los nacionalistas se frotan las manos porque ya os tienen donde querían y porque sois suyos por completo y multiplicáis su siembra de irresponsabilidad y manipulación.
Bien, ya lo sabéis: también a vosotros os ha infectado el nacionalismo.
Pero tenemos también una buena noticia: esta vez no es culpa vuestra. Las deformaciones y simplificaciones nacionalistas viajan rápido. Los afanes de la vida hacen difícil apreciar el matiz. Y no, el nacionalismo no quiere diálogo. Ya se ha quitado la careta y se ha precipitado en la irracionalidad. No quiere cambiar la Constitución, ni mejoras ni acuerdos: quiere sólo la secesión. Todo al negro. The winner takes it all.
Así que alégrense y pónganse las pilas. Esto va para largo. Les necesitamos. Lean Dolça Catalunya cada día. Se pondrán bien en un santiamén. Y podrán celebrarlo con un buen cava Freixenet: es de los buenos.

Dolça i enganyada Espanya.

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