Respuesta: Una buena ley
En España bastaría con que se respetase el art. 16 de la Constitución, pero ese texto legal lo hicieron para que toda la chusma de este país haga lo que le dé la gana, desde las instituciones y desde la calle. El problema está en el analfabetismo endémico que padece este mal llamado pueblo español, en ello está la raíz de todos nuestros males.
No obstante, como medida terapéutica es todo un acierto, pese a lo peligrosos que son esos individuos ateos como el tal Michael Nugent. El clásico victimista lloricón irrespetuoso con la Historia y la voluntad de la aplastante mayoría de sus compatriotas. ¿Que no quiere creer en Dios? Que no crea, pero calladito y su ateísmo que lo practique en el ámbito privado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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