Revista FUERZA NUEVA, nº 144, 11-Oct-1969
RADIOGRAFÍAS DE UN “BOLETÍN”, DE UNA ENCUESTA Y DE UN LIBRO
Lo peor que puede suceder a una nación católica es el resquebrajamiento y corrupción de los órdenes religiosos, de los valores morales y de los mecanismos de la propia autoridad de la Iglesia que deben velar por la pureza de la fe y el mantenimiento de la ética social según las normas de la doctrina católica. Que nuestro periodismo, de por sí vocacionado a ventilar los problemas de la res pública, en su conjunto actual de la economía, de lo social, de lo internacional, actualmente deba dedicar buena parte de su carga polémica a plantear la tragedia que significa la desmembración de aquellos principios que han informado nuestro ethos nacional, por culpa de una sistemática actuación de religiosos y eclesiásticos que influyen en un malestar creciente en conciencias, familias, y la misma convivencia social, no es un intrusismo de unos seglares que pretendamos dictar normas a la Jerarquía ni enjuiciar la propia vida interna de la Iglesia. Es un deber que como católicos, como políticos y como padres de familia tenemos ante una amenaza que nos proviene de algo descaradamente anormal, que se ha convertido en enemigo, cuando en realidad la verdadera fe católica es toda la razón de nuestra propia vida y de los conceptos del entramado moral de nuestra historia presente y futura. Tres ejemplos demostrarán cómo, desde el mismo campo religioso se amenaza a nuestras convicciones católicas con todas sus implicaciones privadas y públicas.
El “Boletín” del provincial padre Enrique Rifá, S. J.
A la Compañía de Jesús de Cataluña ya no le bastan las hazañas del padre Juan Gobernet, escandalizando en Lérida y amparado y patrocinado por una carta inverosímil del padre Rifá. Tampoco le calman las conferencias en sus locales de Joaquín Ruiz-Giménez, Enrique Miret Magdalena, del ex cura Luis Evely, uno de los gerifaltes internacionales de los llamados “grupos proféticos”. Tampoco se satisfacen con los jesuitas Comas, Muntané y Velasco, que “gallardamente” se presentaron como acusadores ante el Tribunal de Orden Público contra unos jóvenes congregantes casi imberbes, por un asunto de materia estrictamente religiosa. Tampoco bastan “glorias” como las actuaciones de un padre García Nieto y los desenlaces a lo Enterría…
Era necesaria la publicación del “Butlletí Assamblea Tarraconense”, cuyo número primero nos acaba de entregar un padre jesuita de Lérida. En primer lugar, sorprende y nos parece de difícil concordancia con la tradición y las propias Constituciones de la Compañía de Jesús, la organización de una asamblea. Aunque sea consultiva. Durante muchos años, la Compañía de Jesús ha funcionado sin asambleas, y, por cierto, bastante mejor que con las luces que proyecta actualmente el fracasadísimo provincialato del padre Rifá, a juzgar por las afirmaciones que pone a la consideración de los asambleístas, muchas de ellas imposibles de conectar con la propia fe católica y el sentir cristiano, que hasta ahora había sido nota específica de aquéllos que, a lo menos en una selección de sus miembros, hacen voto de obediencia a la Santa Sede, por cuya causa disolvió la Compañía de Jesús en España la II República, restablecida la primera por el Generalísimo Franco. Detalle que no se debe olvidar.
En este “Boletín”, en su página tercera, se publica este punto de partida, sometido a la reflexión de los 1.422 jesuitas de la Provincia Tarraconense. Fíjese bien el lector en la preguntita que ofrece el padre Enrique Rifá a sus subordinados. Tomen nota de ella la Conferencia Episcopal Española, el Nuncio monseñor Dadaglio y la Secretaría de Estado de Su Santidad, a la que rogamos transmita a pablo VI este “estado de la cuestión” a lo padre Enrique Rifá. La pregunta literalmente dice así: “¿QUÉ SIGNIFICA EN LA PRÁCTICA LA DISPONIBILIDAD A LA IGLESIA JERÁRQUICA EN UN PAÍS DONDE MUCHA GENTE DUDA QUE LOS OBISPOS REPRESENTEN AL PUEBLO DE DIOS?” La herejía es notoria. Que esto se publique en un “Boletín” oficial de la Compañía de Jesús traspasa todas las fronteras del asombro. (…)
A la incalificable afirmación digna de “La Traca” en sus groserías, de “Heraldo de Madrid” en su sectarismo resabiado o de las elegancias masónicas de algunos colaboradores de “El Sol”, se añaden en el “Boletín” del padre Rifá estas otras afirmaciones: “LA IGLESIA ESPAÑOLA SE DEBE LIBERAR DE UN MAL PLANTEAMIENTO DE BASE: LA SUPUESTA UNANIMIDAD CRISTIANA DE LOS CIUDADANOS”. Exactamente todo al revés de lo que el Legado Pontificio Cardenal dell’Acqua decía solemnemente el pasado 24 de septiembre en Vitoria: “Mi saludo, lleno de los mejores deseos, al dilecto pueblo español, orgulloso de pertenecer a la Iglesia Católica y filialmente cercano al Papa… Los católicos españoles han de sentirse muy investidos de una gran misión: la de dar a conocer, la de hacer amar cada día más, sin complejos de inferioridad, con alegría interior y constructiva la Iglesia, la cual los considera con razón como a hijos predilectos”. Al día siguiente, como si replicara directamente al padre Rifá, el Cardenal Primado decía solemnemente con motivo de prestar su juramento como Consejero de Estado: “No solamente España es un Estado de Derecho plenamente, es un Estado también confesional que está integrado por una inmensa mayoría, casi absoluta, de católicos”. (…)
Esta línea de cristianismo en nuestros gobernantes ha tenido fecunda continuidad, y en nombre del propio Pablo VI la manifestó en su homilía el Legado Pontificio Cardenal dell’Acqua: “Al Excelentísimo Jefe de Estado, a todas lo respetables autoridades, mi deferente saludo… Es un día de confianza y esperanza para las autoridades civiles, bien conscientes de lo que representa para el progreso ordenado y pacífico de la comunidad diocesana, una Iglesia nueva, es decir, un nuevo hogar donde se forja no sólo la educación religiosa sino también la formación cívica”.
(…) ¿Cómo se explica, pues, que el Padre Provincial de la Compañía de Jesús en la Provincia Tarraconense envenene a sus jesuitas con teorías contradictorias con la fe en algunos aspectos y con la comunión con la Santa Sede y el Episcopado español en otros muchos? ¿Cómo se explica?
Con censura del Arzobispado de Barcelona
Varias veces hemos tenido que poner de relieve el contenido evidentemente confusionista y a nuestro juicio subversivo de la revista “Correspondencia”, publicada con licencia eclesiástica del Arzobispado de Barcelona. Recientemente, en el número del pasado agosto (1969), en la misma se incluye una “encuesta sobre el celibato”, presentada por el director de dicha publicación, Olegario Bellavista, que nos dicen que además de párroco de una iglesia de Cornellá. Las preguntas están formuladas así:
“¿Eres partidario de un celibato tal como ha sido hasta ahora entre nosotros o preferirías, además de los sacerdotes célibes, sacerdotes casados? ¿Razones? Actualmente, si la Iglesia dejara en libertad a los sacerdotes para contraer matrimonio, ¿te casarías? ¿O te plantearías la posibilidad de tu matrimonio? ¿Eres partidario de que los sacerdotes que previa la dispensa de Roma se han casado, tuvieran la posibilidad -si ellos así lo solicitaran- de poder volver a ejercer su ministerio sacerdotal? ¿Razones?”.
Estas vergonzosas y canallescas preguntas son las que, con permiso del Arzobispado de Barcelona, se ofrecen a los lectores de “Correspondencia”, autorizadas por el P. Serafín Alemany Esteve, del Oratorio de San Felipe Neri, cuya decadencia es visible en Barcelona. Pero el criterio del padre Serafín Alemany anda por unos caminos muy distintos y alejados de los de Pablo VI, que acaba de decir en su discurso del 17 del pasado septiembre:
“Se ha puesto demasiado en discusión el celibato y se va debilitando demasiado la fuerza de la ascética cristiana y el carácter irreversible de los compromisos sacros contraídos ante Dios y ante la Iglesia. Y quizá se ha recurrido también demasiado a formas excesivas de publicidad de encuestas, de experiencias irregulares, de presiones en la opinión pública, para que pueda hallarse el camino justo de la renovación con sentido de responsabilidad y con acertada luz católica”.
Por lo visto, ahora al padre Serafín Alemany, con su nuevo “hobby” de dedicarse a presentar pleitos de solidaridad para apoyar al digno esposo de doña María Elisa Maceda (Jiménez de Parga), la amazona de los ataques que todos conocemos contra la doctrina de la “Humanae vitae”, esta pornográfica encuesta le debe parecer apta para lactantes.
He ahí otro capítulo por donde se amenaza seriamente la fe del pueblo español, ambientándole para un clero que pierde su celibato y el prestigio de su moralidad social.
Un libro editado por la Abadía de Montserrat
Para que nada falte en este carnaval de disparates, el pasado 8 de septiembre subimos a Montserrat, donde un sobrino mío hizo la primera comunión. Adquirí un libro titulado “Repensem la nostra fe”, editado oficialmente por dicha Abadía. En un día de fiesta y de excursión, poco tiempo se tiene para leer, máxime cuando se va acompañado de la esposa, de hijos, de sobrinos y otros familiares. Pero una circunstancial ojeada me hizo fijar en dos o tres capítulos, que estoy seguro son incompatibles con la doctrina de la Iglesia. Me fijé especialmente en el capítulo que ocupa las páginas 81-85 de dicho libro.
No puede menos que, cuando por la tarde fui otra vez a la Basílica, dirigirme a un Padre benedictino de mediana edad, con el que coincidí. No le conozco ni me conoce. Pero, aparte en un altar lateral, le manifesté mi sorpresa por los conceptos aludidos. No supo más que contestarme así, como transcrito literalmente. “Mire señor, este capítulo es una de las hojas que semanalmente se han publicado, cuyo conjunto forman el libro que usted tiene. Este capítulo -páginas 81-85, cuando se publicó, fue oficialmente desaprobado y desautorizado por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Me consta que nuestro reverendísimo Padre Abad recibió oficialmente el dictamen de dicha Comisión. Y que también se enteraron del mismo los obispos de Cataluña, particularmente el de Barcelona. Esta sola medida bastaría para que dicha hoja no se hubiera divulgado más y que ahora no se hubiera reproducido en este libro. Pero, fíjese bien -el Padre me cogió del libro y me mostró el “nihil obstat” que firma el P. Guido María Camps, O.S.B., y la autorización del obispo auxiliar de Barcelona, Dr. José Capmany, en fecha de 1 de abril de 1969-. La prohibición, si no recuerdo mal, se recibió allá por la primavera de 1968 -continúa el citado Padre benedictino-. Si el Padre Abad se permite burlar así un aviso tan serio y si el obispo auxiliar de Barcelona, Dr. Capmany, en su actuación, prácticamente prescinde y contraría a un organismo episcopal del cual él teóricamente depende y debe acatamiento y respeto, ¿qué quiere que yo le diga, que soy un pobre monje marginado y sin voz? Rece usted por nosotros”.
Esta es la única explicación que recibí de algo que indica una anarquía eclesiástica sin precedentes.
Palabras finales
El Arzobispo de Barcelona, Dr. Marcelo González Martín, en el pontifical de la festividad de la Merced, dijo solemnemente que necesitamos “más teología y menos sociología; más fe y menos afanes reivindicativos; más amor de Dios para que haya más puro amor del prójimo, y no simplemente socializantes teorías que, con el pretexto de construir un mundo mejor, se olvidan de poner los cimientos (…)
Estas palabras son espléndidas y dignas de aplauso. Pero el boletín del Padre Rifá, antes citado, es un enfrentamiento y una negación absoluta de las mismas, y se publica en la Archidiócesis de Barcelona. La revista “Correspondencia” está dirigida por un sacerdote barcelonés y se publica con licencia eclesiástica del mismísimo Arzobispado. El libro de Montserrat antes indicado, que incluye un texto prohibido por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, está avalado por la autorización del obispo auxiliar, Dr. Capmany. Si las palabras del Dr. Marcelo son tan acertadas, ¿cómo los hechos son tan contradictorios y escandalosos?
Esto nos afecta como católicos doblados con la categoría intransferible de ciudadanos españoles. Desde un punto de vista político, ¿qué podemos fiar para la vida pública de nuestra nación con una Compañía de Jesús en la Provincia Tarraconense que desconoce el sentido auténtico de la Jerarquía, negándole la razón de su obediencia, con un clero perturbado con encuestas sexomaníacas, con una Abadía de Montserrat que deforma verdades esenciales del cristianismo, cuya divulgación prohíbe el más alto organismo eclesiástico del Episcopado en esta materia, pero que absurdamente autoriza el obispo auxiliar de Barcelona, que, según la leyenda, es “integrista” y “de derechas”, a pesar de que fue censor eclesiástico de la revista “El Ciervo”?
Todo esto ocurre. No sabemos qué confianza ni qué medidas debe tomar el Estado español -que es católico, como acaba de proclamar de nuevo el Cardenal Primado, y los ciudadanos que somos padres de familia-, al sufrir esta contradicción cruel e inexplicable entre las palabras episcopales y los hechos que suceden bajo su inmediata jurisdicción. No sabemos hasta qué punto se puede cumplimentar y llevar a la realidad lo que dijo el cardenal Dell’Acqua, al hablarnos de que en los templos “se forja no sólo la educación religiosa sino también la formación cívica”. ¿Qué formación cívica se puede forjar con demagógico y herético “Boletín” del Padre Enrique Rifá, S.J., con la revista “Correspondencia”, planteando posibles futuros matrimonios de sacerdotes secularizados y con publicaciones de Montserrat en que se discuten y se trituran los mismos fundamentos de la más elemental educación religiosa? ¿Con qué pretexto se nos querrá cloroformizar ante estas incalificables deslealtades a la doctrina católica y al sentido español del catolicismo, pues, otra vez quedarán probablemente impunes?
Jaime TARRAGÓ
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