Re: Galileo, Ciencia y enemigos de la Iglesia
El caso Galileo Galilei ¿un error de la Iglesia?
La verdad sobre el caso Galileo Galilei
Galileo Galilei, generalmente conocido como Galileo, nació en Pisa el 18 de febrero de 1564 y murió el 8 de enero de 1642. Su padre, Vincenzo Galilei perteneció a una familia de notables quienes poseyeron una importante fortuna, él había ganado cierta distinción como músico y matemático. A temprana edad Galileo manifestó su aptitud por las matemáticas y la mecánica, pero sus padres deseaban que se alejara de estos estudios que no prometían mayores ingresos y se dedicara a la profesión médica. Todo fue en vano, y durante su juventud decidió seguir la senda de su genio original, lo que le colocó rápidamente entre la primera categoría de los filósofos de la naturaleza.
Fue un gran mérito que Galileo felizmente combinara la experimentación con los cálculos, con ello se opuso al sistema prevaleciente en su tiempo. El mismo consistía en que en lugar de ir directamente a la naturaleza y la investigación de sus leyes y procesos, se hacía el aprendizaje por medio de la autoridad, especialmente la derivada de Aristóteles, quien se suponía había dicho la última palabra en esos asuntos. Basándose en esos planteamientos se arribó a muchas conclusiones erróneas, las cuales dominaron durante mucho tiempo. Contra ese estado de circunstancias y de supersticiones se mantuvo Galileo de manera resuelta y vehemente. Eso hizo que lograra desacreditar muchas creencias que se consideraban incuestionables, pero a la vez se granjeó una tormentosa oposición e indignación por parte de quienes había desacreditado.
No sólo llegó generar formidables controversias sino también a refutar y confundir a sus adversarios. Por si fuera poco Galileo tenía una buena pluma y con ella ridiculizó a sus oponentes, llegando a exasperarlos. Todo esto conllevo que enfrentara los innumerables problemas por los cuales es mayormente recordado en la actualidad. Tal y como Sir David Brewster (Martyrs of Science) indica, "La brillantez, por no decir la imprudencia, con la cual Galileo insistió en hacerse de enemigos, sirvió aún más para que estos últimos se alienaran de la verdad".
No obstante que en la mente popular, Galileo es recordado principalmente como un astrónomo, no fue precisamente en esta área en la cual realizó sus más substanciales contribuciones al conocimiento humano, tal y como es testificado por autoridades de la talla de Lagrange, Arago y Delambre. Sus mayores logros fueron en el campo de la mecánica y especialmente en dinámica, ciencia que se considera llegó a fundar.
Antes de cumplir 20 años de edad, sus observaciones en la oscilación de una lámpara colgante en la Catedral de Pisa, le condujeron al descubrimiento de los movimientos isocrónicos del péndulo, teoría que utilizaría unos cincuenta años más tarde en la construcción de un reloj astronómico. En 1588, la formulación de un tratado sobre gravedad en los cuerpos sólidos le valió la denominación del Arquímedes de su tiempo, y le aseguró una cátedra en la Universidad de Pisa. Durante los siguientes años, aprovechando la existencia de la torre inclinada, condujo la experimentación de la caída de los cuerpos y demostró la falsedad de una máxima peripatética, aceptada sin ninguna duda hasta entonces, según la cual la velocidad de caída era proporcional al peso de los objetos.
Esto provocó una tormenta en la reacción por parte de los aristotélicos quienes no aceptaban ni aún hechos que contradijeran los dictados de su maestro. Galileo, en vista de estos problemas y de otros que había generado, consideró prudente dejar Pisa y trasladarse a Florencia, el lugar de origen de su familia. Debido a la influencia de amigos del Senado de Venecia, fue nombrado en 1592 como presidente del área de matemáticas de la Universidad de Padua, posición que ocupó, con creciente renombre, durante 18 años.
A partir de allí se estableció definitivamente en Florencia donde fue nombrado filósofo y matemático extraordinario del Gran Duque de Toscania. Durante todo este período, y ya próximo a concluir su vida, fue infatigable su investigación de la naturaleza en sus múltiples campos. Dando seguimiento a sus experimentos de Pisa y otros respecto a planos inclinados, Galileo fue capaz de establecer las leyes de caída de los cuerpos tal y como se conocen en la actualidad. También formuló las leyes de los proyectiles, y en gran medida anticipó las leyes del movimiento, las que finalmente fueron formuladas por Newton. Galileo estudió las propiedades de ondas cíclicas e intentó resolver el problema asociado con su cuadratura, también utilizó los "infinitesimales", siendo el primero que introdujo su uso y con ello creando uno de los principios en que posteriormente se desarrollaría el cálculo en matemáticas. En el campo de la estática Galileo dio la primera demostración directa y completa de las leyes del equilibrio y del principio de las velocidades virtuales. En hidrostática, él estableció las bases para el principio de la flotación, inventó el termómetro (termómetro lento). Aunque algunas veces se sostiene lo contrario Galileo no inventó el microscopio.
Aunque son muy famosos sus descubrimientos astronómicos, no son ellos los que constituyen su aporte más substancial. En este sentido su mayor aporte fue indudablemente la práctica invención del telescopio. A principios de 1609 Galileo tuvo noticias de que un óptico holandés llamado Lippershey, había producido un instrumento que permitía ver de manera ampliada objetos distantes. Galileo estudió los procesos que estaban involucrados y sus principios, y se dice que luego de una noche completa de estar trabajando en los principios de la refracción de la luz, tuvo éxito en construir un objeto capaz de aumentar tres veces la visión de objetos distantes. Esa capacidad de visión rápidamente se aumentó a treinta y dos veces.
Este instrumento permitió a Galileo desarrollar sus observaciones y sus descubrimientos en el firmamento, los cuales fueron adquiriendo cada vez mayor significado. La luna, por ejemplo, fue vista, no como lo creían los antiguos astrónomos, como una esfera perfecta, o bien de naturaleza diferente a la de la tierra, sino que nuestro satélite posee colinas y montañas similares a los de nuestro planeta. Fue posible ver que el planeta Júpiter tiene satélites, como demostrando la existencia de un sistema solar en miniatura. Con ello se apoyaba la doctrina de Copérnico. Se había indicado para ese entonces, que si los planteamientos de Copérnico eran ciertos, esto implicaba que los planetas interiores -mercurio y venus- debían tener fases similares a las de la luna. Antes de los aportes de Galileo la controversia llevó a establecer que esos planetas interiores eran transparentes y que los rayos del sol pasaban a través de ellos. Con los descubrimientos de Galileo se pudo detectar las fases de esos planetas y se volvió a replantear el debate en torno al Copernicanismo. Finalmente, se pudo ver con claridad las manchas solares. A partir de ello, Galileo pudo probar la rotación de la estrella y que por tanto la misma no tenía una posición inamovible, tal y como algunos aseguraban.
Antes de esos descubrimientos, ya Galileo había abandonado los preceptos de Ptolomeo para adherirse a los planteamientos de Copérnico. Pero, tal y como lo confesó posteriormente a Kepler en 1597, él había evitado tal identificación por temor a ser víctima del ridículo, tal y como había ocurrido con Copérnico. Con sus descubrimientos, Galileo se sintió con la seguridad de salir públicamente en defensa de los postulados de Copérnico. Con ello no sólo se aseguraba la creencia más generalizada en los aportes copernicanos, sino que también Galileo ganaba la más prominente posición como astrónomo de sus época. Quizá el más grande astrónomo de todos los tiempos.
Esos elementos fueron la causa de su lamentable controversia con las autoridades eclesiásticas, lo que levantó graves cuestionamientos. Es necesario entender en este punto la posición exacta. Los brillantes descubrimientos que Galileo realizó mediante el descubrimiento del telescopio dieron, sin embargo, poco empuje al avance teórico de esta ciencia. Como se ha dicho en varias ocasiones, los aportes más teóricos en astronomía fueron hechos por un astrónomo contemporáneo de Galileo: Kepler. Este avance kepleriano no fue completamente reconocido o bien fue ignorado. Es casi inconcebible, tal y como lo refiere Delambre, que Galileo no hiciera mención de las leyes keplerianas. Las primeras dos de ellas fueron dadas a conocer en 1609 y la tercera 10 años más tarde. Estos últimos aportes fueron determinantes en establecer las bases que posteriormente permitirían a Newton formular los principios de la mecánica celeste.
Con los descubrimientos de Galileo se tuvo clara prueba de la mayor validez de los principios de Copérnico -base heliocéntrica- por sobre los de Ptolomeo y otros astrónomos antiguos los que sostenían el principio geocéntrico del universo. Sin embargo, esos aportes no pudieron convencer a otros ilustres e importantes astrónomos como Tycho Brahé (quien no vivió para ver el telescopio), y Lord Bacon, quien murió aún no creyendo la validez de los planteamientos galileanos. Milton, por su parte, quién visitó a Galileo ya a avanzada edad (1638), aparece como mediatizado en su criterio. Existen pasajes en su gran poema que favorecen planteamientos de ambos sistemas.
Entretanto, la explicación del fenómeno de las mareas, permitió a Galileo dar una prueba del fenómeno de rotación de la tierra sobre su eje. Hoy día este aporte es universalmente reconocido como un grave error. Galileo falló en establecer la influencia de la luna en tal fenómeno tal y como posteriormente lo demostraría Newton. Respecto a los cometas también Galileo sostuvo erróneamente que se trataba de fenómenos atmosféricos, tales como los meteoros. Tycho ya había adelantado la falsedad de esos planteamientos que se presentaban como una solución para el sistema anti-copernicano.
A pesar de las deficiencias de sus argumentos, Galileo planteó sus propuestas con tal vehemencia que logró convencer a muchos, contribuyendo de esa manera a crear las condiciones que amargaron buena parte de su vida. En este sentido, no obstante, es conveniente subrayar dos aspectos. Primero el aspecto quizá más conocido, que la hostilidad que recibieron las teorías copernicanas se debió al deseo de la iglesia de mantener a la gente en la ignorancia. Ese punto no tiene sólida sustentación si se toma en cuenta que la iglesia fue la institución por excelencia que estuvo preocupada por el conocimiento durante siglos, todo ello a pesar de los errores de método en que la iglesia haya caído. La representación más clara de esto es que los religiosos insistían en el carácter geocéntrico del sistema solar.
Aún así fue un hombre de iglesia: Nicolás Copérnico quien avanzó la idea de que el sistema solar giraba no en torno a la tierra sino con respecto al sol y que nuestro planeta se mantenía en rotaciones sobre su propio eje. Su trabajo más representativo "De Revolutionibus orblure coelestium", fue publicado a requerimiento de dos influyentes hombres de la iglesia: el Cardenal Schomberg y del Arzobispo de Culm, Tiedemann Giese. La obra contó con la autorización del Papa Paulo III, a efecto de que –tal y como lo reconoció Copérnico- la obra fuera protegida del casi seguro ataque que iba a enfrentar por los "matemáticos" (filósofos), debido a su aparente contradicción contra lo que percibía la percepción humana y el sentido común. Se agregó también que no se tenía recuento de objeciones que se podía hacer con base en las escrituras.
Ciertamente, durante unos 75 años no se originaron contrapropuestas por parte de la Iglesia Católica, aunque Lutero y Melanchthon condenaron el trabajo de Copérnico en términos desmedidos. Ni Paulo III, ni ninguno de los nueve papas que le siguieron, ni la Congregación de Roma, hicieron ver ninguna alarma, tal y como si fue originado por el propio Galileo en 1597. Quien, hablando de algunos de los riesgos que podría tener el apoyo a Copérnico, ridiculizó planteamientos sin decir nada de persecución. Aún cuando él ya había realizado sus grandes descubrimientos, nada cambió en este sentido.
Por el contrario, cuando Galileo llegó a Roma en 1611, fue recibido con pompa de triunfador. Todos, tanto clérigos como laicos trataron de verlo y su telescopio fue colocado en los jardines Quirinales pertenecientes al Cardenal Bandim. Galileo exhibió las manchas solares ante un pontífice admirado. No fue sino hasta unos cuatro años más tarde que surgieron los problemas entre los clérigos debido a la vehemencia con la cual en ese entonces, Galileo defendía las tesis de Copérnico. Es absurdo mantener que la oposición se debió a que se oponían a que las gentes fueran iluminadas por la verdad científica. Existen evidencias firmes de que para Bacon y otros, las nuevas enseñanzas eran radicalmente falsas y acientíficas. Galileo además no contaba con suficientes pruebas para lo que afirmaba de manera tan vehemente. Según el profesor Huxley, después de examinar esta situación concluía que los oponentes de Galileo tenían en cuanto a argumentos, "lo mejores".
Sin embargo lo más notorio, fue la insistencia con la que se deseaba dar créditos a los planteamientos con base en las sagradas escrituras, quienes representaban la máxima autoridad en asuntos de amplio alcance incluyendo planteamientos científicos. Por lo tanto, al establecerse el curso del sol en la Oración de Josué, o que la tierra era inmovible, se asumió que las doctrinas de Copérnico y Galileo estaban contra las escrituras, y por lo tanto eran herejías. Era evidente ya aún en los días de Copérnico, que la Reforma se mantenía sospechosa ante toda interpretación de la Biblia, lo que no fue exactamente suavizado por Galileo y su aliado Foscarini en el sentido de encontrar argumentos positivos para el Copernicanismo.
Foscarini era un fraile Carmelita de noble linaje que había dirigido los destinos de Calabria como provincial y tenía considerable reputación como predicador y teólogo. El mismo se lanzó a la defensa de Copérnico con gran evidencia y lo hizo buscando argumentos en el Candelabro de Siete Velas de la Antigua Ley. Especialmente él provocó la alarma al publicar trabajos en lenguaje vernáculo lo que contribuyó a no pocas confusiones entre el pueblo incapaz de formarse una opinión y de hacer juicio de los planteamientos. En ese tiempo había un partido de escépticos en Italia, quienes se oponían toda forma de religión, y tal y como David Brewster lo reconoce (Mártires de la Ciencia), no hay duda de que este partido lanzó su apoyo tras las posiciones de Galileo.
En esas circunstancias, sabiendo que su doctrina había sido presentada como contra la Iglesia, Galileo viajó a Roma en diciembre de 1615. Allí fue cortésmente recibido. Ante el tribunal de la Inquisición él fue oído y luego se declaró que sus postulados eran científicamente falsos y contra las escrituras, es decir heréticos. Con base en ello se declaró que Galileo debía abandonar sus teorías, cosa que hizo, prometiendo que no insistiría en esas enseñanzas. Luego se firmó el decreto de la Congregación del Indice del 5 de marzo de 1616. En el mismo se prohibían varios trabajos considerados heréticos a los cuales fueron agregados cualquiera que apoyara el sistema de Copérnico. En ese documento no se mencionan los trabajos de Galileo. Tampoco se tiene el nombre del papa, aunque se sabe que se contaba con la aprobación del pontífice en las sesiones previas de la Inquisición.
En este sentido es indiscutible que las autoridades eclesiásticas cometieron un grave y deplorable error, y sancionaron junto con falsos principios, el propio uso de la escritura. Tanto Galileo como Foscarini promovieron que la Biblia tenía por intención enseñar como la humanidad va al cielo, no como el cielo funciona. Al mismo tiempo debe recordarse que no se hacían objeciones al sistema copernicano y que el mismo mostraba en esa época pocas pruebas. No se ponía por otro lado objeción a que esa hipótesis explicaba en términos más simples lo que constituía el tema de presentación del sistema de Ptolomeo, y que para motivos prácticos podría ser adoptada por los astrónomos. Lo que si se objetaba era que el sistema de Copérnico era la verdad, "lo que contradecía la escritura".
Es claro además que los autores de ese escrito no pretendían ser absolutistas ni irreversibles. El Cardenal Bellarmino, el más influyente miembro del Colegio Sagrado, escribió a Foscarini promoviendo que tanto este último como Galileo debían demostrar como su sistema explicaba los fenómenos celestiales –una propuesta no excepcional y que estimula las aplicaciones prácticas- sin embargo se indicaba que no se debía contradecir a la Biblia:
Si se indica que el sol está en una posición central, inamovible y que es la tierra la que gira alrededor de él, se hace necesario, entonces, cuidadosamente, proceder a la explicación de los pasajes de la escritura que aparecen contrarios a este principio, y debemos decir más bien que estos principios han sido mal interpretados, en lugar de declararlos falsos en la demostración.
Por medio de este decreto tanto el trabajo de Copérnico fue prohibido como el de la "Epitomía" de Kepler, pero en ambos casos solamente donec corrigatur, la propuesta era presentar los sistemas como hipótesis y no como hechos definitivos. Se estableció luego que esos trabajos bien podrían ser leídos completamente por los entendidos en la materia "los preparados y hábiles en la ciencia" (de Remus a Kepler).
De acuerdo a von Gebler, parece que Galileo tomó el decreto de la Inquisición con frialdad hablando con satisfacción acerca de los cambios en el sistema de Copérnico. El se fue de Roma, evidentemente, con la promesa de violar la promesa que había hecho, y mientras desarrollaba otras ramas de la ciencia, no perdió oportunidad de manifestarse por el sistema que había declarado no aprobar. No obstante, cuando visitó Roma de nuevo en 1624, fue atendido con lo que se describió como una "noble y generosa recepción". El papa actual de ese momento Urbano VIII, había sido su amigo, tanto como el Cardenal Barberini y se habían opuesto a la condenación de 1616. Se le concedió una pensión a la que como extranjero no tenía derecho, y que de acuerdo a Brewster, debe considerarse como un respaldo a la ciencia en si misma. Pero para decepción de Galileo, Urbano no anuló el juicio de la Inquisición.
Luego de su regreso a Florencia, Galileo se dedicó a componer el trabajo que reavivó y agravó las viejas animosidades. Se trató de un diálogo entre un ptolomista que es confundido por dos copernicanos. El libro fue publicado en 1632 y era plenamente inconsistente con su promesa anterior. La autoridades en Roma lo consideraron como un reto. Por tanto fue citado de nuevo frente a la Inquisición y otra vez falló en mantener el valor de sus opiniones, declarando que desde 1616 no había apoyado la teoría de Copérnico. Tal declaración como era de esperarse, no fue tomada con seriedad y a pesar de ello, fue encontrado "vehementemente sospechoso de herejía" y a ser encarcelado a disposición del tribunal, además debía recitar los Siete Salmos Penitenciales una vez a la semana durante tres años.
Aunque la condena de prisión se mantuvo hasta la muerte de Galileo en 1642, no es apropiado hablar de él como de un prisionero. Como su "biógrafo protestante", von Gebler, nos dice: "un vistazo a lo que verdaderamente ocurrió en los hechos de este famoso juicio, convencería a cualquiera de que Galileo estuvo veintidós días en el edificio del Santo Oficio (la Inquisición), y no en una celda con rejas, sino en un cómodo apartamento de un oficial de la Inquisión". Por lo demás se le permitió el uso de otros lugares como de retiro tales como casas de amigos, siempre confortables y lujosas. No es cierto, como insistentemente se ha dicho, que fue torturado y enceguecido por sus prisioneros, aunque en 1637, cinco años antes de su muerte, llegó a quedar completamente ciego. En todo caso él rechazo ser enterrado en un lugar bendecido. Al contrario, aunque el papa (Urbano VIII) no autorizó que se construyera un monumento en su tumba, si envió sus bendiciones al hombre agonizante, quien fue finalmente enterrado en suelo bendecido en Florencia, en la iglesia de Santa Croce.
Finalmente, el famoso dicho de "E pur si mouve", supuestamente dicho por Galileo al levantarse luego de estar arrodillado, al renunciar al movimiento de la tierra, es una ficción, de la cual no se obtiene ninguna mención sino después de un siglo de su muerte, la que tuvo lugar el 8 de enero de 1642, el mismo año en que nació Newton.
Tal es en breve esta historia acerca de un famoso conflicto entre autoridades eclesiásticas y la ciencia. En relación a la misma, especial importancia se le ha dado a la conección de los hechos con la infalibilidad papal. ¿Se puede decir entonces que tanto Paulo V como Urbano VIII estaban tan comprometidos con la doctrina del geocentrismo que la impusieron como algo de fe, a partir de la iglesia, y que la decisión papal no fue cierta? Que ambos papas se mantuvieron contra Copérnico, es claro. Ellos creyeron que el sistema de Copérnico no estaba de acuerdo con la escritura y lo suprimieron. La pregunta, sin embargo, es si alguno de ellos condenó la doctrina ex cathedra. Esto no se hizo por parte de ambos pontífices.
En cuanto al decreto de 1616, hemos visto que fue promulgado por la Congregación del Indice, la cual no tiene ningún problema en cuanto a que se le demuestre su capacidad de falibilidad, este tribunal estaba absolutamente incompetente de hacer un decreto dogmático. Tampoco el caso está alterado por el hecho de que el papa aprobará la decisión de la Congregación in forma communi. Es decir que el propósito fue la prohibición en cuanto a circular los escritos que se consideraron hirientes. Tanto el papa como sus asesores pudieron haberse equivocado en ese juicio, pero eso no altera el carácter del pronunciamiento, o convierte al mismo en un decreto ex cathedra.
En referencia al segundo juicio, el de 1633, el mismo no tuvo un enfoque tan directo en la doctrina, como en la persona de Galileo, y en su actitud de no mantenerse fuera de la divulgación de las doctrinas copernicanas. La sentencia que se le dio claramente implicaba una condenación a las ideas de Copérnico, pero no se hizo un decreto formal acerca de este punto, y el mismo no tuvo la firma del papa. Esto no es solamente una opinión de teólogos, sino que también es corroborado por escritores quienes no pueden ser acusados de estar tendenciosamente a favor del papa.
El profesor Augusto De Morgan (Budget of Paradoxes) declara:
Es claro que lo absurdo fue el acto de la Inquisición Italiana, para la satisfacción privada y personal del papa –quien sabía que cualquiera que fuera el curso que las acciones tomaran no lo implicarían a él como papa- y no a la institución de la Iglesia.
Yvon Gebler (Galileo Galilei):
La Iglesia nunca condenó (el sistema copernicano) en absoluto, debido a que los Calificadores del Santo Oficio nunca significaron la Iglesia.
Conviene agregar que a Riceloll y a otros contemporáneos de Galileo se les permitió, luego de 1616, que la definición copernicana había sido dada a conocer por el pontífice. Más vital aún es la pregunta que originó el debate: "¿Significa la condena de Galileo que la Iglesia mantiene una oposición implacable al progreso científico y la ilustración?" Se puede indicar al respecto, junto al Cardenal Newman, que esta instancia prueba lo opuesto, explícitamente, que la Iglesia no ha interferido con las ciencias físicas, y que para el caso, lo de Galileo, es "el argumento de valor" (Apología 5).
El profesor De Morgan reconoce ("movimiento de la tierra" en la English Cyclopedia):
El poder papal ha sido utilizado moderadamente en cuestiones de filosofía, tal y como puede deducirse si se juzga la gran tensión en el caso de Galileo. Se trata de una prueba real de que la autoridad que ha durado más de mil años ha estado todo el tiempo monitoreando el progreso del pensamiento.
El doctor Whewell hablando de este mismo caso, indica (History of the Inductive Sciences):
No sería entendido el alegato de que la condena de las nuevas doctrinas, fue algo característico y general en la Iglesia Romana. Ciertamente la inteligencia y las mentes más cultivadas de Italia, y muchos de sus personalidades eclesiásticas entre ellas, han sido las más sobresalientes en promover y dar la bienvenida al progreso de la ciencia, y pueden encontrarse entre muchos de los eclesiásticos del tiempo de Galileo, los primeros y más ilustrados casos de adherentes al sistema copernicano.
Lo que deberíamos saber sobre Galileo
Consultas y comentarios de este artículo
Suscríbase a la Newsletter para recibir este servicio en su e-mail
FOROS DE CATHOLIC.NET
Fotografía:
Institute and Museum of the History of Science of Florence, Italy
Herramientas del Artículo:
Arriba
Ver más artículos del tema
Preguntas o comentarios
¿En donde estoy?
Hacer un donativo
Envíalo a un amigo
Formato para imprimir
Descargar en PDF
Descargarlo a tu Palm
Suscripción canal RSS
Todos los servicios de Catholic.net son gratuitos. Sólo nos mantenemos gracias a los donativos que, voluntariamente, nos hacen algunos de nuestros visitantes. Necesitamos de tu ayuda para continuar anunciando el mensaje de Cristo a través de la Red. Ayúdanos, Dios te lo recompensará.
DA CLICK AQUÍ PARA DONAR
Inicio | Secciones | Comunidades | Servicios | Consultorios | Alianzas | Foros | Contacto
<a href='http://catholic.net/Openads/adclick.php?n=a10ef27d' target='_blank'><img src='http://catholic.net/Openads/adview.php?clientid=173&n=a10ef27d' border='0' alt=''></a>
<a href='http://catholic.net/Openads/adclick.php?n=a4d031a8' target='_blank'><img src='http://catholic.net/Openads/adview.php?clientid=79&n=a4d031a8' border='0' alt=''></a>
<a href='http://catholic.net/Openads/adclick.php?n=ae454dac' target='_blank'><img src='http://catholic.net/Openads/adview.php?clientid=81&n=ae454dac' border='0' alt=''></a>
Servicios por email
Foro de Conversos al catolicismo
Mapa de Sectas, Apologética y Conversos
¿Qué opinas de Catholic.net?
Comentarios al editor de esta sección
Documentos de apoyo de Sectas, Apologética y Conversos
Preguntas Frecuentes
Hacer un donativo
En esta sección:
• Boletines: Sectas, Apologética y Conversos
• Apologética. Aprende a defender tu Fe
• La Apologética Hoy
• Aspectos más atacados de la Fe Católica
• Respuestas Breves A Temas Controvertidos
• Respuestas Bíblicas A Mitos Evangélicos
• ¿En Dónde Dice La Biblia Que...?
• La Religión Verdadera Y El Ecumenismo
• Leyendas Negras De La Iglesia
• Ciencia y Fe ¿se contradicen?
• Dudas. El fin del mundo y el Anticristo
• Dudas acerca de devociones privadas
• Dudas. Interpretación de la Biblia
• Dudas. La intercesión de los santos
• Dudas acerca de la Virgen María
• Dudas Acerca De La Iglesia Y El Papa
• Dudas. Las imágenes y la idolatría
• Dudas. La Vida Después De La Muerte
• Dudas. La cruz como señal del cristiano
• Dudas acerca de la figura del sacerdote
• Dudas acerca de lo que está prohibido
• Dudas. Necesidad de los Sacramentos
• Dudas. El nombre de Dios y la Trinidad
• Nueva Era y Cristianismo
• Sectas, Un Ataque A La Iglesia
• Un Magisterio Paralelo
• El Camino A La Conversión
Lista de correo
Suscribir
Cancelar suscripción
Consultores en línea
Consulta a nuestro grupo de consultores, son más de 300 disponibles para responder todas tus dudas
Ver todos los consultores
Apoyan a la sección
• Pontificio Consejo para los Laicos
• Las controversias de la fe
• Vaticano
• Aciprensa
• Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María
Ver todas las alianzas que apoyan a la sección
Encuesta
¿Cuáles temas consultas más en nuestra sección de Sectas, Apologética y conversos?
Apologética, resuelve dudas sobre de la fe católica y ofrece argumentos para defenderla.
Nueva Era, alerta sobre modas espirituales y enseñanzas que no son compatibles con la fe católica.
Sectas, da las bases bíblicas para poder dialogar con los miembros de éstas.
Magisterio Paralelo, respuestas de la Iglesia a grupos y personas que no van de acuerdo con el Papa.
Camino a la conversión, testimonios de personas que se convierten a la fe católica.
Todos, porque me parecen interesantes.
Ninguno, no me parece una sección útil
Ninguno, no sabía que existía una Sección de Sectas y Apologética en Catholic.net
> Ver resultados
> Ver todas las encuestas
Foro de Conversos al catolicismo
¡Participa!
Lenguajes --------- English Français Italiano Deutsch Slovensko Homenajes | Condiciones de uso | Donativos | Privacidad | Transparencia | Publicidad | Contáctanos | RSS
© 2012 Catholic.net Inc.
Todos los derechos reservados
El lugar de encuentro de los católicos en la red
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores