QUE ES DIOS-
-Señor ermitaño-dijo Felix- ¿Sabríais vos decirme qué es Dios? Por que mucho deseo saberlo, por que si supiera qué es Dios, se exaltaría mi voluntad de amarlo aun más; por que es natural que para un entendimiento iluminado, sea mayor la voluntad de amar aquello de que el entendimiento tiene conciencia.
Largamente reflexionó el ermitaño en la demanda que le hacía Félix. Mientras el ermitaño consideraba la forma de dar a entender a Felix lo que es Dios, Felix se maravillaba de su falta de respuesta; y dijo estas palabras:
-Señor, un hombre encontró una piedra preciosa que valía mil sueldos, la cual vendió por una moneda a un hombre que la piedra conocía, quien obtuvo mil sueldos por ella. Entonces, señor, si sabéis qué es Dios, os ruego que me lo digáis, para que yo, según lo que Dios sea, lo sepa amar y conocer.
Y si vos no sabéis lo que es Dios, mucho me maravilla que podáis amarlo tanto sin conocerlo, ni como, por Dios, podéis soportar en esta ermita tan áspera vida; y me parece que si vos no supierais qué es Dios, a la menor ocasión lo hubierais despreciado, como hizo el hombre que no conocía la piedra, que la dio por una moneda, la cual moneda conocía, ; y por el conocimiento que tenía de la moneda y por la ignorancia de la virtud de la piedra, prefirió tener la moneda que la piedra.
-Amable hijo- dijo el ermitaño- en una tierra ocurrió que una mujer oyó alabar la sabiduría , el poder y las buenas costumbres de un rey, y, por lo mucho que oyó hablar de él, decidió ir a aquella tierra donde estaba el rey.
Cuando estuvo delante del rey vió el gran orden de su corte, y vió su gran poder y su buen régimen, y, aún, su bella persona, bien educada y llena de virtudes, entonces sintió por el rey un amor aún mayor del que sentía antes de conocerle.
Y vos, bello hijo, ya habéis mencionado que la voluntad ama más fuertemente aquello que conoce que lo que no, y de mí, quiero que sepas que vine a esta ermita para poder encontrar el conocimiento de lo que es Dios, por que mucho he deseado saberlo largo tiempo ha: y, para poder saberlo, he estudiado largamente teología y filosofía, y, en esta ermita, hago todo lo que puedo para llegar a entender y saber cual es la esencia de nuestro señor Dios.
El ermitaño dijo a Felix:
- Un rey tenía una mujer buena y bella a la que mucho amaba. Aquella reina amaba al rey fuertemente, y, por el gran amor que le tenía, sentía celos del rey y una de sus doncellas, con la que al rey le gustaba hablar debido a sus placenteras palabras.
Aquella reina estaba triste todos los días, y nada que el rey hiciera o dijese podía alegrarla, de lo que el rey se asombraba. Fuertemente se esforzó el rey, tanto como pudo, en tenerla contenta, al fin, como vió que no podía alegrarla, sospechó de ella, y dudó de su honestidad.
Bello hijo- dijo el ermitaño- cuando el rey cayó en los celos y sospechó de su mujer, empezó a dejar de amarla, y, por ella, dejó de amar a la doncella.
Largamente estuvo el rey sin hablar con la doncella, y la reina comenzó a alegrarse, lo cual hizo maravillarse al rey, ya que , antes, cuando daba a la reina todos los placeres que podía, no lograba que se alegrase, y luego, cuando dejó de dárselos, la reina le amaba más que antes.
Mucho se asombro el rey del extraño comportamiento de la reina, y según ello ,dejó de amar a la reina, para que siguiera alegre y contenta en su amor.
Cuando los hombres de este mundo sienten placer en las delicias corporales, y no aman por el creador que los ha creado para que todos sepan amarlo y conocerlo, entonces se aleja Dios de esos hombres, y ese alejamiento no permite tener conocimiento, ni pueden sentir la delectación que sentirían de tener ese conocimiento de Dios.
Pero cuando el hombre deja de amar las delicias de este mundo, y, por medio de esas delicias y este mundo, ama a Dios, entonces, los placeres y el mundo aciertan en el hombre, y dan al hombre el modo de amar a Dios y tener conocimiento de Él.
Y por eso, -bello hijo-dijo el ermitaño-puedes tener el conocimiento de lo que es Dios, a saber; que Dios es aquello por lo que el mundo te alejará de amar a Dios si amas al mundo por sí mismo; y Dios es aquello por lo que el mundo significará Dios para ti, si lo amas para encontrar y amar a Dios.
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Los anglosajones conocen a Llull como " Blessed" Ramon Llull, este apelativo no es gratuito, no hay duda de que si ha habido alguna vez un hombre bendecido por Dios, ese fue Llull, lo que es terrible, es que tengan que ser los de fuera quienes hayan comprendido quien fue realmente Llull.
A este respecto, y salvando las distancias, tenemos más de un ejemplo de lo mismo en personajes como Arturo Soria, o Isaac Peral.
Por que al menos Llull fue reconocido y valorado en su época, produce una tristeza infinita leer el prólogo del "Origen Poliédrico de las Especies" de Soria, dedicado a cualquier extranjero capaz de comprenderle, porque sabía que ningún español lo haría...nunca.
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