Lo que sigue es mi traducción al castellano del LLibre de Meravelles de Ramón LLull, siendo aranés, estoy familiarizado con el occitano, de modo que entiendo bastante bien el lemosino de Llull, la dificultad mayor estriba en alcanzar su nivel de sutileza, que está algunas magnitudes por encima del mío.
Publicarlo aquí me sirve para hacer una revisión del texto en busca de errores, originalmente inicié la publicación en otro foro, pero desapareció antes de finalizar el libro, eventualmente, esta será la primera publicación íntegra.
Tras cada fragmento, acostumbro hacer algunas anotaciones, las he dejado como estaban por si pueden ser de utilidad, pero creo que sobrarían en una versión impresa.
Me sorprendió enterarme de que, desde que se tiene noticia, sólo hay un español entre los sabios de la antigüedad, al menos es el único que se menciona, de la categoría de Avicena, Tomás de Aquino, Roger Bacon, Arnaldo de Vilanova, o Alberto Magno, y otros pocos nombres insignes.
De modo que, por una cuestión de buscar nuestras auténticas raíces, comencé a leerlo, sus textos están en catalán de 1300, por lo que no es fácil entender lo que dice, pero, si se logra traspasar esa barrera, se descubre una mente clara y profunda, genuinamente preocupada por las dimensiones más elevadas del ser humano, y a un trabajador incansable, quizá el signo más claro de su condición de iniciado, su obra es ingente, y nadie se le ha acercado ni de lejos.
Esparcidas aquí y allá en su obra, destellan párrafos, ideas, comprensiones y estructuras mentales que nos dejan con la boca abierta, no sólo por lo que este hombre hizo, sino por que nos muestra lo que otros hombres debemos hacer, y lo lejos que estamos de lograrlo.
Así que me he impuesto la tarea de traducir uno de sus libros ( LLibre de Meravelles, El Libro de las Maravillas, ), al menos la mayor parte, por un lado, creo que es de interés para muchos, por otra parte, yo mismo desearía poder leerlo en castellano a partir de una traducción fiable, en esto como en todo, si quieres algo, hazlo.
Mi plan consiste en ir traduciendo un par de páginas al día, más o menos.
El libro se titula " Llibre de meravelles", la traducción correcta de maravillarse, en este contexto, sería, asombrarse, por lo que el título académicamente correcto debería ser Libro de Asombros, pero bien mirado, el libro es en sí mismo una auténtica maravilla en nuestros propios términos, y leerlo no deja de ser un viaje asombroso y lleno de auténticas maravillas que justifican el título.
LIBRO DE MARAVILLAS
LIBRO PRIMERO: DE DIOS
SI DIOS EXISTE-
Cuando Félix, después de dejar a su padre, hubo caminado largamente y se encontraba en un bosque, encontró a una pastora guardando el ganado.
-Amiga- dijo Felix- mucho me sorprende encontraros sola en este bosque, donde hay malas bestias que podrían hacer daño a vuestra persona, y vos no tenéis la fuerza que pudiera defender a vuestro ganado de los lobos y otras bestias.
Dijo la pastora:
- Señor, Dios es esperanza, compañia y soporte de mi coraje, y estoy en este bosque bajo su guarda, por que el ayuda a todos los que en él confían: porque posee todo el saber, bondad y sabiduría, me he puesto bajo su guarda y en su compañía.
Mucho gustaron a Felix las palabras de la pastora, y , asombrado por su esperanza y sabiduría, continuó su viaje. Y cuando apenas había avanzado un poco, escuchó a la pastora gritar y llorar, y la vió correr tras un lobo que se llevaba un cabrito. Félix se asombro de que la pastora tuviera valor para perseguir al lobo.
Y mientras la pastora perseguía al lobo, y Félix corría para ayudarla, el lobo soltó al cabritillo, mató y devoró a la pastora, y se fue hacia el rebaño donde mató muchas ovejas y corderos.
Así que, muy asombrado, empezó Félix a pensar en aquello que había visto, y recordó las palabras que la pastora dijo sobre Dios, en quien tanto confiaba.
Entretanto, Félix pensaba en la pastora y se asombraba de que Dios no la hubiese ayudado cuando ella en El se confiaba, y cayó en la tentación, y dudó de la existencia de Dios, de modo que se convenció de que Dios no es nada, porque le pareció que, si Dios es algo, hubiera ayudado a la pastora.
En medio de tales pensamientos fue Felix todo el día, al anochecer encontró una ermita donde había un hombre santo que había estudiado largamente tanta teología como filosofía, y, con sus libros y su sabiduría, en aquella ermita, a Dios contemplaba y adoraba.
El ermitaño recibió a Felix con toda amabilidad, pero él estaba tan absorto y asombrado, que, sin hablar, se arrojó a sus pies y permaneció conmocionado y en silencio mientras el ermitaño se maravillaba de verle en ese estado y comprendía que algo le pasaba.
Y Felix se desesperaba en la tentación que le atormentaba, porque consideraba que Dios no era nada, ya que, si lo fuera, no le habría dejado caer en la tentación de dejar de creer en él, principalmente, por que el, por amor de Dios, se había propuesto ir por el mundo para enseñar a las gentes a amarle, conocerle, honrarle y servirle.
-Bello amigo- dijo el ermitaño- ¿Qué os pasa y por qué estáis tan agobiado?
-Señor-dijo Felix- Muy asombrado estoy de Dios, de como me ha desamparado y me ha dejado caer en tan gran tentación, y de como desamparó a una pastora a la que mató un lobo.
Y entonces Felix explicó al hombre santo como había caído en la duda de si Dios era o no era algo, y le rogó que le ayudase a recuperar la devoción que antes tenía.
(......)
-Bello amigo- dijo el ermitaño- debes considerar que este mundo existe para que exista la posibilidad del bien, por que si no pudiera existir el bien, no podría ser el mundo tan bello como es.
Y, si Dios no fuese nada, el mundo sólo existiría para el mal, porque hay en él mucho más mal que bien. Y como al bien le conviene ser, y al mal, no ser, es obvio que es Dios lo que hace bueno al mundo, y aquello que haría al mundo mayor en mal que en bien sería la no existencia de Dios, sin el ser del cual todo lo que es sería en balde, y se seguiría que el bien fuera para el mal, y el mal, para sí mismo, y sería el fin del bien, lo cual es muy inconveniente, por lo cual se declara la existencia de Dios.
Mucho reflexionó Felix en las palabras que le decía el buen hombre, y comenzó a alegrase en su corazón, y, entre suspiros y sollozos, dijo estas palabras:
- Virtud y coraje había en la pastorcilla cuando al lobo perseguía. Si Dios fuese algo, hubiera ayudado a la virtud de la pastora, y nunca hubiera dejado desfallecer en mi alma la fe en El.
-Bello amigo- dijo el ermitaño- en Dios hay caridad y justicia, y, como la pastorcilla amaba a Dios y en él se confiaba, la ha llevado consigo a su gloria, y te ha dado la forma de ser fuerte contra las tentaciones y que creas en Dios, porque de otra manera no podrás entender, porque un hombre que ha emprendido tan alto negocio como vos, debe poseer un gran coraje, y por eso Dios ha dejado al diablo que te tiente, para que te acostumbres a ser fuerte y firme contra la tentación y el vicio.
Después de que el santo hombre dijera estas palabras, tomó un bastón y trazó un círculo alrededor de Felix; y luego le preguntó si le parecía que fuera de aquel círculo había algo más necesario que dentro de él.
Mientras Felix se asombraba de la pregunta que le hacía el ermitaño, éste dijo que la grandeza concordaba mejor con el ser que la escasez, y que lo que estaba fuera del círculo, era mayor en grandeza que lo de dentro, por eso es necesario que haya algo más grande fuera que dentro del círculo, después, dijo que la razón juzga y conoce que hay algo fuera del firmamento, y ese algo debe ser Dios, cualquier cosa que esté dentro del firmamento tiene que ser menor que él, ya que él lo contiene todo. Y si Dios no estuviera fuera del firmamento, se seguiría que es mayor el no ser que el ser, y lo que estaría dentro del firmamento sería grandeza acabada y finalizada, y eso es muy inconveniente.
Mientras el ermitaño decía estas palabras, una gran serpiente pasó al lado de Felix, quién sintió un gran temor, y se asombró de que el ermitaño no tuviera miedo de la serpiente.
-Amable hijo- dijo el ermitaño- si Dios no fuera nada, no habría resurrección, y el mundo sería eterno, y existiría para sí mismo, y todos, una vez muertos, estaríamos en la privación y el no ser.
De donde se seguiría que el mundo serviría para que los hombre estuvieran en el no ser más que en el ser, por que en el no ser, estaríamos para siempre, y en el ser, sólo el escaso tiempo en que estamos vivos. Por lo tanto, tú mismo puedes considerar, y conocerlo en ti mismo, que si Dios no fuese nada, tu naturaleza no hubiera temido a la serpiente, porque lo natural sería desear morir, ya que la muerte sería la ocasión de alcanzar el máximo posible, la privación y el no ser absolutos.
Pero como tu naturaleza teme a la muerte, significa que Dios, existe, y los hombres justos vivirán en una gloria sin fin tras la resurrección.
-Señor- dijo Felix- me asombro de tu falta de temor, ya que amas ser, por naturaleza, contra no ser.
- Bello amigo- dijo el ermitaño- es tan placentero amar a Dios y pensar en él, que todos aquellos que en el saben amar y conocer, desean verlo y sentir su gloria, y menosprecian la vanidad de este mundo, que tan poco dura., por eso, amable hijo, no temo morir, antes deseo morir y estar con Dios, y por ese deseo puedes percibir que Dios existe, porque, si Dios no fuese nada, ambos hubiéramos sentido miedo de la serpiente, miedo que has sentido por que a Dios no sabes amar ni conocer.
Mucho gustó a Félix la demostración que el ermitaño hizo de Dios, y bendijo a Dios por iluminar su conocimiento, Con lloros y contrición se rindió ante Dios como culpable, y tomó penitencia del hombre santo alabando a Dios a quien bendecía por ponerlo en su camino, y deseó que muchos ermitaños tuvieran su sabiduría y amor en conocer y amar a nuestro señor Dios.
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Llull fue discípulo de Arnaldo de Vilanova, conviene comprender que en esa época, Arte Ciencia y Religión estaban indisolublemente ligados, por lo que un sabio de este tipo, no solo era versado en lo que hoy conocemos como Ciencia, sino que era gente que comprendía y usaba el Arte para transmitir esa ciencia al pueblo, usando la religión como vehículo.
El libro de Llull es una obra de Arte Objetivo , contiene conocimientos científicos, y, bajo una forma artística, los transmite en nombre de Dios y en beneficio de todos.
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