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Tema: Conociendo a Darwin y su obra

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    Conociendo a Darwin y su obra

    Serie DARWIN






    1ª.- Parte : EL TRANSFORMISMO SELECTIVO.
    Una ley general que conduce al progreso de todos los seres orgánicos, o sea, que multiplica, transforma y deja vivir a los más fuertes y deja morir a los más débiles”
    “La muerte es generalmente rápida y el viogroso, el sano, el feliz, sobrevive y se multiplica

    (Charles Darwin en El Origen de las Especies).

    En algún momento de un futuro no muy distante como para medirlo en siglos, casi con toda certeza, las razas humanas civilizadas, exterminarán y reemplazarán a las salvajes en todo el mundo”
    “A los miembros más débiles e inferiores de la sociedad no debería permitírseles contraer matrimonio tan libremetne como a los inteligentes

    (Charles Darwin en El Origen del Hombre).


    1.- APROXIMACIÓN A LA TEORÍA DE CHARLES.
    Darwin, Un Chico Por Debajo del Promedio.
    El dogma darwinista, heredero del modo de entender el mundo del gnosticismo, es básico en el proceso de dominación mundial ideado por unos pocos poderosos. Se creen “elegidos” por razón de herencia, raza o condición socio-económica.
    Y el darwinismo era necesario para implantar definitivamente un poder fundamentado en el dinero e inspirado por el relativismo luciferino-masónico.

    Se habla mucho de darwinismo pero poco sobre los orígenes, motivaciones y promoción de ese siniestro movimiento pseudocientífico.

    El personaje histórico que lo nomina es Charles Darwin (1890-1882), de joven tenía fama de desordenado y perezoso. No estudió Biología sino Teología en la Universidad de Cambridge pues se le había declarado incapaz para la Medicina, pero tampoco completó ese aprendizaje alcanzando únicamente el título de subgraduado.

    Según Paul Strahern, en Darwin y la Evolución, Espasa, 1999 “Darwin no había recibido una formación científica en el sentido académico, y hasta el momento no había demostrado poseer una inteligencia excepcional, su celebridad se debía a haber estado en el lugar adecuado en el momento oportuno”.

    Y el propio Darwin reconoce que su célebre “teoría” fue más una cuestión de “iluminacón” que de imaginación (carta del 11 enero 1844, a uno de sus padrinos y promotor, el botánico Jackson Hooker).
    La “iluminación” se produciría ocho años tras su viaje en el Beagle y ya de regreso a Inglaterra. De su afirmación se deduce lo poco que sabía de Biología pues lo que presentaba como un gran hallazgo fruto de “un rayo de luz: que las especies no son inmutables” era algo que los biólogos llevaban estudiando desde hacía más de 100 años.

    A lo que se ve, sus estudios de Teología tampoco fueron muy profundos pues los más eminentes teólogos cristianos ya venían estudiando desde hacía siglos que “las especies no son inmutables”, otra cosa es el TRANFORMISMO que Darwin abrazaría años después.

    Déficit cultural que no sorprende, pues según su padre, Charles: “es un chico muy corriente, más bien algo por debajo del promedio”.



    ERASMUS EL ABUELO DEL DARWINISMO, Y SU MÁQUINA DE TORTURA.
    La afición del joven Charles por la Biología y su descreimiento religioso provenían de su abuelo Erasmus, el llamado “abuelo de la evolución”.
    El patriarca de los Darwin fue biológo y médico, libertino y MASÓN, pionero del naturalismo transformista y materialista.
    El tiempo que le dejaban libre sus vicios lo dedicó a plagiar y manipular los estudios biológicos de clérigos españoles de América.
    Y aún tuvo tiempo para fundar una Secta Gnóstica Masónica Esotérica: Sociedad o Círculo Lunar, que se reunía las noches de luna llena (se comenta que para celebrar ceremonias luciferinas) y sus miembros se autodenominaban: lunáticos. Entre otros masones: Benjamín Franklin y Thomas Jefferson, padres fundadores de EEUU pertenecían a ella.

    El principal legado “científico” del lunático Erasmus fue un sofisticado artilugio denominado “máquina giratoria” con el que trataba a los enajenados convirtiendo los psiquiátricos en centros del terror.
    Aunque aparentemente esto no tenga relación con el tema del hilo sí la tiene, en la descripción del “invento” torturador de Darwin se define, perfectamente, el HUMANISMO que se esconde tras los dogmas naturalistas: “se fija una viga perpendicular al suelo y al techo, que mediante una palanca horizontal, se hace girar sobre sí misma. Átese al enfermo a una silla que viene sujeta a la viga, o se le coloca en la cama que cuelga de la palanca, horizontalmente. Luego, con la ayuda de un criado, se pone en movimiento la máquina más o menos rápidamente, con un empujón.
    Este movimiento causa, a los sanos, palidez, debilidad, vértigos y naúseas y aveces abundante evacuación urinaria. Ya se conocen los buenos efectos de los vomitivos en los dementes, pero no es fácil hacérselos tomar, ni determinar la dosis ni moderar el efecto. Por el contrario el movimiento rotatorio reúne todas esas ventajas.
    Además actúa por igual sobre el alma y el cuerpo, inspira un miedo saludable y, por lo general, basta amenazar al enfermo con la máquina rotatoria, cuando ya ha probado dos o tres veces sus penosos efectos, para conseguir de él que tome o haga cuanto se quiera ...”

    El viejo iluminado y sádico Erasmus consiguió, gracias a sus influencias “fraternales” o lunáticas, imponer la máquina “curativa” en casi todos los psiquiátricos de Europa, y con el tiempo sirvió de inspiración para las cámaras de tortura como las tristemente célebres checas tan usadas por los regímenes totalitarios, siempre tan partidarios de las prácticas eugenésicas y eutanásicas.


    LA ZOONOMÍA DE ERASMUS Y SU INSPIRACIÓN MASÓNICA.
    Erasmus dejó, en herencia, a su nieto Charles sus investigaciones. Las plasmó en la obra Zoonomía o las Leyes de la Vida Orgánica (1794-1796). Ahí estaba, en forma embrionaria, buena parte de la tesis que plantearía Charles en el Origen de las Especies, obra publicada en 1859.
    La idea básica del abuelo de Charles era:
    ¿Sería demasiado audaz imaginar, teniendo en cuenta el gran tiempo transcurrido desde que la tierra comenzó a existir, quizás millones de años antes del comienzo de la humanidad, sería demasiado audar imaginar que todos los animales de sangre caliente provienen de un filamento de vida, que la Gran Primera Cuasa dotada de animalidad, tuviera el poder para adquirir nuevas partes, atendiendo a la nueva propensión, dirigiéndose por irritaciones, sensaciones, voliciones y asociaciones, pudiera poseer la facultad de continuar mejorando, mediante su propia capacidad inherente, involucrándose en la mejora de la siguiente generación, por los siglos de los siglos?” (Erasmus Darwin en Zoonomía Or the Laws of Organic Life,Vol. I. htpp://www.gutenberg.org/files/15707/15707-h/157067-h.htm)

    Parece que no es demasiado audaz imaginarse tal cosa. Pero en el texto de Erasmus queda claro que su utopía “científica” tenía un evidente carácter masónico, cifrado en un aparente panteísmo de carácter materialista o monista.
    Esrasmus deseaba materializar al indefinido GAUDU (Gran Arquitecto Del Universo) masónico en la Gran Primera Causa, una especie de andrógino primigenio basado en el imaginado por los alquimistas gnósticos y sus herederos rosacruces y masones.

    Hasta en los manuales masones más elementales ya se dice: “La Gran Primera Causa que creó la materia queda revelada como la Suprema Inteligencia y el Gran Arquitecto del Univeso”.
    Y en las masonerías esotéricas dieciochescas, vinculadas a ritos mágicos, luciferinos y gnósticos, sobre todo a los de carácter egipciano y/o talmúdico, que buscaban un sincretismo proveniente de un origen común en remotas creencias, se caracterizaba a esa Gran Primera Causa, al Uno, al andrógino primigenio, con rasgos en la línea de lo expuesto por Erasmus Darwin: “Las bestias son sólo símbolos de la Gran Primera Causa considerada en sus atributos y relaciones”.

    Samuel Shuckford (1694-1754) escribió una larga y aburrida obra llena de delirantes interpretaciones pseudohistóricas que puede leerse en la Red: http://books.google.es/booksid=Mi4NA...esult&resnum=4 )
    Era un pastor anglicano, vinculado a la primera masonería simbólica inglesa, a su vez vinculada con la Royal Society. Jacobino y virulento militante antipapista, sus escritos fueron una fuente magistral y de autoridad para la generación de masones a la que pertenecía Erasmus Darwin así como para los jacobinos de la Revolución “francesa”.

    Y era esa vinculación icónica de las bestias con la Gran Primera Causa la que permitía a los masones justificar la adoración de estatuas de animales, tales como el buey Apis del Egipto faraónico o la del Becerro de Oro bíblico.

    El planteamiento de Erasmus Darwin no era demasiado original ni tendría mayor interés de no ser porque tuvo una influencia DETERMINANTE en la elucubraciones de su nieto Charles.
    Es el propio Charles Darwin quien reconoce (Autobiografía, publicada por el hijo de Charles por primera vez en 1929, Belacqua, 2006, pg. 21) haberse inspirado en la Zoonomía aunque se sintió decepcionado por los excesos especulativos, poco fundamentados, que predominaban en la obra de su abuelo, en sus propias palabras: “en aquella época, era un gran admirador de la Zoonomía; pero cuando la leí por segunda vez, tras un intervalo de diez o quince años, me sentí defraudado; tan grande era la proporción de especulaciones respecto a los datos aportados”.

    Es curioso que cuando se cita la obra cumbre de Darwin se oculta su título completo, quizás por no ser políticamente correcto hoy en día al derribar desde un principio el mito del humanismo de su teoría: El Origen de las Especies, por medio de la selecció natural, o la preservación de las razas más favorecidas en la lucha por la vida.

    A continuación presentamos un extracto de la obra y algunas reflexiones del autor sobre su contenido.





    2.- LA FALSA HIPÓTESIS DE LA SELECCIÓN NATURAL MEDIANTE LA LEY DEL MÁS FUERTE.

    EL DARWINISMO : UNA CUESTIÓN DE FE.
    El propio Darwin reconocía, en su obra (El Origen de las Especies …) la IMPOSIBILIDAD de demostrar su hipótesis y pedía, a sus lectores, un ACTO DE FE, lo cual no parece muy apropiado en una obra supuestamente científica: “no puedo dar aquí referencias y textos a favor de mis diversas afirmaciones, y tengo que contar con que el lector pondrá alguna confianza en mi exactitud”.

    A continuación prometía solventar esa falta de refencias y pruebas en un futuro: “no puedo dar aquí más que las conclusiones generales a que he llegado conalgunos hechos como ejemplos, que espero, sin embargo, serán suficientes en la mayor parte de los casos. Nadie puede sentir más que yo la necesidad de publicar después detalladamente, y con referencias, todos los hechos sobre los que se han fundando mis conclusiones, y espero hacer esto en una obra futura”.

    Pues bien, aunque Charles Darwin aún vivió 23 años más NUNCA cumplió su promesa que le resultaba tan sentidamente necesaria. Nunca publicó ni detalladamente ni con referencias, ni tan siquiera someras y de oídas, esos supuestos hechos sobre los que FUNDABA sus CONCLUSIONES. O se olvidó o las perdió, pero más bien NUNCA EXISTIERON.
    Ahora, 150 años después, los dogmáticos darwinistas no han sido capaces, aún, de reencontrar esos hechos aludidos por Darwin en los que fundamentaba sus “científicas” conclusiones.
    Se han realizado infinidad de esfuerzos, con financiación a espuertas, pero los paladines del darwinismo no han encontrado todavía mayor prueba con la que refrendar las conclusiones de Darwin. Va a ser que tenía razón Charles cuando ha sido imposible desentrañar lo que él definía como “el misterio de los misterios”.

    Siendo razonables parece adecuado DESCONFIAR de la exactitud de las PRUEBAS DARWINIANAS aún a costa de ser acusado de pecado contra el DOGMA de la “ciencia” oficial, anatemizado por la ira de los chamanes darwinistas y condenado por la censura mediática.
    Ver: Joaquín Fernández Pérez, Profesor de Biología en la Universidad Complutense de Madrid “Darwin y el Evolucionismo”, Ciencia y Cultura. De Rousseau a Darwin (Actas años XV y XVI), Editado por la Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias: htpp://www.gobcan.es/educacion/3/Usrn/fundoro/Actas%20Seminario%20XV-XVI/conferencias/13.pdf )


    EL VARIACIONISMO SELECTIVO.
    Así, la conclusión, tesis o paradigma fundamental, defendido por el teólogo aprendiz, metido a naturalista, es que la naturaleza de cada especie varía mediante una lucha constante por la existencia entre los individuos pertenecientes a esa especie.
    Darwin, en su obra, siempre menciona el término “varía” (no evolución) si bien, más tarde, el darwinismo se ha referido a la teoría de Darwin como evolucionismo en vez de variacionismo selectivo que decía él y cómo debería denominarse.
    Esa teoría defiende una gradación transformista, que se formula como sigue: “variación de una especie, generación de una subespecie, nueva especie incipiente

    No es un detalle baladí.
    Variación es la acción o el efecto de hacer que una cosa sea diferente en algo de lo que antes era.
    Evolución es la acción o el efecto de desarrollar los organismos, o las cosas, pasando de un estado a otro.
    Es decir, la Variación es cambio, la Evolución es Desarrollo.
    Hablar de variación en una especie es decir que ha cambiado una característica por otra. Hablar de evolución, es decir que ha desarrollado una característica en un sentido determinado.

    Es erróneo pues vincular la teoría de Darwin con la Evolución. La evolución, el desarrollo, es evidencia natural. Cabe tanto en un supuesto transformista darwiniano, sea causal o casual, como en un supuesto creacionista, sea por acción divina o la de cualquier agente o ente capaz de crear o propiciar la creación.

    Son reveladoras las palabras de Benedicto XVI: “se está asistiendo a un debate bastante encendido entre el así llamado “creacionismo” y el “evolucionismo”, presentándolos como si fueran alternativas que se excluyen: quien cree en el Creador no podría admitir la evolución y, por el contrario, quien afirma la evolución debería excluir a Dios. Esta contraposición es absurda, porque, por una parte, existen muchas pruebas científicas en favor de la evolución, que se presenta como una realidad que debemos ver y que enriquece nuestro conocimiento de la vida y del ser como tal. Pero la doctrina de la evolución no responde a todos los interrogantes y, sobre todo, no responde al gran interrogante filosófico: ¿de dónde viene todo esto y cómo todo toma un camino que desemboca finalmente en el hombre? ….
    Hay una razón anterior a todo, la Razón creadora, y en realidad nosotros somos un reflejo de la Razón creadora, somos pensados y queridos; por tanto, hay una idea que nos precede, un sentido que nos precede y que debemos descubrir y seguir, y que en definitva da significado a nuestra vida
    ” (Declaración del martes 24 julo 2007).


    LA SELECCIÓN NATURAL, LA LEY DEL MÁS FUERTE.
    El variacionismo selectivo de Darwin se fundamenta en lo que denominó la selección natural, que determinaría la supervivencia de los más aptos: es la ley del más fuerte. Las variedades dentro de una especie, que tieen alguna ventaja sobre las otras, por mínima que ésta sea, serían las que saldrían victoriosas:
    como la selección natural obra solamente por la conservación de modificaciones útiles, toda forma nueva, en un país bien poblado, tenderá a suplantar, y finalmente a exterminar, a su propia forma madre, menos perfeccionada, y a otras formas menos favorecidas con que entre en competencia. De este modo la extinción y la selección natural van de acuerdo. Por consiguiente, si consideramos cada especie como descendiente de alguna forma desconocida, tanto la forma madre como todas las vriantes de transición habrán sido, en general, exterminadas por el mismo proceso de formación y perfeccionamiento de las nuevas formas”.

    Esta ley de la lucha por la existencia, según Darwin, sería también aplicable a las relaciones entre las diversas especies y concluía: “cuando reflexionamos sobre esta lucha nos podemos consolar con la completa seguridad de que la guerra en la naturaleza no es incesante, que no se siente ningún miedo, que la muerte es generalmente rápida y que el viogoroso, el sano, el feliz, sobrevive y se multiplica”.

    Gracias a Dios no hay que consolarse con ese determinismo de raigambre orientalista, con esa visión violenta y catastrofista edulcorada. Con ese “utopismo” naturalista fascistoide, pues la hipótesis de Darwin, además de terrible, NO SE CORRESPONDE CON LA REALIDAD.


    DISYUNCIÓN DARWINISTA FRENTE A CONJUNCIÓN RACIONAL.
    Una visión superficial de la naturaleza nos lleva a percibir que, en las relaciones de los seres vivos, tanto entre los de la misma especie como entre interespecies, no sólo existe la competencia y la lucha. También, se podría decir que incluso más, los seres vivos se asocian y trabajan en conjunto, porque son interdependientes, tanto con los seres de su especie como con los de otras, para nacer y sobrevivir.

    Entre especies la depredación (excepto la humana) se rige por un equilibrio natural de interdependencia, pues el depredador no pretende destruir la especie depredada, ya que es su sustento.
    Es la necesidad la que sólo unas pocas veces se cifra en que uno destruya a otro de su misma especie.
    En la naturaleza es mucho más común el modelo de la madre amorosa y protectora que el de la abeja reina. La mayoría de las veces, las relaciones naturales, entre individuos de la misma especie y entre las diversas especies, no se cifran en la disyunción destructiva, tú o yo, sino en la conjunción generativa, tú y yo.

    Pero a Darwin le extasiaba la disyunción destructiva. Para él, amor y odio serían lo mismo: “puede ser difícil; pero tenemos que admirar el odio salvaje instintivo de la abeja reina, que la impulsa a destruir a las nuevas reinas, sus hijas, desde que nacen, o a perecer ella en el combate; y el amor maternal o el odio maternal -aún cuando este último, afortunadamente es más raro- es todo lo mismo para el inexorable principio de la selección natural”.

    Los mecanismos de la naturaleza permiten que sólo sobreviva el individuo apto. Y ¿quién es el apto? El que tiene las aptitudes idóneas y necesarias para sobrevivir en el entorno que le corresponde. Asi pues, la afirmación de Darwin es una PEROGRULLADA.

    De entre los aptos, necesariamente no sobreviven más los definidos arbitrariamente como más aptos, tal y como pretendía Darwin; pues la caracterización como más o menos apto para sobrevivir es relativa. La supervivencia de uno sobre otro en determinadas condiciones y/o accidentes, bien puede ser, en condiciones, circunstancias y/o accidentes distintos, la supervivencia del otro sobre uno.

    Muchas veces, la mayoría, la supervivencia es más una cuestión circunstancial o accidental, fruto de acciones propias o ajenas, que la consecuencia de una mayor o menor adaptación.
    La jerarquía: más o menos apto, es una entelequia, y para que tuviera sentido científico sería preciso establecer una relación sistemática en una realidad cambiante, tal y como es el caso de las condiciones, las circunstancias y los accidentes con los que se topa una vida, y no una VIRTUALIDAD ABSOLUTA INEXISTENTE como es obvio.

    Darwin afirmaba la posibilidad de que la supervivencia fuera el fruto de lo que parece casual o de una diferencia insignificante. Esta afirmación es un evidente intento de elevar a lo absoluto lo que es obvio en determinadas circunstancias pero falso en otras, incluso en la mayoría.
    Es decir, Darwin hacía una tautología sin valor racional ni experimental, pues al final todo se reduciría a decir que las especies que sobreviven son las que sobreviven.

    En realidad estas cualidades, cada una e incluso la suma de ellas, la mayoría de las veces NO son la razón principal para ser depredado. La principal son circunstancias aleatorias como coincidir en el lugar y momento dado con los depredadores. Y no tiene nada que ver con la Selección Natural que formuló Darwin a partir de la ley del más fuerte: “una ley general que conduce al progreso de todos los seres orgánicos, o sea, que multiplica, transforma y deja vivir a los más fuertes y deja morir a los más débiles”.

    Gracias a Dios esa cruel ley no domina la naturaleza, por mucho que se empeñara Darwin, porque como es lógico la competencia entre miembros de una especie e interespecies es mayor entre quienes comparten el mismo entorno natural, pero también es mayor la cooperación y ésta suele ser más determinante en el trascurrir vital que la competencia.
    Los vástagos no acostumbran a exterminar a sus progenitores: en la naturaleza es una actuación excepcional. En la mayoría de casos los progenitores y vástagos conviven en continuo desarrollo.
    Las especies por mucho que se depreden unas a otras no buscan el exterminio, se necesitan para sobrevivir, el felino caza para saciar su hambre pero entretanto deja que sus futuras presas pasten sin molestarlas.











    2ª.- Parte : EL MITO DEL TRANSFORMISMO HEREDITARIO DARWINISTA.

    LA ESPECIE INCIPIENTE.

    Darwin aún fue más lejos en su afán de entender un universo sometido a la violencia predeterminada cuando afirmó que las variaciones características para la supervivencia se transmiten de forma hereditaria, constituyendo nuevas razas que acabarían por conformar las que denominó “especies incipientes.

    Para empezar, hablar de “especie incipiente” es un eufemismo indefinido (omnia explicanda, nulla explicatio), es otra nueva obviedad: todas las especies en algún momento son incipientes, pues todo lo que existe en algún momento fue incipiente, hubo de comenzar su existencia, salvo que se crea que algo es eterno (sin principio ni final).

    Hipotéticamente, una especie podría comenzar su existencia por transformación de otra generando lo que algunos darwinistas saltacionistas llamaron “monstruo esperanzado o viable” (término acuñado por Richard Goldschmidt (1878-1958) director de genética del Instituto Kaisser “ilhelm de Berlín, de origen hebreo emigró a California a fines de '30 para huir de Alemania).
    También podría iniciarse su existencia porque:
    - una especie vaya gradualmente variando hasta llegar a ser una especie doble (el llamado eslabón intermedio del darwinismo ortodoxo)
    - se crucen dos especies conformando un híbrido capaz de reproducirse.
    - haya sido creada por cualquier ente (o agente) capaz de crear o propiciar dicha creación.

    Darwin intuía que el “saltacionismo” es imposible (“natura non fecit saltum”) como así es. Y como alternativa formulaba el transformismo gradual que intentaría probar, entre cosas, con la hibridación, pero para negar, en cualquier caso, la creación.

    Así a lo que Darwin llamaba “especie incipiente” habría que denominarlo “especie transforamada” en caso de consolidarse como especie o “especie travestida o monstruo” si no se consolidase.
    Esa supuesta “especie incipiente” necesitaría de la existencia previa de una especie doble, copartícipe en su condición de la original, a partir de la que habría sido originada, y de la ya transformada, de la cual sería origen: el “eslabón intermedio”.


    EL DOGMA METABIOLÓGICO.
    Lo real son las especies, NO los eufemismos de “especies incipientes”. Pretender hacer ciencia partiendo de esas especies incipientes virtuales es no saber qué es la ciencia. Darwin se adentra en cuestiones especulativas de raigambre metafísica que siendo muy interesantes (al menos para mí) no tienen nada que ver con la CIENCIA a la que nada le aportan.

    Un científico ha de observar, investigar y experimentar con la REALIDAD para conocerla mejor, no hacer generalizaciones especulativas sin pruebas suficientes y basándose en una casuística seleccionada arbitrariamente.
    Un científico investiga el cáncer para conocer mejor cuáles son sus mecanismos, no se dedica a observarlo para afirmar que todas las enfermedades funcionan igual y el origen de todas es idéntico al del cáncer.

    El método seguido por Darwin fue OBSERVAR fenómenos aislados para HIPOTETIZAR UNIDIRECCIONALMENTE generando un DOGMA a partir de una realidad seleccionada de forma ARBITRARIA e incluso INEXISTENTE.
    Darwin observó el comportamiento exterminador de la abeja reina pero “olvidó” la acción protectora de la inmensa mayoría de las hembras de las distintas especies para poder dogmatizar sobre el “inexorable principio de la selección natural”.

    Darwin NO investigó las especies para conocerlas mejor, se limitó a buscar los ejemplos que le convenían para “demostrar” su tesis diseñada de antemano. Así solo observó ALGUNOS fenómenos en ALGUNAS especies, escogidos arbitrariamente, para luego afirmar que esos fenómenos concretos, que pueden darse en algunas, son TODOS los que se dan en TODAS las especies.

    Más aún, pretendía convencer de que esos fenómenos explicarían SU DOGMA: TODAS las especies, en última instancia, provenían de una.

    Trataba de promover algún fundamento “científico” a la hipótesis sobre la existencia de la Gran Primera Causa masónica, Darwin deseaba materializar al GADU, verificar la “utopía” de su “iluminado” abuelo.
    Todo debía generarse como en la teoría masónica transformista de raigambre pitagórica: el círculo transformado en espiral, la espiral transformada en doble espiral, y así sucesivamente.
    Trataba de explicar la naturaleza mediante los esquemas clásicos de la geometría teórica, con el añadido de una supuesta ley universal de gradación y degradación, IMPOSIBLE DE FORMULAR EMPÍRICAMENTE por lo que se aplicaría al gusto del consumidor, SIN REGLA O FÓRMULA ALGUNA.

    Se trataba, y trata, de obviar que el cálculo real dinámico es el que, con la interacción de múltiples variables, casi siempre explica las realidades naturales y siempre es el camino recto de la ciencia.


    Se trataba, y trata, en última instancia, de llevar a efecto, INSTALAR E IMPONER la metodología formulada años después por el ideólogo y pedagogo Ernst krieck (1882-1947) diseñador de la política educativa nazi.

    Con dicha metodología se pretende construir lo que Krieck denominaba una “cultura orgánica” y hoy “lo políticamente correcto”. La metodología que se sigue usando por los gobiernos de inspiración masónica.
    Demostrada la utilidad real de un conocimiento, su catalogación científica se convierte en una cuestión totalmente secundaria” (Ernst Krieck en nationalpolistichen Erziehung, 1932)

    Así, demostrada la utilidad para los poderosos del variacionismo selectivo de Darwin, su demostración científica se ha convertido en algo totalmente secundario.

    De todas formas lo practicado por Darwin no es ciencia, como mucho es metafísica de andar por casa o de barra de bar. Se diseñaba, mediante analogías escogidas arbitrariamente, para destruir cualquier metafísica RACIONAL. La obra de Darwin no es Biología, sino METABIOLOGÍA.

    Es más una elucubración que una hipótesis racional.
    Es más un PROYECTO DE UN DOGMA QUE UNA TEORÍA CIENTÍFICA.

    El 16 de agosto 1838, veinte años antes de publicar El Origen de las Especies … el propio Darwin anotaba en su Notebook M la naturaleza de sus intenciones, más “metafísicas” que biológicas: “quien entienda al babuino hará más por la metafísica que Locke” (Dorothy Cheney en Baboon Metaphysics: The Evolution o a Social Minds (1992): htpp://symposium.chem.upenn.edu/participants.html Cheney es profesora de Biología en la Universidad de Pensylvania y está especializada en el estudio de primates, es la pionera del estudio psicológico de los mismos).

    En cuanto a Locke no hizo nada por la metafísica pues arremetió contra ella (pretendió suprimir del pensamiento el salto metafísico que se entendía necesario para la comprensión de lo humano más allá del mundo material. El empirismo pretende desmontar la metafísica y, con ello, el ANÁLISIS RACIONAL que la sustenta más allá del naturalismo, más allá de la conjunción entre materia y sentidos. Locke y sus seguidores negaban la existencia de las ideas innatas y, con ello, sentaban las bases del RELATIVISMO MATERIALISTA u “opinialismo” el imperio de la opinión totalmente opuesta al RACIONALISMO o regirse por la razón).

    Locke aportó algo a la historia de las ideas pero su pensamiento supuso un retroceso filosófico de siglos, la vuelta a las elucubraciones presocráticas.
    Partiendo de las ideas de Locke, Darwin y los darwinistas han buscado en la naturaleza la fórmula mágica desentrañadora del dilema del ser o no ser, emulando a los primitivos filósofos que creían que todo nacía del agua, el fuego o el aire.
    Los darwinistas pretenden verficar su fórmula mágica con análisis pormenorizados sobre el comportamiento del babuino y otros similares e igual de inútiles, salvo que los babuinos y otras especies precisen psicoanalistas.

    En resumen, LOS DARWINISTAS SOLO HAN SIDO CAPACES DE CREAR UN ABERRANTE DOGMA METABIOLÓGICO, FUNDAMENTADO EN UNA IRRACIONAL ARBITRARIEDAD EN LA SELECCIÓN Y FORMULACIÓN DE LASPRUEBAS CON LAS QUE INTENTAN SUSTENTARLO.


    LA PATRAÑA DEL VARIACIONISMO TRIUNFANTE.
    Partiendo de su hipótesis no demostrada, ni entonces, NI AHORA sobre la selección natural vinculada a la ley del más fuerte, (un más fuerte imposible de objetivizar de manera absoluta) Darwin afirmaba que lo más probable, aunque (sin pruebas y sin razonarlo de forma alguna) sería que el individuo portador de una variedad triunfante dentro de una especie pasaría a ser más prolífico.
    Y sus descendientes, a su vez, tendrían más posibilidades de estar entre los que se escapan de la destrucción, algo que tampoco prueba.
    Éstos, a su vez, de igual manera, serían más fértiles, por lo que se multiplicarían más a expensas de todas las variedades menos prolíficas.

    Pero resulta que aceptando (que no acepto) esto no tendría por qué ser así, sólo lo sería si se identifica necesariamente fortaleza, conceptualidad relativa, con fertilidad, realidad valorable de forma empírica.
    La realidad reproductiva de un individuo está, necesariamente, relacionada con que viva durante su período fértil. Al margen de una infinita casuística aleatoria, sólo el no apto, que no el menos apto del concepto darwinista, o el que es víctima de accidente natural o casual, acostumbra a no superar su período de vida previo a la fertilidad. Algo que ocurre así excepto en circunstancias atípicas, excepcionales.

    Por eso la hipótesis darwiniana, incluso aceptada de forma recalcitrante sobre esta cuestión, sólo sería válida en esas circunstancias atípicas o excepcionales. Pero la historia natual transcurre casi siempre, salvo por acción volitiva del hombre, de una forma evolutiva monótona y pautada.

    Por eso para salvar ese escollo conceptual insito a su hipótesis, Darwin se vió obligado a introducir todo tipo de analogías sacadas de la acción volitiva del hombre (la única capaz de modificar ostensiblemente las pautas naturales) pero para fundamentar su hipótesis transformista no presentó NI UNA PRUEBA del devenir de la naturaleza al margen de la acción humana.

    Mediante analogías chapuceras y sofísticas elucubra que la naturaleza, con la alteración de las condiciones de vida, características geográficas o del clima, podría conseguir que plantas y animales asociados a ese entorno varíen la cabo de ciertas generaciones, de forma similar a la que consigue un criador de ganado que selecciona sus ejemplares.
    Es decir, para explicar el mecanismo de la naturaleza tal y como le conviene (inventa) lo ejemplarifica con determinadas actuaciones volitivas del hombre. Es una paradoja delirante: determinar la causa por su efecto más excepcional y menos vinculado directamente a la misma, en vez de vincular la casuística mayoritaria de los efectos a su causa necesaria.
    Es similar a decir que como se producen muertes por accidentes de carretera, y se pretendiera convencer de que sólo o, al menos, la mayoría de las muertes naturales se producen por accidentes de carretera. Aún más, se pretendiera IMPONER la tesis de que sólo en accidentes viarios se producen muertes naturales.
    Es la QUINTAESENCIA DE LA IRRACIONALIDAD.

    Darwin estaba convencido de que aplicada al ser humano su tesis exterminadora sería genocida, tal y como ha sido en los regímenes políticos inspirados en el darwinismo. Charles postulaba la multiplicación de pequeñas modificaciones en le transcurso de miles de generaciones y la manifestación operativa de la nueva peculiaridad recibida a partir de la herencia, propiciarían la existencia de una divergencia cada vez mayor respecto a la norma original. La consecuencia sería la manifestación de nuevas especies o, en un mayor lapso de tiempo, hasta nuevos géneros naturales.


    DARWIN EL GURÚ DEL TRANSFORMISMO EXTERMINADOR.
    Ante la evidencia de la supervivencia milenaria de muchas especies invariadas que tirarían por tierra, y de inmediato, la hipótesis darwiniana, Chales tuvo que DETERMINAR que las nuevas variaciones, a la larga especies incipientes, podrían sustituir al tipo original e iría distanciándose de este. Pero al tiempo -el tipo original podría perpetuarse sin modificación alguna, siempre y cuando estuviera en suficiente armonía con las condiciones ambientales vigentes en cada momento.

    Obviemos que para llegar hasta aquí Darwin tuvo que dar por demostradas hipótesis inverosímiles, esta última tesis es simplemente ABSURDA en sí misma y CONTRADICE su propia teoría.
    Si como postula este gurú transformista, la especie incipiente más apta, portadora de una mínima característica variada, fuera fruto del cruce entre individuos de la especie invariada, la proliferación de individuos variados más favorecidos haría que no quedaran individuos invariados. Salvo que los variados sólo se cruzaran con los variados y los invariados con los invariados, lo cual es completamente irracional.

    La tesis darwinista sólo podría materializarse en el caso de que actuara una fuerza dictatorial y totalitaria oculta, insita en la naturaleza que actuara como el ganadero que selecciona sus reses. Pero ese poder “natural” oculto impondría una ley en contra de la propia ley natural que rige los instintos que propugna, como muestra la evidencia, que se crucen los individuos variados de una especie con los invariados.

    La naturaleza propicia el mestizaje para impedir que ciertas peculiariedades tornen en degeneraciones endogámicas (demostrado por la herencia de la hemofilia) la naturaleza crea mecanismos para impedir que los individuos de cada especie n acaben transformados en seres cada vez más cercanos (clones degenerados).


    EL TRANSFORMISMO INEXISTENTE.
    En la época de Darwin buena parte de los naturalistas se inclinaba a creer en la existencia de una tendencia dentro de las especies que haría evolucionar algunas características con el tiempo. Se basaban en intuiciones y observaciones pero no disponían de prueba fehaciente alguna que lo demostrara. También consideraban que, de todas formas, había ciertos límites no traspasables por mucho que cambiasen las circunstancias o pasaran las generaciones. Esta hipótesis parece ser la más próxima a los postulados de la ciencia actual.

    Darwin sostenía una tesis opuesta, afirmaba que cada especie es capaz de variar INDEFINIDAMENTE a partir de su tipo original, la competencia entre las razas y las especies decía que era siempre más fuerte entre los que están ligados y comparten el entorno natural, por tanto, ante cambios en las condiciones, la población original correría el inminente riesgo de ser reemplazada por alguno de sus vástagos modificados.

    Para Darwin la nueva raza o especie no podría ser absolutamente superior en la suma de sus competencias o dotaciones. Su estructura podría ser incluso más simple y con menor grado de inteligencia y/u organización, pero siempre, en conjunto, pasaría a tener una ligera ventaja sobre sus rivales pues representaría el progreso.

    Pero la elucubraciones de Darwin y sus incondicionales NO SON MÁS QUE CIENCIA FICCIÓN (la hipótesis darwinista es la base “científica” para la creación de distopías humanas o semihumanas en novelas, la mayoría anglosajonas, de comics y películas, algunas basadas en estas novelas).

    La realidad es que esa variación más poderosa a partir del tipo original dista mucho de estar probada y nadie ha podido sistematizarla, NI EN UNA SOLA ESPECIE, excepto en las novelas y la ciencia ficción. Los tebeos, comics, películas, novelas, artículos de prensa “científicos”, etc. sirven A FALTA DE PRUEBAS CIENTÍFICAS DE VERDAD para asentar en el subconsciente colectivo la idea del transformismo como algo realmente existente en la naturaleza.

    El palentólogo Colin Patterson (1933-1998) Director del Museo Británico de Historia Natural, ateo y confeso darwinista dejó la cuestión bien clara en una carta escrita al Dr. Luther D. Duderland, que le había pedido pruebas fósiles que apoyaran el variacionismo darwinista. Patterson se lamentaba: “Ud. me dice que al menos deberíamos mostrar una fota del fósil del que se derivó cada tipo de organismo”.
    Lo voy a decir muy claramente: no existe ningún fósil así para el que se pudiera dar un argumento fundamentado. La razón es que las declaraciones acerca de ascendientes y descendientes no son de aplicación en el registro fósil …
    Es cosa fácil inventar historias sobre cómo uno dio origen a otro y encontrar razones de por qué las etapas serían favorecidas por selección natural. Pero estas historias no forman parte de la ciencia, porque no hay forma de ponerlas a prueba.

    Así, aunque mucho me gustaría complacerle saliendo en defensa del gradualismo, y dar realidad a las transiciones entre los principales tipos de animales y plantas, me encuentro algo carente de la justificación intelectual necesaria para esta tarea


    (carta de Colin Patterson a Luther Suderland, 10 abril 1979, está íntegra en la Red: http://www.sedin.org/propesp/X0068_05.htlm el enlace contiene además, escaneada, la carta original)

    TODO EL PLANTEAMIENTO DE DARWIN ES DEL TODO FALSO, porque la propagación de una especie, la posibilidad de ampliar su terreno o territorio, depende infinitamente más de su relación con otras especies, que de las supuestas variaciones orgánicas o de su supuesta selección natural, tal como las definió el “iluminado” naturalista aficionado.

    Una de sus principales reivindicaciones era que su teoría permitiría prescindir de tener que aceptar una ley absoluta de progresión, como complemento necesario en la variación efectiva. Es decir, pretendía corregir su propia teoría universal mediante una variable, cuya existencia -como era su noma- no probaba.
    Ni siquiera se molestó en encontrar una explicación razonable para la misma en el marco de su teoría.

    ACTUALMENTE SIGUE SIN PROBARSE Y SIN EXPLICACIÓN RAZONABLE ALGUNA QUE SIRVA DE INDICIO PARA PODER CREERLE. QUIZÁS, SERÁ QUE NO EXISTE TAL VARIABLE, COMO NO HAY LOS MECANISMOS GENERALES DE SU TEORÍA, AL MENOS COMO ELEMENTOS DOMINANTES EN LA NATURALEZA.








    3ª.- Parte : EL GNOSTICISMO DE DARWIN.
    Al afirmar que la variación no habría de suponer necesariamente un progreso, Darwin “salvaba” una consecuencia inevitable de su teoría.
    Tras la generación de infinidad de especies mediante un transformismo nunca probado, la selección natural, nunca probada tal y como la formula Darwin, sólo permitiría la supervivencia de las especies más favorecidas, de las más aptas, de las más fuertes.
    Por lógica consecuencia, de forma inevitable, las especies acabarían por ser cada vez más parecidas, pues su proceso de transformación sucesiva iría siempre encaminado hacia un modelo poseedor de características más favorable.
    Y en última instancia se llegaría a una única especie final y la disolución de la propia naturaleza.

    Supongamos que tal como plantea el darwinismo se propiciara un virus universal, capaz de destruir todos los demás virus, y a partir de ahí, de matar toda la materia orgánica: tal virus acabaría autodestruyéndose cuando dejara de tener materia orgánica que infectar.

    Pero sin esa variable INVENTADA, Darwin sabía que su “teoría” cerraba el círculo de la forma deseada por el MONISMO (todo es naturaleza), o el PANTEÍSMO (todo es dios).
    De esa forma daba cabida a los úteros cósmicos cabalísticos tan bien definidos en las elucubraciones gnósticas: La Gran Primera Causa demiúrgica que se iría transformando, mediante gradación selectiva excluyente, por lo que al final volvería a ser sólo la Gran Primera Causa, variara o no, y vuelta a empezar: PANGÉNESIS (teoría ya formulada por Demócrito en el V adC)

    La teoría pangénica, cimiento intelectual para el MATERIALISMO, dice que cada órgano y sustancia segregaría sus propias partículas características, que luego se combinarían para formar las células reproductivas. Las partículas segregadas por cada órgano serían un eco fiel, no sólo de las características, sino también de la respectiva fuerza, tamaño y salud del órgano.

    Pero todo esto hacía menos vendible la teoría darwiniana, pues el ateísmo materialista era visto con malos ojos por la mayoría y los “místicos” panteísmos de raigambre gnóstica y budista todavía sonaban a chino (nunca mejor dicho), esto era así, incluso entre la mayoría de los masones de base, la tropa usada al servicio de la élite.
    Había que dar a la masa (y tropa masónica) una visión edulcorada para no asustarlos demasiado. Ya habría tiempo para extender esa nueva visión metafísica del mundo a partir del nuevo dogma darwinista, tal y como se hace desde entonces.

    Darwin pontificó en lo abstracto, luego relativizó lo pontificado en lo concreto, para que -con el tiempo- lo pontificado se fuera imponiendo.

    Ese final de única especie, consecuencia de su hilarante teoría, lo salvaría con un giro novedoso, tan poco probado como su teoría.
    Darwin decía poder establecer lo que él denominaba degradación o movimiento retrógado, mediante le cual se posibilitarían estructuras más sencillas (así su imaginaria teoría no requeriría como la de Jean-Baptiste Lamark (1744-1829) la continua creación de “mónadas leibnizianas” que explicasen que, después del trabajo progresivo natural de miles de años, en la naturaleza haya mayor número de seres cuya estructura se muestra más sencilla que nunca).

    En conclusión, según el propio Darwin, la supuesta existencia de variaciones naturales efectivas, que propiciarían los transformismos, no habría de suponer un progreso necesario. Entonces ¿Para qué y por qué habría de existir?, y sobre todo, su posible -hasta hoy imposible- descubrimiento: ¿Qué valor tendría para la ciencia? LA RESPUESTA ES OBVIA: NINGUNO.



    EL TOTALITARISMO DARWINISTA IMPERANTE EN LA COMUNIDAD CIENTÍFICA.
    La mayoría de científicos serios afirman que el darwinismo NO aporta nada a la ciencia, por eso pasan de él en sus investigaciones. Pero, por desgracia, muchísimos pagan el peaje de la adhesión inquebrantable al dogma darwinista de cara al público. Una pleitesía hacia los poderoso que financian las fundaciones y universidades en las que trabajan. A esos “mecenas” de las ciencias les importa muy poco; pero la pervivencia del DOGMA darwinista SÍ les importa mucho, sobre todo para justificar y mantener su dominio.

    Según Rémy Chauvin, profesor honorario emérito en la Universidad de La Sorbona, (de creencias nada cristianas al estar muy próximo a la teosofía y ocultismo), en su obra Darwinismo. El fin de un mito, Espasa Calpe, 2000, pg. 16: “No es cierto que la mayoría de los biólogos se jpasen la vida preguntándose si sus conclusiones son darwinistas o no. Esta pregunta sólo se plantea en publicaciones explícitamente dedicadas a la evolución (o a lo que los darwinistas denominan evolución). Pero en la mayor parte de los ámbitos de la filosofía, de la paleontología e incluso de la genética NADIE se preocupa lo más mínimo por demostrar o desmentir el darwinismo.
    ¡Bastantes problema técnicos tienen ya los biólogos como para meterse en embrollos teóricos! Cuando hablamos del tema, la controvesia es en realidad bastante blanda, por no decir inexistente.
    A veces algún colega alude en tono grandilocuente e irónico al “inclusive fitness” o a otro concepto parecido: entonces intercambiamos alguna sonrisa y cambiamos de tema.
    Se podría decir que
    EL DARWNISMO SE HA IMPUESTO de tal forma que ya no se habla de él; pero sería más adecuado observar que a la mayoría de los científicos simplemente no les interesa

    Podemos decir que en los ambientes científicos, el ser darwinista, o no, se ha transformado en una cuestión similar a ser de un partido político u otro, pues en nada afecta a la ciencia. Públicamente la mayoría se declararán darwinistas, pues darwinista es el partido dictatorial y totalitario que manda en la llamada “comunidad científica”.

    Declararse darwinista entre los científicos es como, en el ámbito del conjunto de los ciudadanos de esos estados, saludar brazo en alto en la Alemania nazi, o con el puño cerrado en la URSS estalinista: la mayoría de los que saludaban así no eran ni nazis ni comunistas, pero ese “gesto” les permite acceder a sus puestos laborales o mantener los mismos (cátedras, dirección, rectorado, titularidad, poder publicar,, etc. etc. y no ser excomulgado de ese mundo)

    Darwin pontificaba: todas las pruebas realizadas para la clasificación botánica y zoológica muestran que la comunidad en la descendencia es el lazo oculto buscado inconscientemente por los naturalistas cuando se imaginaban algún plan de creación desconocido. Con ello, Charles se erigía en el portavoz de los naturalistas de todos los tiempos, sin que nadie le hubiera elegido para ello.
    En muchos casos, en la gran mayoría, los naturalistas distaban mucho de buscar semejante cosa. No estando “iluminados” como Darwin, se limitaban a investigar en sus campos, sin buscar en ellos, consciente o inconscientemente, ni ocultas comunidades en la descendencia, ni planes de creación desconocidos, cuestiones que nada tienen que ver con la ciencia a la que no aportan nada.



    EL MODELO DE NATURALEZA INVENTADO POR DARWIN.
    El modelo darwinista se ejecutaría en todo el mundo orgánico, pero lo haría aleatoriamente, generando conjuntos estructurales distintos: las distintas especies. Y se conservaría un acuerdo modular fundamental en cada una de las estructuras que conforman los seres, con independencia de sus hábitos vitales. A partir de ese modelo, derivado de una herencia determinada, aportada por los progenitores, la especie se iría modificando en el transcurso generacional de diferentes maneras, según las condiciones de la existencia.

    Darwin quería demostrar que todos los seres, tanto los vivos como los extintos, están unidos en un gran sistema caótico, tortuoso y complejo, que irradiaría líneas de afinidad entre ellos. También pretendía demostrar que existe una gradación continuada en la extinción de las antiguas razas y especies, así como en el progreso y la formación de otras nuevas mediante la variación.

    En vez de argumentar usaba preguntas a las que se autorespondía, en ocasiones de una manera ramplona:
    ¿Por qué algunos géneros, que están presentes en muchos lugares, o para qué un gran número de especies, que pertenecen a esos géneros, etán estrechamente relacionados entre sí, pero de manera desigual?
    ¿Por qué hay zonas geográficas con distintas especies de animales y plantas, que llevan largo tiempo aisladas por barreras físicas, en cuay fauna y flora se conservan tipos ancestrales distintos?
    ¿Por qué las nuevas formas asumidas por los demás descendientes de otras zonas se han ido distanciando de las de esa zona?
    El propio Darwin se respondía afirmando que su teoría de la modificación indefinida explicaría, por ejemplo, la razón de que se mantengan órganos inútiles e algunas especies, al estar conservados en la herencia de la especie presente, que alguna vez los utilizó. Tal serían los inútiles ojos de insectos o reptiles habitantes de cavernas oscuras, o las alas de pájaros y escarabajos que han perdido la capacidad de volar.

    Podría ser así, PERO NO LO ES. Además, de serlo, iría en contra de su propia teoría de la variabilidad siempre favorable pues ¿qué mejora le supone a una especie el dejar de ver o volar? Con independencia de que le pueda ser más o menos útil. Así los pingüinos sobrevivirían más si pudiesen volar, pero entre volar o nadar, se les concedió el don de nadar, que les era más necesario y así sus alas funcionan como aletas (es la ventaja de lanzar “teorías” sin pruebas ni razonamientos, se pueden contradecir cuando a uno le conviene, eso sí, siempre de forma muy “científica”).

    Además, en todo caso, Darwin estaría postulando en esos casos la existencia de una evolución adaptativa, no selectiva: de ojos que ven a ojos que no ven, de alas que vuelan a alas que nadan, no son casos que muestren variación alguna pues ni ojos ni alas han sido sustituidos por otros órganos.

    Darwin explicaría lo de los tipos ancestrales distintos amparándose en que no hubiera roedores en las islas lejanas de los continentes. Esto parece que es verdad, pero no en todas las islas y -además- parece más una razón de extinción que de no existencia previa, como pretende Charles.
    Por el contrario, pretende explicar que la razón de que sí hubiera murciélagos en esas islas es porque habrían llegado volando. Ignoro si esto es posible, pero lo que sí está demostrado es que en muchas islas los murciélagos están allí desde tiempo inmemorial, tanto que incluso algunos están extintos.

    Darwin estaba convencido, o mejor, le resultaba básico para sostener su teoría, que, cuando se intercalasen nuevos fósiles entre dos grupos ya conocidos, los recién descubiertos servirían para llenar las lagunas entre los tipos genéricos o específicos ya conocidos. Suministrarían las especies incipientes, los eslabones que faltaban en la cadena necesaria para la transformación, pues ésta tendría que haber sido gradual y continuada.


    LA FANTASÍA DE LOS ESLABONES PERDIDOS.
    Sin “especies incipientes”, sin “especies con condición reproductiva doble”, sin “eslabones perdidos” … toda la teoría de Darwin hace aguas por todas partes y se viene abajo sin más.
    Ya lo dijo William Hopkins (1793-1866) profesor de la Universidad de Cambridge, el mayor especialista en matemática aplicada a la física y a la geología de su época: “la teoría del Sr. Darwin no puede explicar nada, ya que es incapaz de asignar una relación necesaria entre los fenómenos y las causas que les atribuye” (citado en Piere Thuillier (1927-1998) en su obra de 1988 De Arquímedes a Einstein. Las caras de la investigación científica, Alianza Editorial, 1990, pga. 398. Y Thuiller está considerado uno de los más importantes historiadores de la ciencia).

    Toda la teoría de Darwin se hunde sin más porque, para sostenerla, el naturalista sabía imprescindible y necesaria la existencia de esas variedades a las que denominaba “especies incipientes” y que más tarde se conocerían por “eslabones perdidos”

    Pero toda la teoría se viene abajo porque: “toda la evolución darwiniana depende de la teoría del origen de las especies. Pero, ¿cómo puede hablarse de la evolución darwiniana desde las amebas a los mamíferos, si ni siquiera se ha podido demostrar el origen de una especie de mosca de la fruta a partir de otras especies de moscas de la fruta?

    El origen de las especies es el punto de partida de todas las aparatosas afirmaciones sobre la “descendencia con modificación” incluyendo un antepasado común y el poder creativo de la selección natural. Ésta es la razón por la cual Darwin tituló su obra magna Sobre el origen de las especies y no “Cómo se modifican en el tiempo las especies existentes”” (en e-mail de Jonathan Wells enviado a Tom Bethell (mayo 2005). Wells es doctor e Biología Molecular y Celular por la Universidad de Berkeley, enla que trabaja como investigador, y en Estudios Religiosos por la Universidad de Yale. Actualmente es profesor de Biología en la Universidad Estatal de California en Hayward, superviosr d eun laboratorio médico en Farifield y miembro del Instituto Discovery.
    Bethell es Graduado en Filosofía, Fisiología y Psicología por la Universidad de Oxford, actualmente readactor Jefe del American Sectator. Colabroa como columnista en el New York Times, Atlantic Monthly, Hasper's, Crisis Magazine y National Review.

    Esos eslabones, “esas formas intermedias de enlace” necesarias -según Darwin- para demostrar el gradualismo generador de nuevas especies a partir de las existentes están tan perdidos que, 150 años después y por mucho que se ha buscado con todos los medios técnicos, humanos y económicos, no ha sido posible encontrarlos.

    No se ha encontrado NI UNA SOLA DE ESAS SUPUESAS ESPECIES darwinianas, mal llamadas incipientes. NO SE HA ENCONTRADO NI UNO DE ESOS SUPUESTOS ESLABONES PERDIDOS, más aún en caso de que apareciera alguno tan sólo demostraría la existencia de una variación genética, probablemente fruto de endogamia, pero no demostraría, en modo alguno, que ese mecanismo estuviera generalizado. Habría que ir demostrándolo caso por caso, esto es aplicando un (el) método científico.


    EL MASÓN, RICACHÓN Y ENFERMO MENTAL CHARLES DARWIN.
    Charles recibió de su abuelo Erasmus la herencia espiritual masónica, pues el creador de la Zoonomía y del artilugio torturador “máquina giratoria” fundó la Sociedad Filosófica, una de las más grandes y fervientes sostenedoras de la teoría que años después presentaría Charles Darwin.

    El abuelo Erasmus era uno de los “maestros” de la Logia Canongate Kilwining de Edimburgo. También estaba conectado con los masones jacobinos franceses y con la sociedad Iluminati.
    Erasmus crió a su hijo, el médico Robert Warig en sus pensamientos y lo enroló en las logias, así Charles recibiría una doble herencia masónica de su padre y de su abuelo.

    Fue LA MASONERÍA LA PRINCIPAL VALEDORA Y DIFUSORA de esta ILUMINADA TEORÍA, que es una mera recreación, con falsos visos de ciencia, DEL ANTIHUMANISMO PAGANO, en general y DEL GNOSTICISMO en particular, de los que se tienen por “elegidos” y pretenden someter al resto, en particular.

    Charles heredó de su abuelo y de su padre, aparte de sus ideas e ideales, una fortuna, fortuna que incrementó con el casamiento con su prima Emma Wedgwood, nieta del propietario de la famosa fábrica de porcelana Etruria, proveedora de la Casa Real (el padre de Emma era Josiah Wedwood, un hebreo casado con la hermana del padre de Charles. Él fue quien propición que Darwin fuera incluido en la tripulación del Beagle.
    Darwin señalaba en sus apuntes el modelo de mujer que buscaba: “que sea un ángel y que tenga dinero” y justificaba su machismo radical en la idea que tenia del macho como superior a la hembra en el proceso evolutivo general.

    La fortuna le permitió a Darwin llevar una displiciente vida de enfermo crónico desde 1842 hasta su muerte. Pudo emlear todo el tiempo que quiso en la logia y en sus elucubraciones “científicas” pero no pisaba ningún laboratorio.
    Por lo escrito en sus propios apuntes se puede deducir que era un maníaco-depresivo bipolar, con temblores violentos y vómitos (probablemente provocados éstos por el tratamiento con sales de litio que se usaban en la época, y aún hoy, para tratar dicho mal).

    Además su fortuna le permitió ejercer el “noble y productivo oficio” de “filántropo” prestamista. Era lo que hoy se denomina “un rata”.
    Y aunque su hijo, Francis (1848-1925) intentó disculpar esta característica paterna no le quedó más remedio que contar algunos detalles que revelan dicha condición.

    Fue su padrino Hooker el que reservó a su protegido Charles el honor de ser el autor de la nueva teoría sobre la transmutación de las especies. Pero sabía que Darwin que hasta 1847 no había realizado NINGÚN ESTUDIO BIOLÓGICO tenía que engordar su currículum para ser el “elegido” que habría de revolucionar la ciencia y para eso: “se sintió obligado a desarrollar un amplio estudio de los percebes, con lo que se ganaba el derecho a pronunciarse sobre la transmutación de las especies … buscó primero hacerse con una reputación como investigador científico empírico que fuera inexpugnable” (htpp://books.google.es/books?id=ZBioiULICDsC&pg=PA278&dq=percebe+marz+ ecologia & source=bl&ots=Mue SR7Tw-Y&sig =rTU/YL71DvYRqS7BVMGxsUOeqrY&Hl =es&ei= sy2YSr SXGqaOjAfC283DBQ&sa=X&oi= book _result&ct=result&resnum=1#v=snippet&q=darwin%20 hooker&f=false)

    Darwin que, naturalmente, se incluía entre las razas más favorecidas, aunque posiblemente fuera un enfermo mental al que muchos de sus radicales seguidores aplicarían la Eugenesia, para que no tuviera hijos que heredaran su enfermedad, y luego la Eutanasia, para liquidar un ser degenerado (física y psicológicamente) pero estas son las paradojas de la selección natural.
    Valmadian dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: Conociendo a Darwin y su obra

    4ª.- Parte : LAS FUENTES DEL DARWINISMO : LO NUEVO Y LO FALSO, LO CIERTO Y LO VIEJO.
    La teoría Maltusiana, principal inspiración para la darwiniana, propone que la población crece geométricamente en tanto los recursos lo hacen de forma aritmética.
    La realidad ha desmontado tal cosa pues la población no crece tan rápido como la capacidad productiva del hombre que avanza mucho más rápido que la demanda de recursos.

    Charles Darwin recoge en su Autobiografía la opinión que tenía de su obre el profesor de Geología Samuel Haughton (1821-1897): “todo lo que allí se decía de NUEVO era FALSO, y lo que había de CIERTO era VIEJO”.

    Adam Sedgwick (1785-1873) fue uno de los fundadores de la Geología moderna, maestro admirado por Darwin y su amigo hasta su muerte. Tras leer el Origen de las Especies … , se dio cuenta del peligro que podría tener para la humanidad si se aceptaban sus hipótesis: “si ese libro llegase a encontrar una aceptada generalización de la gente, ello implicaría una bestialización de la raza humana como nunca se ha visto antes



    CHARLES LYELL, EL MAESTRO, Y ALFRED RUSSELL WALLACE, EL TRASUNTO ESOTÉRICO.

    EL PLAGIO DE DARWIN.
    El escritor George Bernard Shaw (1856-1950), uno de los mayores defensores de la Eugenesia tal y como la definió Francis Galton, escribió: “cuando maduró el tiempo apareció el genio: se llamaba Charles Darwin

    Fuera Darwin un genio, o no, la verdad sobre su obra cumbre: El Origen de las Especies …, no suele contarse en la historia oficial, y los fanáticos darwinistas parecen desconocerla ¿Será porque todavía resulta menos políticamente correcta que el propio título (completo) de la obra?

    Año y medio antes de que el encumbrado Darwin publicara su “genialidad” un personaje relacionado con él había expresado las mismas ideas sobre la selección natural, Darwin se limitó a plagiarlas.
    El susodicho era el desequilibrado mental Alfred Russel Wallace (1823-1913). Su identidad se ha escondido para divulgar la historia oficial, porque sus “originales” ideas se mezclaban con planteamientos gnósticos vinculados a conceptos de socialismo utópico, hipnosis y espiritismo.

    Es el propio Darwin el que informó de que su teoría ya había sido planteada antes por Wallace y que conocía el trabajo del mismo. Así lo hizo en la introducción (El Origen de las Especies …) al explicar el motivo de su publicación apresurada: “me ha movido, especialmente, a hacerlo el que Mr. Wallace, que está actualmente estudiando la historia natural del archipiélago malayo, haya llegado, casi exactamente, a las mismas conclusiones generales a que he llegado yo sobre el origen de las especies”.

    Unas pocas páginas antes, Darwin, reconocía que su teoría sobre la selección natural ya había sido proclamada por Wallace: “la teoría de la selección es proclamada por mister Wallace co admirable energía y claridad

    Además Wallace acuñó, entre otros, los términos de: “ecología evolutiva” cuando hasta entonces se usaba el de “transmutación de las especies”, y el de “biogeografía”.

    El joven aventurero destacó por sus expediciones al Amazonas, sus viajes científicos fueron financiados y apoyados por la Roya Geographical Society, una derivación de la masónica Royal Society.


    ¡EXTERMINAD A ESTOS BÁRBAROS!
    Las experiencias de Wallace fueron la fuente de inspiración para su libro Viaje al Archipiélago Malayo (1869).
    Joseph Conrad (1856-1924), novelista polaco, nacionalizado inglés, escribió su gran novela Lord Jim (1900) y su, aún mejor, El Corazón de las Tinieblas (1899) con la obra de Wallace como referente básico al que usaba como libro de cabecera (como afirma la página web de la Fundación Wallace: htpp://wallacefund.info , y eloriginal del viaje malayo de Wallace puede leerse íntegro (en inglés) en: Papua Web: The Illustrated Malay Archipelago (Table of Contents) .

    Conrad denuncia en sus novelas el falso humanismo de la política colonial británica. La trama de Lord Jim transcurre en Malasia y la de El Corazón de las Tinieblas en el Congo.
    La primera inspiró la película de igual nombre estrenada en 1965 (Director: Richard Brooks, e intérprete Peer O'toole).
    La segunda inspiró la de Coppola (Apocalypse Now) donde la acción se traslada al Vietnam.

    El exterminio de los bárbaros fue una de las consecuencias de las teorías de Wallace y Darwin, era uno de los “logros” a los que aspiraban quienes se los encargaron, las necesitaban para poder justificar con postulados “científicos” el exterminio.


    LYELL EL ABDUCTOR DE DARWIN.
    Charles Lyell (1797-1875) geólogo, masón y miembro destacado de la masónica Royal Society, deseaba aplicar sus teorías sobre el mundo inorgánico, el gradualismo y el uniformismo al orgánico.
    Quería llegar a la conclusión de que existe una ley de equilibrio dinámico, de ciclos constantes, de erosión y sedimentación, de extinción y creación, reguladora de la aparición en la naturaleza de nuevas especies.

    El uniformismo, o actualismo, es el principio según el que los procesos naturales que actuaron en el pasado son los mismos que actúan en el presente. Se opone al catastrofismo según el cual los caracteres geológicos actuales se originaron, repentinanmente, en el pasado por procesos radicalmente a los del presente. Si bien en realidad los caracteres geológicos actuales son fruto tanto del uniformismo como del catastrofismo, por lo que el dogma de Lyell sólo se corresponde de forma pacial y relativa con la realidad.
    El gradualismo es la creencia según la que el cambio ocurre, o debe ocurrir, lentamente en pasos graduales, que han de ser observados y actantes en el presente. Geológicamente se opone al catastrofismo y en biología al saltacionismo.
    En realidad es que ha partir del gradualismo ha sido imposible encontrar el más mínimo indicio que apoye el tansformismo darwinista. Por eso a día de hoy los transformistas han tenido que sacarse de la manga los fantasiosos principios alternativos correspondientes a la “teoría del equilibrio puntuado” y a la “teoría sintética”.
    La primera postula la existencia alternativa en las especies de períodos prolongados de estasis o cambios menores con períodos más cortos de especiación (formación de una nueva especie) que se manifestarían en forma ramificada: una especie ancestral daría lugar a múltiples especies descendientes que, a su vez, o se extinguen o continúan ramificándose.
    La segunda, la sintética, postula el mismo sistema temporal, pero la transformación se manifestaría de forma lineal o filogenética: de una especie pasaría a otra.
    Ambas son, sin embargo elucubraciones que no han podido aportar prueba alguna.

    Lyell formuló sus teorías geológicas en una obra (1830-1833) con el título de Principios de Geología. El propio Darwin la citó como una de las fuentes inspiradoras de El Origen de las Especies …, y se declaraba fiel seguidor de la escuela de Lyell: “bien se que esta doctrina de la selección natural, de la que son ejemplos los casos imaginarios anteriores, está expuesta a las mismas objeciones que se suscitaron al principio contra las elevadas teorías de sir Charles Lyell acerca de los cambios modernos de la tierra como explicaciones en la geología
    Pero las “elevadas teorías” del geólogo Lyell eran tan poco científicas como las del propio Darwin. Lyell pretendía haber demostrado, por supuesto sin probar nada, evidenciando en ello su escuela masónica y su hermanamiento con Darwin, que la investigación de los estratos de la tierra, la estratigrafía, permitía calcular la edad real de la misma.

    Darwin afirmó que buena parte de su hipótesis sobre la selección natural se basaba en Lyell. Desde entonces, TODO EL DARWINISMO SE BASÓ EN LA INDEMOSTRADA Y MÁS TARDE REFUTADA TEORÍA DE LYELL.

    Así Darwin y todos los darwinistas aplicaron la teoría de Lyell para interpretar y datar los fósiles orgánicos vivientes. Investigaciones posteriores demostraron que NO ERA VÁLIDA.
    Los “estratos geológicos” no se encuentran en la secuencia uniforme que creían los darwinistas, por lo que no son un índice válido para reflejar procesos evolutivos.
    Hay secuencias de estratos muy distintas en diversas partes porque los principios de:
    - horizontalidad: los estratos se depositan de forma horizontal y permanecen así.
    - continuidad lateral: un estrato tiene la misma edad a lo largo de toda su extensión,
    - superposición: el estrato más antiguo es el inferior, el más moderno el superior,
    - uniformismo: las leyes que rigen los procesos geológicos no variaron en la historia,
    - actualismo: los procesos geológicos actuales so los mismos que actuaban en el pasado, y el de
    - sucesión faunística: los estratos depositados en diferentes épocas geológicas tiene distintos fósiles.
    Aunque tienen cierto valor estadísticos no se cumplen siempre.

    Los fósiles presentes en estos estratos siguen un orden que refuta los supuestos de Lyell, pues los fósiles de las llamadas especies primitivas se encuentran en muchas zonas del mundo en estratos superiores, en vez de estar ahí los de las especies más avanzadas.
    Además en el estudio estratigráfico se presentan los fenómenos del vacío erosional (desaparición de una deposición previa), y del hiato (tiempo en el que no hubo sedimentación) que conforman la denominada laguna estratigráfica que en algunos casos alcanza millones de años.

    En resumen, la estratificación no es siempre regular, los fenómenos de erosión son siempre irregulares por lo que el uniformismo gradualista no está probado y, como mucho, sería relativo por lo que la estratificación, en la que inciden factores diversos, muchos de los cuales no son uniformes ni graduales, NO SIRVE como datador de edades.

    Lo que sí queda demostrado, una vez más, es que el principio de la selección natural de Darwin no era una cuestión científica, ni un descubrimiento suyo, porque (según sus propias palabras) partía de la idea filosófica planteada por Lyell, que le permitió elaborar su teoría geológica absoluta, NO DEMOSTRADA y HOY REFUTADA, sobre la materia inorgánica.
    Darwin se limitó a ilustrar esa hipótesis filosófica, NO CIENTÍFICA, con “casos imaginarios” en la materia orgánica (según propio testimonio): metabiología o metafísica de bar
    .

    Lyell publicó múltiples ediciones corregidas y aumentadas de esa obra con hipótesis que el tiempo ha demostrado eran INVENTADAS.



    DE CÓMO DARWIN SE APROPIA DE LA TEORÍA DE WALLACE.
    Cuatro años tras publicar El Origen de las Especies …, Lyell sacó a la luz un estudio titulado: La Antigüedad del Hombre. En él dejó escrito el principal testimonio de cómo se fraguó la obra de Darwin.
    Este fantasioso geólogo declaraba que la teoría de su acólito Darwin no fue fruto de sus investigaciones, pues SE TRATÓ DE UN ENCARGO, EXPRESO, DEL PROPIO LYELL y Hooker, al que Darwin reconoció su incondicional ayuda y que fue quien le marcó las pautas para que se hiciera “biológo”, es decir, como señala Lyell la obra cumbre de Darwin: El Origen de las Especies … fue un encargo para “birlar” a Wallace su teoría.
    el Dr. Hooker y yo instamos a Darwin repetidamente para que publicara sus estudios sin demora, pero fue en vano, porque siempre se negaba a interrumpir el curso de sus otras investigaciones. Esto fue así hasta que Alfred R. Wallace, que ha participado durante años en la recopilación y estudio de los animales del archipiélago de las Indias Orientales, de forma independiente, ideara por sí solo lo más novedoso e importante de lo que serían las teorías del señor Darwin. Su teoría la incluyó en su ensayo. Sobre la tendencia de las especies a formar variedades indefinidamente desde el momento original. El señor Wallace escribió su estudio en Ternate, febrero 1858, y se lo envió a Darwin con la petición de que me lo presentara a mí, si creía que el estudio era lo suficientemente novedoso e interesante. El Dr. Hooker y yo opinamos qu debería ser impreso de inmediato, y logramos persuadirlo para que permitiera al Sr. Darwin incluir uno de los capítulos de sus manuscritos en El Origen de las Especies …, concretamente el titulado “Sobre la tendencia de las especies a formar variedades, y en la perpetuación de las variedades y especies por medio de la selección natural, apareciendo las dos teorías al tiempo” (Charles Lyell, The Antiguity of Man, 1863: htpp://www.gutenberg.org/dirs/etext04/ntqm10.txt)

    Es decir, Hooker y Lyell, los patrones de la Royal Society, estaban tras Darwin para que desarrollara la teoría naturalista general que ellos promocionada, con el fin de que tuviera acomodo en una hipótesis sobre el origen de las especies a partir de la selección natural.
    Darwin no lo hacía porque prefería estudiar más los percebes y su situación económica era muy boyante.

    A Hooker y Lyell les encantó la teoría de Wallace y lo “persuadieron” para que compartiera su autoría con Darwin, para ello sacaron a relucir una carta esbozo que decían había sido escrita por Darwin al botánico Asa Gray, un fanático calivinista presbiteriano. Gray había sido protegido del padre de Hooker durante su estancia en Londres y fue el encargado de difundir el darwinismo en EEUU, disponiendo de los derechos para publicar la obra de Darwin recibiendo una comisión por las ventas inusual, e injustificablemente, elevada (el 95% de la facturación) liquidando solamente a Darwin el 5% en concepto de royalties de autoría.
    Esto está evidenciado en una carta enviada por Darwin a Gray (22 ayor 1860) en la que le agradece, entre otras cosas, la liquidación que le ha mandado por las ventas de la obra en EEUU. (El contenido original está en: htpp://www.darwininproject.ac.uk/darwininletters/calendar/entry-2814.html ).

    Wallace declaró: “se imprimió (el ensayo) sin mi consentimiento, y por supuesto sin ninguna corrección de las pruebas”
    Pero no emitió protesta pública y Alfred aceptó compartir la exclusiva pero con Darwin apropiándose todo el mérito. El porqué Lyell y Hooker tenían que persuadir y cómo persuadieron a Wallace para que renunciara a la autoría no está claro. Pero Hooker afirmó que fue “un arreglo delicado”, pero ni él ni nadie contó nunca más datos sobre la cuestion. (Joaquín Fernández Pérez, profesor Biología en Universidad Complutense Madrid en “Darwin y el Evolucionismo”, Ciencia y Cultura. De Rousseau a Darwin. http://www.gobcan.es/education/3/Usr...rencias/13.pdf)
    Al parecer había que convencer a Darwin porque era más “fiable” (pertenecía a su grupo de élite, familia de masones y por su vinculación, sectaria así cómo, por dar mejor el pego, con su CV en el Beagle) era más serio que el excéntrico y pobretón Wallace y sus tendencias ocultistas.
    Wallaces vivía estrechamente con subvenciones de la Royal Geographical Society que controlaba Lyell, derivación de la Royal Society controlada, a su vez, por Hooker del que Lyell era su principal colaborador. Y desde que llegaron al “acuerdo” no cesaron de lloverle subvenciones y premios a Wallace, al que también se le concedió la Orden del Mérito (la más alta condecoración civil entregada por la corona británica).

    En resumen, Wallace fue objeto de un plagio perfectamente diseñado, luego compraron su silencio y aceptación. Cayó en la trampa que le tendieron, víctima de un engaño propiciado por unos hechos consumados. El 6 de octubre de 1858, meses después de que hubieran publicado su ensayo, sin su conocimiento, escribió a su madre: “he recibido cartas de Mr. Darwien y Dr. Hooker, dos de los más eminentes naturalistas de Inglaterra, que están muy contentos conmigo. Enviér al Sr. Darwin un ensayo sobre un tema sobre el que ahora me he puesto a escribir una gran obra. Se lo mostró al Dr. Hooker y a Sir C. Lyell, que decidieron leerlo de inmediato en la Linnean Society. Esto me asegura el reconocimiento y la asistencia de estos hombres eminentes cuando regrese a casa” (Citado en Michael Shermer (1954) en “The Real Evolution anniversary” htpp://www.skeptic.com/eskeptic/08-08-02. Shermer es un prestigioso escritor e historiador estadounidense. Fue fundamentalista protestante pero ahora se declara ateo militante, en el artículo trata de poner paños calientes al plagio perpetrado por Darwin, Lyell y Hooker con la colaboración de Gray, pero los datos y documentación que aporta confirman más que niegan el hecho).

    El inexperto y confiado Wallace cayó en la trampa de hechos consumados, cuando regresó, incluso antes, pudo comprobar que su teoría se había presentado y editado como segundona de la de Darwin. Sólo le quedaban dos vías:
    1ª.- intentar reivindicar su autoría enfrentandose a sus poderosos expoliadores, que además tenían una serie de ingenuas cartas suyas de agradecimiento y soportar la marginación de la “comunidad científica” que aquellos controlaban. Y su destino la indigencia, sus únicos ingresos provenían de
    instituciones que ellos también controlaban.
    2ª.- tragar con su papel de secundario para obtener cierto reconocimiento e ingresos.
    Tragó como tantos y tantos “negros” y plagiados.

    Darwin “escribió” en menos de dos años lo que no quiso o no pudo hacer antes y lo hizo sobre el trabajo de Wallace, y lo hizo con el apoyo y aliento de los “popes”. Merced a la publicación exhaustiva patrocinada por la Royal Society se inició la “Industria Darwin” (o darwincentrismo es el conglomerado de acciones divulgativas y publicitarias cuyo fin es imponer a Darwin en la cultura como el gran genio de la historia de la ciencia).


    ¿CÓMO WALLACE ELUCUBRÓ SU TEORÍA?
    Wallace enfermó de disentería, para tratar la enfermedad se trasladó a la Isla de Ternate (oeste Nueva Guinea) pero con tan mala fortuna que allí contrajo malaria.
    En los delirios y el tratamiento con quinina, don Alfred recordó haber leído algo sobre las máquinas de vapor en el Ensayo sobre el principio de la población (Thomas Robert Malthus). Las ideas genocidas de Malthus para el “necesario” control demográfico también inspiraron (casualmente) a Darwin.

    Es curioso que el antropólogo “iluminado” Gregory Bateson, gnóstico recalcitrante de los creyentes en el pleroma y otras patrañas, así como impulsor de la New Age, fue un gran admirador de Wallace. Definió el momento de esa revelación como “una experiencia psicodélica” que en la terminología usada por Bateston quiere decir esquizofrenia.

    Una vez restablecido Wallace se estableció en una isla cercana: Gilobo (hoy Halmahera). Durante febrero 1858 escribió el ensayo al que nos hemos referido y que luego plagiaría Darwin.
    A Wallace se le ocurrió comparar la acción de la selección natural con la del regulador de presión instalado en las máquinas de vapor de James Watt (otro inventor del grupo de los lunáticos de Erasmus Darwin y uno de los masones que a lo largo de la historia se apoderaron de los inventos ajenos. La máquina de vapor la inventó, realmente, un modesto herrero en 1712: Thomas Newcomen que partiendo de maquinaria creada por científicos españoles del XVI; como los herederos de Newcomen no disponían de recursos para la patente, se entrometió Watt que la registró por su cuenta y a su nombre. Para colmo la historia “oficial” pretende atribuirle el invento al potentado masón, pero es que ni Wallace ni Newcomen pertenecía al secreto y privilegiado grupo de elite).

    Wallace pensó que la selección natural actuaba igual que el servomecanismo de la máquina de vapor que explicaría la aparición y desaparición de las especies en función de su adaptación al medio sin tener que recurrir a otras causas ni a razón mayor.
    Es decir, a falta de pruebas que explicaran su teoría en la naturaleza recurrió al mecanismo de una máquina diseñada por el hombre, usando el mismo tipo de argumentos que luego usaría Darwin (otra casualidad).
    Wallace envió el manuscrito a Darwin y éste se la apropió pasando Wallace a ser el “negro”.


    WALLACE : FARSANTE O DELIRANTE EXPIRITISTA.
    Birlada su “ingeniosa” (e indemostrada) teoría Wallace no tenía ni 40 años, no se sabe si por secuelas de la malaria, por “psicodelia” o por ser un “negro” no podía dejar de creer en espíritus vagantes, y se dedicó a la hipnosis, la frenología y las sesiones espiritistas aunque sin abandonar, de todo, la Zoología.

    No parece que su “misticismo” fuera fruto de una demencia senil, máxime cuando llegó a los 90 años de vida. Publicó cientos de delirantes trabajos sobre temas tan “científicos” como el espiritismo. Muchos tratan sobre sesiones que él mismo realizaba en su casa.
    Wallace afirmaba que la evolución era un proceso ascendente de perfeccionamiento. Las facultades paranormales serían el paso siguiente en el proceso evolutivo del hombre. En el curso del proceso, la selección natural debería continuar tras la muerte, pues entonces aparecerían las “inteligencias sobrehumanas”.

    Estas ideas tan “razonables, razonadas y científicas” fueron tomadas por Yelena Petrovna Blavátskaya (1831-1891) la célebre Madme Helena Blavatsky para formular su TEOSOFÍA en cuyos postulados se fundamentan hoy cuantos iluminados esoteristas pululan por el mundo.

    Son los que engañan incautos con su “misticismo” declamativo, cuando no fraudulento. Wallace se convirtió en un ferviente seguidor, incondicional, de la Blavatsky.

    Los defensores de la teoría de la selección natural transformista, desde entonces y hasta hoy, han tomado -respecto de la cuestión religiosa- dos posturas:
    - una exotérica materialista atea, modelo Darwin-Marx, o una
    - esotérica sincrética panteísta, modelo Wallace-Blavatsky.

    Ambas posturas son antítesis relativas que se sintetizan en el ataque al cristianismo, al humanismo y la misma vida.
    La primera serviría para la cosmovisión atea comunista. La segunda para la “mística” fascista. El fin, la síntesis, en última instancia era reforzar el capitalismo “liberal” controlado por los banqueros internacionales tal y como la Historia ha demostrado.

    En todo caso Darwin fue la versión exotérica “vendible” y “científica” de la teoría de la selección natural, cuyo verdadero elucubrador Alfred Wallace, resultaba y resulta, salvo para los esoteristas iluminados, poco tragable.

    Y así en la historia oficial, la “académica” el biologo espiritista, el “negro de Darwin”, queda en un plano esotérico.










    5ª.- Parte : LA SINRAZÓN DEL TRANSFORMISMO.

    LOS PIONEROS DEL TRANSFORMISMO MODERNO.
    El rasgo fundamental del darwinismo, al margen de su indemostrada teoría de la selección natural del “mejor adaptado” es EL TRANSFORMISMO.

    El Transformismo ya había sido proclamado, entre otros, por Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) que fue discípulo de Jena-Jacques Rousseau (1712-1778) un enfermo mental ilustrado (con delirios paranoicos y prolongadas depresiones incapacitantes como el mismo reconoció en sus Confesiones, obra en la que además de declaraba masoquista y exhibicionista que le impidieron mantener relaciones sexuales normales con mujeres y sus perversiones fueron fuente de “inspiración” para una de las tantas memeces psicoanalíticas de Sigmund Freud (1856-1939): “todos los educadores saben, desde las Confesiones de J.J. Rousseau, que la dolorosa excitación de la piel de las nalgas constituye una raíz erógena del instinto pasivo de crueldad; esto es, del masoquismo” (Freud, en Tres Ensayos Para una Teoría Sexual” http://www.tuanalista.com/SigmundoFr...05-pag.41.html).

    Y del naturalista Georges Louis Lecrerc, Conde de Buffon (1707-1788).
    Rousseau era un “avanzado” en plantear la patraña transformista a partir de la clasificación ARBITRARIA del sueco Carl Linné (1707-1778) en su obra Systema Naturae (1735) en la que había incluido dentro del género “homo” junto a los primates, al hombre, la especie “homo sapiens".
    Rousseau, en la nota X de su delirante Discurso sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad de Condiciones Entre los Hombres (1755) sugería la posibilidad de que los seres antropomorfos descubiertos por viajeros europeos pudieran ser hombres en estado natural.
    El deseo de otorgar a algunos primates una naturaleza humana, o casi humana, se extendió durante la segunda mitad del XVIII. Lo manifestaron muchos ilustrados masones que se presentaban como angelicales filántropos llenos de sensibilidad al evaluar y elevar las condiciones de esos primates. Pero su objetivo real era dotar de una coartada intelectual a la explotación, esclavización y genocidio de los indígenas, pues éstos serían un estado intermedio entre el homo sapiens y el resto de los homos.

    Así, por ejemplo, el masón materialista mecanicista Pierre Louis Moreau de Maupertuis (1690-1759), miembro de la Royal Society era partidario de EXTERMINAR SIN SENTIMENTALISMOS a los individuos que presentaran lo que él definía como “mutaciones deficientes” y que, al mismo tiempo, afirmaba sobre los primates, con una sensibilidad melodramática: “puedo concluir quizás que no están hechos para vivir en sociedad conmigo, pero no debo concluir por ello que no tengan alma” (Oeuvres Completes, Lettres, Lyon, 1756, Tom II, pgs. 218-219).
    Curiosamente estas posturas son muy afines con las de los ULTRAPROGRESISTAS promotores del proyecto Gran Simio (fundado en 1993 por una serie de “intelectuales” ultradarwinistas para promover una Declaración de los Derechos de los Grandes Simios por la masónica ONU. En mayo 2006, la mayoría de sus planteamientos fueron asumidos en España por el PSOE y Los Verdes, que presentaron una propuesta de ley para dotar a los simios de la mayor parte de los derechos que les son reconocidos a los humanos.
    Ante las críticas de una postura tan irracional, el proyecto sería aparcado. La propuesta progre es irracional porque EL DERECHO EMANA DE LA LIBERTAD DEL HOMBRE, que, a su vez, es FRUTO DE LA RAZÓN. Es decir, sólo puede ser objeto de derecho quien está dotado de hecho o en potencia de razón y solo puede ser sujeto a responsabilidad quien posee razón de hecho.

    El Proyecto Gran Simio, encabezado por Peter Singer “el profesor muerte” es un fanático promotor de la eutanasia, en general, y del infanticidio en particular, a partir de un criterio igualitarista entre las especies.

    De entre aquellos ilustrados diociochescos destacaban por sus trabajos científicos el Conde de Buffon, el otro maestro de Lamarck. El propio Darwin reconocería (6ª Edi. El Origen de las Especies …) que Buffon fue el primer autor moderno en tratar la selección natural desde un punto de vista científico (http://es.wikipedia.org/wiki_Lord_Monboddo). Lo que no citó Darwin, aunque lo sabía perfectamente, es que Buffon RECHAZÓ LAS IDEAS TRANSFORMISTAS cuando reparó en su falsedad, al confirmar la constancia de las especies y la infertilidad de los híbridos.

    Buffon se preguntaba, con razón, algo que aún hoy los transformistas no han podido contestar: ¿Cómo podría suceder que dos individuos “degenerasen” enla misma dirección, hasta el punto de transformarse en otra especie? ¿Cómo es que no se encuentran enlaces intermedios entre ambas especies?

    No hace falta ser un “genio” como Darwin, ni un “intelectual” como Rousseau, ni un “científico” como Maupertunis, ni tan siquiera un “profesor muerte” como Singer para reparar en que, sea cual sea su raza, pigmeos o lituanos, equimales o japoneses, los hombres y mujeres son capaces de reproducirse, en tanto esto es imposible entre seres humanos y simios, por mucho de que algunos de esos “progresistas” acepten esa posibilidad.

    Buffon mantuvo una prolongada discusión con el excéntrico juez, lingüista, empresario teatral y masón James Burnett; Lord Monboddo. Burnett era colega del abuelo Erasmus Darwin, que lo citaba en sus obras, pues no en balde eran “hermanos” de la Logia Camongate y pertenecía, como no, a la Royal Society.

    A los argumentos racionales y científicos de Buffon, Moboddo oponía una dialéctica sofística y vacía, basada en abstracciones inaplicables en la vida real y definidas de forma arbitraria (una dialéctica que podríamos denominar: de los supongamos imposibles).
    En la obra Origin and Progress of Language, el Lord afirmaba que el hombre y los simios “hermanos del hombre” tienen un origen común, o que el hombre es un estado evolutivo que proviene de algún simio (Lord Monboddo - Wikipedia, la enciclopedia libre , Y en el primer volumen de su Obra y en algunas cartas personales defendió apasionadamente la humanidad de los orangutanes, primates cuyo nombre de origen malayo, siginifica: “hombre que habita las selvas”).
    Su afán por identificar a los humanos con los orangutanes lo llevó a atribuir a éstos características que los monos no tienen ni en la versión Disney del Libro de la Selva. Llegó a sostener y dogmatizar que los humanos tienen rabo y que las comadronas se lo cortan al nacer (Op. Cit. 2ª Edi. Tom. I, 1774, pgs. 289-293). Entendemos que lo de la comadrona era una broma pero lo del rabo lo sostuvo, muy en serio en reuniones con “científicos”.

    Lo alarmante y revelador de las ideas de Monboddo no es la falsa descripción angelical hasta lo grotesco de los orangutanes, ni la estupidez sobre el rabo humano, sino lo que argumentaba sobre los simios, indígenas y niños. Pues creó escuela y habría de ser referente para los genocidios que estaban por llegar: desde el de los indígenas de ayer, a los que definía como más salvajes que las bestias, hasta el aborto o infanticidio de hoy, pues situaba en un mismo nivel valorativo al nonato e incluso al niño que los animales.

    El Lord tomaba directamente buena parte de sus ideas de las de Rousseau y tres fuentes más:
    1ª.- un ensayo de 1699 de Edward Tyson (1640-1708): anatomista, psiquiatra y miembro de la Royal Society (Orangoutang, sive homo sylvestris; or, the anatomy of a Pygmie compared wiht that of a Monkey, an Ape, anda a Man) en el que se daban “argumentos” alucinantes entre los seres
    humanos y llegaba a la siguiente conclusión “científica”: “en esta Cadena de la Creación, como vínculo intermedio entre el simio y el hombre, colocaría a nuestro Pigmeo”.
    2ª.- Voyage to Surta in the year (1696) de sir John Ovington, capellán anglicano al servicio Royal Navy, gran amante del zoroastrismo y de la medicina china, admirador entusiasta de las esculturas orientales para adoración de animales y uno de los introductores del te en las costumbre
    gastronómicas inglesas.
    Su principal contribución a la causa del transformismo (que no de la ciencia) fue afirmar que los hotentotes son: “exactamente lo contrario del género Humano … de modo que si existiese un punto intermedio entre un animal Racional y una Bestia, el Hotentote reivindicaría
    justamente ese lugar” (htpp://books.google.com/books?id=OVPc5Z6y3LkC&printsec=frontcovert&hl=es&source=gbs_v2_summary_r&cad=0#v=onepage&qf=false )
    3ª.- recopilación de artículos: The Lay Monastery de Richard Blackmore (1654-1729) un médico y poeta épico (plagiador) cuyas temáticas preferidas iban desde las leyendas astúricas y las ensoñaciones miltonianas, hasta la apologética de los reyes ingleses. Defensor fanático de que no se diera
    atención sanitaria gratuita a los pobres de Londres y partidario de un puritanismo unitarista y raista en el anglicanismo.

    En resumen, el masón Lord a partir de las elucubraciones del enfermo mental Rousseau, y del trío anterior inspiraron la hipótesis transformista de Darwin y la previa de Lamarck, y las de quienes hasta hoy siguen postulando el transformismo, SIN PRUEBA ALGUNA, pero con consecuencias muy reales.



    JEAN-BAPTISTE LAMARCK : PRECURSOR DE DARWYN Y APÓSTOL DE LA HERENCIA MÁGICA.
    El discípulo de Rousseau, precursor de Darwin es el fantasioso “científico” jacobino y masón Jean-Baptiste Lamarck.
    Lamack intentó dar respuesta a las preguntas lógicas de Buffon, para ello ideó la FALSA hipótesis, más digna de un mago que de un científico, llamada: HERENCIA DE LOS CARACTERES ADQUIRIDOS.
    Según Lamarck los genes serían capaces de transmitir las características de las respuestas adaptativas generadas por los organismos durante su existencia. Como luego Darwin, intentaba encontrar una filosofía universal que iluminara la ciencia, que la hiciera progresar, porque no creía en el mero empirismo probatorio, en la razón, como motor del progreso.

    Así lo exponía él mismo: “sabemos que cualquier ciencia debe tener su filosofía y que solo por este camino hace progresos reales. Los naturalistas gastarán, vanamente, su tiempo describiendo nuevas especies, captando nuevos matices y todas las pequeñas particularidades de sus variaciones para agrandar la lista inmensa de las especies inscritas, en una palabra, instruyendo diversos géneros, cambiando sin cesar el empleo de las consideraciones apra caracterizarlas; si la filosofía de la ciencia se descuida, sus progresos no serán reales y la obra entera quedará imperfecta” (Citado en MáximoSandín en “Sobre una redundancia: El Darwinismo Social, Revista Asclepio, Vol. LII, Fascículo 2, 2000, CSIC. Sandín es profesor de Biología en la Univesidad Autónoma Madrid).

    Esta hipótesis “filosófica” EL TRANSFORMISMO es una afirmación SIN PROBATURA CIENTÍFICA ALGUNA. Todavía hoy, los darwinistas y/o lamarckistas de la “progresía” se la siguen creyendo, mientras la mayoría de la comunidad científica, elude decir de una vez por todas su falsedad. NO SE ATREVEN A REBATIR EL TRANSFORMISMO EVULOCIONISTA DE FORMA ABIERTA, para no perder la financiación necesaria para sus investigaciones, SALE MUY CARO IR CONTRA EL DOGMA IMPUESTO.

    Puede comprobarse que, en El Orgien de las Especies … de Darwin, se produce un caso de modificación del texto para que su contenido original no lo torne en grotesco. Es un fenómeno parecido al que después presentó George Orwell en su novela 1984, como una de las estrategias empleadas por el Ministerio de la Verdad de esa distopía totalitaria: “Si el Partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido, esto resultaba más horrible que la tortura y la muerte … Si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. El que controla el pasado -decía el slogan del Partido- controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado … La mentira elegida pasaría a los registros permanentes y se convertería en la “verdad”” (George Orwell, 1984, Cpts. III y IV, Edicones P/L, 2000, pgs. 44 y 56. htpp://www.hacer.org/pdf/1984.pdf )

    El Profesor Sandín cita lo que decía Darwin en la 1ª Edi. De El Origen de las Especies … sobre la transformación de los osos: “una raza de osos, gracias a la selección natural, se haga cada vez más acuática en su estructura y sus costumbres, con un hocico cada vez más grande hasta que surja una criatura tan monstruosa como la ballena”.

    El Profesor explica cómo este párrafo, una charlotada, desapareció en las ediciones que hoy se publican de la obra de Darwin.

    Lo trágico es que con el paso del tiempo, el asentameinto entre los “científicos” de la hipótesis INDEMOSTRDA de la Selección Natural supuso la aceptación generalizada del TRANSFORMISMO IRRACIONAL y ha teminado IMPONIÉNDOSE EL DOGMA DARWINISTA, que hoy sufrimos como un PARADIGMA indiscutido, amparado por un invisible, pero real, Ministerio de la Verdad tan eficaz como el orwelliano de 1984.


    EL CUENTO DEL CUELLO DE LA JIRAFA.
    Un caso emblemático de la explicación “científica” lamarckista-darwinista es el del largo cuello de la jirafa (Para esta y otras simplezas absurdas del darwinismo “científicamente correcto” visitar la web: Evolución, la Miseria del Darwinismo: http://evolución-y-darwinismo.blogspot.com: Evolución, la miseria del darwinismo )

    Se pretende colar una demostración facilona para asentar el dogma. El cuento, más o menos es como sigue:
    Una vez había jirafas con el cuello corto (similares al okapi o cebra de los bosques) un artiodáctilo con siso entre cebra y jirafa. De entre las jirafas cuellicortas, las que lo tenían algo más largo se alimentaban mejor, y por eso, se reproducían más. Sus descendientes, de forma progresiva heredaban un cuello más largo, (algo que no sucedió a otros herbívoros que vivían en el mismo hábitat, sólo porque al creador del cuento le acomoda mejor así).
    La diferencia en la longitud del cuello de unas y otras se iba acrecentando con el paso generacional, al tiempo que la media de longitud del mismo era cada vez un poco mayor. Gradualmente se llegó a las jirafas actuales.
    Parece una historia verosímil, pero es un cuento menos imaginativo que el del príncipe que transforma en rana, o el hombre que en las noches de luna llena se vuelve lobo.
    El supuesto alargamiento espontáneo del cuello de las jirafas habría producido graves problemas al animal que implicarían un cambio enorme de sus sistemas cardiovascular y circulatorio. Las jirafas no tienen problemas al bajar la cabeza (aumento de la presión sanguínea) porque poseen una serie de válvulas en las arterias del cuello que modulan el flujo sanguíneo, esta peculiar característica, por mucho que lo juren los “magos profetas” del travestismo no es creíble que puediera tenerla en sus genes la extinta jirafa cuellicorta a la espera de esta concreta evolución.
    Pero la magia lamarckista-darwinista no acaba aquí, pues para el necesario alargamiento de cuello y es que hay otra modificación en las venas del cuello para permitir el retorno sanguíneo desde la cabeza, una vez baja ésta, y sin la cual moriría de inmediato. El múculo de las venas se contrae par conseguir un efecto impulsor, como el del corazón, y así la sangre no se acumule en la cabeza del animal.

    En definitiva, creer en un error en la copia del genoma que pudiera dar lugar a la aparición de una estructura anatómica nueva, como se pretende que sea el cuello de la jirafa, es creer en algo casi imposible.
    Si es así en el cuello de la jirafa imaginar lo que haría falta transformar para evolucionar de un oso a una ballena, tal y como pretendía Darwin es un caso que deberia encargarse a San Judas Tadeo (causas imposibles).
    Para sostener su tesis los lamarckistas-darwinistas sólo tienen una alternativa: creer en el “poder maǵico” de unos duendes ancestrales que actuarían hasta hoy y desde no se sabe cuando. Sería un poder mágico creador de unos mecanismos, totalmente desconocidos, que actuarían con una constancia y precisión mayores que las de un reloj suizo (de los de antes), sincronizada mejor que las campeonas olímpicas de natación sincronizaa y siempre en la misma dirección. Y todo ello, sólo para que la supuesta e inexistente jirafa cuellicorta (con menos similitud con la jirafa que un león y un tigre) se transformara, de forma y manera progresiva, en la jirafa que conocemos.

    Hay infinidad de ejemplos similares al del cuello de las jirafas que demuestran lo imposible del supuesto transformismo, por ejemplo el ojo de los mamíferos, compuesto por docenas de estructuras separadas que funcionan armónicamente. Si cualquiera de estas estructuras se destruye (o deja de funcionar) el ojo pierde la visión. Sólo en términos mágicos recalcitrantes puede darse una explicación al hecho de que se hayan producido infinidad de mutaciones armónicas y coordinadas en diferentes estructuras, como las del ojo de los mamíferos, y que estas además surgieron por azar. Si el ojo del mamífero fuera fruto de una supuesta evolución transformista de todas sus estructuras, sólo sería capaz de ver una vez conformada al 100%, pues durante el proceso previo de miles y miles de años, el ojo sería inútil.

    ¿Cómo puede defenderse la hipótesis de la selección natural darwinista, la ley de supervivencia adaptativa, la ley del más fuerte, al tiempo que la gradual conformación transformativa milenaria de un órgano, que no sirve de nada hasta que está completamente conformado?
    ¿Cómo habrían sobrevivido pues esos animales durante milenios?
    La respuesta, obviamente, es porque no estaban ciegos, sus ojos veían desde el principio y NO SON RESULTADO DE LA PATRAÑA EVOLUCIONISTA TRANSFORMISTA.


    MORFOGÉNESIS LÓGICA FRENTE A TRANSFORMISMO AZAROSO.
    SEGÚN LA CIENCIA ACTUAL, TODO APUNTA A QUE LA FORMA DE CADA ESPECIE SE MANIFIESTA A PARTIR DE GENES DIRECTORES O REGULADORES: los llamados GENES HOX (regulan la morfogénesis y la diferenciación celular durante el desarrollo de cada una de las especies) y de secuencias de ADN denominadas HOMEOBOX (parte de los genes implicados en la morfogénesis, codifican proteínas que indican a las células de los distintos segmentos del embrión en desarrollo la clase de estructuras que tienen que conformarse.

    Fueron descubiertos en 1983 y supuso la PUNTILLA DEFINITIVA AL TRANSFORMISMO, también responde a las preguntas que se hacían a Darwin (como las alas que no vuelan de pingüinos, ojos que no ven de insectos, etc.)).

    Así la ciencia actual manifiesta un principio cada vez más evidente en los procesos naturales que cuentan con la actuación de un LOGOS Y NO DEL PURO AZAR.
    Profundizar en esta línea permite responder a posibles cambios evolutivos en el marco de cada especie, imposibles de explicar por puro azar y el transformismo entre especies, porque, entre otras cosas, si todos los seres vivos se generaron a partir de una célula de forma azarosa ¿Cómo hay tal variedad de formas en la naturaleza? ¿Cómo decide una célula que órgano va a formar?


    Pese a que las investigaciones morfogenéticas de hox y homeobos, están muchas veces ninguneadas, limitadas y abandonadas o escondidas ante el gran público para intentar preservar el DOGMA TRANSFORMISTA, PERO AUNQUE LAS EVIDENCIAS CIENTÍFICAS DESTRUYEN EL TRANSFORMISMO DARWINISTA, hay fanáticos y recalcitrantes defensores que empiezan a postular la llamada EVOLUCIÓN MODULAR.
    Ante el repetido y continuado fracaso para encontrar alguna prueba del transformismo gradual a partir de mutaciones en genes específicos, ahora pretenden demostrar el transformismo partiendo de supuestas alteraciones, duplicaciones o cambios de lugar de módulos completos capaces de conformar grandes estructuras físicas nuevas, como los ojos de los mamíferos o los cuellos de las jirafas.

    Se trata de la última mutación, el clavo ardiendo al que agarrarse para intentar salvar, a toda costa, el DOGMA INDEMOSTRADO del falso transformismo entre especies.
    Nos tememos que es el penúltimo pues la evolución modular es infumable y cada vez menos posible, pues las investigaciones demuestran que el tiempo necesario para que se produjeran todos esos hipotéticos transformismos excedería, con mucho, al de la existencia en la Tierra de las condiciones para propiciar la vida, algunos científicos empiezan a postular que el origen de la vida es extraterrestre, proveniente de meteoritos que la depositaron en un estado ya avanzado: “creemos que las primeras formas de vida pudieron adoptar nucleobases procedentes de fragmentos de meteoritos, para us uso en el código genético que las capacitó para transmitir rasgos beneficiosos a las generaciones siguientes” (es la conclusión a la que llegó recientemente un equipo de científicos encabezados por la Dra. Zita Martins del Departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería del prestigioso y centenario Imperial College de Londres, que fundaron y financieron los bancos de la City y vinculado a la Royal Society. Sus colaboradores pertenecen a la NASA, la Universidad de Maryland en Baltimore, el Instituto Carnegie de Washington, el Instituto de Investigación de Ciencias Planetarias y Especiales de la Opern University de Gran Bretaña … ver: El origen extraterrestre de la vida | Noticias Más Allá | horoscopo, ovnis, misterios, cursos,agenda, arqueología )

    El colmo es que, en paralelo, investigadores implicados en el PROYECTO DEL GENOMA HUMANO, van camino de dar cobertura y ser la coartada para el mayor fraude científico de la Historia.
    Ante la imposibilidad de descubrir una cadena genética entre Hombre y otros animales, al comprobar la ENORME DISTANCIA GENÉTICA ENTRE HOMBRE Y CHIMPACÉ
    (“esperamos conteniendo la respiración, a ver el genoma del chimpacé. Pero sabiendo ahora cuán pocos genes humanos tiene, me pregunto si aprenderemos algo de una simple comparación entre los genomas de éstos y los humanos” declaraciones de David Baltimore, presidente de la Caltech y Premio Nobel de Medicina (1975) por sus trabajos en biología molecular, New York Times, 25 junio 2000).

    PERO LOS TRANSFORMISTAS NO SE RINDEN FÁCILMENTE, AHORA DICEN QUE LA MAYORÍA DEL ADN HUMANO LO PUSIERON EN LA TIERRA LOS ALIENÍGENAS.
    Y NO, NO ES BROMA. Un grupo de investigadores que trabajan en el Proyecto del Genoma Humano, afirman, seriamente, que han hecho un descubrimiento científico asombroso: creen que el 97% de las secuencias no codificadas en el ADN humano conforman un código genético de formas de vida extraterrestre.
    Y lo afirman rotundamente, como si conocieran la existencia de algún tipo de vida extraterrestre y ésta estuviera analizada genéticamente: un delirio, sí pero muy “científico”.

    Tras un análisis extenso y con ayuda de informáticos, científicos, programadores y matemáticos el Profesor Sam Chang (1960) (una especie de Fumanchú de lo más misterioso y raro. Fue director del Proyecto Genoma Humano, pero de repente desapareció del mapa científico, hasta su entrada en wikipedia ha sido borrada, ahora aparece como magnate inmobiliario y propietario de hoteles. Pero en otras entradas aparece como dueño de multitud de patentes relacionadas con el Genoma Humano y con productos farmacéuticos) afirmó que el aparente “ADN basura humano, fue creado por algún tipo de “programador extraterrestre”.

    Pero toda esta fantasía no es más que la vuelta al gnosticismo cabalístico que en su momento formularon los iluminados y falsos Mesías como el sefardí Sabbatai Zeví (1626-1676); Jacob Frank (1726-1891).
    Cuando se sustituyen los términos hebreos y otros obsoletos de esa escatología cabalística por sus equivalentes actuales, se ve hasta que punto toda esta SUPUESTA CIENCIA NO ES MÁS QUE LA MODERNIZACIÓN DE LA PATRAÑA antigua.

    Por eso no sorprende que crezca el existencialismo destructivo, si se cree que uno es el producto de un caos o la marioneta preprogramada por extraterrestres y que está abocado a un final disolutivo en el todo o la nada, que lo mismo da. Pero cada cual es libre de creer en lo que le pete, aunque es triste que a uno le parezca bien desaparecer.

    Cuando Darwin publicó en 1871 El Origen del Hombre pocos pensaron que el hombre era una evolución transformada de algún simio, que el hombre descendiera del mono.
    PARADÓJICAMENTE HOY CASI TODO EL MUNDO LO CREE, QUIENES DEBERÍAN MOSTRAR SU AUTORIDAD PÚBLICAMENTE PARA DESMENTIRLO, CALLAN Y MIRAN PARA OTRO LADO. SUS RAZONES TENDRÁN, PERO LA RAZÓN NO ES SU CAUSA.










    6ª.- Parte : CRIACIONISMO Vs DARWINISMO.

    EL PIONERO DEL EVOLUCIONISMO CIENTÍFICO.
    Antes de que el darwinismo recibiera todo tipo de apoyos y promoción para implantarlo DOGMÁTICAMENTE había surgido una hipótesis EVOLUCIONISTA mucho más científica y humanista. La formuló Juan Ignacio Molina (1740-1829) un jesuíta chileno.

    Mientras los “grandes ilustrados” hacían ciencia-ficción al analizar el sistema reproductivo de las plantas y animales invertebrados (para ellos era cosa de generación espontánea), Molina, en 1760, ya hacía descripciones científicas sobre los procedimientos sexuales de las plantas.
    Fueron los estudios del Abate Molina la base para que años después Jean Baptiste Lanmarck fundamentara sus estudios sin, por supuesto, citar su fuente.

    Molina también desarrolló una teoría evolutiva: la Criación, mucho más verosímil que el transformismo teorizado por Darwin que además era unos 40 años posterior (1859) a la publicación de los trabajos del genial jesuíta.

    En sus obras: Analogías Menos Observadas de los Tres Reinos de la Naturaleza (1815) y Sobre la Propagación del Género Humano en Distintas Partes de la Tierra (1818) Molina presentaba una cosmovisión del mundo, tanto del orgánico como del inorgánico, basada en una criación evolutiva que partía de una interdependencia existencial. Fundamentaba su hipótesis racionalmente, mediante gran cantidad de analogías, y señalaba como conclusión: “no existe ni puede existir ninguna distinción absoluta entre los seres creados; todos están conjuntamente encadenados por recíprocos vínculos, de modo que existe entre ellos una progresión gradual, en virtud de la cual los minerales llegan insensiblemente a vincularse con los vegetales, y éstos con los animales”. (Anales de la Universidad de Chile, abril-junio 1965, nº 134, pg. 5; htpp://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0012717.pdf)

    Su hipótesis, fruto de una extraordinaria intuición aunque con muchos ejemplos un tanto inocentes aunque disculpables por el conocimiento limitado de la época. El jesuíta la sintentizaba en el inteligente axioma: “los productos de la naturaleza forman un todo único en el diseño y vario en la ejecución” (Idem).

    Luego vendrían Darwin y sus herederos, incapaces de crear nada original y al servicio de los que se tienen por “elegidos” para tergiversar los estudios de Buffon y de Molina.
    Los usaron de forma torticera para que fueran las principales fuentes en la elaboración de su SU CAÓTICA E IRRACIONAL TEORÍA TRANSFORMISTA, CIMENTADA EN UN MECANISMO MERAMENTE FUNCIONAL Y SUSTENTADA EN UN HIPOTÉTICO EVOLUCIONISMO AZAROSO, CUYA CONSECUENCIA ES EL ANTIHUMANISMO Y, EN ÚLTIMA INSTANCIA, UNA VEZ SE ACEPTA, EL GENOCIDIO.

    Los fanáticos transformistas califican los planteamientos sobre el origen del universo fundametnados en un criacionismo evolutivo como un intento de los cristianos de dar una alternativa al darwinismo. Pero NO DICEN QUE LA HIPÓTESIS DEL CRIACIONISMO EVOLUTIVO ES ANTERIOR y tampoco que lo que tiene de racional el evolucionismo darwinista es fruto del plagio manipulador y tergiversador que se hizo de la hipótesis de Molina y de los datos recogidos y analizados por científicos de verdad, como Buffon, que en la mayoría de los casos eran clérigos.



    EL IMPOSIBLE DARWINISMO Y LA ALTERNATIVA CIENTÍFICA.
    Hoy científicos como el bioquímico Christian De Duve (1917) Premio Nobel de medicina (1974) siguen sosteniendo el mito del darwinismo como origen de la ciencia moderna, al menos de cara a los mass media. Tal vez sea porque De Duve ha trabajado la mayor parte de su vida para la Fundación Rockefeller. Y es probable que los que actúan como él lo hacen por motivos similares.
    Curiosamente cuando esos científicos actúan rigurosamente destruyen, aún sin querer, la tesis darwinista y se acercan a la de Molina. Así por ejemplo De Duve declaró (entrevista 2002, eso sí, sin aportar argumento alguno: “toda la biología moderna ha venido a configurar la teoría de Darwin sobre los mecanismos de la evolución” htpp://www.cinvestav.mx/Portals/0/Publicaciones%20y%20Noticias/Revistas/Cinvestav/otdic%202006/duve.pdf)

    Algo que resulta CONTRADICTORIO con lo que él mismo escribió sobre el origen del universo unos años antes en una de sus obras científicas cuya reflexión racional iba en la línea de Molina: “a la famosa frase de Monod, según la cual el univeso no contenía el germen de la vida, ni la biosfera el del hombe, yo respondo: se equivoca. Lo contenía … Podemos observar, en un sentido puramente factual, que el universo ha sido construido de tal manera que esta multitud de planetas llenos de vida debían nacer necesariamente

    (Jacques-Lucien Monod (1910-1976) era un bioquímico francés fanáticamente darwinista y eugenista. Recibió el Nobel (1965) y su obra más conocida: El Azar y la Necesidad. Ensayo Sobre la Filosofía Natural de la Biología Moderna (1970) difundida a bombo y platillo como si fuera la visión definitiva sobre el origen de la vida. De Duve se refiere a la idea: naturalista-nihilista-mecanicista expuesta en ella).
    Es decir De Duve en su obra descarta la validez de los azarosos mecanismos funcionales de la evolución propuestos por Darwin como actantes en el origen de la vida.

    Las elucubraciones darwinistas se fundamentan en la idea de que todo sería fruto de un azar relacional entre elementos materiales enfrentados, cuya pervivencia dependería de su mayor o menor capacidad o adaptabilidad para sobrevivir y engendrar progenie: la selección natural.
    A partir de ahí se genera un número casi infinito de transformaciones, cuya conformación sería -tal y como la conocemos- un imposible estadístico al ser una suma de casualidades, prácticamente inverosímiles y de las que aún hoy, 150 años después, aún no ha aparecido la menor prueba ni han podido ser demostradas dichas transformaciones.

    Hasta el propio Monod, darwinista fanático, reconocía en su obra (El Azar y la Necesidad) que el darwinismo, que defendía dogmáticamente, cree en la magia o en una suerte casual inverosímil, pues afirma: “la condición humana es un número entre millones jugando a la lotería” (citado en el artículo Alain de Benoist: “El Azar y la Necesidad” http://es.geocities.com/sucellus24/3035.htm ), si esto fuera así respeto a la condición humana, habría que imaginar la increíble (imposible) suerte que supondría que, entre millones de números, tocara siempre, una y otra vez sucesivamente el jugado para poder establecer la condición de toda la naturaleza.

    En 1968, Robert Shapiro (1935) doctorado en Harvard y Cambridge, Profesor de Química en la Uniersidad de New York y especialista en ADN, en su obra Origins, a skeptic's guide to the creation of the life on earth (1986) ya deja clara LA IMPOSIBILIDAD DE QUE EL AZAR FUNCIONAL DARWINISTA FUERA EL ORIGEN Y EL MECANISMO DE LA VIDA.

    Las probabilidades de obtener una enzima funcional, que contenga los 200 aminoácidos, que a su vez hayan sido combinados de la única forma adecuada, es de 1 entre 10 elevado a la 29 potencia.
    A partir de ahí habría, aún y por lo menos, que reunir unas 2.000 enzimas para conseguir la reproducción de una simple bacteria, lo cual totaliza una posibilidad IMPOSIBLE, de 1 entre 10 elevado a cuarenta y cuatro mil.
    Shapiro concluye: “esto es, aproximadamente las mismas probabilidades de que un tornado en un desguace produzca un Boeing con el motor encendido” (Op. Cit.).

    Y, si es así para una simple bacteria, las probabilidades para apoyar la posibilidad de que semejante casuística, un imposible estadístico, que se produzca una sola vez, se requeriría millones de veces para conformar toda la naturaleza.

    Por el contrario, siguiendo ahora a De Duve, si el universo ha sido construido para que aparezca, necesariamente la vida, conteniendo el germen de la misma, y si la biosfera ha sido construida conteniendo el germen del hombre, lo más verosímil sería decir que el universo es el fruto necesario de la aplicación de un plan inteligente, mediante el cual habría sido creado y con seguimiento criado.
    Aplicando la lógica de ese diseño inteligente, se habría situado el germen del hombre en el lugar adecuado par posibilitar su crianza, su existencia a partir de los genes HOX específicos.

    Es decir, la Biología moderna está en el camino de confirmar la teoría del Criacionismo evolutivo, por mucho que la mayoría de los científicos que se mueven en ese límite especulativo, incluido De Duve, no quieran reconocerlo públicamente.
    La Biología moderna y las demás ciencias naturales descubren de forma constante mecanismos para la conformación morfológica de las especies a partir de unos principios inteligentes y determinados en cada una, muy cercanos a los intuidos en la teoría presentada hace más de 200 años por el humilde jesuíta Molina.

    Aunque muchos se agarren al clavo ardiendo de la IMPOSIBLE PROBABILIDAD DEL AZAR DARWINISTA, fortuito y funcional, sólo POR NO QUERER ADMITIR QUE EL UNIVERSO, LA VIDA, EL HOMBRE SON LO QUE SON EN VIRTUD DE UN LOGOS, que hoy muchos científicos dicen que actúa mediante el RELOJ MOLECULAR EN EL QUE NO ACTÚA LA SELECCIÓN NATURAL MAŚ QUE ACCESORIAMENTE.

    La Teoría del Reloj Molecular, es IMPOSIBLE AJUSTARLA AL DARWINISMO, y está AMPLIAMENTE FUNDAMENTADA CON TODO TIPO DE PRUEBAS Y ARGUMENTOS, además de estar aceptada por buena parte de los científicos más importantes actuales.

    Su paradigma lo explica muy bien: José Escorihuela:
    Es como si este mecanismo fuese regido por el tiempo cósmico y fuese independiente de los fenómenos biológicos que los postdawinistas consideran fundamentales para la evolución (adaptación al medio; lucha por la supervivencia; especialización; etc.).
    Es más, si clasificamos las especies según este medidor vemos que desfilan una detrás de otra sin transición alguna, no hay eslabones perdidos.
    Es como si en el reino vegetal, o animal, se pusiese en marcha un programa fijado con antelación que incluyese los cambios que pudiesen afectarle durante millones de años, cambios independientes del entorno, al cual el animal o vegetal se adapta, mejor o peor, y sólo se verá afectado de manera superficial por las mutaciones.
    Según estas recientes teorías, habría en realidad dos programas evolutivos:
    -
    el de la hélice (cadena de ADN) a corto plazo, que reacciona ante cambios cotidianos, y
    -
    el del citoplasma, que reacciona a muy largo plazo del que deviene la auténtica evolución de las especies.

    El registro fósil de la Tierra ha ofrecido a los palentólogos valiosas pistas sobre la evolución de las especies. En los estratos geológicos del Cámbrico (+ 500 millones años) aparecen representantes de los organismos de esta Era que presentan sus formas diferenciadas ya desde su aparición inicial. Es más, están tan bien diferenciadas que ninguno se puede considerar intermediario en relación a otros grupos. El problema se agrava cuando se observa que en los estratos precedentes no hay nada.
    Podría pensarse que es un problema que afecta a los invertebrados, pero
    ocurre lo mismo con las plantas que aparecen, bruscamente, en el Cretácico, no habiendo eslabones enlos estratos anteriores.
    En el Paleozoico los invertebrados aparecen diferenciados en la casi totalidad de los grupos mayores que conocemos hoy: cefalópodos, bivalvos, gaterópodos. Parece como si las especies cuando aparecen portasen una memoria sintética de las cualidades a desarrollar con el tiempo por la evolución
    (José Escorihuela: “El Plan Secreto de la Naturaleza
    ”, revista Esfinge, nº 21, febrero 2002. htpp://www.editorial-na..com/articulos/articulo.as?art=93 )
    Valmadian dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Conociendo a Darwin y su obra

    7ª.- Parte : Malthus : El Inspirador de la Ocurrencia de Darwin.

    LAS “FILANTRÓPICAS” IDEAS DE MALTHUS.
    El geólogo Samuel Haughton opinaba de Darwin (recogido en la Autobiografía de éste): “todo lo que allí se decía de nuevo ea falso, y lo que había de cierto era viejo” (Autobiografía de Charles Darwin, publicada por su hijo en 1929, Belacqua, 2006, pg. 62).

    Ya hemos visto lo viejo cierto.
    Lo nuevo y falso era el intento de explicar la naturaleza mediante principios basados en las ideas sociales explotadoras de los capitalistas: fuera como fuera y costara lo que costara.

    Lo que pretendían estos explotadores era “optimizar” sus beneficios y encontraron una primera apoyatura “científica” en las ideas del pastor anglicano y masón Thomas Robert Malthus (1766-1834) expresadas en la obra de 1798 Ensayo Sobre el Principio de Población que es un bodrio pretendidamente “científico” donde pretendía fundamentar una serie de de despropósitos, científicos y humanísticos, con citas y documentos sacados de contexto.
    El ensayo está lleno de fantasías “antropológicas” sobre las diversas culturas y pueblos de antaño y hogaño que NO RESISTEN UN JUICIO MÍNIMAMENTE RAZONABLE.

    Actualmente, ni sus más fervientes seguidores osan tan siquiera a citar sus “argumentaciones” o sus “datos” pues -en muchos casos- hasta la historicidad de los mismos es pura invención.

    Las ideas de Malthus se adornan con “evidencias” sobre demografía supuestamente empíricas, pero TOTALMENTE FALSAS que por supuesto iban acompañadas de las consiguientes “reflexiones” del autor, aburridas y reiterativas, fruto de sus notas de viajes o de “testimonios” de terceros.

    Evidentemente cualquiera es libre para creerse sus películas o las de otros, pero el problema con las de Malthus es que sirvieron, y aún sirven, para promover ideas tan “filantrópicas” y “huamistas” como la ESCLAVITUD porque para este racista esta es una de las mejores fórmulas para el control demográfico.
    Según su tesis la población aumenta geométricamente mientras que los recursos lo hacen de forma aritmética (algo TOTALMENTE FALSO, en la época de Malthus un grano de trigo producía, como mínimo 20 el primer año, 400 en el segundo, 8.000 en el tercero, y así sucesivamente, un crecimiento poblacional así es del todo IMPOSIBLE).

    Basado en esta falacia pregonaba que se debería impedir que los trabajadores y marginados se reprodujeran en gran número. Esto no sería aplicable (según la “ciencia” malthusiana a los ricos por muy tontos o malsanos que sean). Y todo esto sin ninguna explicación ni justificación para la discriminación, aunque no parece razonable que pensara que los ricos no comen).
    La “científica” tesis además de falsa no resiste la más mínima lógica, no hay que ser un genio para reparar en que el aumento de alimentos depende, en gran medida, del aumento de población capaz de generarlos. Los alimentos no surgen por generación espontánea más que ocasionalmente. Siendo así, -si la población no aumenta- su capacidad productiva de los mismos disminuye, salvo que se multiplique el número de esclavos, algo que formaba parte de los planes malthusianos y de quienes promueven sus teorías.

    La aplicación de la “utopía” malthusiana para estabilizar la población supondría un aumento, inmediato, de ancianos “improductivos” y pobres, salvo que estos también sean exterminados, algo que es posible que también estuviese en su pensamiento.

    Podemos entresacar de la “ciencia” malthusiana, inspiradora del darwinismo, algunos fragmentos de las ideas “filantrópicas” formuladas por el propio Malthus que se acercan a algunas de las que hoy se definen como liberales: “si todo hombre tuviera seguridad de encontrar con qué mantener convenientemente una familia, bien pronto casi todos los hombres fundarían una: y si la generación naciente estuviese al abrigo de los males que engendra la miseria, la población crecería con una rapidez sin ejemplo.
    Si la relación de los habitantes con las subsistencias es como yo la he establecido y cual la presenta la sociedad en todos los períodos de su existencia, se puede decir por el contrario que la época en cuestión hace ya tiempo que ha llegado; que la oscilación inevitable que deben producir los regresos periódicos de miseria, han tenido lugar desde los primeros tiempos a que se remonta la historia, y que en el momento mismo que hablamos continúa en diversos lugares, en donde hace sentir sus estragos.
    El hombre que va tranquilo a la taberna porque sabe que si muere o enferma la parroquia mantendrá su familia, tal vez variaría de conducta si supiera que habría de morir de hambre o no tener más que algunas limosnas accidentales.
    El valor en cambio de alimento que el obrero irlandés gana además de lo que él y su familia consumen, no puede ir mucho más allá de lo que necesita para alojarse, vestirse y procurarse algunos objetos de comodidad.
    Si tratamos sinceramente de mejorar de un modo constante la suerte de un pobre, lo mejor que podemos hacer es exponerles con verdad la situación en que se encuentran: hacerles comprender que el único medio de subir realmente el precio del trabajo, es disminuir el número de obreros, y que como ellos los proporcionan al mercado, ellos solos pueden impedir su multiplicación. Este medio de disminuir la pobreza me parece tan claro en teoría, tan confirmado por la semejanza de este caso con cualquier otra mercadería, que nada puede justificar el que no se ponga en ejecución, a menos que no se pruebe que este medio produce mayores males que los que podría evitar.

    Si la población estuviera más proporcionada a la cantidad de subsistencias, el precio nominal del trabajo pudiera ser ás bajo que en la actualidad.
    Desear que se mejore la condición del pobre que se encuentre en estado de botener por su trabajo una gran cantidad de cosas necesarias para la vida y para sus goces, y quejarse en seguida del alto precio de los salarios, es imitar a los niños que con una mano dan los dulces y con la otra quieren volverlos a tomar y se echan a llorar si enseguida no se los devuelven. Un mercado sobrecargado de obreros y con grandes salarios cada uno de ellos, son dos cosas enteramente incompatibles.

    Todos los niños que nazcan más allá del número necesario para mantener la población en este estado deben perecer neesariamente a menos que no ocupen el lugar de los adultos muertos.
    Para ser consecuentes será necesario, que lejos de contrariar a la naturaleza favorezcamos la mortandad que ella produce. Y si nos atemoriza el hambre, tendremos el recurso de evitarla con otros medios de destrucción. En vez de encargar a los pobres la limpieza les propondremos costumbres contrarias.
    Procuraremos que en las ciudades sean las calles estrechas, hacinaremos los hombres en las casas y tanto haremos que al fin vendrá a visitarnos la peste. Cuidaremos en el campo de colocar las habitaciones junto a las aguas corrompidas y en los parajes mal sanos y pantanosos … Si con esa conducta podemos llegar a hacer subir la mortalidad desde la relación actual de 1 por 36 ó 40, hasta 1 por 18 ó 20 es casi probable que todo individuo podrá casarse en llegando a la pubertad y que habrá pocas personas que se vean en la precisión de morir de hambre.
    Pero si queremos que haya casamientos prematuros y al mismo tiempo oponemos a las operaciones destructivas de la naturaleza estemos seguros de que no lo lograremos: la naturaleza ni quiere ni puede ser dominada y la mortalidad que exige la población tendrá lugar de un modo u otro. La extirpación de una enfermedad será la seña de la invasión de otra más funesta.

    No se deberá decir que se deje a cada hombre la libre y propia elección en la cuestión de casamiento ...
    ”.


    EL TIEMPO MOSTRÓ LA MENTIRA DE MALTHUS.
    Transcurridos más de 200 años desde que Malthus escribió estas barbaridades, sus expectativas sobre el aumento de la población en Inglaterra, en particular, y en el mundo, en general, que habrían de materializarse si no se ponía remedio mediante un férreo control de la natalidad entre los pobres, han sido ampliamente superadas. En contra de lo que decía es posible generar alimentos en todo el mundo para dar de comer a todos y a muchísmios más; otra cosa es que no se haga por el interés codicioso de unos pocos.

    Hoy, como ayer, no hay ninguna razón par que se produzca la hambruna universal a la que se refería Malthus. Ésta sólo se presenta, tanto hogaño como antaño, por la acción a quienes servía ayer el masón y la de sus herederos de hoy. Lo tremendo es que hoy parece que se vuelve a la “matraca” maltusiana: los mismos perros con los mismos o distintos collares.

    Lo cierto es que, cuando los recursos parecen acabarse, la inteligencia humana debe encontrar, es capaz de encontrar y encuentra, nuevos medios para sobreponerse a la escasez.

    Un ejemplo claro es la predicción de la Conferencia de las Naciones Unidas para la Conservación de los Recursos que en 1950 predijo que se agotarían las reservas de plomo, cromo, zinc y cobre del mundo hacia 1975. Bien más de 35 años después de este predicho apocalipsis las reservas de los principales productos minerales se han incrementado.
    También anunció para 1980 una catástrofe provocada por la irremediable escasez de alimentos con los que cubrir las necesidades de la población. Lo cierto es que, a día de hoy, existe mucha más población que la vaticinada. La tierra cultivable por habitante se ha incrementado en los últimos años, incluso en las naciones que se dicen superpobladas. El empleo de mayor y mejor tecnología ha mejorado la producción agrícola y ganadera.

    Hoy es evidente, y está demostrado, que el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos o del exceso de población, SINO DE LAS PÉSIMAS POLÍTICAS GUBERNAMENTALES E INTERNACIONALES Y de la INJUSTA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA.

    Únicamente con los alimentos que se tiran en Europa para mantener los precios competitivos en el mercado, podría darse de comer a dos tercios de la población hambrienta del mundo. Por cada euro que se recibe en el Tercer Mundo en concepto de ayuda, tiene que entregar tres para pagar su deuda.
    La mitad de lo que gasta Europa en helados serviría para garantizar una educación universal básica a todos los niños del mundo. Para erradicar la pobreza extrema, bastaría destinar un uno por ciento de la riqueza mundial …

    Dicho de otra forma si se juntara toda la población del mundo en una ciudad razonablemente diseñada (zonas verdes, zonas industriales, residenciales, oficinas, etc. el total de la población actual ocuparía un territorio equivalente al de Texas, y podría alimentarse con lo cultivado en un territorio como el de la India, el resto del mundo podría permanecer vacío.
    Así pues la solución para administrar bien los recursos naturales podría realizarse con buena voluntad de los hombres que exigieran a políticos y financieros un cambio radical en sus acciones: menos declaraciones y más soluciones, menos inversiones especulativas y más productivas.


    EL NEOMALTUSIANISMO.
    Ante la evidencia que pulveriza el mito del exceso poblacional, los “progres” neo-maltusianos que van de filántropos tenían que idear otra excusa para seguir justificando el control del crecimiento poblacional.
    Por eso ahora el problema principal ya no es el alimentario, su nueva coartada para imponer el control de la natalidad es la necesidad de reduir las emisiones del CO2 y prevenir el "Cambio Climático"
    .

    En un estudio realizado por la Universidad Estatal de Oregón (EEUU) se propone, abiertamente, reducir al mínimo la reproducción humana, para aminorar esas emisiones (Reproduction and the carbon legacies of individuals, puede leerse en Reproduction and the carbon legacies of individuals )

    La conclusión final de este informe es que se debe aplicar una metodología ajustada a una doctrina que parta del sigmiente DOGMA: “una persona es responsable de las emisiones de CO2 de sus descendientes” Es el nuevo maltusianismo.

    Malthus hacía responsable a los padres de que no hubiera alimento para sus hijos y condenaba a éstos por el “pecado” paterno. Ahora se pretende responsabilizar a los padres de que sus hijos no vayan a tener suficiente oxígeno. Y por tanto, hay que tomar las medidas oportunas para PENALIZAR a los que tengan hijos, SACRIFICANDO O LIMITANDO LIBERTADES PERSONALES Y GRAVANDO ECONÓMICAMENTE LA NATALIDAD, con el fin de “salvar” el planeta. Proponen limitar el número de hijos a uno por pareja, luego habría que adoptar medidas eugenésicas y eutanásicas abortivas OBLIGATORIAS contra quien no cumpliera la ordenanza.

    La mayoría de gobiernos e instituciones internacionales han asumido, voluntariamente, o presionados con amenazas y chantajes, las tesis más alarmistas ante el cambio climático. Se dictan numerosa normativa y legislación para alcanzar la “ECONOMÍA SOSTENIBLE” y combatir la temida subida de temperaturas, pese a que EL SUPUESTO CALENTAMIENTO GLOBAL SE HA DEMOSTRADO QUE ES FALSO, tanto como las tesis catastrofistas de Malthus.


    OBAMA Y EL ANTICRISTO.
    La ofensiva Eugenésica y Eutanásica como parte de la “terapia” para impedir ese supuesto “cambio climático” no ha hecho más que empezar.
    Es la nueva estrategia contra la Vida, es la identidad “espiritual” que se oculta tras el Grado 32 masónico del Sublime y Valiente Príncipe del Gran Secreto.
    Es ese gran SECRETO MASÓNICO que supone la revelación de la palabra sagrada: ABADÓN, el mensajero del Juicio Final con el que los masones encubren el SATANISMO
    .

    Es el grado del que goza el electo Presidente EEUU, el judío Barack Obama (1961) antes de ser elegido (como señala el Gran Maestro de la Logia de Tijuana (México): Rogelio Amaral Barragán (33º) en una tarjeta de invitación al baile para celebrar la elección de Obama en la que concreta su pertenencia a la masonería para negros denominada “Prince Hall” htpp://www.hispanidad.com/imagenes/obama-mason.jpg )

    Como no podía ser de otra forma Obama es un radical y fanático partidario del aborto (sus “progresistas” políticas se identifican con las promovidas por la Masonería e incluyen: el aborto: como un “derecho” humano, anular la objeción de conciencia en los profesionales de la salud, distribuir sin receta la píldora del día después, financiar experimentos con embriones humanos, cortar la financiación a cualquier programa educativo de abstinencia sexual, cortarla también de los experimentos con células madre no embrionarias, derogar la legislación favorable al matrimonio, favorecer legislaciones que apoyen a los homosexuales …. etc.).

    Al autor, Obama le evoca la caracterización masónica que el gran filósofo ruso Vladimir Soloviev (1853-1900) hizo del Anticristo: “... Logró cautivar incluso a alguno de sus antiguos críticos y adversarios … Hay algo de omnicomprensivo, que concilia en sí todas las contradicciones.
    Un noble respeto por los antiguos símbolos y las tradiciones se funde con un vasto y audaz radicalismo en las cuestiones sociopoliticas, una limitada libertad de pensamiento con la más profunda comprensión de todo aquello que es místico, un individualismo absoluto con una dedicación ardiente al bien común, el idealismo más elevado en los principios con la precisión y la vitalidad en la solución de las cuestiones prácticas …
    Ahora existe en la Tierra un poder central más fuerte que todos los otros poderes, tomados singularmente o en conjunto. Y ese poder preponderante e insuperable me pertenece a mí …
    De ahora en adelante ninguna potencia osará decir “guerra” cuando yo diga “paz” …
    El señor de la Tierra era ante todo compasivo filántropo; así, su amor no se limitaba a los hombres, sino que se extendía también a los animales. Era vegetariano y prohibió la vivisección”
    (Vladirmi Soloviev: Los Tres Diálogos y el Relato del Anticristo, 1900, Balmes 1999, pgs. 166-170)

    Algunos dirán que es todo una exageración, que no creen en el Anticristo y -mucho menos- que Obama tenga nada que ver con él. Están en su derecho y bien puede que sea así.
    El autor desconoce la identidad del Anticristo, pues sólo Dios la sabe. Pero lo que sí conoce, es el Mal que suponen más de 40 MILLONES DE ASESINATOS POR AÑO, MAS DE TRES MILLONES AL MES, MÁS DE 100.000 DIARIOS, MÁS DE 4.000 CADA HORA.

    Mientras, Obama y quienes lo han elevado al poder y sus acólitos fomentan y financian los abortos. Fomentan y financian la causa de la Bestia, de Satanás, del Anticristo. Fomentan y financian el mayor genocidio de la Historia, liderado por quien luce una faz con sonrisa mesiánica. El mundo adora al “hombre nuevo”: embobado, ensimismado, feliz, disfrutando de sus “principios progresistas”.
    El mundo tiene que adorar al nuevo Señor de la Tierra. EL GENOCIDIO INTERMINABLE SE CONSUMA, año a año, mes a mes, día a día, hora a hora, tic-tac un ser humano asesinado, tic-tac un ser humano asesinado … Es el imperio del Anticristo.


    EL FUTURO DEL TERCER HOMBRE YA ESTÁ AQUÍ.
    Por desgracia, para la mayoría, los abortos, esos millones de seres humanos asesinados, son como las personas para el perverso personaje (interpretado por Orson Welles) en la película del Tercer Hombre (1949).
    Para la mayoría los abortos son como esas pesonas a las que, desde la altura de la monumental noria del Prater vienés, el personaje de Welles definía como puntitos negros anónimos en movimiento.
    Así, intentaba justificar antes su antiguo amigo el crimen por él perpetrado. Un crimen que consistía en la muerte de muchos seres humanos anónimos por el consumo de una penicilina adulterada con cuya venta criminal se estaba enriqueciendo: “¿víctimas?: ¡No sea melodramático! Mira ahí abajo: ¿Sentirías compasión por algunos puntitos negros si dejaran de moverse para siempre? Si tediera 20.000 libras por cada puntito que parases: ¿Me dirías que me guardase mi dinero? O ¿Empezarías a calcular los puntitos que serías capaz de parar tú? Y … libres de impuestos. Hoy es la única manera de ganar dinero”

    La mayoría hace mucho tiempo que dejó de sentir compasión por los puntitos negros. Hace tiempo que eligieron el dinero, antes que la vida de esos ignotos puntitos negros. Hace tiempo que ya ni reparan en los puntitos negros que, fruto de su elección y su actuación o su falta de actuación, se paran cada día.

    Es terrible constatar como avanza la Conjura contra la Vida, incluso entre quienes en apariencia se muestran fieles y creyentes cristianos, pero ante un embarazo no deseado de su hija soltera, apoyan su decisión de asesinar al más inocente alegando que se trata de un caso excepcional.
    Desde ese momento ya son miembros activos reclutados por la conjura satánica. Lo son, por mucho que sigan con su praxis religiosa aparencial, como si nada hubiera pasado. Dirán que su caso no tiene nada que ver con su religión y, además, que luego se pueden confesar y ya está.

    La realidad es que estas brutales y satánicas medidas eugenésicas conllevan las eutanásicas para impedir un insostenible y vertiginoso envejecimiento poblacional, además, también ayuda extender la homosexualidad.

    Y a poder ser aplicar todo según criterios graduales selectivos en base a las posibilidades económicas de los sujetos.
    La única alternativa serían las guerras generalizadas o la extensión de plagas.

    Ahora que cada uno, si quiere, analice qué está sucediendo en el mundo y si puede que siga mirando para otro lado.


    EL HERMANAMIENTO MALTHUS-DARWIN Y SUS CONSECUENCIAS.
    Es revelador que Darwin (Autobiografía) reconociera que su “teoría” no era más que el fruto de la lectura de la obra de Malthus sobre demografía.
    Tras esa lectura se le encendió la bombilla y se puso a trabajar para aplicarla a la biología e inventarse la inevitable Ley de la Selección Natural Mediante la Supervivencia del Más Apto.

    Aunque en el original pone: “… se me ocurrió leer por entretenimiento” (a Malthus).
    Con independencia de que es poco creíble leerse el bodrio de Malthus para entretenerse, parece que tras el invento de una teoría demográfica que justificaba la explotación, incluso el esclavismo, se buscaba una teoría biológica, que justificara “científicamente” la desigualdad racial, el dominio ilimitado y hereditario de los poderosos y hasta el exterminio de pueblos y razas.
    Es más que probable que su teoría de la ley del más fuerte, “las variaciones favorables tenderían a preservarse, y las no favorables a destruirse” y la hipótesis Transformista “la formación de nuevas especies” fueran más OCURRENCIAS (sino encargos explícitos) que fruto de ningún trabajo científico, algo que apunta el no haber aportado, ni haberse encontrado, aún, ninguna prueba que le apoyen. Además de los pocos datos que usó y el nulo gusto de acudir al laboratorio de Darwin.

    Da igual, fuera El Origen de las Especies … un encargo o no, es innegable que las teorías de Darwin y de Malthus están en la línea conceptual que más interesa a los CAPITALISTAS EXPLOTADORES.
    Es claro que NO ES CIENCIA, pues se declaraba DOCTRINA aspirante a DOGMA, lo que hoy se denomina eufemísticamente Paradigma
    .

    A los capitalistas explotadores les resultaban inmejorables dichas teorías para consolidar su poder.
    Si fueran ciertas las teorías de Darwin y Malthus, que el crecimiento demográfico de los pobres y de los indígenas suponía un peligro para los recursos, si Darwin “demostraba” que los pobres eran variaciones desfavorables y los indígenas pudieran ser eslabones intermedios entre simios y el hombre. Entonces quedaría demostrado que, de cualquier forma, antes o después los pobres y los indígenas serían destruídos por ley natural.
    Así, ya no habría pegas “morales” a la explotación de unos y al exterminio de los otros, algo necesario para “preservar” a los elegidos por su condición “racial, y/o económica”.
    Cuanto antes se hiciera la selección, más rápido y mayor, sería el “progreso” y si a los pobres se les ocurriera no dejarse explotar y no aceptar su condición de “variaciones desfavorables” siempre se les podrían aplicar las terapias indicadas por Malthus.

    Harán bien muchos jóvenes (y no tanto) de hoy que intentan ir de “progres” en tomar buena nota de todo esto, pues el maltusianismo, el darwinismo, así como todas sus derivaciones y consecuencias, tienen de humanísticos lo que un banquero de filantrópo.
    El banco no perdona las deudas, excepto a algún partido político que le sirva y compense por otro lado, el evolucionismo transformista no perdona la explotación ni el exterminio de todo aquel que no forma parte de los “elegidos” o del que no se puede sacar beneficio mediante la explotación.

    Cuando se acepta que hay una ley natural ineludible, según la cual el más fuerte prevalece; si se acepta que esa ley está marcada en la esencia del ser humano: los racistas, los imperialistas, los fascistas, los comunistas, y los que poseen la mayoría de los bienes materiales estarán legitimados para aplastar al resto, tal y como siempre han hecho.
    A partir de ahí, criticar y denunciar a quienes realizan las mayores barbaries contra el prójimo, no es más que un ejercicio declamativo, o una hipócrita actuación utilitarista y oportunista. Pues quienes llevan a cabo bárbaras masacres, quienes tratan como animales a seres humanos, los que enfrentan pueblos contra otros provocando guerras, quienes desprecian a los que considera de raza distinta, quienes toman decisiones en función de la economía y no del humanismo, quienes destruyen las formas de vida de otros en nombre de la competitividad y quienes se niegan a ayudar al necesitado, estarían plenamente legitimados a ello por esa ley natural “científica”.














    8ª.- Parte : SPENCER, HUXLEY Y EL DARWINISMO SOCIAL.

    EL INVENTO DE LA EFICACIA BIOLÓGICA.

    Otra fuente de inspiración para la “ocurrencia” de Darwin fueron las ideas del también masón Herbert Spencer (1820-1903), que elaboró una teoría espeluznante en su obra: La Estática Social (1850) : “Las civilizaciones, sociedades e instituciones compiten entre sí y sólo resultan vencedoras aquellas que son biológicamente más eficientes” (htpp://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/biología_y_sociedad.html)

    Lo que Spencer no explicaba es qué supuesta eficacia biológica actuaría en un tremendo terremoto que destruyera esa civilización o en el incendio accidental de todo el patrimonio de esa sociedad o institución. No habría eficacia biológica alguna que les valiese porque -entre otras cosas- las civilizaciones, sociedades e instituciones, como es obvio nada tienen que ver con la biología.

    La eficacia biológica aplicada a los individuos es uno de los “dogmas” de la progresía cuya formulación se destruye con el simple juego de niños piedra, papel, tijeras, mucho más descriptivo de la realidad: la piedra es eficaz contra las tijeras, el papel contra la piedra y las tijeras contra el papel.
    Es una obviedad afirmar que el más alto, para alcanzar objetos de la estarías superiores precisa subir menos peldaños de la escalera que los más bajos, pero que éstos deben agacharse menos para coger cosas del suelo. Esto no supone ningún tipo de eficacia biológica que indique superioridad, ni del alto ni del bajo.



    SPENCER : EL SOCIÓLOGO DEL DARWINISMO.
    El masón Spencer desarrolló una serie de ideas “humanísticas” precursoras de las pregonadas hoy por algunos que se autodenominan liberales como la oposición a que las escuelas, bibliotecas y hospitales fueran públicos y gratuitos. Rechazaba las medidas de sanidad pública, la dispensa estatal de los títulos de médicos y enfermeras, la vacuna antivariólica obligatoria, las leyes de ayudas a los pobres y cualquier clase de beneficencia pública.
    Aunque eran ideas polémicas, en general, la sociedad británica las adoptó. Y algunos, incluso hoy, las consideran muy “progresistas” desde el punto de vista educativo.
    Es más muchos “progres” consideran al masón el precursor de la pedagogía “moderna”.

    Su gran amigo, el también masón Thomas Henry Huxley (1825-1895) y, como no, miembro, consejero, secretario y presidente de la Royal Society al que se llamaba “El Bulldog de Darwin” por su fanática defensa de las teorías transformistas del mismo, definió a Spencer como : “el más original de los pensadores, aunque nunca se le ha ocurrido una idea nueva” (citado en la web Beatrice Potter, la precursora de los planteamientos económicos de la Sociedad Fabiana, precursora del laborismo británico y pionera de las actuales socialdemocracias y del neoliberalismo)


    EL BULLDOG DE DARWIN.
    Huxley presumía de ser el acuñador del término “agnóstico” tan usado por los “ilustrados” de hoy para definirse, como si agnóstico fuera el no va más del sabio. Pero resulta que agnóstico significa “el que no sabe” que sin duda es la mejor forma de definir a tales “ilustrados”.

    Según Huxley (en su obra Agnosticismo, 1889) decía: “inventé un término que me pareció adecuado, el de “agnóstico”, me pareció sugerentemente opuesto al “gnóstico” de la historia de la Iglesia, que afirmaba saber tantas cosas de aquello que yo ignoraba
    Pero este planteamiento es una antítesis relativa porque el creyente cristiano NO es gnóstico pues cree en Dios y aspira a que Dos le permita conocerlo aunque no sepa más de Dios que aquello que cree que Él le ha revelado.

    Lo contrario del creyente es el NO creyente o ateo (no el agnóstico).

    El agnosticismo es la síntesis fruto de las FALSAS ANTÍTESIS RELATIVAS, gnosticismo ante ateísmo, es una TRAMPA INTELECTUAL que ofrecer a los que pueden tener dudas sobre su creencia en Dios y darles una alternativa, eso sí tan cómoda como falsa, pero que les evita decantarse por el ateísmo, opción que la mayoría rechaza.

    Para más inri no fue Huxley el que acuñó el témino “agnóstico”. El mismo Darwin, en carta fechada en 1879, diez antes de la obra de Huxley, y dirigida a J. Fordyce ya usa el término agnóstico para describirse no como ateo, pues no quiere negar la existencia de Dios, pero tampoco convencido de que exista.

    En su juventud Huxley fue discípulo y ayudante de Robert Knox (1791-1862) un anatomista masón, miembro de la Royal Society, defensor del racismo, furibundo anticlerical y adalid del transformismo.
    El fraternal “hermano” realizaba sus investigaciones con cadáveres comprados a asesinos a sueldo a los que pagaba 17 libras unidad. Se le pudieron probar 16 asesinatos pagados, pero fueron muchos más. Los ejecutaban por asfixia, para que el cadáver quedara en perfectas condiciones para la disección.
    Mientras uno de los mercenarios fue ahorcado, las influencias de Knox permitieron que ni siquiera fuera juzgado, aunque tuvo que poner tierra de por medio (de Edimburgo a Londres) porque familiares y amigos de los asesinados pretendían lincharlo.
    Estos hechos sirvieron de inspiración a Robert Louis Stevenson (1850-1894) para su relato de 1884: The Body Snatcher (El ladrón de cadáveres) en el que se basó un clásico del cine de terror (de 1945 con Boris Karloff y Bela Lugosi)

    Huxley, desde su privilegiado puesto en el London School Board (institución “progresista” que determinaba la política educativa en los colegios públicos de Londres.
    Uno de sus postulados básicos era el uso de castigos físicos sistemáticos con la famosa vara, práctica abolidad de derecho pero no de hecho en 1904 coincidiendo con el cierre de la institución controlada por darwinistas como Huxley).
    Además desde su posición, Huxley, fue el más ardoroso defensor de que se suprimiese cualquier tipo de financiación pública de los colegios religiosos. También promovía que se censurase la publicación de la Biblia, suprimidendo obligatoriamente los pasajes que se entendían contrarios a los descubrimientos científicos siempre, claro está, bajo el criterio de los miembros de esa institución “modelo de progresismo”.
    Entre sus nietos destacaron dos:
    - Aldous Huxley, novelista y difusor de un neomaltusianismo a finales del XX. Uno de los principales utópicos de la Eugenesia, y
    - Julian Sorell Huxley, su hermano, el biólogo, uno de los principales impulsores de la Eutanasia y el Aborto desde su cargo en la UNESCO.



    EL CLUB X.
    Herberte Spencer condenaba cualquier política social a favor de los pobres, lo que hacía con sumo cinismo y ocultando su motivo: favorecer a los archirricos a los que servía.
    Decía que cualquier ayuda estaba en contra de la ley de la naturaleza, proponía, en línea con los “progres” de hoy una enseñanza sin humanidades: sólo hay que enseñar lo que será útil y productivo a la sociedad, o sea, a los capitalistas.
    Predecía que las medidas sociales sólo aumentaban los sufrimientos de los débiles y necesitados, como los “liberales” de hoy que pretenden que las ayudas al Tercer Mundo sólo aumentan el hambre y la miseria.

    Spencer era miembro del Club secreto denominado X, un grupo de élite conformado por tan sólo 9 miembros (Huxley estaba entre ellos) y vinculado a la Royal Society. Era el Club X el que marcaba las líneas directrices de la investigación en los diferentes campos científicos.
    El Club X fue fundado, oficialmente, en 1864, aunque funcionaba sin nombre y de forma secreta desde antes. Además de Spencer y Huxley pertenecían a él: Hooker y Lyell, los promotores de Darwin y quienes le convencieron para que escribiera (plagiara) El Origen de las Especies … con el fin de desarrollar una TEORÍA MATERIALISTA SISTEMATIZADA SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA.
    También fue el Club X el que persuadió a Wallace para que renunciara a la autoría de la teoría de la selección natural a favor de Darwin.

    Los miembros del Club X se juntaban una vez por semana para cenar, siempre el día anterior a la celebración de las reuniones del Consejo Rector de la Royal Society. En las cenas se marcaba la pauta que seguiría la institución a la hora de apoyar a unos o a otros científicos, económica y mediáticamente.
    Se les conocía por Patrulla de la Ciencia por ser un grupo censor, cuyas funciones consistían en impedir que ningún científico, no afín, pudiera llegar a tener cierta relevancia y conseguir que la Royal Society mantuviera su monopolio de la “ciencia”.
    Spencer y Huxley murieron archimillonarios, pero el origen de tales fortunas es desconocido.

    El Club X fue el principal factotum de la divulgación del darwinismo. Su conjura sectaria era: “colocar un sacerdocio intelectual a la cabeza de la cultura inglesa (citado en Adrian Desmond y James Moore, Charles Darwin, 1992, pg. 526. Estos autores están considerados los máximos especialistas en Darwin del mundo y sus análisis son una constante apología de Darwin).

    Sería el Club X el fundador de la revista Nature en 1869. Ésta se creó para que fuera el órgano de propaganda de los de la secta transformista. Hoy es una de las revistas científicas más difundidas y prestigiosas, pero aún prohíbe cualquier publicación en sus páginas de nada que ponga en duda ni la más mínima parte del DOGMA DARWINISTA (según el biólogo Wémy Chauvin, pg. 15 de su Darwinismo. El fin de un mito, 2000, Espasa Calpe: “Sería imposible publicar un artículo contra Darwin en Nature o Science”).


    LA PATRULLA DE LA CIENCIA CONTINÚA ACTUANDO.
    Es comprensible que a muchos les resulte increíble que sea casi imposible rebatir el Darwinismo en la mayoría de periódicos, publicaciones y canales de televisión, pero ES UNA CENSURA MUY REAL Y ACTUAL
    (de esta época tan científica, nada oscurantista y libre, pues estas cosas solo pasaban en la Edad Media y la Iglesia).


    LA CENSURA DARWINISTA.

    Richard Milton (1943) es un palentólogo y divulgador científico. Fruto de su trabajo fue el libro, publicado en 1992 titulado: The Facts of Life: Shattering the Myths of Darwininsm.

    La conclusión de este estudio es: QUE EL DARWINISMO ES ALGO OBSOLETO Y UN LASTRE PARA EL DESARROLLO DE LA CIENCIA.

    Desde su publicación Milton sufrió una terrible campaña de acoso y desprestigio. Encabezada por el fanático etiólogo darwinista y ateo militante Richard Dawkins que sin entrar a debatir los argumentos de Milton, se limitó a denostarlo (“atontado”, “estúpido”, “necesitado de ayuda psiquiátrica”, etc.) y se dedicó a enviar cartas a todas las publicaciones científicas para que no publicaran sus trabajos.

    En marzo de 1995, el semanario británico The Times Higher Education Supplement encomendó a Milton escribir una crítica del darwinismo. Dawkins contactó con la editora Auriol Stevens y presionó para que no se publicara el artículo, que -por cierto- él no había ni leído.
    Entonces Milton escribió una carta a la editora (16 marzo 1995) para que no se dejaran intimidar. En ella hacía referencia a una perfecta descripción de cómo debe actuar el CIENTÍFICO: “yo creo que la gran fuerza de la ciencia y del método científico es su apertura al debate. La Ciencia es fuerte porque los errores se encuentran abiertos al debate. La fuerza de la Ciencia está en que los errores se exponen a través del proeso de un argumento abierto y el consiguiente contraargumento.
    La ciencia no precisa científicos vigilantes que guarden las puertas contra las herejías. Si la herejía resulta cierta, entonces deberá aceptarse así. Si falsa, se mostrará com falsa, por el discurso racional.
    Sir Karl Popper dice que el gran valor del método científico es que nos salva de la “tiranía de la opinión”. Si los neodarwinistas pueden desmontar las pruebas que yo presento, dejémosles que lo realicen. Si lo que buscan es prevenir que mis escritos sean publicados porque no les gustan, entonces no es justo que yo sea una víctima de la “tiranía de la opinión
    ” (la carta original, entera, en inglés: http://www.lauralee.com/milton2.html).

    Dawkins publicó en 1976 el libro El Gen Egoísta, en esa obra sostiene la teoría, delirante y demostrada falsa, de que toda la vida evoluciona por la supervivencia diferencial de los entes replicadores.
    Consiste en cifrar la selección natural de Darwin en los genes y en el invento de algo INEXISTENTE: los memes. Esta es una supuesta unidad de transmisión cultural sacada por Dawkins de la manga, como un trilero. Los memes se propagarían de un cerebro a otro mediante un proceso de imitación: todo muy científico, los memes para memos.

    A Dawkins se le conoce con el apodo de “Rotweiler de Darwin” supongo que en “honor” de Huxley (bulldog de Darwin) su antecesor en la censura.
    Dawkins también pertenece al movimiento llamado “Bright” que pretende agrupar a los ATEOS bajo una visión naturalista, que hacen propaganda atea en los autobuses.
    Es curioso constatar que varios de los miembros más destacados de este movimiento son precisametne ilusionistas cómicos: Penn Jilette y Raymond Teller, estrellas televisivas en USA, y James Randi “el asombroso” también escapista e ilusionista.

    Pero la editora suprimió, definitivamente, el artículo de Milton, que definiría la CENSURA MEDIÁTICA que sufre la comunidad científica actual.

    Es recomendable leer el artículo censurado de Milton, titulado Neo-Darwinism: time to reconsiderer, es uno de los trabajos divulgativos más certeros para desenmascarar de una vez y para siempre las patrañas pseudocientíficas del darwinismo (original en inglés: http://www.lauralee.com/milton2.html )














    Parte 9ª.- EL DARWINISMO : EL DOGMA PARA EL GENOCIDIO.


    150 AÑOS DE DARWINISMO GENOCIDA.

    La identificación del masón Darwin con los postulados racistas y explotadores de, entre otros masones como Malthus y Spencer, que a su vez se habían inspirado en el jacobino y también masón Lanmarck, hijo de un fanático cuáquero (secta puritana de “iluminados” fundada por el farsante y pederasta William Penn (1644-1718) uno de los pioneros de las ideas eugenésicas modernas. Desgraciadamente ha tendio gran influencia en la conformación del ideario useño y en los principios darwinistas) se muestra en numerosos de sus escritos, como en la carta dirigida a W. Graham (3 julio 1881): “... las denominadas razas caucásicas, más civilizadas, han derrotado al deshonesto turco e la lucha por la existencia. Si miramos el mundo en una fecha no muy lejana, cuántas razas inferiores habrán sido eliminadas por razas superiores más civilizadas ...”

    Ahora con más de 150 años de la publicación de “su” teoría le diré, Sr. Darwin, donde quiere que esté que:
    - no existe la superioridad de ningún ser humano con respecto a otro.
    - por sus teorías millones de personas han sido eliminadas: nativos de la Patagonia; aborígenes de Oceanía, indios de Norteamérica, millones de negros de África, un millón de armenios (mayoritariamente cristianos) en Turquía masacrados, varios millones más eutanasiados entre enfermos
    físicos y/o mentales, muchos millones de seres humanos en estado fetal despedazados …

    Los ASESINOS GENOCIDAS SIEMPRE HAN PERTENECIDO A SU SECTA Y SIEMPRE HAN ENCONTRADO LA COARTADA “científica” y/o “ética” en “su” Teoría de Lucha por la Existencia.
    Han encontrado “su” verdad en el dogma sobre razas superiores y razas inferiores.
    Su método en el MATERIALISMO NATURALISTA según el cual, la naturaleza genera variaciones favorables y desfavorables, transmisibles por la herencia, que DETERMINA DE FORMA INELUDIBLE a cada ser vivo
    .

    Para la progresía que le rinde homenajes y le levanta monumentos, todos los genocidios amparados en su teoría, por mucho que se sepa que es falsa, nada tienen que ver con la misma y ésta ha de seguir IMPONIÉNDOSE pues fueron malas interpretaciones.

    Todo es discutible, azaroso, natural, porque “su” teoría era y es muy “progresista”. Todo es válido en la Conjura contra la Vida porque se le denomina PROGRESO
    . Y los cientos de millones de seres humanos asesinados hay que considerarlos daños colaterales del “progreso científico”.



    EL DARWINISMO : EL DOGMA PARA EL GENOCIDIO.

    LA EUGENESIA DE GALTON : CONSECUENCIA GENOCIDA DEL DARWINISMO.
    Una de las más terribles aplicaciones metodológicas del darwinismo es la Eugenesia.
    Darwin, en su obra: El Origen del Hombre. La Selección en Relación al Sexo, mostró su “idealismo humanista” evolutivo de raigambre pagana, gnóstica y platónica. Proponía, en línea con Platón, y que sintetizó posteriormente Malthus, controlar los matrimonios para que se reprodujeran más los “inteligentes” y menos los “débiles e inferiores”.

    Pese a que no se divulgue, esta obra refleja la auténtica expresión de la madurez intelectual del naturalista. Quizás, hay quien no quiera reconocerlo porque muchas de sus hipótesis resultan demasiado “fuertes” para la tan “sensibelera” como hipócrita sociedad actual. La “comunidad científica” no puede consentir que el mito Darwin se derrumbe de una vez por todas.

    El Origen del Hombre … fue escrita en 1871, años después de El Origen de las Especies …
    A continuación reproduciremos algunos fragmentos de esta incomparable obra “humanística” con ello se ilustrará, de la mano del propio Darwin, qué es en realidad el darwinismo. Suplimos así, en parte, el hecho de que en los textos oficiales de los colegios e institutos, españoles y extranjeros, sólo se explica una versión apologética y buenista del darwinismo:

    El débil físico o mental, entre los salvajes, es rápidamente eliminado, y los que sobreviven exhiben normalmente un estado de salud vigoroso. En cambio nosotros, las personas civilizadas, hacemos los mayores esfuerzos por controlar ese proceso de eliminación. Construimos asilos para imbéciles, tullidos y enfermos. Instituimos leyes protectoras del pobre y nuestros médicos se exigen al máximo en sus capacidades para salvar la vida de cada uno hasta el último momento.
    Hay razones para creer que la vacunación ha preservado a muchos individuos de constitución física débil, que de otro modo habrían sucumbido ante enfermedades comunes (viruela, etc.)
    De este modo los miembros más débiles de las sociedades civlizadas propagaron su linaje. Nadie que haya prestado atención a la cría de animales domésticos dudaría que esto (el cuidado de los débiles) tiene que ser muy nocivo para la raza humana.
    Exceptuando el caso del hombre, apenas hay nadie tan ignorante como para permitir que sus peores animales se reproduzcan.
    El progreso depende del incremento del número real de la población, del número de hombres dotados de facultades intelectuales y morales elevadas, y de sus niveles de excelencia.
    A los miembros más débiles e inferiores de la sociedad no debería permitírseles contraer matrimonio tan libremente como a los inteligentes.
    Si los prudentes evitan el matrimonio al tiempo que los imprudentes se casan, los miembros inferiores de la sociedad tenderán a suplantar a los mejores ...


    Siguiendo la doctrina darwinista hasta el violador estaría justificado e, incluso aplaudido, siempre que perteneciera a la casta de “los más capaces” ¡VIVA EL PROGRESO!.


    EL GENIO HERIDITARIO DE GALTON.
    Galton, primo de Darwin desarrolló la Teoría Eugenésica para “subsanar” la lentitud con la que actúa la selección natural definida por Darwin. Le valió ser elevado a la nobleza como Sir y formar parte, como no, de la Royal Society.
    Galton entendía (como expone en su obra de 1869: Herderitarias Genius: Una Investigación Sobre sus Leyes y Consecuencias) que sólo mediante la Eugenesia la sociedad puede ser salvada de una “reversión hacia la mediocridad”
    En la obra Galton sustentaba tesis “científicas” tan aberrantes como:
    las altas clases inglesas poseen la máxima capacidad hereditaria, y, por lo tanto, el privilegio biológico de ser caudillos y dirigentes.
    Las habilidades naturales del hombre se derivan de la herencia, bajo exactamente las mismas limitaciones en que lo son las características físicas de todo el mundo orgánico. Consecuentemente …
    sería factible producir una RAZA DE HOMBRE ALTAMENTE DOTADA mediante matrimonios sensatos durante varias generaciones consecutivas.
    La política más sabia es aquella que tenga como resultado retrasar la edad media del matrimonio entre los débiles y adelantarlo entre las clases más vigorosas.
    Llegará un tiempo futuro en que la población de la tierra se mantenga en unos NÚMEROS ADECUADOS y esté conformada por LAS RAZAS ADECUADAS …
    Mientras tanto, hagamos lo que podamos para propiciar la multiplicación de las razas más dotadas,
    de modo que surja una civilización ilustrada y generosa, y no se obstaculice, partiendo de un instinto erróneo de ayudar a los débiles, la llegada de individuos sanos y fuertes.
    El número entre los negros de los que deberíamos llamar hombres de escasa inteligencia es muy elevado … tan infantiles, tan estúpidos y tan simples, que con frecuencia me hicieron avergonzarme de mi propia especie.
    El aborigen australiano está, al menos un grado por debajo de negro africano
    ”.

    Y tras esta infame elucubración, su primo Darwin escribió a Galton una carta (23 diciembre 1869) en la que le mostraba su entusiasmo: “¡No creo haber leído en mi vida nada tan interesante y original: De que forma tan correcta y clara explicas cada cuestión! ...” (copia de manuscrito original de la carta de Darwin a Galton en: htpp://www.galton.org/letters/darwin/correspondence.htm)


    LAS IDEAS DE GALTON Y DARWIN : SOSTÉN DEL RACISMO NAZI.
    Los ideólogos de la política racial nazi se entusiasmaron con las ideas de Galton y Darwin. En ellos se inspiró el Ministro de Agricultura Darré y la proclama de 1941: Política Racial Nacionalsocialista elaborada por él.
    Darré fue el ideólogo de la aristocracia biológica, el ideólogo del genocidio nazi: “ … nuesra Revolución prevé medidas de eutanasia y de profilaxis social, pero es necesario tener presente que, aun estas medidas solamente preventivas, no representan todavía un incentivo constructivo en el sentido de la reprouducción del elemento humano más valioso.
    Lo único que mantiene y da vida a los Pueblos de tradición milenaria es su capacidad biopsíquica heredable. Los accidentes institucionales de un Pueblo no son nada; su composición étnica lo es todo …

    Casi siempre se reduce a Ministro de la Propaganda el título del cargo en el III Reich de Joseph Goebbels, pero su cargo se denominaba, completo: Ministro de Propaganda e Ilustración Popular, pues los nazis se tenían por los herederos de la Ilustración y Revolución “francesa”, sin duda lo eran, pero en más genocida todavía, pues todo es susceptible de empeorar.


    LA UTOPÍA DE GALTON.
    Como a Platón, a Darwin y los nazis, a Galton tampoco le gustaban los matrimonios entre “débiles”, es decir, entre los “no elegidos” según su criterio.
    Galton escribió (artículo en Revista Frazer's Magazine, (1873) titulado Mejora Hereditaria: “los menos dotados comenzarán a decaer en cualquier caso en que entrasen en competencia con los de buena raza, exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen ante las superiores. Los inferiores serían tratados con total amabilidad siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, tales personas serían consideradas enemigos del Estado y renunciarían así a cualquier pretensión de trato amable

    Luego el desbarre genocida de Galton alcanzó su máximo al afirmar que debería introducirse la Eugenesia:
    en la conciencia nacional como una nueva religión. La humanidad esté en el futuro representada solmanete por las razas más capaces. Lo que la naturaleza hace de manera ciega, lenta y descuidada, el hombre lo puede haer de forma providente, rápida y amable”.

    Este buen “filántropo” acusaba al cristianismo de ser culpable de haber dañado gravemente a la civilización occidental predicando la compasión y la caridad para con los inútiles.

    Los métodos promovidos por Galton son los usados por los nazis años después. En su utopía (novela y su última obra en que describe los métodos) se crea una “jerarquía” para los apareamientos y se castiga al que no se somete a las normas, los individuos pertenecientes a razas inferiores, los minusválidos, los ciegos y otros enfermos serían esterilizados.
    Desgraciadamente la utopía galtiana se hizo realidad, y actualmente reverdece en países totalitarios como China y en los que se dicen democráticos de forma más camuflada.



    CONCLUSIÓN:
    Lo característico del pensamiento de Darwin no era el evolucionismo, sino la idea de la Selección Natural, principal mecanismo (para él y sus seguidores) de la evolución biológica. Y de paso la principal coartada para la Conjura contra la Vida y el Transformismo entre especies, concepto preciso para la deshumanización, para la pérdida de identidad del hombre, su desmoralización, la destrucción de su autoestima y especialmente para que renuncie a creer que su naturaleza es a imagen y semejanza de Dios.

    El darwinismo es una de las terribles consecuencias del irracional pensamiento ilustrado, ya muchos popes de la Ilustración alimentaban la idea de que la supervivencia del más apto es valor básico en el desarrollo de las sociedades.

    Es claro que la historia oficial siempre trata de alejar a Darwin y sus hipótesis de las derivas genocidas que representan sus seguidores a los que se acusa de tergiversadores, manipuladores o de no entender el “humanismo” del naturalista cuando la realidad es que los darwinistas se limitaron a reproducir y aplicar lo escrito por Darwin.

    Las aplicaciones sociales del darwinismo se impusieron a fines del XIX. El darwinismo ha sido, y es, determinante en el pensamiento político y social, siendo básico para la creación y desarrollo de todos los regímenes que sustentan un concepto gnóstico del mundo, desde el bolchevismo o el nazismo, hasta el capitalsimo financiero ahora dominante.

    El darwinismo es el inspirador de casi todos los dictadores totalitarios, así como de las múltiples corrientes del pensamiento que los sustentan.
    Lo cierto es que el EVOLUCIONISMO TRANSFORMISTA MATERIALISTA, coartada de genocidas, a partir de un concepto estático del universo, cosmología de los materialistas, es una teoría peregrina, por mucho que sus fanáticos sigan defendiendo, sin argumento razonable o prueba alguna.


    Si bien el Criacionismo es indemostrable científicamente para explicar el origen de la vida (pues es un planteamiento teológico, no biológico) también es cierto que la hipótesis darwinista, se coja por donde se coja, ES FALSA.

    Y quienes sistematizan su aplicación lo justifican su dogma diciendo que es una ley natural. PERO DICHA SUPUESTA LEY ES FALSA Y EXTIENDE UNA VISIÓN DEL MUNDO INMISERICORDE Y ANTIHUMANA AL SERVICIO DE IMPLANTAR UNA SOCIEDAD CONSUMISTA: SINIESTRA Y FRÍVOLA MIXTURA DE PLANTONISMO PAGANO, HEDONISTA Y RELATIVISMO MASÓNICO.

    Su consecuencia es la “alucinación” de unos cuantos y la pobreza extrema de muchísimos, acaba generando, y luego justificando, los genocidios en nombre de la raza, la nación, el Estado, el socialismo, la libertad, el CO2 y el Cambio Climático, ...
    Valmadian dio el Víctor.

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    Re: Conociendo a Darwin y su obra

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    La teoría de la evolución y la masonería

    28SábadoDic 2013
    Posted by Herencia e Identidad in Uncategorized


    Fuente: Harun Yahya, El Enga–ño Del Evolucionismo (2001)

    La misión de Darwin
    La publicación del libro de Charles Darwin, “El Origen de las Especies”, representaba un punto culminante muy crítico en la Guerra Contra la Religión. Realmente, en el libro no hay ninguna información acerca del “origen de las especies”, pero esto no evitó que se hiciera popular en un tiempo muy breve, dado que el verdadero propósito no era “científico” sino salir victorioso ideológicamente. El barco “H.M.S. Beagle” viajaba a toda prisa por las profundas aguas del Océano Atlántico y se asemejaba a un buque normal de carga o de pasajeros, pero en realidad había partido en un viaje de investigación con capacidad para navegar durante varios años. Viajó a través del Océano y llegó a las costas de Sudamérica en 1832. Sin mucho sentido para casi cualquier otro en esos momentos, se iniciaba el largo viaje de cinco años del buque “Beagle”.
    Uno de los pasajeros a bordo que iba a hacer ese viaje que se convertiría en famoso, era un joven de 22 años, naturista, llamado Charles Robert Darwin. Estaba preparado para la religión antes que para la biología, pues había estudiado teología en la universidad de Cambridge. Es por eso que no sorprende que uno de los libros que llevaba en ese viaje sea la Santa Biblia, la cual siempre estuvo a su lado.
    El otro libro que llevaba Darwin era relativo a un tema en debate. Se trataba de “Principles of Geology” (Principios de Geología) de Charles Lyell. Además de abogado escocés, Lyell era también geólogo aficionado. Al escribir ese libro hizo uso de los estudios de otro escocés aficionado a la geología, James Hutton. El argumento común de ambos era que el mundo no resultaba tan joven como decía la Santa Biblia. Por el contrario, sostenían que era billones de años más antiguo.
    Esto era totalmente inaceptable para el mundo cristiano que pensaba que el mundo había sido creado, a lo sumo, hacía seis mil años, como se manifestaba en el Génesis en el Antiguo Testamento. Hutton y Lyell fueron criticados por los legos debido a que se ponían en contra del Libro Santo. Pero no les importó mucho. La pareja aprovechaba todas las oportunidades del caso para señalar que no eran religiosos y que veían a la religión con antipatía. El punto de partida de la posición de ambos era que, esencialmente, deseaban demostrar su desaprobación a la cosmología narrada en el Génesis bíblico.
    El argumento básico del libro de Charles Lyell era que la tierra tenía varios “estratos” y que investigándolos se podía calcular la “edad real” de la misma. Es Lyell quien presenta por primera vez el término “estrato geológico”, que pasó a ser una cuestión fundamental en la biología y en la geología modernas. Los descubrimientos hechos un siglo más tarde rechazan la tesis de Lyell y de sus seguidores, los “geólogos evolucionistas”, pues se revelaría que los estratos planetarios no eran jerárquicos y regulares y por lo tanto no podrían ser usados como un “método para calcular edades”. Como lo aceptan hoy día incluso los evolucionistas, Lyell impuso su imaginación por sobre la evidencia. Pero en aquella época no había nadie que hiciera una contra-investigación para salirle al paso a esa llamada “tesis científica”.
    De cualquier manera, como dijimos antes, el joven Charles Darwin llevó consigo el libro de Lyell y la Santa Biblia, cosa que exhibía el dilema que tenía frente a esas dos fuentes contradictorias. Si bien Darwin recibió una larga educación religiosa, estaba totalmente influenciado por las tendencias positivistas del siglo que vivía. Es por eso que no hay que extrañarse que haya renunciado a algunas de las regulaciones básicas de las creencias cristianas antes de embarcarse en el “Beagle”. Era una persona apasionada por la biología y la tesis con la que se enfrentaba estaba en total desacuerdo con las creencias religiosas.
    Ahora bien, ¿cuál fue el “factor” que condujo a un joven lego a interesarse por las ideas no religiosas e incluso antirreligiosas y ser seducido por la biología?
    El padre Erasmus
    El abuelo de Charles Darwin, Erasmus Darwin, fue quien representó el principal papel para que el nieto pierda el interés por la religión e incluso para que se convierta en irreligioso. Erasmus Darwin había muerto mucho antes de que su nieto viajara en el “Beagle”. Pero el joven Charles Darwin tenía por costumbre escuchar al abuelo desde la infancia y quedó muy influido por sus ideas.
    Erasmus Darwin fue virtualmente la primera persona que planteó la noción de “evolución” en Inglaterra. Se lo conocía como médico, psicólogo y poeta y era una persona muy “respetada”. De acuerdo con su biógrafo, Desmon King-Hele, “fue incluso el inglés más excelente del siglo XVIII”. No obstante, tenía una vida privada absolutamente sórdida y tuvo por lo menos dos hijos ilegítimos.
    La característica más importante de Erasmus Darwin fue el ser uno de los pocos precursores del “naturalismo” en Inglaterra, tendencia de pensamiento que asumía que la esencia de la existencia del universo estaba en la naturaleza, en tanto que negaba un creador metafísico y consideraba como el Creador a la propia naturaleza. En otras palabras, era una variación del pensamiento materialista que dominaba el siglo XIX.
    Los estudios naturalistas de Erasmus Darwin eran lo suficientemente idóneos para prepararle el camino a Charles Darwin. El “Padre Erasmus” había dejado a su nieto una herencia tanto ideológica como orgánica. Por una parte, había desarrollado argumentos que establecerían los elementos principales para el Darwinismo por medio de las investigaciones que condujo en sus dos acres (810 m2) del jardín botánico y las compiló en sus libros “The Temple of Nature” (El Templo de la Naturaleza) y “Zoonomía”. Por otra parte, había establecido una sociedad en 1784 que señalaría el camino para esparcir estas ideas: la Sociedad Filosófica. No es de extrañar que diez años después la misma se haya convertido en una de las más grandes y fervientes sostenedoras de la teoría presentada por Charles Darwin.
    Resumiendo, Erasmus Darwin, fue el factor más importante que llevó a Charles Darwin a abandonar rápidamente sus creencias religiosas a pesar de sus estudios teológicos, para pasarse a la “vereda” materialista-naturalista y publicar luego “The Origin of Species” con el objeto de cumplimentar una gran misión a favor de la causa a la que ahora adhería. Erasmus Darwin fue, antes que cualquier otra, la principal persona que determinó la misión de Charles Darwin.
    Erasmus Darwin tenía otro rasgo muy característico: era el representante de la masonería. Ésta fue la soberana y principal fuerza fundadora del Nuevo Orden Secular, el cual alcanzó su punto más elevado en el siglo XIX. El decano Darwin fue uno de los maestros de la conocida Logia Canongate Kilwining de Edimburgo (Escocia). Estaba conectado también con los masones jacobinos de Francia y con la sociedad Illuminati, la cual había hecho del trabajo antirreligioso su tarea principal. Erasmus había criado a su hijo Robert (el padre de Charles) en sus mismos pensamientos y lo había enrolado en las logias masónicas. Debido a esto Charles Darwin iba a recibir una herencia masónica tanto del padre como del abuelo. Indudablemente, esto acarrea un sentido importante porque, como ya dijimos en los capítulos anteriores, la masonería era uno de los poderes centrales que condujo el largo combate para abatir el orden socio-económico que se apoyaba en la religión y reemplazarlo por un orden secular. Además, la masonería era el poder principal en la conducción de los cambios intelectuales necesarios para cambiar ese orden, valiéndose para ello de diversos mecanismos. La masonería había obtenido una victoria considerable sobre la Iglesia gracias a la alianza establecida por las fuerzas anticristianas. El siglo XIX fue la gala del Nuevo Orden Secular instituido mediante esa victoria.
    Pero como hemos definido antes, había un solo aspecto ausente en la gala del Nuevo Orden Secular, es decir, la presentación de una explicación no religiosa para la existencia de todo lo viviente. El maestro Erasmus Darwin había trabajado y avanzado mucho para producir dicha explicación. El camino estaba ahora despejado para la presentación de su nieto. El resultado que se alcanzaría gracias a ello sería el regalo más espléndido para la gala del Nuevo Orden Secular, pues cerraría la mayor brecha del mismo.
    En realidad, lo que encontró Darwin no pasaba de ser un argumento sin valor, despreciable. Y resultaba carente de valor porque era infundado. Se trataba de una afirmación quimérica imposible de ser verificada por medio de evidencias sólidas y verdaderas. A la inversa, era una afirmación propensa a una refutación permanente. En otras palabras, era una mentira. Pero esta situación no llevaría a que perdiera valor a los ojos del Nuevo Orden Secular, porque este mismo orden no era más que una mentira. No obstante, una mentira puede ser certificada como algo cierto por medio de otra mentira.
    Un nuevo espíritu para el naturalismo
    Como naturalista autorizado a bordo del buque de investigación “Beagle”, Charles Darwin navegó alrededor del mundo desde 1831 hasta 1836, tiempo en el que tuvo la oportunidad de examinar formas de vida que hasta ese momento eran desconocidas para los biólogos del mundo occidental. Consideró especialmente de gran importancia las observaciones que hizo en las Islas Galápagos. Le impresionaron en particular las diferencias observadas en los picos de los pájaros Pinzón. De acuerdo con Darwin desarrollaron sus picos a partir de los nutrientes que requerían, pues encontró dieciocho tipos de picos distintos, variedad que lo condujo a la conclusión de que los pájaros Pinzón “evolucionaron” con arreglo al entorno en que vivían. En lo esencial de su investigación nunca aceptó la idea de que “Dios creó muchos tipos de picos”.
    A pesar de eso, la preferencia o alternativa defendida por Darwin tenía una naturaleza psicológica. El rechazo a explicar las variedades en los animales como la perfección en la creación de Dios, no se fundaban para nada en una argumentación lógica.
    Fue la teoría del naturalismo la que condujo a Darwin a desarrollar sus peculiares puntos de vista, una de las teorías más sorprendentes que se desarrolló en la atmósfera del siglo XIX, la cual excluía totalmente los valores religiosos. El naturalismo aceptaba solamente lo que se percibía en la naturaleza y por medio de los sentidos. Se consideraba que la naturaleza era la creadora y gobernante de sí misma. Formulaciones como “la naturaleza creó a la mujer para estorbar”, son manifestaciones comunes de la mentalidad inyectada a la sociedad por el movimiento naturalista, el cual generalizó expresiones como “Madre Naturaleza” o “naturaleza”.
    El naturalismo fue promovido por una conocida organización: la masonería. Este hecho fue proclamado especialmente en la conocida encíclica del Papa León XIII (1810-1903) Humanum Genus: “En nuestra época, con la ayuda y el apoyo de una sociedad llamada masonería, la cual posee una organización amplia y eficaz, se han unido los esfuerzos de esos que adoran el oscurantismo. Ya no sienten la necesidad de ocultar su mala voluntad y la lucha contra Dios Bendito”. El Papa divulgó la relación entre el naturalismo y la organización masónica: “Todos los objetivos y esfuerzos de los masones conducen a una intención: abolir todas las disciplinas religiosas y sociales de la Cristiandad y establecer un nuevo sistema de normas basadas en los principios del naturalismo y en sus propias ideas”.
    La mayor contribución al naturalismo provino de Charles Darwin, quien indiscutiblemente cubrió una gran brecha en esa teoría. Los naturalistas idolatraban la perfección de la naturaleza pero se veían en dificultades para dar una respuesta satisfactoria a la pregunta de quién le dio vida, quién o qué hizo las cosas perfectas. Rechazaban insistentemente que todo fue creado por Dios puesto que adoptaban el método o enfoque positivista que les llevaba a creer solamente en los conceptos que toman cuerpo como resultado de los experimentos y las observaciones, lo cual significaba, simplemente, ¡aceptar a la naturaleza como Creadora!, lo cual es totalmente ilógico dado que una cosa no puede crearse a sí misma.
    Obviamente, esto era lo que quería modificar el darwinismo. Sus afirmaciones constituían un “fundamento” para la pretensión de que la naturaleza se autocreó. En 1856, después de 27 años del viaje en el “Beagle”, Darwin escribió su conocido libro “The Origin of Species By Means of Natural Selection or The Preservation of Favored Races In The Struggel For Life” (El Origen de las Especies Por Medio de la Selección Natural o la Preservación de las Subespecies Favorecidas en la Lucha por la Vida), donde se propone que todo lo viviente evolucionó a partir de una única célula mediante un proceso realizado a través de la Selección Natural.
    El criterio de selección natural afirma que los individuos débiles de una especie son eliminados en la lucha por la vida y que los fuertes que quedan son los responsables del mejoramiento de esa especie en particular. Quizás esta explicación no es errónea, pero Darwin no se valió debidamente de ese proceso. Lo único que podía conseguir la selección natural era hacer a ciertos individuos más fuertes, por ejemplo, para sobrevivir. En otras palabras, la selección natural podía ser responsable solamente del mejoramiento de las generaciones. Así y todo, “el origen de las especies”, que fue el nombre del libro de Darwin, no se podía explicar nunca por medio de la selección natural. Esto es así porque la selección natural no transforma un caballo en un pájaro o un tiburón en un elefante. Estas especies fueron creadas de manera separada y la selección natural podía ser responsable solamente de la eliminación de los individuos “débiles” y de la supervivencia de los más perfectos.
    En resumen, la broma de Darwin comenzó incluso con el nombre que le dio al libro. Aunque se suponía que escribiría sobre “el origen de las especies”, no incluyó allí, aunque más no sea, un solo mecanismo real que explique dicho “origen”.
    De todos modos, en la época de Darwin nadie advirtió la insuficiencia de la teoría debido a la falta de conocimientos sobre biología. Andando el tiempo, cuantos más datos se acumulaban más notoria se volvía la naturaleza contradictoria de la teoría de Darwin, pero esto se mantuvo oculto con mucha habilidad. Además, se revisaron las palabras originales de Darwin. Por ejemplo, al ser éste inconsciente de ciertas distinciones genéticas entre las especies, dijo que pensaba que una subespecie de abejas se alimentó cada vez más de animales que vivían en el agua y eventualmente la estructura de sus bocas se hizo más larga. Y manifestó entonces que algunas de esas abejas se convirtieron en ballenas, transformación para la que no veía ningún inconveniente.
    A pesar de la naturaleza contradictoria de la teoría de Darwin, se la adoptó ampliamente ya que proporcionaba una suerte de explicación que servía para llenar el gran agujero del materialismo y el orden secular en su sentido más amplio. Un grupo de científicos se hicieron cargo voluntariamente de la tarea de promover dicha teoría. El más conocido entre ellos fue Thomas Huxley, a quien se lo conocía por el sobrenombre de “el bulldog de Darwin”. Thomas Huxley, cuya ardiente defensa del darwinismo fue el único factor responsable de su rápida aceptación, atrajo la atención de todo el mundo hacia la teoría de la evolución por medio de la conocida “discusión de Oxford”, es decir, la discusión que sostuvo en 1860 con el obispo de Oxford, Samuel Wilberforce.
    No es difícil comprender por qué Huxley dedicó todos sus esfuerzos a la promoción de la teoría de la evolución si tenemos en cuenta sus “vínculos societarios”. Huxley era Decano de la masonería y, al igual que otros partícipes de ésta, miembro de la Real Sociedad, una de las instituciones científicas más importante de Inglaterra. Todos ellos promovieron explícita y pormenorizadamente la teoría alternativa de la selección natural prefigurada por Erasmus Darwin (teoría que proveyó un apoyo considerable a Charles tanto antes como después de la publicación de su libro). Esta institución masónica dio tanta importancia a Darwin y al darwinismo que algún tiempo más tarde empezó a premiar anualmente a los científicos exitosos con la “medalla Darwin”, al estilo de los premios Nobel actuales.
    En otras palabras, no era solamente Darwin quien llevaba a cabo esa misión. La masonería, uno de los más importantes cuarteles generales de la guerra promovida contra la religión, suministró un completo apoyo a esa teoría el día que fue presentada. La teoría de la evolución, a pesar de que no convenció a mucha gente cuando fue defendida por primera vez, ganó una inmensa popularidad en pocas décadas debido al apoyo ideológico que recibió.
    Y es a causa de ese apoyo que los seguidores de Darwin no se conmovieron cuando se presentaron los estudios biológicos que desaprobaban el darwinismo. Por otra parte, la ciencia biológica junto con la geología se desarrollaron por un camino que hizo retroceder al darwinismo. Darwin había afirmado enérgicamente que la tierra tenía una edad aproximada de trescientos millones de años, dado que el proceso evolutivo que pergeñó mentalmente abarcaba un tiempo de existencia del mundo mayor al real. El propósito de la geología, en este punto concreto, pasó a convertirse en el de “probar que la tierra es tan antigua como lo previó la teoría de la evolución”, antes que preocuparse por “descubrir la edad real de la tierra”.
    La ratificación del naturalismo, incluso por medio de métodos engañosos, fue muy importante debido a sus consecuencias socio-políticas. El Nuevo Orden Secular aceptó los modelos social e individualista generados por el mismo y explicó la naturaleza valiéndose de ellos. Se basó en dichos modelos porque así “demostraba” que el Nuevo Orden Secular era también el orden por el que se regía la naturaleza, reflejando totalmente sus características. Éste fue uno de los triunfos alcanzado por el darwinismo en nombre del Nuevo Orden Secular.

    https://herenciaeidentidad.wordpress...-la-masoneria/
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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