Hay un problema aquí, en el asunto del Concilio Vaticano II.
Porque si nosotros negamos que el Concilio Vaticano II sea válido y legítimo, entonces quiere decir que la legitimidad y validez de los concilios de la Iglesia dependen de nosotros.
En esa línea, los protestantes son legitimados y validados si rechazan el Concilio de Trento, y los modernistas que apoyan el Concilio Vaticano II obtienen legitimidad al negar los anteriores Concilios.
Negar el Concilio Vaticano II o cualquier otro Concilio ecuménico es legitimar a los protestantes para negar el Concilio de Trento y cualquier otro Concilio ecuménico que no les convenga, así como daría validez y legitimidad a los modernistas que rechazan Concilios ecuménicos anteriores al Concilio Vaticano II.
Si somos católicos tenemos que aceptar todos los Concilios ecuménicos de la Iglesia. De lo contrario, damos legitimidad para que cualquiera pueda aceptar o rechazar los Concilios a su conveniencia.
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