Esta información es realmente inquitante. El Vaticano debe ser un terrible nido de víboras.
Título: Si el Papa es traicionado por su propia gente…
Autor: Marco Tosatti
Original en inglés: If the Pope is betrayed by his own people…
Traducción: Alejandro Villarreal -julio 2011-.
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Monseñor Fellay habló de las relaciones entre Roma y la Fraternidad de San Pío X, en su homilía del 17 de junio en Winona, EEUU, y publicada en el sitio de Inter multiplices Una vox. Entre otros temas, nos llamó la atención un episodio que echa una perturbadora luz sobre las relaciones entre el Papa y aquellos quienes son sus más cercanos colaboradores. Este es parte del texto:
Mons. Bernard Fellay
«Existen muchos ejemplos que ilustran el hecho de que cuando el Papa desea hacer el bien es obstaculizado e impedido. Uno de estos ejemplos de primera mano es el de un padre abad, Superior del único monasterio trapense en Alemania, quien acudió al Papa para pedir su permiso, no sólo para retornar a la Misa Tridentina, sino para reanudar las prácticas de la Regla y Constitución anteriores al Vaticano II.
El papa otorgó su permiso y exentó a esta abadía de la jurisdicción de la Congregación Benedictina, la cual sigue reglas modernas, y así, permitiéndoles seguir las antiguas costumbres antes del Vaticano II. El Papa, por consiguiente, colocó a esta abadía directamente bajo su autoridad. Seis meses después, el abad llamó a uno de sus amigos en Roma para preguntarle: “¿Cómo va el asunto? ¡Todavía no tengo noticias en absoluto!” Su amigo le contestó: “Escribe nuevamente al Papa, pero envíame la carta para que pueda dársela personalmente a él.” Hecho esto, el amigo entrega la carta al Papa y le pregunta qué es lo que hará con esta abadía.
Muy sorprendido, el Santo Padre replicó: “¡Pero ya he otorgado el permiso, hace seis meses!” Por medio de una posterior investigación se descubrió que alguien, sabemos quien exactamente, había colocado la carta del Supremo Pontífice en un cajón de la Secretaría de Estado. Esta vez, el amigo del abad, quien me contó personalmente el incidente, y por lo tanto, no es un asunto de oídas, pidió al Santo Padre que escribiera ‘aprobado’ en la carta y él personalmente la entregaría de nuevo al abad.
Así, con el fin de dar las buenas nuevas sobre la decisión del Papa, se tuvo que omitir a la Secretaría de Estado. Y esto es sólo un ejemplo.»
¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !
Adelante soldado de Cristo
Hasta morir o hasta triunfar
Si Cristo su sangre dio por ti
No es mucho que tu por ÉL
Tu sangre derrames.
Esta información es realmente inquitante. El Vaticano debe ser un terrible nido de víboras.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !
Adelante soldado de Cristo
Hasta morir o hasta triunfar
Si Cristo su sangre dio por ti
No es mucho que tu por ÉL
Tu sangre derrames.
Última edición por Donoso; 09/07/2011 a las 01:17
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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