Lo que va de dos milenios a hoy...¡¡Y no pasa nada!!
Pasaron muchísimo siglos desde aquellas míticas extremaunciones como la de Fermando III el Santo, que con sayal de penitente y una vela se postraban en el suelo caídos de la cama para recibir al Santísimo y luego morían como santos...
Dentro de la tibieza del mundo católico de mediados del siglo XX,- más aficionado al cine, la tv y las revistas que a los Rosarios y a los Via Crucis- la “extremaunción” a los agonizantes, se venía considerando cada vez más como un sacramento incómodo de impartir y de recibir, por el tono macabro que, según el progresismo, conllevaba:
-un trauma para el sacerdote “católico-tibio”, teniendo que asistir (a horas intempestivas y con riesgo de acatarrarse en invierno y enfermar... ¡horror!) a escenas tétricas de agonizantes, impactando su sensibilidad;
- también trauma para el enfermo “católico-tibio”, porque la presencia de un sacerdote le indicaba que estaba en las últimas; muriéndose anticipadamente alguno por la impresión de ver un cura con visos de funeral;
- también trauma para los familiares “católico-tibios” del agonizante; que no quieren asustarle ni hacerle ver que se moría.
¿Cómo solucionar el “macabrismo” de este Sacramento, incompatible con las nuevas comodidades y mieditis del “hombre moderno”?
La solución del “problema” -de la que, por lo visto, ningún Papa “cayó en la cuenta” ¡¡durante dos milenios!! - nos la daba el Vaticano II. Escribía el modernista Padre J. L Martín Descalzo, hace ya bastantes años:
“Tal vez alguno de ustedes leería este titular en los periódicos: "El Papa Juan Pablo II confirió el sacramento de la unción a cien inválidos romanos". "Se requiere con ello reafirmar que este sacramento es de enfermos". Y quizá leyéndolo pensarán ustedes: ¿Pero ese sacramento no se daba sólo a los moribundos? ¿Es que estaban moribundos a la vez esos cien enfermos a quienes se lo administró Juan Pablo II? Y si estaban moribundos, ¿Cómo los trasladaron a la plaza de San Pedro para esta ceremonia., exponiéndose a que muchos se murieran allí?
Son preguntas bien formuladas, pero que parten todas de una confusión muy extendida: que este sacramento de la unción ha de darse únicamente a quienes están en las últimas. De esta confusión viene el pánico que muchos cristianos sienten hacia él. Hay quien le llama incluso "el sacramento peor que la muerte". ¡Y es que lo hemos visto tantas veces bajo esas tintas negras! En películas, en la vida. Cuando a alguien le dan la unción hay que ir ya preparando la caja y la sepultura...
Pero el Concilio Vaticano II ha declarado algo fundamental: que este sacramento no es de moribundos, sino de enfermos, y que no se da para preparar para la muerte, sino para pedir la salud. De ahí que haya cambiado hasta su nombre. Y del nombre temible "Extremaunción", haya pasado al nombre menos macabro de "Unción de los enfermos".
Es curiosa la historia de este sacramento al que yo llamaría "el sacramento calumniado". Surge en la Biblia como una interpretación de curación de la enfermedad y... la rutina lo va convirtiendo siglo a siglo en un primer paso para el enterramiento.. ETC ETC ” (...sigue más bazofia modernista).
LA EXTREMAUNCIÓN SEGÚN LA TRADICIÓN:
El famoso pasaje de Santiago 5, 14-15, del que se deriva el Sacramento de la Extremaunción, dice:
“14 ¿Está enfermo alguno entre vosotros? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia, y oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. 15 Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará, y los pecados que hubiere cometido le serán perdonados.”
El Catecismo tradicional la definía como:
“Sacramento instituido por Jesucristo Nuestro Señor, en el cual, mediante la unción del Óleo y la oración del sacerdote, se concede al enfermo en peligro de muerte la salud del alma y, si conviene, la del cuerpo”.
De ahí que la Extremaunción:
1º: se administraba sólo a quien enfermaba: y 2º: por imposibilidad de movimiento (que presuponía enfermedad grave) se llamaba a un presbítero para ir a casa del enfermo.
El Concilio de Florencia en el siglo XV y el Concilio de Trento en el siglo XVI afirmaban:
“La extremaunción no debe darse más que al enfermo de cuya muerte se teme”.
El Catecismo del Concilio de Trento se refería a que se debían excluir del Sacramento “los sanos”, lo que recogía el antiguo Código de Derecho Canónico de 1917: “La extremaunción sólo puede administrarse al bautizado que, después del uso de razón, se encuentre en peligro de muerte”. Peligro inminente de muerte o que se temiera seriamente por la vida del enfermo.
Además, recalcaba el Catecismo de Trento que debía haber peligro de muerte sólo por enfermedad, quedando excluidos soldados en tiempos de guerra, marinos en viajes peligrosos y condenados a muerte.
LA MODERNA “UNCIÓN DE ENFERMOS”:
El nuevo rito fue promulgado por Pablo VI, en 1972 y se pasa a llamar “unción de los enfermos”. Se evita el término “en peligro de muerte”. El nuevo rito se dirige mucho más a la curación de la enfermedad que a la preparación para la hora de la muerte. Se suprimieron las oraciones para la expulsión de Satanás. Y ya no se invoca ni a los ángeles, a los ángeles custodios, ni a la Madre de Dios, ni a San José.
El moderno Catecismo falsea la intención del Apóstol Santiago, introduciendo “la vejez” como causa de “unción”:
“¿Qué es la Unción de Enfermos? Es el sacramento que da la Iglesia para atraer la salud de alma, espíritu y cuerpo al cristiano en estado de enfermedad grave o vejez.” http://www.aciprensa.com/Catecismo/uncion.htm
Ahora bien, “vejez” no es enfermedad ni muchísimo menos; tal cosa contradice al apóstol Santiago y a todo el Magisterio anterior; Trento incluido. La vejez, sin más, NI es enfermedad grave, NI siquiera es enfermedad. Más razón habría de dar la extremaunción a personas con problemas cardíacos que a ancianos sanos. Es evidente que hay vejez sana y cada vez más, según evoluciona la longevidad humana.
Pero claro, es que la triquiñuela sirve para que ancianitos estando de pie, y por lo tanto sanísimos, vayan a la Iglesia a que los unjan... y así ya han cumplido los futuros moribundos y los curas, pues no habrá escena macabra ni susto cuando vayan a morirse...
El cuadro de abajo revela –ácidamente- la situación tradicional correcta del Sacramento hasta 1972 y la actual, que es claramente inválida:
LA EXTREMAUNCIÓN, SEGÚN LA TRADICIÓN CATÓLICA MILENARIA: LA “UNCIÓN” DE ENFERMOS Y ANCIANOS, TRAS EL VATICANO II “Está enfermo alguno entre vosotros? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia, y oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.” Santiago 5, 14-15 “Está inquieto algún Presbítero por tener que dar extremaunciones al modo tradicional? Pues haga llamar a los ancianos de la Iglesia, y únjalos con óleo en el nombre del Señor."
En definitiva, que el Sacramento de la Extremaunción, mutado en “Unción de Enfermos”, probablemente inválido, se ha manipulado por las jerarquías, muy previsiblemente, para disimular una realidad desagradable y hacer la vida más cómoda (¿cómo no?) a sacerdotes, agonizantes y sus familiares. Pues con el nuevo invento de la “Unción de Enfermos” salen los protagonistas ganando:
- los sacerdotes: ya no tienen que ir a las casas a ver escenitas de agonizantes; se supone que ya estando sano, el futuro agonizante (anciano) habrá ido a su parroquia, plenamente sano, a que, junto a otros tan sanos como él, le administrasen la post-vaticana II “Unción de Enfermos”. Y mejor aun para el sacerdote: de una tacada se ahorra un porrón de extremaunciones. ¿Irá al Cielo tal o cual católico agonizante? Eso parece que ya no incumbe al sacerdote.
- el enfermo: puede morir ¿¿¿en paz???... y sin que se le asuste con apariciones de sacerdotes al pie de la cama; (para quien duda de que hay Dios lo peor es que se le diga que se muere y que el cura le dé el susto). Su destino de ultratumba solo Dios lo sabe.
- los familiares; que ya no tienen que ir a avisar al sacerdote y se libran de asustar al pariente con su aparición como de ultratumba, ...modernamente, por lo visto, mucho peor que la condenación del agonizante...
Última edición por ALACRAN; 27/11/2011 a las 20:53
Lo que va de dos milenios a hoy...¡¡Y no pasa nada!!
El sacramento(¿?) modernista se ordena a sanar el cuerpo; el católico, a sanar el alma.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
Hombre si yo hasta pensaba que se trataban de 2 sacramentos distintos, ya decía yo que si eran siete no me daban los números; excelente tema, muchas gracias, ahora sé que si me resfrío no debo pedir la unción de los enfermos jaja.
¡Viva la Nueva España! ¡Viva la madre patria Española! ¡Viva la santísima virgen de Guadalupe!
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