Una impía complacencia (o una aberrante comprensión)



No sé qué fue antes, si el comentario o si la noticia. El comentario lo publicó el siempre interesante, agudo e incisivo Francesco Colafemmina en su blog Fides et Forma:

Un obispo italiano habla positivamente del espectáculo blasfemo en una homilía

El espectáculo blasfemo que el obispo pondera en su homilía es este

Es el psicodrama (cualquier cosa) de un tal Romeo Castellucci (muy apreciado entre las vanguardias degeneracionistas post-modernas europeas) que se estrenó con viva polémica hace unos meses en París. Durante la representación, en varios momentos, se apedrea, se insulta y se embadurna con heces a un rostro de Cristo (una imagen del Salvator Mundi de Antonello de Messina); en otro momento de la obra, aparece proyectada sobre la Santa Faz la frase 'You are not my Shepherd' (tú no eres mi pastor). Ahora van a estrenar la obra en Milán, con igual polémica que en París.

Por todo eso chirría tanto la referencia al espectáculo blasfemo que hizo el obispo Ignazio Sanna en su homilía del Dia de Difuntos (sic). No es una alabanza en directo, sino una fina apertura comprensiva, una inclusión receptiva, una aceptación del 'mensaje' de la escena blasfema que serviría (parece ser la intención del obispo Sanna) para 'cuestionar' y 'confrontar' nuestra fe; las palabras y sus comillas las pongo yo, pero la intención, como digo, está implícita en en la homilía de Sanna:

"Con la sapienza di Giobbe, alla fine del viaggio tra le consolazioni di Dio e le tribolazioni del mondo, il cristiano nutre la speranza che i suoi occhi contempleranno Dio “non da straniero” (Gb19, 27). Egli è e resta in questo mondo un cercatore di Dio, un mendicante del Cielo, sulle cui labbra risuonerà sempre la struggente invocazione del Salmista: “Il tuo volto, Signore, io cerco. Non nascondermi il tuo volto” (Sal 27,8s). Anche se gli attori dello spettacolo 'Sul concetto di volto nel Figlio di Dio' rivolgono all’immagine maestosa del Cristo di Antonello da Messina la domanda accorata: “perché ci hai abbandonato?”, il regista dell’opera ribadisce che “noi siamo nutriti dell’immagine di Cristo”. In realtà, il volto del Signore, riscoperto da S. Agostino come bellezza sempre nuova e sempre antica, mai uguale eppur sempre lo stesso, veglia su ogni stagione del cuore. “La sua grazia rimane per sempre, la sua fedeltà è fondata nei cieli” (Sal 88, 3)." (Omelia per la commemorazione dei defunti - Cimitero di Oristano - 2 Novembre 2011)
("También si los actores del espectáculo 'En torno al concepto de rostro en el Hijo de Dios' dirigen a la imagen majestuosa del Cristo de Antonello de Messina la sentida pregunta '....¿por qué no has abandonado?', el director de la obra viene a subrayar que todos nosotros nos alimentamos con la imagen de Cristo")


Este bello ejemplar de prelado atildado, fino, estéticamente sensible, en suma, digamos, este monseñor 'montiniano' expresaba en su homilía (del Día de Difuntos) su exquisita sensibilidad capaz de descubrir un quid apreciable para sintonizar con el blasfemo y su blasfemia: Al fin y al cabo, el que blasfema está confirmando la existencia de Dios, contra quien dirige su impía acción. Esa es la tesis de Monseñor Sanna.

Pero ¿era necesaria la cita? Porque, al final, la referencia homilética parece como si fuera una especie de tolerante convalidación, una aprobación condescendiente, una proclividad del prelado culto, esteta, refinado, por encima (muy por encima) de la actitud intolerante de los extremistas integristas tradicionalistas que no no ven más allá del signo material, que no son capaces de entrever que la blasfemia sería una especie de confesión de fe subliminal.

Esos intolerantes-integristas-tradicionalistas, en aquellos mismos días, se plantaban delante del teatro parisino donde se representaba la obra blasfema y clamaban contra la "cristianofobia" que agrede continuamente, bajo el pretexto del "arte" y la "libertad de expresión", los sentimientos más hondos de los católicos.

¡Qué paradoja tan absurda! En París, los jóvenes católicos son apaleados por las fuerzas antidisturbios por protestar, por rebelarse contra la blasfemia de una obra teatral, mientras en Italia, un obispo, Monseñor Sanna, predica en una homilía (del Día de Difuntos) que al fin y al cabo la blasfemia puesta en escena por Romeo Castellucci era una muy sutil confesión de fe. ¡Qué disparate! Los jóvenes parisinos aporreados por defender el honor de Dios, de la fe, de los creyentes, y el obispo Ignazio Sanna conviniendo con la sensibilidad impía de un autor blasfemo.

Hasta ahí la anécdota, comentada muy oportunamente por Francesco Colafemmina en su blog Fides et Forma.

La segunda parte de este caso eleva al cubo el absurdo de todo lo comentado con esta novedad que publicaban anteayer en la prensa italiana:

El Vaticano llama a Mons. Sanna para el Santo Oficio

Yes: Monseñor Sanna, el de la sensible y estética homilia del Día de difuntos, parece ser que será el próximo secretario de - ¡nada menos! - la Sgdª Congregación para la Doctrina de la Fe.


Sea lo que sea lo que vayan a darle o nombrarle, parece ser que el rumor de que Sanna, el exquisito, va a ser 'elevado' a algún importante dicasterio es bastante serio, muy sólido. ¿Será o no será?

Por lo pronto, Mons. Sanna ha protestado diciendo que él es el primero, el primerísimo, en detestar cualquier blasfemia en escena, y que bla-bla-bla etc. etc. etc. Hasta parece ser que ha amenazado a Colafemmina con una demanda por haber sacado a relucir su sermón del Dia de Difuntos.

Y así está la cosa: Los católicos de Milán movilizados para impedir que se estrene el teatrillo blasfemo (el estreno está previsto para el próximo 24 de Enero), la cita de la homilía del obispo Sanna comentada en todos los mentideros del mundillo blogg/facebk católicos, y la nueva del supuesto ascenso curial de Mons. Sanna como estrambote de todo ello.

E cosí via.

Hay que repetirlo de vez en cuando, para que no nos olvidemos: Nuestra jerarquia es conciliar-vaticanosegundista, con todos sus elementos característicos, con todos sus tics, con aquella impronta. En Italia, el pedigree 'montiniano' se detecta en prelados como Senna, tan sensibles, de refinadísima cultura, de conspícuas sintonías/convergencias con el mundillo cultural-artístico-intelectual más vanguardista.

Son los hombres del patio de los gentiles, del diálogo con agnósticos/ateos, de la cercanía con la cultura post-moderna. Son hombres de iglesia, prelados de alta curia del estilo de Ravasi, de Fisichella. Ahora se ha destapado este otro, Sanna, con un curriculum de mucho nivel en ventura.

¿Alguno más?

+T.

EX ORBE