Neo-monjas guitarreras-copleras






Antes, cuando una se metía monja, dejaba atrás el mundo y entraba en la clausura, mundo interior. Ahora es al revés: Las nenas neo-monjas entran en el convento con su mundo encima, e introducen su mundo en la clausura, instalándose con su mundo exterior, que invade y se impone dentro del convento. Las monjas viejas, cansadas de bregar, se dejan llevar y asumen encantadas las alegrías mitigadoras de las chicas nuevas que, al poco de entrar, en cuanto llegan, ya tienen ideas, proyectos. Y graban un disco.

Como estas carmelas de Valladolid, muy lanzadas. Al final, son monjas, y por mucho que guitarreen y le den al bongo y a los palos rítmicos, lo que canturrean es una empalagosa cantata monjil pop-kikera. Esa es otra: El tufo del kikerío se nota tela, tela. También lo han metido en el claustro, con todo su efecto (que lo tiene),

Dicen que resultan bien, que se adaptan mejor que las africanas y las hindúes porque el venir con el idioma solucinado ayuda mucho. Y también como traen la impronta neocatecumenal y manejan la Biblia y cantan y guitarrean, todo eso les facilita el tránsito de la calle al claustro. Aunque, como ya dije, lo que traen de fuera lo meten dentro, con ellas, como si de una dote se tratara: Enriquecen al convento con sus kikerías, sus copletas y sus guitarritas, es decir. Esa es su aportación.

Al poco, en muchos sitios, se recortan los hábitos, se quitan las tocas, se achican el velo, y se transforman en monjas de medio hábito. Conozco a unas carmelas de un convento que fundo Stª Teresa que ya no hacen cilicios ni disciplinas de cáñamo, porque están demodées, ya no se estila la mortificación penitencial. Llegó una monja foránea con ideas y, al poco de arribar y ser elegida superiora, recortó hábitos, reformó tocas, y cerró la fábrica de cilicios (un negocio nada boyante, no nos engañemos, con poca demanda porque la fe mengua y la penitencia se volatiliza, y - también - porque un cilicio y un flagelo de cordel son para toda la vida, duran la mar - doy fe - y entre una cosa y otra y las pocas ganas de la superiora susodicha, finiquitó la empresa). Ahora que están pidiendo porque se les cae el convento, yo no les pienso dar un duro. Si volvieran a la manufactura de las disciplinas, me ablandarían la voluntad. Pero si no, nones.

Volviendo a las carmelas kikas-copleras de Valladolid, esta es su web, para el que quiera empalagarse un rato. Tienen videos, fotos, cosas...Muy propio todo. Y algunas cosas raras, algunos detalles, algunas imprecisiones, algunas cosas que dicen (o que cantan). Si hubiera Santa Inquisición (¡¡ay!!) seguro que las examinan, las llevan al tribunal y ya se aclararían las cosas esas que suenan mal. Hay material para inquirir, créanme.

Resumiendo, yo diría que estamos ante una variante de lo de la nenas de Lerma (aquellas que empezaron clarisas, se quedaron con los conventos de las clarisas y terminaron fundando una novedad con hábitos vaqueros y tal). ¿En qué parará todo esto? ¡Yo qué sé! Pero si sé que las clausuras conventuales no son - cincuenta años después de aquel mejorable V2º - ni sombra de lo que fueron.

Y no son mejores que lo que fueron.

n.b. Las de la foto son carmelitas descalzas de rigor, no guitarreras.


+T.


EX ORBE