Último tango en San Pedrohttp://3.bp.blogspot.com/-7u9-oy4ce3...a9632af6b2.jpg
Quizás los historiadores del futuro recordarán que en 2014, en la plaza de San Pedro, se bailaba el tango mientras que los cristianos eran masacrados en Oriente y la Iglesia se encontraba al borde del cisma. Esta atmófera de ligereza e inconsciencia no es nueva en la historia. En Cartago, recuerda Salviano de Marsella, se bailaba y daban festines en la vigilia de la invasión de los Vándalos y en San Petersburgo, según el testimonio del periodista americano John Reed, mientras los bolcheviques conquistaban el poder, los teatros y restaurantes seguian estando repletos de público. El Señor, como dice la Escritura, enceguece a quien quiere perder (Jn. 2, 27-41).
El drama principal de nuestro tiempo no es, sin embargo, la agresión que viene del exterior, sino el misterioso proceso de autodemolición de la Iglesia que está llegando a sus últimas consecuencias, después de haber sido denunciado por primera vez por Pablo VI en el famoso discurso al Seminario Lombardo del 7 de diciembre de 1968. La autodemolción no es un proceso fisiológico. Es un mal que tiene responsables. Y los responsables son en este caso aquellos hombres de Iglesia que sueñan con sustituir el Cuerpo Místico de Cristo con un nuevo organismo, sujeto a una perpetua evolución sin verdad y sin dogmas.
Un cuadro impresionante de la situación ha sido ofrecido hacia fines de 2014 por dos dossier sobre la Iglesia, publicados respectivamente por el diario francés
Figaro y por el italiano
Repubblica.
El
Figaro, un diario de centroderecha, conocido por su moderación, dedicó su suplemento de diciembre “Figaro Magazine”, al tema
Guerre secrète au Vatican. Comment le pape François bouleverse l’Eglise [publicado en español en el
Wanderer]: 11 páginas, con la coordinación de Jean-Marie Guénois, considerado uno de los vaticanistas más competentes.
“Algo parece parece agitarse en la Iglesia después del Sínodo sobre la familia del otoño de 2014 –escribe Guénois- y la acumulación de los indicios autoriza a preguntarse: ¿no hay riesgo de que la Iglesia enfrente una tempestad hacia fines de 2015, después de la segunda sesión del Sínodo sobre la familia?” Guénois revela la existencia de una “guerra secreta” entre los cardenales que no tiene como finalidad la conquista del poder. Lo que está en curso es una batalla de ideas que tiene como objeto principal la doctrina de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio. El Papa Francisco es acusado, dentro de la Curia, de una gestión autocrática del poder que el periodista francés resume en la fórmula: “Cuando el Papa golpea, no usa guantes de boxeo”, pero el verdadero problema es su visión eclesial, inspirada y aconsejada por las corrientes más progresistas del Vaticano.
Según Guénois, son tres los teólogos los que definen los nuevos objetivos: el cardenal alemán Walter Kasper, el obispo italiano Bruno Forte y el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández. “Este es el trío que ha encendido la pólvora durante el Sínodo sobre la familia”. Kasper es el ariete para la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, Forte es el autor de la legalización de la homosexualidad y Fernández el exponenete de la teología peronista del pueblo.
Guénois entrevistó al cardenal Burke sobre lo ocurrido en el Sínodo quien, como es habitual, se expresó con total claridad: “El Sínodo fue una experiencia difícil. Había una línea, la del cardenal Kasper, con la que se alinearon los que tenía el gobierno del Sínodo. De hecho, el documento intermedio parecía que había sido escrito antes de las intervenciones de los Padres sinodales. Y escrito según una sola línea, la del cardenal Kasper… Además se introdujo la cuestión homosexual –que no tiene nada que ver con el matrimonio- buscando en ella elementos positivos (…) Todo ha sido muy desconcertante. Como también el hecho de que en el documento final se hayan mantenido los párrafos sobre la homsexualidad y sobre los divorciados vueltos a casar aunque no hayan contando con la aprobación de la mayoría de obispos necesaria. (…) Estoy muy preocupado –agregó el cardenal Burke-, y llamo a todos los católicos, laicos, sacerdotes, obispos, a dedicarse, desde hoy hasta la próxima asamblea sinodal, a fin de poner luz sobre la verdad del matrimonio”.
Que las preocupaciones del cardenal Burke están justificadas lo demuestra el suplemente semanal de la
Reppublica del viernes 27 de diciembre de 2014, dedicado enteramente a una investigación sobre la Iglesia: 98 páginas con 20 artículos, en los que se describe “la nueva era de Francisco, entre adversarios, santos, perseguidos y pecadores”.
El campeón de la
Repubblica es el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Freising, que confirma su apertura a los divorciados vueltos a casar y a las parejas homosexuales, niega la decadencia moral de Occidente y afirma que la “así llamada secularización es un desarrollo necesario de la libertad. Y una sociedad libre es un progreso según el verdadero punto de vista del Evangelio”. Francisco, explica, “quiere conducir a la Iglesia a la fuerza originaria de su testimonio. Tiene una clara visión de lo que quiere, pero no sigue un plan fijado, personal o prestablecido, ni un programa de gobierno. Lanza señales y da ejemplo, como ha hecho en el Sínodo dedicado al matrimonio y a la familia”.
En el mismo dossier, Marco Ansaldo, en una entrevista con el título “Franzoni, la venganza del ex abad rojo”, concede un amplio espacio a Giovanni Franzoni, ex abad de la basílica de San Pablo Extramuros, subrayando cómo las posiciones doctrinales por las cuales fue condenado se acercan ahora a las del Vaticano. Franzoni fue expulsado del estado clerical por su “sí” a las leyes del divorcio y del aborto y por su declaración de votar a favor del Partido Comunista. Casado con una periodista atea japonesa, hoy no reniega de sus ideas y afirma haber “descubierto la sexualidad como enriquecimiento total y no como privación de energías que deberían ser dedicadas al Señor”.
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Según algunas indiscreciones, el Papa Francisco tendría la intención de admitir al sacerdocio a algunos laicos casados (los así llamado
viri probati) y de reintegrar a la administración de los sacramentos a sacerdotes casados que hayan sido reducidos al estado laical como al mismo Franzoni o al ex franciscano y teólogo no-global Leonardo Boff, que vive actualmente en Brasil junto a una compañera. El 17 de diciembre Boff, que pasó de la teología de la liberación a la eco-teología, confirmó a Ansa de haber enviado al Papa, respondiendo a su pedido, material para la próxima encíclica, y el 28 de diciembre, en polémica con Vittorio Messori, expresó a “Nosotros somos Iglesia” su apoyo al Papa Francisco contra un escritor nostálgico, con estas palabras: “Es sumamente importante una Iglesia abierta como la quiere
Francisco de Roma. Es necesario que sea abierta a la irrupción del Espíritu llamado por algunos teólogos la ‘fantasía de Dios’, en razón de su creatividad y novedad, en la sociedad, en el mundo, en la historia de los pueblos, en los individuos, en las Iglesias y también en la Iglesia católica. Sin el Espíritu Santo, la Iglesia se convierte en una institución pesada, aburrida, sin creatividad y que, en un cierto punto, no tiene nada que decirle al mundo más allá de doctrinas sobre doctrinas, sin suscitar esperanzas y la alegría de vivir”.
¿Quién puede negar la existencia de una confusión absoluta? El tango bailado en San Pedro el 17 de diciembre de 2014 por el cumpleaños del Papa Francisco recuerda a otra música: la que sonaba sobre el Titanic la noche de la tragedia. Pero en esa ocasión, la punta del iceberg apareció de improviso, y los danzantes no eran conscientes del desastre inminente. Hoy el iceberg es visible y hay quienes brindan por el imposible naufragio de la Barca de Pedro. Pero muchas personas están alarmadas y tienen la fuerte sensación, como dijo el cardenal Burke, que la Iglesia es un barco a la deriva. Nosotros estamos entres estos y por este motivo no saludamos al 2015 con bailes y fuegos artificiales, sino con la firme decisión de obedecer la llamada del mismo cardenal Burke a combatir, desde hoy y hasta el próximo Sínodo, y después también, para defender la verdad del Evangelio sobre el matrimonio.
Roberto De Mattei
Publicado en
Il Floglio.
[Traducción de Wanderer]