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Tema: Neomovimientos

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    Neomovimientos

    Neomovimientos (I)

    Sofronio

    ¿Es un protestante el que dice:“os estoy dando la vida a través de la Palabra de Dios depositada en mí; la explicación de la Palabra la doy yo”? Más pareciera un sectario, un iluminado o alguien que se quiere igualar a Dios, pero sigamos. En las siguientes palabras se advierte un desprecio hacia la vida de la Iglesia anterior al modernismo : “El cristianismo tradicional no tenía nada de cristianismo y daba asco, estaba privado del nuevo Espíritu recibido del Cielo“. Sin embargo, al escuchar otras ‘lindezas” como las siguientes: “Las ideas sacrificiales han entrado en la Eucaristía por condescendencia sugerida por el momento histórico, a la mentalidad pagana”“Por ventura, ¿necesita Dios de la”sangre” de su Hijo para aplacarse? ¿Pero, qué raza de Dios nos hemos fabricado? Hemos llegado a pensar que Dios aplacaba su ira con el sacrificio de su Hijo a la manera de los dioses paganos….”. Insiste aún más el líder: “…las ideas sacrificiales han entrado en la Eucaristía por condescendencia con la mentalidad pagana … “; “la masa de la gente pagana ve la Liturgia cristiana con sus ojos religiosos vueltos a la idea del sacrificio…”. “Las discusiones medievales sobre el sacrificio se referían a cosas no existentes en la Eucaristía primitiva, dado que en ella no había ningún sacrificio cruento; o sea, alguien que se sacrifica: Cristo, el Sacrificio de la Cruz, el Calvario, sino solamente un sacrificio de alabanza” anteotros eructos en sus conferencias grabadas, también podría preguntarse cualquier católico ¿será éste un nuevo profeta o un grandísimo hereje? Pues no sé, sólo son dichos de Kiko Argüello, sacados de sus conferencias a los catequistas, fundador junto a la “boca de oro [IMG]chrome://savefrom/content/button.gif[/IMG], la ex monja Carmen, del Camino Neocatecumal. Así, pues, dedicamos este primer artículo sobre los neomovimientos eclesiales a los Kikos; Dios mediante, en sucesivos artículos trataremos de otros movimientos postconciliares modernistas que han invadido la mies del Señor. ¿Nos hallamos ante unos católicos de buena ley, instrumentos del Espíritu Santo para la renovación de la Iglesia?
    Ellos así lo proclaman, como se aprecia en las siguientes palabras de Argüello, “Yo os estoy dando la vida a vosotros. por medio de la Palabra de Dios, depositada en mí … ; la explicación la doy yo“. Por esta razón exigen una obediencia total a Kiko y a Carmen, ya que es este energúmeno quien da la vida a sus adeptos, usurpando el lugar de Cristo, vida nuestra: Ambos, Kiko y Carmen, ésta y Kiko, “tanto monta monta tanto”, son losnatos” catequistas de todo el Movimiento, a quienes están sujetos los miembros de las diversas comunidades.
    Pero, no es posible admitir que el Espíritu Santo (Principio Vital de la Iglesia, que la anima, la sostiene, la conduce misteriosamente hacia su fin, que la renueva y la santifica), pueda inspirar cosa alguna que provoque su descomposición interna, mediante catequesis basadas en principios doctrinales y normas morales que contradicen, abiertamente, las verdades reveladas por Dios, y que la Iglesia conserva con fidelidad y expone con autoridad, para lo cual no le puede faltar, en virtud de la promesa de Cristo, la asistencia del Paráclito, Alma de la Iglesia, según la célebre frase agustiniana, que hizo suya el Papa león XIII, en la Encíclica “Divinum illud munus”.
    No es fácil sacar a la luz lo oculto, porque el secreto, sólo conocido por los iniciados, es una estrategia de los “kikos”. Bien lo explica Fray Antonio de Lugo, OSB, afamado monje jerónimo fallecido a los 91 años, en 2009, con estas palabras sobre ellos:
    No está al alcance de todos; es concreto; sólo lo pueden manejar los que han de formar a los catecúmenos; se insiste, a través del libro [“Orientaciones a los catequistas para la fase de (de)formación”], en el secreto. Sirva como muestra la siguiente consigna: “No digáis nada de estas cosas; esto que se os dirá no es para que lo digáis a la gente, sino para que vosotros lo tengáis como fondo, como base”. Es posible, casi seguro, que muchos de los que apoyan este Movimiento, incluso Obispos, no conozcan dicho libro, de no fácil adquisición. En él, como veremos, hay injustos y descarados ataques a dogmas fundamentales de la Iglesia, y a la Iglesia misma, a su Jerarquía y Magisterio. Por supuesto, la inmensa mayoría de los “catecúmenos” nada sospechan de esto, porque la formación no es clara, emplean palabras polivalentes y así encubren graves errores, que se ofrecen como expresión de la doctrina postconciliar. Parece un auténtico “Lavado de cerebro”, previo a un Movimiento religioso, tanto más peligroso cuanto más sus metas permanecen encubiertas. No pocas personas, al advertir ciertos errores, no acordes con la verdadera fe, se han retirado. La falta de formación religiosa adecuada explica que otros, en cambio, se encuentren a gusto e incluso, con la mejor buena fe, crean haber encontrado el futuro de la Iglesia, según la mente del Vaticano II. Parece que nos encontramos en un “camino” peligroso para la integridad y pureza de la te católica. Hablo sobre los textos.
    Para esta presentación se han usado los artículos de Marian T. Horvat; Fray Antonio de Lugo OSH y sus fuentes, entre otras el trabajo titulado “Movimiento Catecumenal” tomado de la revista “Sí, Sí; No, No“, “Chiesa Viva“, de Brescia nº 45, abril del 87; el estudio del Padre Enrico Zoffoli, titulado Herejías del Movimiento Nocatecumenal y otros.

    • En color negro, un artículo de Marian T. Horvat que resume la cuestión al hilo de un acontecimiento que todos recordarán.
    • En color rojo, anexos de otros autores.

    Benedicto XVI: El Camino Neocatecumenal es un
    ‘don especial del Espíritu Santo’


    Mi amiga Jan siguió algunos sitios web conservadores de Italia que aguardaban ansiosamente “el veredicto”, que iba a ser pronunciado por el Vaticano sobre el controvertido Camino Neocatecumenal el 20 de enero. Ese día, el papa Benedicto XVI se reuniría con miles de sus miembros en el Aula Pablo VI y el Consejo Pontificio para los Laicos daría a conocer el decreto sobre el movimiento. Jan me dijo que conocía algo de las prácticas litúrgicas y discutidas aberraciones doctrinales del Camino Neocatecumenal. Específicamente éstas:
    • negar el carácter sacrificial de la Misa;

    • rechazar la transubstanciación;

    • seguir las enseñanzas de Lutero sobre la justificación.


    “El camino (como se llaman a sí mismos) es más luterano que católico” afirmó mi amiga. “Estoy segura de que nuestro Santo Padre nunca dará su aprobación al mismo. Después de todo, si se toma en serio la reconciliación promovida por él con los católicos tradicionalistas, ¿por qué iba a aprobar este sacrilegio? Sería una contradicción. “ Yo no comparto la opinión de Jan respecto del supuesto conservadurismo de Benedicto XVI. Así que no me sorprendí al saber que en realidad el 20 de enero, en la audiencia, el Papa elogió cálidamente el Camino Neocatecumenal, al que calificó de “un don especial que el Espíritu Santo ha dado a nuestros tiempos“. Elogió a los miembros por su celo apostólico, por “el firme compromiso de anunciar el Evangelio de Cristo resucitado”, instándoles a procurar siempre que esta ” preciada obra “, estuviera en “profunda comunión con la Sede Apostólica y los pastores de la iglesia local en la que se insertan“. Entre el público – más de 7.000- estaban los fundadores: el guitarrista flamenco [sic] Francisco Kiko Argüello y el ex-monja, Carmen Hernández [pico o boca de oro], así como cinco cardenales y 50 obispos. Al comentar el decreto, firmado por el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo para los Laicos el 8 de enero y publicado el 20 de enero, el Papa afirmó que el Consejo para los Laicos, había aprobado las celebraciones especiales que figuran en el Directorio catequético del Camino Neocatecumenal. Esta declaración implica que él mismo lo aprueba. Agregó que todas las celebraciones litúrgicas deben seguir las normas de la Iglesia, pero no ofreció salvedades para asegurar el cumplimiento. En efecto, este decreto con su aprobación papal confirma la aprobación previa y finaliza el proceso del Vaticano-de 15 años- para su examen. En 2008, el Consejo Pontificio para los Laicos sancionó el Estatuto del Camino Neocatecumenal. Su Directorio Catequético - escrito por Argüello y Hernández – fue aprobado en 2010, después de un examen por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que inserta referencias cruzadas con el Catecismo de la Iglesia Católica . Al final de la audiencia el 20 de enero, Benedicto XVI bendijo a los 17 nuevos grupos de familias que van a ir en misión a tres continentes. Al salir de la audiencia papal con una alegría exultante, Argüello dijo a un periodista de Zenit : “Estábamos esperando este momento y, finalmente, la Iglesia ha confirmado el Camino Neocatecumenal como una iniciación cristiana, en su doctrina, en la liturgia y en sus etapas .” El movimiento ahora puede continuar la nueva evangelización del mundo“, dijo en señal de triunfo. El dinamismo del nuevo movimiento es incuestionable, lo que puede ponerse en duda, sin embargo, es si su liturgia y su doctrina son católicos. Prácticas litúrgicas no ortodoxas

    La liturgia del Camino Neocatecumenal configurada por Kiko Argüello y Carmen Hernández se basaba de lleno, según ellos, en las nuevas enseñanzas del Concilio Vaticano II. Se pretendía volver a las prácticas de la Iglesia primitiva, que habrían sido deformadas y desviadas del verdadero camino durante siglos hasta el Concilio. Uno de los primeros mentores del movimiento y simpatizantes no era otro que el arzobispo Annibale Bugnini, el principal arquitecto de la Nueva Misa
    Cantando y bailando alrededor de la mesa como parte de un rito normalizado
    Kiko Argüello y Carmen Hernández dicen que el énfasis inicial en la resurrección de Cristo se ​​perdió en la Misa, en la época de Constantino y en su lugar se introdujo un tono sacrificial erróneo. La liturgia pide alegría pascual en la mesa, no un sacrificio en el altar. Los miembros del Camino Neocatecumenal, hacen sus “celebraciones” (no las llaman misas) la noche del sábado. La pequeña comunidad – idealmente no más de 20 ó 30 – se reúne, todos sentados en sillas alrededor de una mesa (nunca un altar, ya que sugiere el sacrificio) en uno de los locales anejos a las parroquias (preferidos a la iglesias). La “celebración” debe realizarse estando sentados o de pie, nunca de rodillas o haciendo la genuflexión. Para la consagración toda la comunidad se pone de pie. La Comunión se recibe también de pie [o sentado]. Cada miembro recibe en sus manos un trozo de pan cortado de una hogaza enorme , hecha al horno por los propios miembros de acuerdo a las instrucciones específicas de Argüello. A continuación, el celebrante se sienta y espera a que todos los fieles tomen el trozo de pan en sus manos. Después el presbítero dice, “el Cuerpo de Cristo, nos trae la vida eterna“, y toda la congregación consume el pan al mismo tiempo. Seguidamente, la copa es compartida por todos. El presbítero la suele llevar a todos, pero a menudo los miembros la pasan de mano en mano, para dar la sensación de comer y beber en torno a una mesa. Dado que, según su doctrina, la interpretación de la Palabra de Dios no está reservada a la Jerarquía, antes de la homilía cualquiera de los asistentes puede dar su testimonio. Los participantes danzan o andan alrededor de la mesa, cantando canciones escritas por Argüello y acompañadas por la guitarra, que se define como el instrumento “más cercano a la antigua cítara hebrea.” No hay himnos o especiales devociones a la Virgen María y los Santos.
    Una niña del grupo recibe la primera comunión sentada y sin signo alguno de reverencia al Sacramento


    Ésta es una “celebracion” en Philippines [IMG]chrome://savefrom/content/button.gif[/IMG] , y esta otra en Jerusalén [IMG]chrome://savefrom/content/button.gif[/IMG] y ésta una muestra en vivo de lo que sucede en Italia [IMG]chrome://savefrom/content/button.gif[/IMG] , que es el país con el mayor número de comunidades neocatecumenales. Según el pensamiento de los fundadores, la pasión y muerte de Cristo no juega ningún papel en la redención del hombre. Por ello, la Misa no es una renovación de su sacrificio hecho en el altar, sino es un banquete que debe hacerse en una mesa. Esto es muy similar a la doctrina protestante, tan querida por el arzobispo Bugnini. Argüello y Carmen Hernández justifican todos sus cambios con la “profunda renovación de la liturgia que se produjo en el Concilio Vaticano II.” De hecho, muchas de las prácticas neocatecumenales coinciden con las de las misas del Novus Ordo. Otros cambios de inspiración protestante

    Durante muchos años, las enseñanzas de Argüello y Hernández se mantuvieron ocultas a la opinión pública. Pero durante el proceso de aprobación del Vaticano, algunos de sus textos fueron publicados. Estos textos, tomados de ”El Neocatecumenado, Iniciativa Cristiana para Adultos“, (3) revelan claramente la inspiración protestante del movimiento.
    • Se justifica la revuelta de Lutero: “Es comprensible que Lutero hiciera una clara ruptura con todo lo que él creía era una adición puramente humana o la tradición.”
    • Promueve la enseñanza de Lutero sobre la justificación: “El hombre no es salvado por las buenas obras … Jesucristo no vino a darnos un modelo de vida, un ejemplo. … El Espíritu Santo no nos lleva a la perfección, a las buenas obras … Dios libremente perdona los pecados de aquellos que creen que Jesús es el Salvador. “
    • Se rechaza la transubstanciación: “Lutero, que nunca dudó de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, rechazó la transubstanciación”, porque estaba ligado al concepto aristotélico-tomista de sustancia, que es ajeno a la Iglesia de los Apóstoles y los Padres “.
    • Se rechaza el Concilio de Trento: “La rigidez y la inmovilidad del Concilio de Trento generó una mentalidad estática en la liturgia, que ha persistido hasta nuestros días.”

    Pablo VI: “El Camino” un rico “fruto del Concilio”
    Después de un estudio serio sobre el Camino Neocatecumenal, el teólogo P. Enrico Zoffoli no dudó en acusar al movimiento de hereje en un artículo que puede leerse aquí . El P.. Zoffoli también expresó su profunda preocupación por el hecho de que estos errores se impartan en los 78 seminarios Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal, que ya han ordenado 12.000 sacerdotes en los últimos 20 años. Teniendo en cuenta su inspiración luterana y el estudio sólido del P. Zoffoli, es legítimo preguntarse si las “celebraciónes” del Camino Neocatecumenal son en realidad misas válidas. ¿Tienen sus sacerdotes intención de hacer lo que hace la Iglesia, un sacrificio propiciatorio, cuando sus fundadores niegan explícitamente que la Misa sea un sacrificio? [A tenor de lo dice el Papa León XIII en Aposlolicae Curae, no parece que haya intención de hacer lo que la Iglesia hace]. A pesar de estos errores doctrinales, en la reciente audiencia papal, Benedicto XVI aprobó el movimiento y alentó a sus miembros a seguir trabajando y “ofrecer su original contribución a la causa del Evangelio.ANEXO I. Reproducimos el apéndice de la recapitulación del libro del P. Enrico Zoffoli.

    CATECISMO CATÓLICO
    CATECISMO NEOCATECUMENAL
    1/.- Cristo ha redimido el mundo. 1/.- Cristo no ha llevado a cabo ninguna redención.
    2/.- La premisa fundamental de la obra redentora de Cristo es la realidad histórica del pecado. 2/.- El pecado no es posible porque el hombre no puede evi*tarlo.
    3/.- La gracia, aun siendo necesaria, respeta sin embargo la libertad humana. 3/.- No hay ningún problema en las relaciones entre gracia y libre‑arbitrio, puesto que el hombre no puede no pecar.
    4/.- Jesús ha satisfecho a la justicia de Dios en tanto que Mediador de la familia humana pecadora. 4/.- Jesús no puede haber satisfecho a la justicia de Dios por*que El es solamente misericordia que perdona.
    5/.- Jesús ha satisfecho a la justicia de Dios ofreciéndose libremente como víctima por los pecados del mundo sobre el altar de la Cruz. 5/.- Jesús no se ha ofrecido como víctima por los pecados del mundo. Sobre la Cruz no ha realizado ningún «sacrificio».
    6/.- Jesús ha salvado al mundo por los méritos de su pasión y de su muerte. 6/.- Jesús ha salvado al mundo en virtud de su resurrección.
    7/.- Jesús continúa su obra de salvación por medio de la Iglesia, como sociedad visible y jerárquica. 7/.- La Iglesia no es una sociedad jerárquica jurídicamente constituida, sino una sociedad carismática.
    8/.- La Iglesia cumple su misión en virtud del sacerdocio, fundamento de la Jerarquía, haciendo la distinción entre el «sacerdocio» de los ministros de culto recibido en el sacramento del Orden, y el «sacerdocio» de los simples fieles incorporados a Cristo por el Bautismo. 8/.- En la Iglesia, no se confiere un sacerdocio derivado del sacramento del orden puesto que el Bautismo basta para incorporar todo el mundo a Cristo, único y supremo sacerdote.
    9/.- La Iglesia, sobre el altar, celebra un «sacrificio» verdadero y real, como «sacramento» del único y perfectísimo sacrificio ofrecido por Jesús en la Cruz. 9/.- Sobre el altar, no se ofrece ningún «sacrificio» porque no ha sido jamás celebrado por Jesús.
    10/.- La Misa es un verdadero Sacrificio celebrado por Cristo por medio de su ministro visible independientemente de la presencia y participación de los fieles… 10/.- « No hay Eucaristía sin asamblea que la proclame (…). Es de esta asamblea que surge la Eucaristía…».
    11/.- El Sacrificio eucarístico depende esencialmente de la consagración distinta del pan y del vino tranubustanciados en Cuerpo y Sangre de Cristo. 11/.- La « Transubstanciación» no es un dogma de fe, sino una mera tentativa de los teólogos, destinada a explicar el «modo» de presencia de Cristo.
    12/.- La Iglesia adora a Cristo, verdadera, real y substancialmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad bajo las especies del pan y del vino consagrados. 12/.- La presencia verdadera, real y substancial de Cristo en la Eucaristía no puede aceptarse, así como no es creíble el pretendido prodigio de la «transubstanciación»: las partículas que sobran o que caen del altar no contienen esta «presencia», y no son pues «adorables”.
    13/.- La presencia eucarística enseñada por la Iglesia justifica el culto del Santísimo Sacramento, de ahí la práctica de la Comunión frecuente, las visitas al Santísimo Sacramento, las bendiciones, las procesiones, las adoraciones solemnes, los congresos (Eucarísticos); como también el deber de observar las normas concernientes al modo de comportarse en presencia de Cristo y todas las reglas destinadas a cultivar la piedad eucarística de los fieles, etc. 13/.- Negada la presencia de Cristo, todas las prácticas relativas al culto, que se siguen, son vanas y ridículas.
    14/.- El sacramento de la Penitencia es realmente distinto del sacramento del Bautismo. 14/.- La Penitencia se reduce al Sacramento del Bautismo: la distinción del uno y del otro no se remonta a la Iglesia primitiva.
    15/.- La «conversión» del pecador, que precede al sacramento de la penitencia, es un hecho eminentemente personal. 15/.- «La Iglesia (…) lleva y conduce a la conversión…».
    16/.- Dios concede el perdón de los pecados por la absolución del sacerdote… 16/.- «Lo importante no es la absolución». «El valor esencial (… ) del sacramento de la penitencia es: comunitario y religioso».
    17/.- La acusación de los pecados es secreta, auricular … . 17/.- La confesión es pública, comunitaria.
    18/.- La Iglesia cree en la realidad del infierno que amenaza a los pecadores obstinados en el trance de la muerte. 18/.-En virtud de la Misericordia de Dios, al fin de los tiempos, todo el mundo será salvo.
    19/.- Fuera de la Iglesia no hay Salvación. 19/.- Para salvarse, no es necesario que todos pertenezcan a la Iglesia, o estén dispuestos a entrar en ella como dentro del único Rebaño de Cristo.
    20/.- Jesús, así como es el único redentor y maestro, es también el único Modelo de santidad que los creyentes deben esforzarse en imitar. 20/.- Él no se ha presentado como «Modelo» de vida.
    21/.- El Concilio Vaticano II está en total armonía con el concilio de Trento, cuyas definiciones no pueden cambiarse`. [1] 21/.- Vaticano II es el único Concilio válido para la Iglesia de hoy y de mañana, en tanto que el Concilio de Tiento representa una regresión en la vida de la Iglesia.
    22/.- Sólo el Magisterio de la Iglesia es competente para interpretar la Biblia. 22/.- «La Biblia se interpreta por ella misma a través dé los paralelismos».
    [1] Desde luego este columnista no está de acuerdo con Enrico Zofoli en lo que afirma en el nº 21 Largo historial de apoyo papal

    Argüello y Hernández aprovecharon todas las oportunidades posibles para contar con el apoyo constante del Papa a su movimiento. El sitio web oficial del Camino Neocatecumenal pone de relieve la larga lista de elogios papales recibidos desde Pablo VI que en 1977 lo proclamó como ”un rico “fruto del Concilio”, mientras saludaba a sus miembros
    Juan Pablo II estuvo muy cercano a Kiko y Carmen

    Juan Pablo II era un gran entusiasta del ”nuevo carisma.” Lo elogió efusivamente, aprobó su primer seminario en Roma, con la asistencia a las reuniones e incluso participó en uno de sus “celebraciones” en Porto San Giorgio en 1989. Ya en 1997, el entonces Card. Ratzinger elogió el movimiento como un “nuevo modelo de vida” y consideró que era un “lugar de la verdadera humanidad.” Cuando los Estatutos del Movimiento fueron aprobados en el 2010, los elogió como dando “un sello eclesial para la totalidad de la enseñanza neocatecumenal “. Como Atila Guimaraes demuestra en su reciénte publicacuón Animus Injuriandi II , muchos de los los peritos en el Concilio Vaticano II tuvieron la intención de protestantizar la misa y la enseñanza de la Iglesia. Joseph Ratzinger fue uno de estos peritos . Esto puede explicar a mi querida Jan por qué siempre favoreció el Camino Neocatecumenal y dio su “aprobación final“, el 20 de enero.
    ANEXO II. JUDEIZACIÓN DE LA EUCARISTÍA
    • La menorá sustituye a la Cruz
    • Uso del talid hebraico
    • Encima del sagrario, donde está Cristo presente, ponen el Libro
    • Canciones hebreas traducidas
    • El Shema Isreael está por doquier, sin embargo ningún Padre Nuestro
    ANEXO III. EL ARTÍCULO 13 DE LOS ESTATUTOS DE LOS KIKOS
    ESTATUTOS DEL 2002
    ESTATUTOS DEL 2008
    § 1. La Eucaristía es esencial al Neocatecumenado, en cuanto catecumenado post-bautismal, vivido en una comunidad pequeña . De hecho la Eucaristía completa la iniciación cristiana § 1. La Eucaristía es esencial al Neocatecumenado, en cuanto catecumenado post-bautismal, vivido en una comunidad pequeña .. De hecho la Eucaristía completa la iniciación cristiana
    § 2. Los neocatecúmenos celebran la Eucaristía en la pequeña comunidad para ser gradualmente iniciados en la plena, consciente y activa participación en los divinos misterios (48), también según el ejemplo de Cristo, que en la multiplicación de los panes hizo sentarse a los hombres “en grupos de cincuenta” (Lc 9,14). Tal costumbre, consolidada en la praxis de más de treinta años del Camino, es fecunda en frutos § 2. Los neocatecúmenos celebran la Eucaristía dominical en la pequeña comunidad, después de las primeras vísperas. Tal celebración tiene lugar según las disposiciones del obispo diocesano. Las celebraciones de la Eucaristía de las comunidades neocatecumenales el sábado por la noche son parte de la pastoral litúrgica dominical de la parroquia y están abiertas también a otros fieles.
    § 3. En consideración también “de específicas exigencias formativas y pastorales, teniendo en cuenta el bien de los individuos o de los grupos, y especialmente de los frutos que pueden derivarse de ello para la entera comunidad cristiana” (50), la pequeña comunidad neocatecumenal (51), con la autorización del obispo diocesano, celebra la Eucaristía dominical (52), abierta también a otros fieles, después de las primeras vísperas § 3. En la celebración de la Eucaristía en las pequeñas comunidades se siguen los libros litúrgicos aprobados por el Rito Romano, a excepción de las concesiones explícitas de la Santa Sede [3]. Por cuanto concierne a la distribución de la Santa Comunión bajo las dos especies, los neocatecumenales la reciben de pie, permaneciendo en el propio sitio.
    § 4. Cada celebración de la Eucaristía es preparada, cuando es posible, bajo la guía del Presbítero, por un grupo de la comunidad neocatecumenal, por turnos, que prepara breves moniciones a las lecturas, escoge cantos, proporciona el pan, el vino y las flores, y cuida del decoro y la dignidad de los signos litúrgicos. § 4. La celebración de la Eucaristía en la pequeña comunidad es preparada bajo la guía del Presbítero, por un grupo de la comunidad neocatecumenal, por turnos, que prepara breves moniciones a las lecturas, escoge los cantos, proporciona el pan, el vino, las flores y cuida del decoro y la dignidad de los signos litúrgicos
    En fin, sean suficiente, de momento, estas palabras para advertir a los católicos que velen y estén despiertos; porque por otra parte, en lo que respecta a mi diócesis, al menos ( que no tiene por qué ser distinta a otras), no es que se vayan “partiendo la cara” predicando su falso evangelio a los infieles; no, nada de eso; van a “pescar” a sitio seguro; no van al peligroso acantilado donde en tiempos de tempestad las embravecidas olas los pueden engullir; ni a los rápidos del río; ¡no, no!; van a “pescar” peces a la segura pecera; y aunque bien es verdad que el agua de las ‘peceras’ de las parroquias y de la Acción Católica suelen estar muy contaminadas por el CV2, tampoco es cuestión de caer en unas redes ajenas cuyo destino final será nadar en otra pecera aún más sucia ¿ Es usted un católico muy piadoso, aunque esté despistado en esta crisis? Se ha convertido en un “pescado” muy apetecible para este movimiento. En mi experiencia, en la cual entran ‘amigos’ que pertenecen a los kikos, cierto que todos con bastante ignorancia sobre la Fe, no he visto ningún “pez” que haya sido pescado fuera de la ‘pecera’: entre los protestantes, anglicanos, ateos; no digo que no los haya, sino que un servidor no conoce ningún caso ¡Curioso este gran ejemplo de celo apostólico!. Esté Alerta, y manténgase firme en la Fe católica. Con San Pablo no de de gritar, queridos lectores “Os exhorto, hermanos, que observéis a los que están causando las disensiones y los escándalos, contrarios a la enseñanza que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos; porque los tales no sirven a nuestro Señor Cristo, sino al propio vientre, y con palabras melosas y bendiciones embaucan los corazones de los sencillos”. Rom. XVI, 17-18 . El cardenal Pie decía: “Todos los errores pueden hacerse concesiones mutuas: son parientes próximos puesto que tienen un padre común: vos ex patre diabolo estis. La verdad, hija del cielo, es la única que no capitula”.

    Neomovimientos (I) | Tradición Digital

  2. #2
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    Re: Neomovimientos

    Neomovimientos(II): Carismáticos(1)

    Sofronio


    Bergoglio recibiendo ???? de manos de protestantes evangélicos en el Luna Park

    ¿Dudará alguno de la enseñanza de San Juan de la Cruz sobre la experiencia mística u osará, tal vez, afirmar, con insólita vanidad, que ha sido elevado por Dios a mayores cumbres de unión, de apasionado arrebato y amor, que el maestro y Doctor de la Iglesia? Si lo piensan bien, nadie; pero como en los tiempos hodierno el ejercicio de entender es una acción extraña y hasta asombrosa, son millones los que afirman sentir tal gracia y aun, más grande. Pero ¿Qué pensaba el gran místico sobre los que buscan visiones, carismas extraordinarios, fenomenales dones, dotes curativas, etc. He aquí el resumen de su reflexión: «por tanto digo que de todas estas aprensiones y visiones imaginarias y otras cualesquiera formas o especies (…) ahora sean falsas de parte del demonio, ahora se conozcan ser verdaderas de parte de Dios, el entendimiento no se ha de embarazar ni cebar en ellas, ni las ha el alma de querer admitir ni tener para poder estar desasida, desnuda, pura y sencilla» (Subida al Monte Carmelo. lib II. cap. 16). Como anillo al dedo nos viene la sabiduría católica del abulense, hijo, pues, de “la tierra de santos y de cantos”, para abordar el llamado Movimiento Carismático, en realidad pentecostal-carismático, dentro de la Iglesia. Pentecostal por referirse al suceso de Pentecostés que dicen experimentar. Carismático por pretender tener aquellos dones que sólo algunos recibieron en la era apostólica, además de los Apóstoles. Pero ¿Existe un Movimiento Carismático Católico? Génesis del movimiento.

    No existe un Movimiento Carismático Católico. Para que una “institución” sea hija de la Iglesia Católica, debe haber sido engendrada por ella; pero éste no es el caso del Movimiento Carismático (en adelante MC) puesto que, como veremos enseguida, fue engendrado por los protestantes cuyas formas y supuestos dones se “infundieron” en algunos que, a su vez, multiplicaron en otros. El MC o movimiento pentecostal nació en el siglo XIX en Usa, pero oficialmente en 1892. Sus fundadores- asunto discutido entre las propias sectas-, fueron, según algunas de estas iglesias, el Rev. R. G. Spurling y el Rev. W. F. Bryant, pastor bautista y pastor metodista, respectivamente; fue bien acogido por otras iglesias protestantes casi de inmediato. Poco después el incipiente movimiento se hundió en la anarquía [IMG]chrome://savefrom/content/button.gif[/IMG] de sectas, cada cual más histérica que su matriz. A finales del siglo, los obispos católicos reunidos en el Concilio Plenario de Baltimore prohibieron a los católicos incluso estar presentes, aun por mera curiosidad, en los llamados encuentros de oración del pentecostalismo. La recta doctrina de los sucesivos papas hasta finales de la década de los cincuenta del pasado siglo impidió la contaminación y amputó cualquier tentación. En la Iglesia de Cristo las aguas bajaban límpidas a las almas de los fieles, por aquel entonces. No fue hasta 1966 cuando el movimiento protestante prendió dentro de la Iglesia. Dos profesores laicos, Ralph Keifer y Patrick Bourgeois, que tenían contactos con los círculos de oración protestantes, se dedicaron a estudiar dos emblemáticos libros del pentecostalismo: “Cruz y la palanca de cambio“, del pastor Wikerson y “Ellos hablan en lenguas” escrito por el periodista J. Sherill. El 13 de Enero de 1967, en un encuentro de oración, los pastores protestantes impusieron las manos a Ralph Keifer y a Patrick Bourgeois, que recibieron el “Bautismo del Espíritu” junto con el don de “hablar en lenguas“. Ellos, a su vez, impusieron las manos a otros y éstos a más gente y así sucesivamente; así fue cómo, en poco de más de cincuenta años, ha ido ganando adeptos entre millones de laicos, millares de religiosas, un buen porcentaje de obispos, algunos cardenales e, incluso, según parece, se ha granjeado la absoluta simpatía de los últimos ocupantes de la Primera Sede, incluido Francisco, el cual asistió en el Luna Park a la asamblea de los pentecostales y dejó que los herejes le impusieran sus marcadas manos. Hoy pertenecen al MC millones de sedicentes católicos y hay envueltas en él centenares de casas religiosas enteras. Unos seis millones afirman, pues, lo sepan o no, que reciben el Espíritu Santo, no por la imposición de manos de los obispos, sucesores de los Apóstoles, ni por el sacramento de la Confirmación conferido por los que tienen la sucesión apostólica, sino de la transmisión ininterrumpida del “espíritu” de los herejes que transmitieron ese “don” a aquellos dos profesores, desde fuera de única Iglesia de Cristo. Luego si no es un movimiento católico ¿Por qué ha crecido tanto y, al parecer no cesa de hacerlo? Antecedentes históricos.

    Nada hay nuevo bajo el sol.Un prototipo particular de pentecostalismo apareció ya durante el siglo II; lo fundó Montano, el cual aseveraba platicar bajo la inspiración del Espíritu Santo. Él y sus seguidores soste*nían poseer la plenitud del Espíritu Santo y sus carismas; en particular, afirmaban po*seer, como sus émulos modernos, el don de curaciones, de profecía y de lenguas. Sus seguidores fueron innumerables, lo mismo que hoy son innumerables las víctimas del pentecostalismo; y también como hoy, entre sus convencidos hubo algunos situados en puestos altos de la Iglesia y con capacidades intelectuales poco comunes. Los siglos XII y XIII conocieron multitudes de grupos activos que se jactaban de tener una especial iluminación del Espíritu Santo; como los modernos pentecostales, viajaban sin parar de un sitio a otro, predicando su propio evangelio:Albigenses, los valdenses, los cátaros con su único sacramento, el consolamentum, que era una especie de bautismo-comunión sin agua y que, a veces lo usaban también como sustitución de la extremaunción, si el adepto no había llegado al estado de Perfait (perfecto). Las razones de su rápido crecimiento.

    Son fáciles de entender. Así como muchos se anotan a ciertos cursos, tales como “Aprenda Ingles en 10 días sin Esfuerzo”; al igual que una música pegadiza sumada a una letra vana casi garantizan el éxito de cualquier canción, o de la misma manera que unas grandes rebajas hacen inevitables la formación de grandes colas de compradores, de igual forma se comportan los fieles ante las grandes promesas espirituales obtenidas con el mínimo sacrificio y en tiempo record; mas si no entienden de música, esto es, no conocen su Fe, compran cualquier canción pegadiza de insulsa letra, es decir, se adhieren a cualquier doctrina heterodoxa con prontitud de ánimo. El MC promete una inmediata conversión y santidad, una pronta experiencia del Espíritu Santo tal como la tuvieron los Apóstoles el día de Pentecostés y dones externos, tales como los de lenguas, profecía y curación, y todo ello, sin hacer hincapié en ninguna rigidez moral, antes bien, con una cierta laxitud (el pudor no parecerse apreciarse; las ocasiones de pecado contra el 6º y 9º mandamientos no parecen evitarse; el liberalismo es plenamente aceptado). El certificado de que se ha recibido el “Bautismo del Espíritu” consiste en tener ciertas mussitaciones o sonidos extraños que nadie entiende, afirmando que en eso consiste el don hablar lenguas ¿Alguien da más? Muchos objetarán que no puede ser un camino errado si tantos religiosos, sacerdotes, obispos, cardenales e, incluso, todos los papas potconciliares lo apoyan. Sin embargo, es necesario repetir una y mil veces que el camino de la santidad auténtica y del apostolado eficaz y duradero está hecho de abnegación, silencio, mortificación, humillación, y también de muchos aparentes fracasos y martirios: «Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, no produce fruto» (Jn. 12,24). Necesario será matizar que, si entre muchos seglares y quizá, entre algunos religiosos, pueda suponerse una buena fe debido a la ignorancia, esa buena fe no puede trasladarse a la jerarquía eclesiástica, la cual está en condiciones de distinguir este enorme fraude y que, mediante su consentimiento y apoyo al mismo, se hacen autores o cómplices de la destrucción de la Iglesia Católica y responsables ante Cristo, que ha de juzgarlos, por el extravío de millones de almas a su cargo; que no crean ya en el Juicio particular y Final y en la posibilidad de la condenación eterna de sus almas, no hace que esas realidades postreras dejen de existir y pendan sobre sus almas. La objeción de otros consistirá en que no pueden ser heterodoxos aquellos dones concedidos a los miembros del MC si están fundamentados en la Biblia, en especial en 1Cor., caps. 14-16 y en varios pasajes de los Hechos de los Apóstoles. Pues bien, ante esto diremos que en un movimiento que ha nacido del protestantismo, aunque se diga católico, resulta muy normal encontrar en él el principio de la libre interpretación de la Escritura luterano aplicado a los Libros citados. Veamos las diferencias, sin que se trate este artículo de un estudio exegético: Interpretación luterana del MC sobre 1Cor, caps. 14-16 y la interpretación católica.

    Veámoslo mediante un cuadro comparativo.
    Entre los corintios, según San Pablo. En el Movimiento Carismático
    No hubo Bautismo del Espí*ritu, no hubo imposición de las manos, no hubo tentativas de organizar encuentros de oración o retiros con el fin de distribuir el Espíritu Santo. Se da el denominado “Bautismo de Espíritu”, hacen encuentros y retiros para la distribución del Espíritu Santo; se imponen las manos de los seglares incluso a los sacerdotes, obispos y cardenales.
    Estuvo limitado a Corinto; no se promovió a ningún otro lugar en la época Apostólica; en seguida surgieron abusos que el Apóstol quiso corregir.No hubo ningún intento por parte de San Pablo o de otro apóstol o discípulo de difundirlo en otros lugares. Desapareció y no se oyó más hablar de él No cesan de promoverlo nacional e internacionalmente, con el falaz argumento de promover la piedad de los fieles, siendo actores de los más increíbles abusos en el culto.
    Las llamadas de atención de San Pablo tuvieron el efecto de hacer desaparecer el fenómeno, del cual no se supo más. No hacen caso del magisterio tradicional de la Iglesia y se esfuerzan en sumar a sus fines cuantos sacerdotes, obispos y cardenales
    Hablaban “lenguas extrañas”. Eran verdaderas lenguas, si bien desconocidas a los presentes. Esto es evidente por la “unánime interpretación de los Padres de la Iglesia” e incluso por los repetidos reproches del mismo San Pablo en la Carta. Los carismáticos emiten “sonidos extraños” [mussitationes].El balbuceo no puede ser lenguaje de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que es Espíritu de suprema Sabiduría y Verdad.
    Los Corintios, hablan lenguas cuyas palabras tenían significado «Hay sin duda muchas y diversas lenguas en el mundo y ninguna carece de significado; pero si no entiendo el significado de la lengua seré extranjero para el que habla y el que habla será extranjero para mí” » Las mussitaciones no son verdaderas lenguas porque carecen de significado. No es que no las entiendan los demás por ser extranjeras, sino que tampoco las comprende el que balbucea.
    Repite insistentemente que el don de lenguas es el menos importante entre los carismas, y que no debe buscarse ansiosamente Repiten sin cesar que el “don de lenguas” es tan importante que, para muchos, es el signo distintivo de haber recibido el “Bautismo del Espíritu Santo”, despreciando el contenido de la Fe católica.
    Cuando se presente el caso auténtico de una persona que habla en lenguas, debe hacerlo con discreción y de manera decoro*sa, y en cuanto no haya nadie que comprenda o ningún intérprete presente, debe callarse Se llega, sobre todo por parte de quienes las dirigen, a formas semejantes al histerismo, a la artificiosidad, a la teatralidad o al sensacionalismo, condenado por la Iglesia. (art.5 §3 en la Instrucción relativa a las Plegarias para curar enfermos: O. R. 24 nov. 2000).
    “Las mujeres deben callar en la asamblea”, porque no les está permitido hablar, sino que deben estar sujetas, como dice también la ley, porque “es indecoroso para una mujer hablar en la asamblea” (1 Cor 14, 34-35). Las mujeres, pues, no sólo hablan en la iglesia, sino que son las más activas en organizar encuentros de oración carismática, en profetizar, en ver señales del Espíritu Santo, en obrar curaciones(de su naturaleza y de su causa se hablará enseguida) y en imponer las manos a todos
    La verdad es que en el mundo pagano, en los tiempos de San Pablo, había muchas mujeres que pretendían profetizar y hablar en nombre de los dioses. Pero San Pablo no tiene en cuenta las costumbres y hábitos culturales, sino que apela a la ley de Dios: “como dice la ley” . Este discurso “machista” de San Pablo es una dependencia cultural de San Pablo
    El movimiento carismático visto por ellos mismos.

    Partamos, al efecto, del texto “Orientaciones teológicas y pastorales sobre la renovación carismática católica”, preparado por el card. Suenens, durante el pontificado de Juan Pablo II y examinemos algunas perlas del Prefacio. En él se definen sus propios autores como “guías de ciegos” (Mt. 15,14), porque confiesan no saber lo que son. Se repite la idea «el documento no es exhaustivo y se requieren ulteriores estudios». No saben la esencia del fenómeno pero tantean a ver si suena la flauta por casualidad: «el texto se presenta como una tentativa de respuesta a las principales preguntas que suscita el movimiento carismático» Entremos, por un momento, en aquella parte en la cual, más que una definición parece tratarse de una hipótesis, al decir de ellos mismos en el Prefacio, subrayando las cuestiones críticas que examinaremos someramente:
    «La experiencia del Espíritu Santo es la contraseña de un cristiano y, en parte, con ella los primeros cristianos se distinguían de los no cristianos. Se consideraban representantes, no de una nueva doctrina, sino de una nueva realidad: el Espíritu Santo. Este Espíritu era un hecho vital, concreto, que no podían negar sin negar que eran cristianos. El Espíritu les había sido infundido y lo habían experimentado individual y comunitariamente como una nueva realidad. La experiencia religiosa, es preciso admitirlo, pertenece al testimonio del Nuevo Testamento: si se quita esta dimensión de la vida de la Iglesia, se empobrece la Iglesia».
    Ese texto es un ejemplo clásico de la herejía modernista condenada por San Pío X en la Pascendi: «Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado»(§4) y sigue diciendo el Papa santo de los herejes modernistas : Para el modernista creyente, por lo contrario, es firme y cierto que la realidad de lo divino existe en sí misma con entera independencia del creyente. Y si se pregunta en qué se apoya, finalmente, esta certeza del creyente, responden los modernistas: en la experiencia singular de cada hombre»(§12). Pues, la realidad es que, la tesis de la “experiencia de la fe” es propia del heresiarca Lutero, no de la Iglesia católica, porque el mismo Cristo, vida nuestra, vino «a dar testimonio de la Verdad» (Jn. 18, 37) y nos ha enseñado una doctrina bien definida respecto del Padre, de Sí mismo y del Espíritu Santo, sobre su Iglesia y los Sacramentos, etc. Él exigía que su enseñanza fuera aceptada con fe, «el que creyere y fuere bautizado, se salvará; pero el que no creyere, se condenará». (Mc. 16, 16). San Pablo escribió con duros reproches a los Gálatas (1,8), porque se habían desviado de su primitiva enseñanza y les decía que si él mismo o un ángel les predicase una doctrina distinta de la que les había predicado al comienzo, debía ser considerado anatema. Los apóstoles y los primeros cristianos estaban muy interesados en la doctrina, y muy poco en el sentimiento y en la experiencia. San Vicente Ferrer, como Santo Tomás y San Juan de la Cruz, pone muy en guardia a las almas contra la «sugestión e ilusión del demonio, que engaña al hombre en sus relaciones con Dios y en todo lo que a Dios se refiere» (La Vida espiritual), y da el remedio contra las tentaciones espirituales suscitadas por el diablo: «Los que quieran vivir en la voluntad de Dios no deben desear obtener [...] sentimientos sobrenaturales superiores al estado ordinario de quienes tienen un temor y un amor de Dios muy sinceros. Tal deseo, en efecto, sólo puede venir de un fondo de orgullo y de presunción, de una vana curiosidad respecto a Dios y de una fe demasiado frágil. La gracia de Dios abandona al hombre presa de este deseo y lo deja a la merced de sus propias ilusiones y de las tentaciones del diablo que lo seduce con visiones y revelaciones engañosas» Y también: «Huid de la compañía y la familiaridad de quienes siembran y difunden estas tentaciones y de quienes las defienden y alaban. No escuchéis sus relatos ni sus explicaciones. No busquéis ver lo que hacen porque el demonio no dejaría de haceros ver en sus palabras y obras signos de perfección a los cuales podríais prestar fe y así caer y perderos con ellos». Dicho prefacio, además, deja entender, aunque guardándose muy bien de afirmarlo categóricamente, que todos los cristianos de la era apostólica recibían esa experiencia y dones. Pero eso no consta en ninguna parte de las Sagradas Escrituras; es una invención al servicio de una hermenéutica protestante y del error filosófico que envenena todo su entendimiento por haberse hecho discípulos del calvinista Scheilermarker. Para éste- vendedor de velos le llamaba otro filósofo maldito – la religión no podía ser estudiada correctamente ni por la filosofía racionalista de la Ilustración, ni por los dogmas eclesiásticos. El sentimiento y la intuición eran los mejores caminos para relacionarse con la deidad. Exactamente esto, que es lo opuesto del realismo filosófico-teológico de Santo Tomás, es el cáncer transformado en metástasis que destruye el entendimiento, no sólo del MC, sino de la mayoría de los católicos, incluidos los que no pertenecen a este absurdo e histriónico movimiento hijo de su padre, Lutero. En resumen, la fe que el movimiento pentecostal-carismático trata de inducir en sus adeptos es una fe protestante y modernista. Los modernistas hacen consistir la fe cristiana en un sentimiento íntimo religioso que brota de la subconciencia, donde se elabora la experiencia íntima de lo divino. La expresión de esta experiencia, traducida en fórmulas conceptuales, constituiría la revelación. Por lo que dichas fórmulas o dogmas no tienen un valor objetivo, puesto que la experiencia puede variar y por lo tanto, también evolucionarían los conceptos y fórmulas. De igual manera niegan el modo de revelación del objeto material de la Fe. Veamos: El objeto material lo constituyen todas las verdades reveladas por Dios mismo, Verdad primera que revela. La revelación, en sentido estricto, es la manifestación que Dios hace de sí mismo y de los misterios sobrenaturales a las criaturas mediante la participación infusa de la luz divina. Por tanto puede haber varios modos de esa divina revelación:
    I. Clara manifestación de Dios por la luz de la gloria. De ella participan los santos.
    II.
    Con alguna manifestación en los efectos, que es la correspondiente a los dones contemplativos del Espíritu Santo.
    III.
    Oscura e inevidente, por la que Dios se manifiesta a los hombres por la fe o la luz profética. Esta se llama inmediata cuando Dios se comunica por sí o sus ángeles a los hombres, como a los profetas o apóstoles. Se dice mediata, respecto a otros hombres, cuando habla por medio de sus profetas o apóstoles. Mediata es, pues, la revelación pública, que el Señor ha hecho al mundo y depositado en su Iglesia. Aún se podrían establecer más divisiones, como lo revelado expresamente y lo virtual; ejemplo: está revelado de forma expresa que Dios quiere que todos los hombres se salven, luego virtualmente está revelado: Dios quiere que José que vive en el siglo XXI se salve. Tras esta simple clasificación, establezcamos, pues, algunas conclusiones:
    1ª.-El objeto material adecuado a la fe divina es todo lo revelado por Dios con revelación sobrenatural, y sólo esto revelado. Todo el que rechaza alguna verdad revelada, por el hecho mismo, destruye ese motivo formal de la autoridad de Dios y reniega de la fe.
    2ª.- El objeto material de la fe divina-católica es todo aquello que ha sido revelado por Dios y es propuesto por la Iglesia Católica, mediante su magisterio ordinario o solemne, para ser creído por todos. Se distingue, pues, entre proposición de fe divina y divina católica, porque ésta revelación es mediata. Las verdades de fe divina, se dicen católicas porque ya han sido propuestas por el magisterio infalible de la Iglesia como de fe obligatoria; verdades o dogmas que todos deben creer si las conocen y que negarlas supondría caer en herejía, y que ni siquiera el papa puede contrariar. Las condiciones para que una verdad sea de fe divino católica son dos: que sean verdades contenidas en el depósito de la revelación y que sean propuestas por la Iglesia como reveladas. Luego de esta brevísima exposición, señalemos, pues, las tres primeras herejías de este movimiento protestante que usurpa el calificativo de católico, con las cuales atacan las siguientes doctrinas infalibles de la Iglesia:

    1.-En la Iglesia Católica, la única fundada por Cristo, no existe más que un solo Bautismo y este se confiera por el sacramento, el cual, nos hace hijos de Dios y herederos del cielo, inhabitando en nuestra alma la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El signo de recibir el Bautismo no consiste en balbuceos salidos de la garganta, sino en la aplicación debida materia, forma, con intención hacer lo que hace la Iglesia por un ministro válido.


    2.-Al Espíritu Santo lo recibimos los católicos en el Sacramento de la Confirmación, por el cual nos imprime en nuestra alma un carácter indeleble para hacernos perfectos cristianos al confirmarnos en la fe y apóstoles y soldados de Cristo. Para la confección de este Sacramento el único ministro válido es el obispo usando de la materia y forma válida y no un laico y ni siquiera un sacerdote mediante la imposición de las manos, con oraciones inventadas por su mente atormentada o histérica.

    3.-Cerrada la Revelación pública, tras la muerte del último Apóstol, la Revelación de Dios para los viadores es mediata, propuesta por la Iglesia y no inmediata. No consiste en el sentimiento religioso que brota de la subconsciencia, tesis modernista, la suma de todas las herejías.

    Hablaremos, Dios mediante, en una segunda parte, de la herejía teológica-sacramental que supone su llamado “Bautismo de Espíritu”, someteremos a examen sus pretendidos carismas a la luz de la perenne doctrina católica, su conexión con el ya condenado ecumenismo y la naturaleza y carácter de su rito iniciático. Puesto que el fundamento de sus errores es de naturaleza filosófica, afectando a la adecuación del entendimiento al ente real, del que se derivan una pléyade de errores teológicos gravísimos, ya lo hemos dicho al hablar de la influencia del calvinista Scheilermarker en su concepción religiosa, me parece oportuno dedicarle un más amplio espacio a los carismáticos, puesto que tales presupuestos afectan hoy, también, a casi todos los grupos aunque no se identifiquen con la herejía cultual pentecostalista ni con sus formas histriónicas. Haremos así un poco más breves los artículos, de por sí bastantes extensos.

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    Re: Neomovimientos

    Neomovimientos (II): Carismáticos (y 2)

    Sofronio

    Bossuet, de alguna forma, nos prevenía sobre lo que había de sobrevenir: «Veo en la Iglesia dos tipos de persecuciones: la primera, en el origen y bajo el Imperio Romano, preponderantemente violenta; la segunda, al fin de los tiempos, la cual será el reino de la seducción». El poder de fascinación de la renovación carismática, qué duda cabe, es mayúsculo. Pero es con la seducción que el “príncipe de este mundo” quiere engañar a las almas que aún distinguen la verdad de la mentira, el bien del mal. En realidad, nada nuevo añadía Bossuet , pues ya San Juan nos había advertido sobre ese enorme dominio y la razón de que muchos sean abducidos por él: «Y vi otra Bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los del Cordero, y hablaba como dragón …]Y seduce a los que habitan sobre la tierra a causa de los prodigios que le ha sido dado obrar»(Apoc. 13 11-18). Tres son los prodigios alardeados por estos hijos del protestantismo: 1) Bautismo del “Espíritu”, del cual hablamos en la primera parte; 2)Don de sanación y 3) Don de lenguas. Sin embargo, parecen estar ausentes los verdaderamente significativos, que son siete: Los Dones del Espíritu Santo. Veamos someramente cada uno de sus maravillas. Comencemos por el don de sanación.

    DON DE SANACIÓN




    La exhibición constante de millares de curaciones es uno de los argumentos del movimiento para asegurar su origen divino. Pero para aceptar la autenticidad milagrosa de una curación súbita se requieren, al menos, tres condiciones: que se excluyan todas las posibles causas naturales capaces de obrar un pronto restablecimiento; que se someta el caso a expertos científicos, médicos y teólogos prudentes, como ocurre, por ejemplo, en Lourdes; que la sentencia de que tal curación rápida no es explicable por causas naturales sea dada por una autoridad competente, que no puede ser otra que la Iglesia. La primera condición no se cumple entre los prodigios carismáticos. Por ejemplo, liberarse del alcoholismo o del tabaquismo se puede conseguir por medios naturales; todo el mundo conoce o ha oído hablar del método de Alcohólicos Anónimos, los cuales no atribuyen sus logros a causas sobrenaturales. Luego este tipo de enfermedades, como las jaquecas frecuentes, malos hábitos, esguinces, etc. no requieren para curarse causas sobrenaturales de por sí. Algunos “milagros” son de naturaleza trivial, otros de naturaleza psicológica, otros no duran permanentemente. Aún en el caso de que se pueda considerar, prima facie, como un milagro, todo católico debería saber que hay tres posibles causas para los hechos no explicables: 1.-Dios. Pero para concluir que, en efecto, sea un verdadero milagro, es necesario que se cumplan las tres condiciones dichas más arriba, a las que no se someten los prodigios ocurridos entre los carismáticos. 2.- Proceso psicológico. La propia ciencia profana acuña una gran variedad de métodos con la cual consigue resultados satisfactorios muchas veces; en algunas ocasiones con prontitud, en otras con más tiempo. No nos sorprende que muchos de los llamados “milagros” entre los carismáticos sean sobre afecciones psicológicas y en numerosas ocasiones sobre la depresión tan común hoy entre las personas, manías, fobias…. 3.-El demonio. Según la Summa daemoniaca, los demonios pueden, por ejemplo, curar la ceguera de alguien, sólo si con su poder y en virtud de su naturaleza tal cosa es posible; al igual que un médico puede curar una enfermedad con la ciencia a su alcance y otras no. Por supuesto, los demonios no pueden con su poder dar la vida a un muerto o a un tejido inanimado. Pueden, v.g., suspender en el aire, curar una enfermedad, pero no pueden resucitar, ni pueden cambiar el agua en vino, pero sí extraer el agua de un recipiente cerrado y sustituirla por vino; pueden hacer que a un lugar concurran ranas, como se nos narra en el Éxodo 8,3. La segunda condición tampoco la cumplen. Es decir, los casos no se someten a médicos, científicos y teólogos prudentes para su examen. Ellos creen en los milagros de curaciones por la simple palabra del sujeto. La tercera condición tampoco se puede dar porque nadie en la Iglesia resolvería mediante una sentencia sin haber sido examinado el asunto antes por expertos. De otra parte, al igual que reciben el “espíritu” al margen de los sacramentos administrados por los sacerdotes de la Iglesia, tampoco sienten la necesidad de someter los efectos curativos o “milagros” de sus adeptos a examen.

    DON DE LENGUAS


    En honor a la verdad hay que decir que los carismáticos sedicentes católicos han cambiado el discurso respecto a esta manifestación. En los primeros años siguieron a los pentecostalistas protestantes, afirmando que este don era el signo externo, la manifestación evidente de haber recibido el bautismo del “espíritu”. Pero algunos refutaron esta herejía esgrimiendo la verdadera doctrina católica. La tesis de los carismáticos implicaba que los demás católicos no podrían estar seguros jamás de haber recibido el Espíritu Santo, lo cual suponía una amenaza de cisma, además de constituir una herejía. Porque, ni en el Bautismo, ni en la Confirmación, ni en Sacramento del Orden, hay una manifestación como el don de lenguas; la única garantía para el católico se apoya en la Fe en las promesas de Cristo, atestiguadas por la autoridad infalible de la Iglesia. Ante la exposición de la verdad, en forma de objeción, dejaron de considerar como prueba de la efusión del Espíritu Santo el don de lenguas. Ante el abandono de su antigua tesis, cabe la siguiente pregunta ¿Les indujo el Espíritu Santo a creer primero que el don de lenguas era la garantía de haberlo recibido y más tarde les advirtió que, en realidad, no era ese don ya el aval de poseerlo? Lógicamente ni lo uno ni lo otro; el Espíritu Santo es Dios y en Él no puede haber contradicción. Ergo, no reciben el Espíritu Santo por la imposición de manos, sino otro espíritu. Hemos hablado en la parte primera de este artículo de este supuesto don. Sólo añadiremos aquí algunas consideraciones. Convencidos ante los argumentos de los teólogos, finalmente, de que probablemente no sea un lenguaje humano, lo han redefinido como un lenguaje pre-conceptual. He aquí la descripción que hacen del mismo: «La posibilidad de orar no-objetivamente, de una manera pre-conceptual, tiene un valor considerable en la vida espiritual. Permite expresar con medios pre-conceptuales lo que no puede ser expresado conceptualmente. La oración en lenguas es a la oración normal como la pintura abstracta, no representativa, es a la pintura ordinaria. La oración en lenguas requiere un tipo de inteligencia que tienen hasta los niños». Mal ejemplo escogen como analogía: el de la pintura abstracta, pero en fin… No veo que Cristo haya enseñado a los discípulos a orar de esa manera, al contrario, nos dejó hasta una fórmula para expresar en lenguaje objetivo cómo debíamos de orar: El Pater Noster. Su oración en el Huerto de los Olivos es compresible al oído de los hombres y todas y cada una de sus oraciones al Padre que encontramos en los Evangelios, sin excepción, son objetivas; ninguna pre-conceptual; al igual ocurre con las de los Apóstoles conocidas en sus epístolas. Nada semejante a ese lenguaje pre-conceptual hay en los grandes místicos o la Tradición de la Iglesia; tal lenguaje y querencia sólo se puede rastrear entre los movimientos heréticos gnosticos. Cierto que el lenguaje humano es limitado y tiene que acudir a la analogía para expresar la verdad divina, pero todos los santos inspirados por el Espíritu Santo fueron capaces de expresar esa vida íntima con voces inteligibles, aceptadas las limitaciones de nuestro entendimiento. No diré mi opinión sobre la pintura abstracta a la cual equipara la oración carismática hecha mediante el don de lenguas; sea suficiente manifestar que ese arte es el testimonio de la decadencia de la belleza, la cual va aparejada siempre con la desintegración de la bondad, de la unidad y de la verdad de los entes, incluidos los morales, como son las sociedades actuales.


    Iqda: la oración conceptual (La Virgen) Dcha. : La oración pre-conceptual (mujer tumbada)

    La pregunta que surge, de inmediato, es la siguiente ¿No será tal repetición de murmullos la prueba de procesos psíquicos alterados influenciados por una explosión emotiva del grupo? Fenómenos semejantes se producen entre quinceañeras ante su ídolo musical o en estallidos emocionales en los deportes.

    LA INICIACIÓN



    rito de iniciación

    El siguiente testimonio bien pudiera contener las palabras usadas por un pentecostalista para describir su experiencia iniciática en el movimiento: «… sentí al punto una impresión ardiente, como un relámpago… ‘algo’ subía desde lo más profundo de mi ser. Descubría un mundo nuevo, donde, de improviso, el tiempo natural se había cambiado en tiempo sacro. Sensación que no puede analizarse, pero tampoco borrarse. Así, cuánta alegría experimenté al participar, esta vez en varios ágapes en que el pan y el vino creaban un lazo místico entre los comensales del banquete sagrado» Sin embargo, tales frases están dichas por un anónimo que nos habla de su propia iniciación masónica. Para toda iniciación se requieren dos condiciones: un miembro ya iniciado y un rito eficaz. En el movimiento carismático, cualquiera, por ejemplo un joven laico que previamente haya recibido el “bautismo del espíritu”, puede transmitir el “poderío espiritual” que produzca la impresión inicial descrita más arriba por un masón. Tal forma de iniciación en el movimiento carismático distingue de forma nítida un verdadero sacramento en el que se recibe el Espíritu Santo, el cual se cree por la Fe, de esa infusión del “espíritu” carismática. La iniciación carismática arroja el alma en un cosmos que nada tiene que ver con la fe católica, pese a las apariencias. La nueva fe es inmanente y subjetiva hecha a retazos de sensaciones, sentimientos, impresiones, intuiciones, etc. . Lejos se está del axioma de San Agustín “Credo ut intelligam” y del “credere Deo”, “credere Deum” y “credere in Deum”. Ahora se trata, ad contra, de sentir para creer. René Guénon, (citado en el la revista Sí, Sí, No, No) especialista en las artes luciferinas, hablando del rito de iniciación masónica dice que, con objeto de que el rito pueda comunicar el don “espiritual”, es necesario que un ejercicio «o de silencio, o de recitación, o de movimiento [piénsese en la imposición de las manos en el bautismo carismático] suscite vibraciones rítmicas» Aquí se desvela el carácter seductor del rito; dichas vibraciones les permiten, a los que se entregan al rito iniciático, «percibir directamente -nos dice Guénon- los estados superiores de su ser». Esto es, con todas las palabras, puro iluminismo. Hay que reconocer las semejanzas descritas entre las iniciaciones a la masonería mediante un determinado rito y las pentecostales mediante kla imposición de las manos no consagradas, al efecto. El padre Philibert de Saint Didier, capuchino y maestro en teología, subraya justamente que este rito «se requiere para todo nuevo recluta» (Plaidoyer pour le Pentecotisme de M. l’abbé Laurentin, citado en la Revista Sí, Si, No No). Llegamos, entonces, a preguntarnos por la naturaleza de este “influjo espiritual”. Dejemos que nos responda el mismo masón anónimo citado : «Hay algunos que pueden, en determinados momentos, separarse de sí propios, descender bajo el umbral, cada vez más abajo, a las oscuras profundidades de la fuerza que sostiene su cuerpo, donde esta fuerza pierde su nombre y su individualidad. En dicho punto, se tiene la sensación de que esta fuerza se dilata, comprende al yo y al no-yo, invade la naturaleza toda, materializa el tiempo, transporta miríadas de seres como si estuvieran ebrios o alucinados, presentándose bajo mil formas: fuerza irresistible, salvaje, inagotable, que no descansa, carente de límites, abrasada por una insuficiencia y una privación eternas» ¿No pertenece esta descripción de la experiencia a los fenómenos de naturaleza demoniaca? Es evidente que la iluminación iniciática no puede tener un origen divino en el movimiento carismático, porque su fuente no es la de la fe católica, sino la protestante. El Padre Eugenio de Villembanne escribe al respecto: «El pentecostismo sedicente ‘católico’, que se ramifica en ‘renovación carismática’ y ‘renovación del Espíritu’ y que intenta, a posteriori, dotarse de una justificación doctrinal, empezó por rechazar a la Iglesia Católica jerárquica, por rebelarse contra ella u olvidarla voluntariamente; los fundadores de este pentecostismo ‘católico’ y los padres de las distintas ‘renovaciones’ le volvieron la espalda a su obispo para ir a pedir a unos pentecostistas protestantes la iniciación doctrinal y el ‘bautismo del Espíritu’, o efusión del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos. Violaron, además, el canon 1399, nº 5…» (Illuminisme “67”: Reflexions et conclusions, p. 1; traducción nuestra). En efecto, todo comenzó con la participación en asambleas de pentecostistas protestantes y con la recepción del “bautismo del Espíritu” por obra de los sobredichos pentecostistas.



    Añadamos que la renovación carismática es el fruto de todas las filosofías que rechazan la objetividad de la razón filosófica en provecho de la intuición, la experiencia íntima y el subjetivismo, fundamento de los errores teológicos de bulto. Es decir, la Renovación Carismática es un fruto maduro del modernismo. Es además un instrumento privilegiado del falso ecumenismo y elemento casi esencial para la formación de una nueva religión mundial sincretista, para lo cual necesitarán rechazar la Divinidad de Cristo, vida nuestra, o desfigurarla. El Padre Eugenio Villaeurbane lo denuncia así: «Esta pretensión se patentiza a todo lo largo del libro del modernista cardenal Suenens Une nouvelle Pentecôte… el autor quiere que el Espíritu Santo sea ‘agente de comunión’[con las iglesias heréticas y falsas religiones] … nótese también su comparación errada y falsa de la Iglesia con la Trinidad, ‘unidad plural’, para persuadirnos de que la Iglesia (el autor nunca dice la Iglesia Católica, porque para él la Iglesia es lo que los protestantes llaman ‘la gran Iglesia’ o federación de iglesias) debe componerse de varios elementos distintos (mejor dicho: heterogéneos). Pero, por desgracia para el cardenal, la Santísima Trinidad no es una ‘unidad plural’, porque lo que constituye fundamentalmente su unidad está total, igual e idénticamente en cada una de las tres Personas; y dado que la esencia divina, una y única, no está dividida, ¿cómo podrá ser “plural”? Las Personas divinas no multiplican la unidad divina. Por ello, si la Iglesia debe ser una imagen de la Trinidad, lo será sólo cuando todas sus partes tengan la misma sustancia y naturaleza, lo que no sucede ni sucederá jamás con “iglesias” que no posean la misma fe ni el mismo ‘depositum fidei’ o Credo. Es certísimo que a los carismas se les quiere hacer desempeñar el papel de denominador común, a costa de una blasfemia sacrílega: poner al Espíritu en contradicción consigo mismo, haciendo que llene de carismas y de una supuesta efusión a los que niegan los dogmas que Él ha revelado junto con el Padre y el Hijo». ¿Qué hacer frente a la ceguera causada por la invasión carismática, caricatura diabólica del Sacramento de la Confirmación, pero llamada “bautismo” con razón porque marca el paso del mundo católico al oculto?, se pregunta la varias veces citada revista. Un verdadero místico, San Juan de la Cruz, nos recuerda: «[Una vez cegada el alma] podrase engañar en la cuantidad o cualidad, pensando que lo que es poco es mucho, y lo que es mucho poco; y acerca de la cualidad teniendo lo que tiene en su imaginación por tal o tal cosa, y no será sino tal o tal, poniendo, como dice Isaías, las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, y lo amargo por dulce y lo dulce por amargo (5, 20)» (Subida del Monte Carmelo, L. 3, cap. 8).. Descrita la gravedad de las almas en este estado, camino de perdición, nos da el remedio: «(…) y así, yendo el alma vestida de fe, no ve ni atina el demonio a empecerla, porque con la fe va muy amparada -más que con todas las demás virtudes- contra el demonio, que es el más fuerte y astuto enemigo». Como diciendo el místico que se ha el alma de revestir sólo de la Fe católica y desechar toda inspiración gnóstica. Que por eso san Pedro no halló otro mayor amparo que ella para librarse de él (el demonio) cuando dijo: Cui resistite fortes in fide-resistidle firmes en la fe- (I Petr 5, 9). Y para conseguir la gracia y unión del amado, no puede el alma haber mejor túnica y camisa interior, para fundamento y principio de las demás vestiduras de virtudes, que esta blancura de fe, porque sin ella, como dice el Apóstol, imposible es agradar a Dios (Hebr 11, 6), y con ella es imposible también dejarle de agradar, pues El mismo dice por el profeta Oseas: Desponsabo te mihi in fide (Os 2, 20), que es como decir: Si te quieres, alma, unir y desposar conmigo, has de venir interiormente vestida de fe (Noche pasi*va del espíritu, cap. 21). Aléjate pues, cristiano, de todo influjo espiritual inmanente, y aférrate a la objetiva fe católica que la Iglesia te transmitió siglo tras siglo, y acude a su antigua oración y liturgia, si no quieres caer en las garras del demonio disfrazado de ángel de luz.

    Neomovimientos (II): Carismáticos (y 2) | Tradición Digital
    Última edición por Hyeronimus; 23/06/2014 a las 13:54

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    EL BAUTISMO DE DESEO Y LA JUSTIFICACIÓN Neomovimientos III: Dimond [ismo]

    Sofronio

    Era mi intención escribir sobre el movimiento modernista denominado Comunidad de San Egidio. Sin embargo me ha parecido más urgente hacerlo sobre otro curioso neomovimiento friquitradi iniciado por los hermanos, de sangre, más conocidos como los Hermanos Dimond, sedicentes benedictinos. La urgencia viene dada porque son mucho más peligrosos para los fieles lectores de Tradición Digital bastante ajenos, en general, a las herejías postconciliares, pero que pueden sucumbir más fácilmente, sin embargo, a otras provenientes de comunidades de apariencia tradicionalista y rigorista. Porque si para evitar una herejía se cae en otra, igualmente sitúa al que peca contra la Fe fuera de la Iglesia, donde no hay salvación. Desde el donatista Lucila hasta Jansenio, pasando por el Luciferanio Vicencio, el adopcionista Elipando, cátaros y albigenses, alumbrados y quietistas y mil sectas milagreras más que trataron inútilmente de desgarrar la Túnica Inconsútil de Cristo, jamás han cesado de intentar lo imposible; por el flanco de la Tradición, también surge el peligro de estos hermanos que tratan de dividir la posición de resistencia al modernismo y destrozar la Tradición. Los hermanos Dimond niegan la infalibilidad del magisterio ordinario de la Iglesia, proclamada en la Constitución Dogmática Filius Dei e interpretan el magisterio extraordinario de ésta, según su propia opinión vehemente, por lo que son herejes formales, públicos y notorios: Del Doctor Angélico, San Agustín, San Ambrosio, San Belarmino o de San Alfonso María de Ligorio, no aceptan su doctrina sobre el bautismo de deseo y de sangre, ni la misma enseñanza sostenida por el Concilio de Trento, el Catecismo Romano (de Trento), el Catecismo de san Pío X, ni las declaraciones al efecto de los papas Pí IX, o Pío XII, entre otros. Para estos hermanos de sangre, todo los citados antes cayeron en herejía, si bien material, por enseñar que por el bautismo de sangre y deseo se consigue la justificación, si resulta imposible el de agua. Peter y Michael Dimond

    Huelga decir que estos hermanos han “excomulgado” a la FSSPX, a todos los que usan el Misal Tradicional de Juan XXIII, a la llamada resistencia de mons. Willamson, a los sacerdotes denominados de la ”inhóspita trinchera” e incluso a todos los sedevacantistas que siguen la tesis del papa materialiter de Casiciacum, que son la mayoría, y a todos los sedevacantistas conclavistas y por supuesto, faltaba más, a todo lo que se mueve en el monte. Por desgracia algunas familias tradicionales, sobre todo donastistas aunque no sepan en que consiste esa herejía, están cayendo en sus fauces a través de internet. La apariencia de purismo doctrinal superficial de estos hermanos conduce a sus lectores más fanáticos y puritanos a la castración de la Fe católica en sus almas creyendo, insensatamente, que son mejores seguidores de Cristo; se parecen en eso al gran erudito Orígenes que, obstinado en la literalidad de las palabras, en lugar de atender al Magisterio, se castro a sí mismo aquellas partes que le parecieron más propicias al pecado, por la concupiscencia de la carne, para al final de su vida castrar la Fe católica terminando sus días abrazado a una aberrante herejía. ¿Pero qué sabemos de estos hermanos: Peter y Michael Dimond? Su inicial líder fue un “visionario”, Joseph Natale, quien entre otras locuras y cosas estúpidas profetizó el fin del mundo para el año 1999 (…).Refundaron “un monasterio apocalíptico originalmente del “profeta” Joseph Natale, supuestamente benedictino – es dudoso que hiciera los votos y muchos aseguran que era un simple seglar- cuyos miembros hasta hace poco suman…. dos; ellos mismos. Han tenido una larga batalla ante la justicia en USA y finalmente un alto Tribunal, no de la Iglesia, sino civil, de la nación que lidera la apostasía de la Tierra, los Estados Unidos de América, ha sentenciado en su favor diciendo que, en efecto, “son benedictinos”, sicut dixit Sodoma. Está sub judice aún, si en estos meses no se ha resuelto, la sentencia sobre una demanda contra ellos por desfalco de un millón seiscientos mil dólares. De aquellas monjas del monasterio jansenista de Port Royal se decía que “eran puras como ángeles pero más soberbias que demonios” ¿No se podría decir lo mismo de quien piensa que San Agustín, Santo Tomás de Aquino o San Ambrosio eran herejes materiales y que el catecismo de Trento y el de San Pío X contienen herejías? Los Dimond son famosos por su posición “ultra-sedevacantista” y critican con severidad a la FSSPX por celebrar la misa tradicional con el Misal de Juan XXIII, pero al mismo tiempo, cabe preguntarse ¿de dónde obtiene Peter Dimond los sacramentos? Recibe los Sacramentos de la Iglesia conciliar del Rito Bizantino, a la que él mismo declara herética y cismática (¡eso es coherencia, sí señor!). Una de las más graves contradicciones de los Dimond es su contemporización con el clero conciliar del rito bizantino en Nueva York; comunidad plagada de marranos y azkenasis “conservadores”, destacando entre ellos la mundialista María Livanos, sospechosa (no se sabe con certeza) del saqueo de los archivos de Malachi Martin. De ellos se puede decir en su favor que son laboriosos en recopilación, amanuenses selectivos y grandes artistas para esconder lo que los contradice, y que, a su vez, usan de la libre interpretación protestante de las Sagradas Escrituras y del Magisterio de la Iglesia, para seducir a incautos que no han aprendido el catecismo de San Pío X o niegan su doctrina o la ponen en duda. Sobre ellos recae la misma excomunión hecha por el Papa Pío XII al Padre Feeney por el decreto del 13 de febrero de 1953, toda vez que sostienen la misma herejía. Me ha parecido al efecto de exponer la verdadera doctrina del Bautismo no escribir, sino publicar algo escrito por otros y en este caso, por el padre Basilio Méramo que no es nada sospechoso de ser un secundovaticasnista y en el cual refuta a esto hermanos de sangre. Les dejo con su texto al efecto: SOBRE EL DOGMA DE FE “EXTRA ECCLESIAM NULLA SALUS”

    Y EL BAUTISMO DE DESEO Y DE SANGRE

    «Uno de los problemas del hereje, es no sentir y pensar según la Iglesia y tomar una parte de su doctrina, desarmonizándola del resto y convirtiéndola cual tumor cancerígeno, en contra del resto del organismo. Los dogmas y verdades de la Iglesia, no solo hay que aceptarlos, sino que se deben interpretar según el sentido exclusivo de la Iglesia y no del criterio particular; por eso la Iglesia es maestra infalible única y exclusiva de la verdad revelada. El hereje siempre vulnera de algún modo este principio, y este es el caso de los hermanos Dimond, que retoman la herejía del Padre Feeney que los lleva, a raíz de una mala interpretación rigorista del dogma de la Iglesia: Extra Ecclesiam nulla salus,a negar el bautismo tanto de deseo (bautismo flaminis) como el de sangre o martirio (bautismo sanguinis); para únicamente aceptar el bautismo de agua (fluminis) como único medio de salvación, Ante la actual herejía modernista, a partir del atípico Concilio Vaticano II, o mejor, Conciliábulo no infalible y por lo mismo desnaturalizado en su esencia, se cree y afirma la salvación de todos o que todos se salvan. Ante esta herejía, los hermanos Dimond entre otros, pretenden combatirla afirmando el dogma Extra Ecclesiam nulla salus,de una manera rigorista, que fue condenada en época de Pío XII y llegan al extremo de negar el bautismo tanto de deseo como el del martirio. Por eso tenemos que decir con la Iglesia que siempre ha enseñado: “Admito y abrazo firmísimamente las tradiciones de los Apóstoles y de la Iglesia y las restantes observancias y constituciones de la misma Iglesia. Adhiero igualmente la Sagrada Escritura, conforme al sentido que sostuvo y sostiene la santa madre Iglesia, a quien compete juzgar el verdadero sentido e interpretación de las Sagradas Escrituras, ni jamás la tomaré e interpretaré sino conforme al sentir unánime de los Padres”. (Dz. 995). Como lo dice el decreto del Santo Oficio, el Padre Feeney al interpretar de una manera rigorista que deforma el dogma de fe Extra Ecclesiam nulla salus,haciendo alusión a la Encíclica Mystici Corporis,reprueba tanto a los que niegan la salvación eterna a todos los que están unidos (incorporados) a la Iglesia por el deseo implícito, como a los que falsamente afirman que todos los hombres pueden ser salvados por igual en cualquier religión. Tenemos, así, dos errores extremos que están condenados; y ese es el problema de los hermanos Dimond, que en su sedevacantismo visceral, extremo, dogmático, categórico, apriorístico y dialéctico, no tengan mejor fundamento, que el apoyarse y retomar la herejía del P. Feeney, interpretando mal el dogma: Extra Ecclesiam nulla salus (Fuera de la Iglesia no hay salvación),al punto de llegar a negar el bautismo tanto de deseo como de sangre. Bástenos para ver semejante error conocer lo que la Iglesia dice y enseña sobre el asunto. El Papa Pablo III (1534-1549), en el Concilio de Trento, afirma refiriéndose a la justificación del impío o paso del estado de pecado en el que se nace al estado de gracia: “Paso, ciertamente, que después de la promulgación del Evangelio, no puede darse sin el lavatorio de la regeneración[Can. 5 sobre el baut.]o su deseo, conforme está escrito: Si uno no hubiere renacido del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios[Ioh, 3, 5]“.(Dz. 796). El Catecismo Romano en una de las notas sobre el bautismo se lee: “El Concilio Tridentino en la sesión VII, de bautismo, canon 5, dice: ‘Si alguno dijere que es potestativo recibir el bautismo, es a saber, que no es necesario para la salvación, sea anatema’ (D 861). Coinciden los teólogos comúnmente en señalar que el bautismo es necesario con aquella necesidad que llaman de medio, es decir, que el bautismo tiene razón de medio para la salvación, de tal manera que, omitido aún sin culpa, nadie puede salvarse. Sin embargo, esta necesidad de medio del sacramento del bautismo, no es absoluta, sino hipotética, por lo cual en los casos extraordinarios Dios provee con otros remedios, que inmediatamente veremos, aunque en los casos ordinarios es de todo punto necesario para salvarse recibir el bautismo. Para estos casos extraordinarios -en aquellos solamente en que resulta imposible recibir el bautismo de agua- la misericordia divina ha dispuesto dos remedios: el voto del bautismo y el martirio, que por semejanza en los efectos con el bautismo de agua, se llama también bautismo: de deseo y de sangre, respectivamente. Por voto de bautismo se entiende el deseo de recibirlo. Para que haya martirio se requiere: a) un tormento capaz de causar la muerte, aunque luego ésta no se siga por una gracia especial de Dios; b) infligido al paciente en odio a la fe o virtudes cristianas; c) que sea pacientemente tolerado. Uno y otro justifican, pues ambos incluyen de algún modo la caridad perfecta, que sabemos justifica. Ni el bautismo de deseo ni el de sangre producen, sin embargo, todos los efectos que se derivan del bautismo de agua. Son efectos comunes a los tres: el perdón de los pecados mortales, la infusión de la gracia, la filiación divina con el derecho a la vida eterna. En cambio, ni el bautismo de deseo ni el martirio, imprimen carácter, ni hacen al que lo recibe miembro de la Iglesia. De aquí que, si más tarde hubiera posibilidad de recibir el bautismo de agua, existiría la obligación de recibirle, y mientras no se reciba, tampoco se le pueden administrar los demás sacramentos. El bautismo de deseo, además, no siempre perdona todos los pecados veniales ni la pena temporal. Finalmente, para que el bautismo de deseo justifique se requiere necesariamente la caridad perfecta, es decir, la contrición, aunque, como es natural, no se requiera en sumo grado. En el martirio es suficiente la atrición”.(Catecismo Romano, ed. BAC, Madrid 1956, nota 55, p. 376-377). En el mismo Catecismo Romano, también se dice en otra nota que comenta y aclara sobre el tema: “Es de fe, por positiva institución divina, es decir, porque Dios así lo ha querido (aunque podría haber ordenado otra cosa), que fuera dela Iglesia no hay posibilidad de salvación. Los teólogos, al explicar esta necesidad de pertenecer a la Iglesia para salvarse, la llaman de medio, es decir, que, aún preterida o ignorada la Iglesia inculpablemente, no puede conseguirse la salvación sin ella. No obstante, esa necesidad demedio no es absoluta (‘in re’ que dicen los teólogos), de modo que el pertenecer a la Iglesia, no pueda ser sustituido por otra cosa, sino disyuntiva (‘in re vel in voto’), o lo que es lo mismo, que tiene suplencia. En otras palabras: cuando ese medio (la Iglesia) no puede alcanzarse realmente en sí mismo, puede suplirse por algo (el acto de caridad, por ejemplo, el martirio…) que entrañe el deseo de emplear ese medio como único para conseguir el fin: en nuestro caso, la Iglesia, con relación a la salvación. Ese deseo lo llaman los teólogos voto, que puede ser explícito, como acto expreso de la voluntad, e implícito, como incluido otro acto de caridad, martirio… etc., o simplemente en el deseo aún confuso, supuesta la base de la buena fe, de recurrir a ese medio necesario, si se conociera. Ése es el caso, tan problemático en Teología, de los infieles llamados negativos: los que, sin culpa por su parte, desconocen la revelación, la Iglesia… En todo caso, siempre es cierto que, si de hecho se condenaran, habrá sido por culpa propia. Porque, supuesta la voluntad salvífica de Dios y la universalidad de la redención, Dios no puede menos de proporcionar los medios necesarios para salvarse al que pone lo que está de su parte, siguiendo los dictámenes dela recta razón, reflejo siempre de la ley natural (‘facienti quod est in se, Deus non denegat gratiam’, en términos teológicos). Y aunque se tratara de una persona que habita en la selva o entre brutos animales, con tal que observara la ley natural, dice Santo Tomás ‘que Dios le revelaría, por alguna inspiración interior, todo lo que es necesario para creer, o le enviaría algún predicador de la fe, como hizo a Cornelio enviándole a Pedro’ (S. Thom., De verit., q.14 a.11 ad 1)”.(Ibídem, nota 181, p. 235-236). También el Papa Pío IX (1846-1878) en el mismo sentido dice: “Es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la verdadera fe y a la unidad católica, puedan llegar a la eterna salvación. Lo que ciertamente se opone en sumo grado a la doctrina católica. Notoria cosa es a Nos y a vosotros que aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que manifiestamente ve, escudriña y sabe la mente, ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, sino es reo de culpa voluntaria. Pero bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica, y que los contumaces contra la autoridad y definiciones de la misma Iglesia, y los pertinazmente divididos de la unidad de la misma Iglesia y del Romano Pontífice, sucesor de Pedro, ‘a quien fue encomendada por el Salvador la guarda de la viña’, no pueden alcanzar la eterna salvación”.(Dz. 1677). Habiendo dicho anteriormente lo mismo: “En efecto, por la fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no hubiere entrado perecerá en el diluvio. Sin embargo, también hay que tener por cierto que quienes sufren ignorancia de la verdadera religión, si aquella es invencible, no son ante los ojos del Señor reos por ello de culpa alguna”. (Dz. 1647). El Papa Inocencio II (1130-1143) en respuesta al Obispo de Cremona, sobre el caso de un presbítero no bautizado que murió, dice: “Respondemos así a tu pregunta: el presbítero que, como por tu carta me indicaste, concluyó su día último sin el agua del bautismo, puesto que perseveró en la fe de la santa madre Iglesia, y en la confesión del nombre de Cristo, afirmamos sin duda ninguna (por la autoridad de los Santos Padres Agustín y Ambrosio), que quedó libre del pecado original y alcanzó el gozo de la vida eterna”. (Dz. 388). El Papa Inocencio III (1198-1216) asevera con relación al bautismo de fuego (flaminis, caridad) o de deseo: “Nos has comunicado que cierto judío, puesto en el artículo de la muerte, como se hallara solo entre judíos, se inmergió a sí mismo en el agua diciendo: ‘Yo me bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén’. Respondemos que teniendo que haber diferencia entre el bautizante y el bautizado, como evidentemente se colige de las palabras del Señor: Id, bautizad a todas las naciones en el nombre etc.[cf. Mt. 28, 19],el judío en cuestión tiene que ser bautizado de nuevo por otro, para mostrar que uno es el bautizado y otro el que bautiza… Aunque si hubiera muerto inmediatamente, hubiera volado al instante a la patria celeste por la fe en el sacramento, aunque no por el sacramento de la fe”.(Dz. 413). Ante esto que más se puede replicar sin ser hereje. Es por esto que el Derecho Canónico de 1917 dice en el canon 737 §1: “El bautismo, fuerza y fundamento de los Sacramentos, y cuya recepción de hecho o por lo menos con el deseo es necesaria a todos para salvarse, sólo se confiere válidamente por la ablución hecha con agua verdadera y natural, acompañada de la forma verbal prescrita”. Queda claro que no hace falta negar el bautismo de deseo ni el de sangre, para rechazar la herejía de los modernistas y de su falsa libertad religiosa, según la cual afirman que cualquiera se puede salvar en cualquier religión, siguiendo los dictámenes de su conciencia, lo cual ha sido condenado: “Para que, con cuanto esfuerzo podáis, arrojéis de la mente de los hombres aquella a par impía y funesta opinión de que en cualquier religión es posible hallar el camino de la eterna salvación”. Dz. 1646).Tal como afirma el Papa Pío IX. El Papa Gregorio XVI (1831-1846) decía: “Y de esta de todo punto pestífera fuente del indiferentismo, mana aquella sentencia absurda y errónea, o más bien, aquel delirio, de que la libertad de conciencia ha de ser afirmada y reivindicada para cada uno”.(Dz. 1613).Tal y cual hoy se piensa y cree gracias al herético e ilegítimo Concilio Vaticano II, la Carta Magna de la Apostasía Universal cual nunca sea visto ni jamás se verá. Y Pío IX citando a Gregorio XVI, dice: “Partiendo de esta idea, totalmente falsa, del régimen social, no temen favorecer la errónea opinión, sobremanera perniciosa a la Iglesia Católica y a la salvación de las almas, calificada de ‘deliro’ por nuestro antecesor Gregorio XVI, de feliz memoria, de que ‘la libertad de conciencia y de cultos es derecho propio de cada hombre, que debe ser proclamado y asegurado por la ley en toda sociedad bien constituida, y que los ciudadanos tienen derecho a una omnímoda libertad, que no debe ser coartada por ninguna autoridad eclesiástica o civil, por el que puedan manifestar y declarar a cara descubierta y públicamente cualesquiera conceptos suyos, de palabra, o por escrito o de cualquier otra forma’. Mas al aceptar esta temeraria afirmación no piensan ni consideran que están proclamando una libertad de perdición…”.(Dz. 1690). Hoy todos los que se dicen ser católicos piensan como algo muy natural y justo lo que ha sido condenado por la Iglesia de siempre, tal como se puede ver en las siguientes proposiciones que fueron condenadas y que hoy todos las aceptan. “Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que guiado por la luz de la razón tuviere por verdadera”. (Dz. 1715). Proposición condenada por Pío IX. “Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión camino de la salvación eterna y alcanzar la eterna salvación”.(Dz.1716). Proposición igualmente condenada, lo mismo que la siguiente. “Por lo menos deben tenerse fundadas esperanzas acerca de la eterna salvación de todos aquellos que no se hallan de modo alguno en la verdadera Iglesia de Cristo”. (Dz. 1717). No olvidemos la regla de oro expresada por Santo Tomás de Aquino: “A la divina Providencia pertenece que se provea a cada uno lo necesario para la salvación, con tal que de parte de ellos no se impida.(De Ver. q.14 a.11 ad. 1)o también: “Dios no nos falla en aquello que nos es necesario.(De Ver. q.14 a.11 ad. 2). La doctrina sobre el bautismo queda reflejada en esto que dice el Doctor Común: “Nunca los hombres se pudieron salvar, aún antes del advenimiento de Cristo, si no se hacían miembros de Cristo”.(S. Th. III q.68 a.1 ad 1). “Antes de Cristo, los hombres se incorporaban a Cristo por la fe en su advenimiento futuro”. (S. Th. III q.68 a.1 ad.1). “Por consiguiente el bautismo pertenece a la santificación visible, vemos que sin el sacramento del bautismo alguien puede conseguir la salvación por la santificación invisible”.(S. Th. III q. 68 a.2 sed contra). “Y por esto, aunque el mismo sacramento del bautismo no haya sido siempre necesario para salvarse, sin embargo la fe, de la cual el bautismo es sacramento, siempre fue necesaria”. (S. Th. III q.68 a.1 ad 1). “La remisión de los pecados de algunos se conseguía antes del bautismo según se tenía el bautismo de deseo, sea explícito o implícito; y sin embargo cuando se recibía realmente el bautismo, se producía la remisión plena en cuanto a la liberación de toda la pena”.(S. Th. III q.69 a.4 ad.2). Claro que como siempre el hereje no es tomista desconociendo a Santo Tomás de quién se valió el Concilio de Trento. Hay que advertir para no caer en la herejía del naturalismo, mal interpretando los textos en los cuales se habla de un deseo implícito como el que tiene buena voluntad y cumple con la ley natural, pensando que uno se salvaría por el cumplimiento de dicha ley natural, sin la fe y sin la gracia; esto sería un grave error y herejía a las que el mundo de hoy es muy propenso. Para salvarse siempre se requiere la fe y la gracia, y la fe católica en Dios uno y trino que es lo que especifica a la religión de la Iglesia Católica. Lo que se quiere decir, es que Dios, al que cumple la ley natural y tiene, así, buena voluntad, lo ilumina con la luz dela fe de su gracia; y no que se salva por la ley natural sin la fe y sin la gracia, pues el justo vive de la fe y sin fe es imposible agradar a Dios. Por eso el Concilio de Trento dice: “Mas cuando el Apóstol dice que el hombre se justifica por la fe[Can. 9]y gratuitamente[Rom. 3, 22-24],estas palabras han de ser entendidas en aquel sentido que mantuvo y expresó el sentir unánime de la Iglesia Católica, a saber, que se dice somos justificados por la fe, porque ‘la fe es el principio de la humana salvación’, el fundamento y raíz de toda justificación; sin ella, es imposible agradar a Dios[Hebr. 11,6]y llegar al consorcio de sus hijos; y se dice que somos justificados gratuitamente, porque nada de aquello que precede a la justificación, sea la fe, sean las obras, merece la gracia misma de la justificación; porque si es gracia, ya no es por las obras; de otro modo (como dice el mismo Apóstol) la gracia ya no es gracia[Rom. 11,16]“. (Dz. 801). Por esto Santo Tomás con gran claridad y profundidad, pudo afirmar que con el primer acto racional y libre que el hombre ejerce cuando tiene uso de razón, si se ordena al fin último, Dios le da la gracia y se le borra el pecado original poniéndose en estado de gracia y si no, se pone en estado de condenación:“Y si alguno se ordena a sí mismo al debido fin por la gracia conseguirá la remisión del pecado original. Si por el contrario no se ordena a sí mismo al debido fin, según en aquella edad es capaz de discreción, peca mortalmente, no haciendo lo que en sí es”.(S. Th. I II q.89, a.6). Lo mismo es afirmado en este otro texto: “Cuando se comienza a ser adulto, si hace lo que en sí es, se le dará la gracia por la cual será inmune del pecado original, si no lo hace, será reo de pecado de omisión. Pues cada cual está obligado a evitar el pecado, y esto no lo puede hacer si no se determina a sí mismo hacia el fin debido; cada uno está obligado cuando llega al uso pleno de razón, a convertirse a Dios y constituirlo en su fin, y por esto se dispone la gracia”.(De Ver. q.28 a.3 ad.4). Esta misma doctrina la podemos ver en: II Sent. dist.42, q.1, a.5, ad 7; De Malo q.5, a.2, ad 8; De Malo q.7, a.10, ad 8 y De Ver. q.24, a.12, ad 2. Y debe quedarnos claro que Dios al dar la gracia, infunde la fe, porque la gracia no puede existir sin la fe. Por eso es un error de muchos teólogos y predicadores que dicen que para salvarse los que están en el error invencible, sin culpa y con buena voluntad siguiendo la ley natural, se salvan si creen en un Dios remunerador. Lamento mucho, pero esto si se mira bien, es una supina herejía, porque la fe es en el Dios Uno y Trino y en el Verbo Encarnado, y no en un simple Dios remunerador conocido por la luz de la razón y del puro orden natural. Por eso Santo Tomás decía que siempre se creyó, tanto en la época del Antiguo como del Nuevo Testamento, en los misterios de la Santísima Trinidad y la Encarnación y por eso es una misma la fe específica y formal, esencial, sustancial y sobrenaturalmente hablando. Así Santo Tomás dice: “Pero antes del pecado y después, fue necesario a los mayores tener la fe explícita en la Trinidad”.(De Ver. q.14, a.11), y por mayores entiende Santo Tomás, los Patriarcas, los Profetas y todo aquel que tenía en el Antiguo Testamento la misión de enseñar y guiar al pueblo elegido. “Así mismo después del pecado hasta el tiempo de gracia, los mayores debían tener la fe explícita en el Redentor, los menores implícitamente o en la fe de los Patriarcas y los Profetas, o en la divina providencia. En el tiempo de la gracia, los mayores y menores, de la Trinidad y del Redentor, tenían que tener la fe explícita; sin embargo, todo lo creíble acerca de la Trinidad o del Redentor, no tenían los menores explícitamente que creerlo, sino solo los mayores. Los menores sin embargo tenían que creer explícitamente los artículos generales, como Dios es trino y uno, el Hijo de Dios se encarnó, murió y resucitó, y las otras cosas que del mismo modo la Iglesia festeja”.(De Ver. q.14, a.11). Por eso es la misma fe trinitaria, la de Abraham, Isaac y Jacob y la nuestra, y por eso Moisés deseó ver su día como lo dice Nuestro Señor mismo, lástima que estas cosas no han sido suficientemente conocidas y vistas por los teólogos para enseñárselo común y corrientemente a los fieles. La Iglesia, además, se pronunció sobre el asunto del significado del dogma fuera de la Iglesia no hay salvación y del bautismo de deseo (voto) con la excomunión fulminada por el Papa Pio XII en 1953 y el decreto del Santo Oficio del 8 de Agosto de 1949 dice: “Ahora bien, entre las cosas que la Iglesia siempre ha predicado y nunca dejará de predicar, está contenida la declaración infalible por la cual nos enseña que no hay salvación fuera de la Iglesia. Sin embargo, este dogma debe ser entendido en ese sentido en el que la Iglesia misma lo entiende. Porque no fue a los juicios privados que nuestro Salvador dio una explicación a aquellas cosas que están contenidas en el depósito de la fe, sino a la autoridad magisterial de la Iglesia. (…) Por lo tanto, que uno puede obtener la salvación eterna, que no siempre es necesario que se le incorpore a la Iglesia en realidad como miembro, pero es necesario que por lo menos esté unido a Ella por el deseo y el anhelo. Sin embargo, este deseo no siempre tiene que ser explícito, como es en los catecúmenos, puesto que si una persona está en la ignorancia invencible, Dios acepta también un deseo implícito, así llamado porque está incluido en esa disposición buena del alma, por la cual una persona desea que su voluntad sea conforme a la voluntad de Dios. Estas cosas fueron claramente enseñadas en la carta dogmática emitida por el Sumo Pontífice, el Papa Pío XII, el 29 de junio de 1943, en Mystici Corporis. En esta carta, el Soberano Pontífice distingue claramente entre los que están incorporados en la Iglesia como miembros, y los que están unidos a la Iglesia sólo por el deseo. (…) Con estas sabias palabras que reprueba tanto a los que excluyen de la salvación eterna a todos los que están unidos a la Iglesia sólo por el deseo implícito, y los que falsamente afirman que los hombres pueden salvarse igualmente en todas las religiones”. Posteriormente el Papa Pío XII excomulga al Padre Feeney por el decreto del 13 de febrero de 1953 en el que dice:“…suspendido a divinis por desobediencia grave a la autoridad eclesiástica y no temiendo a pesar de las repetidas advertencias y amenazas en incurrir en excomunión ipso facto, los eminentes Padres encargados de salvaguardar los asuntos de la fe y moral, en su sesión plenaria celebrada el miércoles 4 de febrero de 1953, lo declara excomulgado a todos los efectos de la ley. El jueves 12 de febrero de 1953, nuestro Santo Padre Pío XII, por la Divina Providencia Papa, aprobó y confirmó el decreto de los eminentes Padres, y ordenó que se convirtiera en un asunto de derecho”.Este decreto de excomunión del P. Feeney fue publicado en las Actas de la Sede Apostólica el 16 de febrero de 1953. Queda claro el sentido de la Iglesia sobre el dogma de fe: Fuera de la Iglesia no hay salvación, y que si es negado el bautismo tanto de deseo como de sangre se incurre en una herejía.»
    P. Basilio Méramo
    Bogotá, 29 de Julio de 2013
    Muchísimos más argumentos textuales del Magisterio y de las Sagradas Escrituras y ejemplos bíblicos se pueden usar para esclarecer aún más la verdadera e infalible enseñanza de la Iglesia en contra de la herejía de los Hnos. Dimond. A poco que piense el lector, muchos le vendrán a la cabeza de forma rauda; esperamos verlos expuestos en los comentarios, para defensa de la Vera Fe.

    Neomovimientos III: Dimond [ismo] | Tradición Digital
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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