Carta abierta al Cardenal Burke

Su Eminencia Reverendísima Cardenal Raymond Leo Burke:


Me dirijo a su Eminencia con la admiración y respeto por su persona, al dar público testimonio ante la Iglesia de su fidelidad al Magisterio de la Santa Madre Iglesia.


Usted, Sr. Cardenal, ha sido repudiado como lo fue Nuestro Señor Jesucristo, simplemente por ser seguidor de la Verdad de la Iglesia que hemos recibido en el depósito de la fe, y que el hombre no puede tergiversar. Usted es humillado siendo apartado de su cargo y privándonos de su sabiduría, y relegándole a un cargo secundario. Pero usted es un pastor de Dios que nos guía con su palabra y su ejemplo. Su postura firme y sin dudas recuerda a Abrahán, que creyó y no dudó. Creyó en Dios y dejó que Él actuara en él. Y así actúa usted, Sr. Cardenal.


Cardenal Burke, usted ha cogido la Cruz que otros han dejado tirada, y usted está reparando por ello. “Mirarán al que traspasaron”. Esto es lo que usted está haciendo, mientras otros apartan la mirada, prefiriendo mirar las complacencias del mundo. Usted sigue velando al pie de la Cruz de Cristo.


Con sus Santas Misas Tradicionales, Sr. Cardenal, está reparando, ante Dios, de la manera más perfectísima que se pueda hacer, por las ofensas a Dios cometidas por quienes han traicionada la Palabra de Dios, y por aquellos que levantando su cabeza como las tortugas, enseguida la esconden bajo el caparazón.


Estamos siendo probados por Dios, Nuestro Señor, estamos siendo probados en nuestra fidelidad a Su Palabra. Son tiempos de confusión dentro de la Iglesia. Son tiempos de falsos pastores. Son tiempos en que no podemos dudar si no queremos poner en peligro la salvación de nuestra alma, y la de muchísimas almas de las que somos y seremos responsables ante el Tribunal de Dios Todopoderoso.


Eminencia, usted ha dicho con firmeza que “resistirá”, es decir, que permanecerá fiel al Magisterio de la Santa Madre Iglesia. Permítame decirle: un hombre vale lo que vale su palabra; y un hombre transmite la verdad de su palabra.


Un servidor, Sr. Cardenal, quiere compartir con usted la fidelidad al Magisterio recibido de la Tradición, y quiere “resistir” al lado de su Eminencia.


Bendígame y bendiga a todos los que le siguen y le seguirán.


Humildemente y respetuosamente en Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.


Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

Las Rozas de Madrid, 26 de marzo 2015.

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