El vestido, el silencio o cómo se debe comulgar son aspectos que, según el arzobispo, deben controlarse para que los templos «no se conviertan en lugares profanos».

El 3 de enero, Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia, envió una carta a los sacerdotes valencianos para pedirles un esfuerzo en las normas de comportamiento dentro de las iglesias. En este comunicado expresaba su preocupación por que los templos –catedral, basílicas, iglesias parroquiales, capillas, ermitas con culto habitual... – «sean casas de oración y no se conviertan o convirtamos en lugares profanos».

Cañizares destaca en su escrito que el silencio es el elemento que más se ha visto alterado con el paso del tiempo, tanto durante la Misa como al final de la celebración e, «incluso», al entrar en la iglesia. «Cuando íbamos a llegar al templo mis padres nos hacían bajar la voz y cuando pasábamos el umbral de la puerta nos indicaban el silencio; ya dentro, nos arrodillábamos y rezábamos una oración, después, durante la Misa, guardábamos las posturas que correspondían con toda devoción y respeto. ¿Exagerados mis padres? Todo lo contrario», indica en su texto.

Así, el cardenal Cañizares expone en su carta, que lleva por título «Mi casa es casa de oración», unas directrices para que se respeten los templos de Valencia como «casas de oración que inviten a la adoración a Dios y a escucharle, a la contemplación y gozar de su presencia»:

Cañizares critica el «lío» que se forma en las iglesias hoy en día. «Algunos entran en el templo como en cualquier otra casa –sin saludar siquiera al “Dueño”– o en cualquier sala dispuestos al espectáculo». También destaca el «guirigay» que se arma tras la celebración de la paz y, por todo ello, ha pedido «a los sacerdotes y a todos los fieles a que procedan de otra manera» y que velen por que se guarde la compostura debida.

Respecto a la vestimenta, aconseja a quien entre de forma «inadecuada o indecorosa» al templo a invitarle con educación a que se retirase, se cambiase o pusiese otro vestido, para evitar «la falta de respeto». «Habría que advertir con carteles que llamen la atención de qué manera se puede entrar en el templo y de qué manera no», sugiere Cañizares.

En bodas, bautizos y comuniones, es habitual que se hagan fotos en las iglesias, lo cual está permitido. Sin embargo, debería ponerse más cuidado en cuanto el «jaleo» que señala el arzobispo valenciano que se origina alrededor: «No podemos convertir el templo en un salón de fotografía, ni tampoco en unos momentos de devaneo y frivolidad».

Cuando se pasa por delante del sagrario, lo recomendado es una reverencia y una genuflexión, «ya que en él está Jesús presente sacramentado», indica. «Hay que educar», tanto a los jóvenes como a también a los mayores, destaca Cañizares.

«Os confieso que a veces se pasa muy mal viendo cómo se acercan algunos, sin ningún recogimiento y devoción, sin ningún gesto de adoración, como quien coge una galleta o algo semejante». Tras esta reflexión, el arzobispo indica que se puede comulgar en la boca directamente o en la mano, pero añade que «la forma más consonante con el misterio del Cuerpo de Cristo que se recibe es comulgar de rodillas y en la boca».

No hay lugar a dudas en este tema. «Por fidelidad», Cañizares prohíbe «terminantemente» otros usos profanos de las iglesias, y pone como ejemplo a Cataluña, donde se utilizaron, según sus palabras, «los templos para poner urnas o para recuento de votos».

«No me toméis a mal lo que os digo; es para vuestro bien y el bien de las nuevas generaciones y de la Iglesia», concluye la carta del cardenal arzobispo de Valencia.

Noticia publicada en el periódico «ABC»:Cansado del «guirigay» en misa: las normas que el cardenal Cañizares pide para las iglesias de Valencia