Revista FUERZA NUEVA, nº 558, 17-Sep-1977
Los invasores
En “Ya” se ha ocupado «J. I.» de los invasores. De los invasores de iglesias, se entiende.Pero con una peculiaridad: únicamente del grupo tradicionalista que ha ocupado la iglesia de San Nicolás, de París. Los invasores rojos que, desde hace años, vienen ocupando iglesias por todo el mundo, incluida España, no despiertan la atención del comentarista de “Ya”. Se comprende: la noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro.
Pero como la página en que viene el estudio sobre “la parroquia ocupada en París” está dedicada a “información religiosa”, creemos que en sus columnas deben ser tenidas en cuenta consideraciones morales distintas al pintoresquismo puramente periodístico. Y ahí es donde echamos de menos la ponderación y espíritu de equidad que debe animar toda información religiosa, hecha desde un periódico oficialmente católico, y escrita por mano sacerdotal.
«J. I.» denuncia en la ocupación “connivencias claramente políticas y partidistas que nada tienen que ver con la Iglesia”, de las que pone como ejemplo la presencia de servicios de orden de los propios ocupantes, con atuendo militar, disciplina castrense y, ¡oh, ignominia!, “pelo corto”. Parece que algunos de ellos son conocidos por su participación en enfrentamientos callejeros con grupos opuestos que, aunque no se los define, cabe suponer que sean marxistas, es decir, anticristianos, lo que nos pondría ante una continuación lógica del enfrentamiento entre los cristianos y los sin Dios, más coherente que las colisiones entre supuestos cristianos y comunistas que quieren destruir la Iglesia.
Se escandaliza asimismo «J. I.» de que en el templo ocupado se hayan oído canciones paracaidistas y el himno de “Orden Nuevo”, cuya resonancia política, dice, “no deja lugar a dudas”.
Y uno pregunta: ¿Cuántas veces se han escuchado en las iglesias ocupadas o utilizadas con permiso clerical por las Comisiones Obreras, ETA y similares canciones rojas o los sones de la “Internacional”, que tampoco dejan lugar a dudas?
Sin embargo, nunca hemos visto a «J. I.» elevar su voz contra esa politización de los recintos eclesiásticos, ni siquiera en casos que rebasen el folklore de banderas rojas, puños cerrados y canciones políticas, como ha sido la preparación de asesinatos en locales eclesiásticos de las provincias vascas,de los que hay abundantes testimonios en los sumarios instruidos y no totalmente esclarecidospor la oposición de los obispos, que con tanta energía censuran que unos católicos tradicionalistas ocupen una iglesia y, en cambio, ampararon con su autoridad que conventos y parroquias se convirtieran en cuevas de asesinos.
En fin, para desdramatizar la ocupación de la Iglesia de San Nicolás, queremos recordar que, en la variación de ocupaciones de templos bajo la benévola tolerancia de la jerarquía francesa, tiene lugar destacado la que hicieron las prostitutas de Francia para pedir mejoras en el ejercicio de su oficio, que para algo es el más antiguo del mundo. (…)
Cisma
Si pasamos del folklore a la teología, nos encontramos con que, al final de su artículo, «J. I.» dice que las reuniones tradicionalistas en la Iglesia de San Nicolás, donde se oyen gritos contra el “Martymarxismo” (Marty es el arzobispo de París), en la que el articulista llama “consabida acusación de marxistización de la Iglesia”, sin especificar si merecida o no, acaba preguntando: “A qué queda reducido en el conjunto de la polémica francesa la querella sobre la misa en latín? ¿Cuándo se pasa del pluralismo al cisma?”
Meritorias inquietudes que es lástima que a «J. I.» sólo le acongojen cuando el “pluralismo” se manifiesta en el ala tradicional de la Iglesia, y no cuando surge en el “ala marchante” o “progre”, pese a los extremos a que ha llegado, no ya sobre la infalibilidad del Papa, sino incluso sobre la divinidad de Jesucristo, el significado de la Eucaristía y la naturaleza del pecado. Comparado con ese “pluralismo”, el de los tradicionalistas franceses es como un soplo de aire comparado con un tifón. A pesar de lo cual es la brisa, no el huracán, lo que despierta la sensibilidad religiosa del colaborador de “Ya”. (…)
Juan NUEVO
|
Marcadores