El caso contra las escuelas
INTRODUCCION
La escuela es la empresa más grande del mundo. Es la que ejerce el monopolio de la inversión pública y carece de competidores serios. Las escuelas se financian mediante contribuciones generales que afectan a las clases menos pudientes más de lo que se sugiere.
Si bien los niños que no asisten a las escuelas son política y económicamente los más despojados, también son los que sufren menor daño psicológico. Los niños pobres que asisten a la escuela aprenden que visten pobremente y que la escuela no es para ellos y muchos las abandonan antes de dos años. Muchas comunidades hindúes prefieren no enviar a sus hijos a las escuelas porque saben que eso supone abandonar su hogar, sus trajes tradicionales, sus costumbres tradicionales por lo perteneciente al gran pueblo a la lejana ciudad. Mientras que el niño que no ha ido a la escuela acepta fácilmente su inferioridad, el que ha ido a la escuela aprende lo único que le diferencia de los hijos de las clases priviligiadas es la influencia y el dinero y que si no prospera es porque carece de éstos, por lo que no es capaz de aceptar que le esten vetados mejores trabajos.
Los que triunfan en el sistema escolar son un grupo muy minoritario. Sobrevivir a la escuela demanda conformismo, por lo que se moldea a los estudiantes para que se adapten a los criterios de supervivencia, no reducidos al status económico y a la influencia, sino a la capacidad de ser más listo que el sistema educativo. La mayoría de los niños aprende a cumplir los reglamentos que las escuelas son capaces de plantear y a infringir aquellos que no pueden ser coactados, pero otros son capaces de encontrar una diferente manera de aprovecharse de ellas. Los que rechazan las reglas sistemáticamente se convierten en desertores, las que las aceptan en consumidores y productores y los que aprenden a ser más listos que el juego en explotadores de la sociedad.
La escuela se ha convertido en la iglesia universal de la sociedad industrial transmitiendo su ideología, moldeando el espíritu de los niños para que la acepten y otorgando un status económico segun el grado de aceptación de esa ideología.
QUE SON Y QUE HACEN LAS ESCUELAS
Con sus diferentes características y tipos, las escuelas cumplen cuatro funciones: de custodia, la educativa, doctrinaria y de selección del papel social. La suma de estas funciones hace a la escolarización cara, sus conflictos la hacen ineficaz y su combinación la hace una institución total internacional y de control social muy eficaz.
En actualidad, ejercen una custodia de los niños tan absoluta que no se puede recordar como se hacía antes y cuyo resultado que se produce un traslado del niño de la casa a la escuela. Mientras que las madres que sienten necesidad de dejar a sus hijos en custodia son las que ya se han librado de la tarea de cocinar, mundialmente, la mayoría de los niños de viviendas tribales y pobres se las arregla para vivir sin ningún cuidado especial.
La función de custodia es la que ocupa mayor tiempo en la escuela, seguida del control de la conducta y de la rutina administrativa, dejando, según estudios de Anthony Laura, sólo un 20% de tiempo para la labor docente; de hecho, decía John Guarner que todo lo que se enseña a un graduado de secundaria en doce años se puede aprender fácilmente en dos y con un poco de esfuerzo en uno.
En cuanto los niños crecen, el cuidado se vuelve más caro y más costoso: los niños pasan más horas en la escuela y el sueldo de sus profesores se vuelve más alto. Esto contrasta con las sociedades donde no hay escuela, donde los niños, cuando crecen, contribuyen más a la comunidad y suponen menos gasto.
La escuela es una institución total, es decir, controla completamente la vida de sus internados; aunque esta definición puede ser demasiado física, pues también tiene un efecto serio en la vida de aquellos. Las escuelas son las instituciones con mayor importancia en la vida del hombre moderno y juegan un papel fundamental en la transmisión de costumbres y preferencias de una generación a la siguiente, pues se ha descubierto que instituciones totales como asilos y cárceles ayudan a crear el comportamiento que desean corregir.
La segunda función, aún más reñida con la función educativa que la de custodia es la selección del papel social, que juega mayor importancia en la secundaria y el ciclo universitario, que es cuando se elige tal o cual profesión. La elección de empleos a nivel escolar es por lo general pródiga y desastrosa. La prodigalidad se debe parcialmente al gran número de decepciones tanto en las escuelas profesionales como cuando ya se ha entrado en una profesión –y en ambos casos cuando se ha realizado una gran inversión--, lo que podría haberse evitado y si los desertores hubiesen empezado como practicantes.
La mayor parte de la elección de empleos no tiene nada que ver con la elección personal sino con la capacidad de supervivencia dentro del sistema escolar. Esto es de gran importancia porque, mientras que antes no se podía ejercer cualquier profesión desde abajo, ahora es de vital importancia los títulos escolares y la edad en la que se abandona la escuela indica “si se pagará a los chicos y a las chicas por sus cuerpos, sus manos o sus cerebros” –cita textual. En la edad de abandono de los estudios juega un papel vital el status económico. Tanto las jerarquías locales y estatales son producto de la lotería universitaria y admisión a Harvard garantiza el acceso a los grupos que controlarán las principales jerarquías estadounidenses. De esta forma, la escuela se ha convertido en el mecanismo de transmitir valores en todas las partes del mundo reemplazando a la familia, las instituciones religiosas y la propiedad privada.
Los países comunistas han abolido la propiedad privada, intentado abolir la religión organizada y debilitado el papel de la familia, sin embargo, sus escuelas ocupan una función de distribución de empleo de la misma manera que los países capitalistas.
La función doctrinaria se encarga de que los niños aprendan el valor de la niñez, de ser enseñado –no de aprender por cuenta propia-- a luchar por los premios. Antes de entrar en la escuela, los niños aprenden a usar sus cuerpos, a usar el lenguaje, depender de sí mismos y han sido recompensados por ese aprendizaje.
Cuando llegan a la escuela esos valores se invierten: es bueno que el aprendizaje dependa de otros, lo que se enseña vale la pena y si hay algo importante debe de haber quien lo enseñe. Aprenden los valores de la escuela y, por lo tanto, a llevarse bien con el sistema.
Aquellos aspectos del currículum dominantes en escuelas de todo el mundo llevan otros valores implícitos. Entre estos se encuentra la importancia que se le da a los lenguajes dominantes tanto normativos como técnicos, como a la prioridad del castellano sobre las lenguas indígenas en la América Hispana o la prioridad del ruso sobre las lenguas vernáculas en la Unión Soviética. Esto supone la aceptación del mundo tal y como es sin tener en cuenta el pasado o un futuro deseable.
La función pedagógica sólo se puede realizar con los recursos restantes que dejan las demás funciones. A medida que la escuela va creciendo y absorbiendo recursos, tienen lugar experiencias educativas que ocurren a pesar de ella, no por ella. Los principales argumentos de las escuelas son el aprendizaje de ciertas habilidades como la lectura y las matemáticas. Sin embargo, la alfabetización siempre va por delante de la escolarización porque los niños que aprenden a leer son hijos de padres alfabetizados y lo mismo sucede con los padres analfabetos, aunque ellos vayan a la escuela. Desde luego que en las sociedades con escolarización universal la mayoría de los niños aprenden a leer, pero son muy pocos los que aprenden a leer bien y con facilidad y los que lo hacen lo hacen por puro deleite, lo que demuestra que la adquisición de esa habilidad es fruto de la práctica.
De igual manera, los analfabetos que tienen contacto con una cultura monetaria aprenden a sumar, restar, multiplicar y dividir, mientras que en una sociedad escolarizada es raro que se aprenda más que eso.
La calidad de la enseñanza depende muy a menudo de la calidad de los documentos públicos; sin embargo as escuelas comenten un gran error: dan más importancia al maestro, en vez de a la asignatura. Las enseñan asignaturas sin los instrumentos necesarios o los decentes no conocen las asignaturas que enseñan; por ejemplo, se enseña música sin instrumentos o sin músicos, inglés sin personas que hablen inglés, sin nada que decir que no se hable en la lengua materna, o sin nadie con quien hablar inglés…
El currículum de las escuelas busca enseñar mucho más de lo que muestra, en concreto busca propagar mitos sociales. Los mitos sociales no son necesariamente falsos, sino que son verdaderos durante una edad dorada y busca mantener la cohesión de una sociedad. Hoy los mitos son la igualdad de oportunidades, el progreso, la libertad y la eficacia.
El mito de la igualdad de oportunidades dice que el adelanto de cualquier individuo depende de sus cualidades personales. La realidad es que las escuelas y los oficios son jerarquías piramidales y cualquier adelanto ocurre a expensas de otros. Sólo se puede llegar a la cima apoyándose en las cabezas de millones de personas y el dinero, aunque no lo es todo, ayuda. El autor lo llama “lotería social amañada”. Cuantos más dólares tiene el padre, mayores posibilidades tiene el hijo.
El mito de la libertad dice que todos tenemos derechos inalienables como libertad de expresión, libertad de reunión, derecho a no declarar contra uno mismo…, sin embargo, en los países comunistas los “enemigos del pueblo” no tienen derechos, muchas democracias se han transformado en regímenes militares y en el resto se lleva a cabo una gran persecución contra los opositores del sistema.
El mito del progreso afirma que nuestra situación mejora día a día, sin embargo, la situación climática y el empeoramiento de la desigualdad social son argumentos de peso en contra de este mito.
El mito de la eficacia dice que el hombre ha solucionado todos sus problemas mediante una organización eficaz y que los problemas que quedan por solucionar se solucionarán de la misma manera; sin embargo, el producto nacional bruto es en realidad una medida de ineficacia económica.
FUENTE
La mayoría de los datos de este mensaje están sacados del libro La Escuela ha muerto, alternativas en materia de educación de Everett Reimer, publicado por primera vez en 1961. El libro comienza bien, pero tiene muchas presuposiciones como por qué el divorcio y otras conquistas sociales son beneficiosas para los niños y su educación o en que consiste una educación media; y la ideología liberal se deja notar muy a menudo, encontrando dentro de ella un lenguaje político muy favorable a la izquierda liberal. A la hora de planificar la educación de los niños, el autor no tiene en cuenta a los padres ni a la sociedad tradicional, que presupone en clara inferioridad con respecto a la moderna, a pesar de que en muchos pasajes del libro parece que el autor tiene a aquellos muy en cuenta.
Última edición por Carolus V; 22/08/2016 a las 18:31
Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)
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