Tema: Pérdida de calidad retórica de los personajes públicos

Un especialista lamenta en Pamplona la pérdida de calidad retórica de los personajes públicos

Ángel Lafuente reivindica incluir en el sistema educativo materias sobre retórica para fomentar la libertad de pensamiento

Ángel Lafuente, presidente del Instituto de Técnicas Verbales, alertó de la pérdida de calidad retórica entre los personajes públicos con motivo del curso que impartió en la Universidad de Navarra bajo el título ' Cómo hablar siempre con eficacia' . «En general, las personas que más hablan ante el pueblo no lo hacen adecuadamente», apuntó el especialista.

[El principal error consiste, en su opinión, en «la inseguridad personal, que provoca el terror escénico». «La meta no debe ser neutralizarlo, sino alcanzar el ' placer escénico' incluso ante un público difícil: no por vanidad, sino por el goce de la libertad personal. El segundo problema es que no conocen las normas de la comunicación eficaz», dijo.

Junto con este factor, el especialista hizo hincapié en que la clase política «no debe entretener a la gente y robarle el tiempo, sino entregarle riqueza». «Por eso hay que preparar el discurso; incidir en ideas que generen positividad, futuro y sentido de la solidaridad, del bien, de la justicia y del sacrificio», opinó.
En ese sentido, el experto en Oratoria Moderna animó a que se incluyan en el sistema educativo asignaturas relacionadas con estas cuestiones. «El habla es una función principal para toda vida humana y para cualquier actividad profesional, pero nadie nos enseña cómo desarrollarla correctamente. El que domina la palabra, aventaja a los demás», señaló Lafuente.

Máxima seguridad personal: clave de la eficacia
«Desde pequeños escuchamos mensajes que están sacralizados en el refranero español -puntualizó-, como ' el orador nace, no se hace' , ' en boca cerrada no entran moscas' , ' el que tiene boca se equivoca' , o ' el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras' . Con ellos, los poderes pretenden cerrar la boca al pueblo; manifiestan un tremendo miedo a la libertad de pensamiento, de la que deriva la libertad de palabra». Ángel Lafuente mencionó las siete reglas del buen orador: nunca la palabra antes que el pensamiento; no interrumpir la frase propia; frases breves; mirada interpelante; gesto libre; silencios; y velocidad posible para el emisor y adecuada a los oyentes y al tema que se trata. «No obstante -recalcó-, con el dominio de la palabra hablada nos quedamos cortos. Para comunicar con eficacia hay que llegar a la máxima seguridad personal, mediante el reconocimiento de la dignidad y de la irrepetibilidad de cada uno».

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