Quien siembra vientos… : nuevo corte de mangas de Washington a Zapatero
@Federico Quevedo - 23/10/2008
Al final será el G-20 y no estará España. El próximo día 15 de noviembre se reunirán en Washington las principales economías del mundo para, según dicen los más osados, reinventar el capitalismo, y España no está invitada a la fiesta que se celebra sobre los restos del edificio del Fondo Monetario Internacional hundido para siempre tras los sucesivos terremotos del último año y, sobre todo, de las últimas semanas, y los que todavía vendrán en el futuro. El FMI es el hijo bastardo de Bretton Woods y aunque fue Dexter White quien se llevara el gato al agua en aquella reunión de 44 naciones frente a las propuestas del socialdemócrata Keynes, al final el Fondo acabó devorado por las ansias intervencionistas de los estados y terminó participando activamente de la fiesta controladora. Pues bien, lo que quería Rodríguez de la mano de Gordon Brown era convertir la reunión de noviembre en un nuevo Bretton Woods que dé carta de naturaleza al intervencionismo y al estatismo más radical.
Pero no va. No va porque España no forma parte ni del G-20, ni del G-8, ni de ningún G que se precie. No porque no sea una economía importante, que lo es aunque cada vez menos, sino porque somos un país que ha pasado de tener una cierta presencia en el escenario de las decisiones internacionales a ser un país al que casi todo el mundo mira de reojo y se pregunta eso de que “¿estos de que van?”. Rodríguez, y ya lo siento, ha actuado en todo momento como un perfecto pardillo, como un paleto de pueblo que se cree que porque tiene coche oficial y le saludan por la calle ya es alguien en el mundo. Y no es más que un soplagaitas, para desgracia de este país. Lo que nos pasa ahora es que estamos recogiendo los frutos –los llevamos recogiendo más de cuatro años- que sembró este personaje cuando decidió permanecer sentado al paso de la bandera de EEUU en aquel famoso desfile del 12 de octubre de 2003, cuando retiró las tropas de Iraq sin ninguna clase de negociación con los americanos o cuando unos meses después, en Tunez, invitó al resto de los aliados a dejar solos en Iraq a los soldados de la primera potencia del mundo. Si a eso añadimos una política exterior complaciente con los principales enemigos de EEUU –Irán, Cuba, Venezuela…-, no cabe imaginarse nada distinto a que la diplomacia americana nos haya tachado de todas sus listas de amigos inseparables. Es posible que Obama, si gana las elecciones, nos de algún respiro, pero no se ilusionen: nunca volveremos a ser eso que la diplomacia llama un aliado fiable.
Los del pensamiento único se defenderán diciendo que es lógico que España no esté presente porque no forma parte del grupo, pero que se van a tener muy en cuenta sus propuestas. Ya. El que no se consuela es porque no quiere, ¿verdad? Miren, a la última reunión del eurogrupo acudió Brown cuyo país, Gran Bretaña, no forma parte del mismo porque no pertenece al euro, pero se le invitó porque, en las actuales circunstancias, la opinión de Londres cuenta mucho. Es decir que, si se hubiera querido, se hubiera invitado a España, aunque solo fuera como observador. Pero cuando un presidente como el nuestro actúa desde la más absoluta irresponsabilidad, con declaraciones propias de tertulia de taberna como cuando dijo que a Sarkozy y a Berlusconi les corroía la envidia con respecto a España, no puede esperar de los líderes europeos otra cosa que declaraciones bienintencionadas y cargadas de sarcasmo como cuando el presidente francés afirmaba el martes por la tarde que España había “progresado mucho este año” como si se trata de un alumno de sexto de primaria –“su hijo progresa adecuadamente, señora”-.
Yo no me alegro por España, ni por los ciudadanos de este país, porque es francamente vergonzante tener un presidente como este que se cree el primo de Zumosol cuando asegura que él va a acudir a sacar a Estados Unidos de la crisis. Pero me alegro de que no vaya, porque seguramente si lo hiciera nos haría pasar una vergüenza aún mayor. ¿Se lo imaginan diciéndole a Bush “hola que tal, chiquitin, quieres que te de unos consejitos”? Rodríguez defendiendo Bretton Woods y la alternativa socialdemócrata a la crisis podría ser descacharrante si no fuera porque estamos hablando de un asunto muy serio. Tan serio, señores míos, que lo último que quieren los principales líderes del mundo es que nadie vaya allí a hacer de bufón de la corte, de despistado Mr. Bean que acabe metiéndoles a todos en un nuevo lío como el de Bretton Woods, de nefastas consecuencias para la economía mundial como se ha demostrado, precisamente, en esta crisis.
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