La izquierda noruega consigue una ajustada victoria a mitad del escrutinio
Si los sondeos ya auguraban un empate técnico entre las dos coaliciones de partidos políticos, el recuento de votos tras la jornada electoral de ayer se convirtió en un incesante baile de sube y baja de colores políticos, sin que, al cierre de esta edición quedara claro qué grupo de partidos obtendría la mayoría. Los primeros resultados apuntaban a una ajustada mayoría de la llamada coalición «roja», formada por los partidos de izquierdas, pero la cifras cambiaban según avanzaba el escrutino y, el mismo margen a favor lo tenía la coalción «azul» de los partidos «burgueses».
Con el 50 por ciento de los votos escrutados, los socialdemócratas, junto con los socialistas de la izquierdas y los centristas consiguían 83 escaños de los 169 que componen el «Storting» (Parlamento noruego). Por tanto, el pequeño partido «Rød Valgalliance» (Alianza Electoral Roja) se colocaba en una posición clave porque, con su dos escaños, que no son seguros, los «rojos» llegarían a la cifra mágica de 85 escaños que se necesitan para tener la ansiada mayoría.
Subida de la ultraderecha
En en el otro bando, en el de la derecha o los «azules», el Partido del Progreso, la ultraderecha de las derechas, junto con los conservadores, los democristianos y los liberales obtendrían 84 escaños. Lo único que anoche estaba claro era el fuerte remonte de los sociademócratas que lidera Jens Stoltenberg, porque de momento parece que va a conseguir 53 escaños, 10 más que en los últimos comicios del 2001. Los socialistas, sin embargo, perderían 5 y se quedarían en 18 escaños, mientras los centristas suman dos más y se apuntan 12. Respecto al pequeño partido de la Alianza Electoral Roja parece que pasaría de 0 a 2 escaños, aunque sólo si consigue superar el 2 por ciento mínimo de lo votos. Y si los socialdemócratas se perfilan como los virtuales ganadores de estos comicios, también los ultraderechistas del Partido del Progreso están que no caben de gozo porque, con casi 37 escaños, se convierten en la segunda fuerza.
El suspense continuará hasta que se haya contado el último voto y después más. Y es que las posibles constelaciones de partidos que puedan llegar a formar un Gobierno dependerán ahora de alianzas y pactos según sus resultados.
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