Con una participación inferior al 40 por ciento, que impediría ratificar la Constitución europea, el centroderechista Partido de la Ley y la Justicia (PiS), con 151 escaños, y los liberales de la Plataforma Cívica (PO), con 123, gobernarán en coalición



Polonia vivió este domingo unas elecciones legislativas en las que el conservador y centroderechista Partido de la Ley y la Justicia (PiS) fue la fuerza más votada, con 152 escaños y aproximadamente un 27 por ciento de apoyo, según los datos provisionales (60 por ciento del escrutinio) de que disponía ForumLibertas.com en el momento de cerrar esta edición. Para formar mayoría en el Parlamento del país, que tiene 460 diputados, el PiS pactará un Gobierno de coalición con el segundo partido, la liberal Plataforma Cívica, que obtiene 133 asientos y relega al cuarto lugar a la formación ex comunista y socialdemócrata Alianza Democrática de la Izquierda (SLD), en el poder durante los últimos 4 años. La SLD se queda con 56 escaños y un 11 por ciento de sufragios, muy lejos de los 210 que había logrado en 2001, y es superada incluso por otra fuerza, el Partido de la Autodefensa (Samoobrona), una agrupación que buscaba el voto de sectores sociales descontentos con el actual sistema político. Ha conseguido 57 asientos en la cámara y también aproximadamente un 11 por ciento. El quinto grupo representado es la Liga de las Familias Polacas, que estaría en torno a los 34 diputados y más de un 8 por ciento de votos.



Estos comicios, para los que estaban convocados 30 millones de polacos, han estado marcados también por la baja participación, por debajo del 40 por ciento según las últimas informaciones que se conocían este lunes. Una afluencia tan baja, según la legislación del país, invalidaría el referéndum sobre la Constitución europea, cuya convocatoria, inicialmente prevista para el 9 de octubre coincidiendo con la primera vuelta de las presidenciales, probablemente se retrasará. En Polonia, para que una consulta sea vinculante, se exige la participación mínima de la mitad más uno de los ciudadanos con derecho a voto, requisito que no se ha cumplido ni ahora ni en las elecciones europeas de junio de 2004, en las que sólo votó el 20,4 por ciento, la cifra más baja de toda la Unión Europea por países.



En cualquier caso, la jornada electoral del domingo, la primera celebrada en Polonia desde que el país ingresó en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004, abre las puertas a un nuevo cambio político y mantiene la tendencia de alternancias constantes en los sucesivos comicios legislativos celebrados en este país desde la transición democrática a principios de los años 90. Curiosamente, ninguna fuerza política ganadora ha conseguido mantenerse en el poder en la siguiente cita con las urnas. Ahora, los analistas atribuyen el resultado sobre todo a los sucesivos casos de corrupción que han afectado a la hasta ahora gubernamental Alianza de la Izquierda y, particularmente en varios momentos, a su líder y primer ministro, Vlodzimierz Cimoszewicz. Además, la emergencia de un voto joven, de gente que no vivió la transición y mayoritariamente decantada hacia el centroderecha.



Esta nueva alternancia servirá para reforzar los lazos de Polonia tanto con Europa como con Estados Unidos. El nuevo Ejecutivo mantendrá su apuesta por la Unión Europea, aunque con un perfil más pro polaco, lo que tensará todavía más las relaciones con Rusia y Bielorrusia. Sin embargo, en política exterior, sus predecesores de izquierda habían mantenido una línea de continuidad en los asuntos básicos de la política exterior, especialmente en la potenciación de las buenas relaciones con Washington, línea que se mantendrá e incluso se afianzará. Otro de los objetivos en el ámbito continental, para el nuevo Gobierno, será debilitar el eje francoalemán y anular definitivamente cualquier mínima concesión al vecino germano en cuestiones fronterizas. Sobre esto precisamente, existía en Polonia un cierto temor a la llegada de la democristiana Angela Merkel al poder, ya que se la acusa de no haber sido tan clara, en esta cuestión, como lo fueron Helmut Kohl en su momento o ahora Gerhard Schröder. Se comenta, en esta línea, que podría haberse producido un ‘efecto Schröder’ que, sin embargo, habría favorecido al centroderecha.



En definitiva, el ciclo electoral que acaba de iniciar Polonia acabará previsiblemente con la etapa de Gobierno de izquierdas. Para el 9 de octubre, está convocada la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que previsiblemente ganará, según pronostican todas las encuestas, el aspirante de centroderecha, Lech Kaczynski, curiosamente hermano gemelo del ganador de estas legislativas (ambos habían sido dirigentes de Solidarnosc). Si logra superar el 50 por ciento de sufragios, no sería necesaria una segunda vuelta, que se celebraría el 23 de octubre si fuera necesario.



Los partidos representados



El Partido de la Ley y la Justicia (PiS) es una formación de perfil conservador y de centroderecha, partidaria del Estado del bienestar y con un discurso claramente pro polaco de reafirmación frente a lo que considera constantes desafíos de Rusia y Bielorrusia. Junto con la Plataforma Cívica (PO), se uno de los herederos del sindicato Solidarnosc (Solidaridad) y menos partidario de políticas liberales estrictas. No es confesional, pero mantiene una inspiración cristiana. Su líder, Jaroslaw Kaczynski, es católico. La probabilidad de que su hermano gemelo, Lech Kaczynski, sea elegido presidente el próximo 9 de octubre (o el 23 si hay segunda vuelta) ha hecho que, pese a ser el ganador, el pacto con la Plataforma Cívica pase por una cesión de la Jefatura del Gobierno al candidato de esta formación, Jan Rokita.



La Plataforma Cívica (PO) es un partido liberal, también heredero del sindicato Solidarnosc (Solidaridad) fundado por Lech Walesa. Sus principales discrepancias con el que será su socio de Gobierno son de carácter económico, especialmente en cuestiones de impuestos, ya que defienden que se fije un tipo único para el IRPF y el IVA.



La Alianza Democrática de la Izquierda (SLD) es un partido socialdemócrata formado básicamente por los ex comunistas. En las elecciones que ha ganado desde la transición, ha recogido la decepción de muchos sectores sociales por las reformas impulsadas por los gobiernos de centroderecha.



El Partido de la Autodefensa (Samoodrona) recoge planteamientos para captar el voto de ciudadanos descontentos. Su líder, Andrej Lepper, saltó a la fama en los años 90 cuando cortaba carreteras para pedir más subsidios al campo y ayudas a los granjeros endeudados con los bancos.



El Partido de las Familias es el único que se declara abiertamente de inspiración cristianas. Sus propuestas son consideradas de derechas y radicales. Se opuso en su momento a la adhesión de Polonia a la Unión Europea, y es contraria a la globalización de las instituciones internacionales.