Europa perdió el tren de Rusia
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“Hay todavía una ventaja del Este que no suele tenerse en cuenta, pero que me parece muy importante: el Este no sufrió la corrupción protestante, de suerte que, bajo la lava marxista que hoy lo domina y le da carácter, se esconde todavía un cristianismo, aunque pueda ser cismático, menos contaminado que el del Oeste, corrompido por la Reforma protestante. Si algún día esa lava marxista pudiera ser eliminada, quizá sería del Este de donde otra vez habría que esperar la luz: Ex Oriente lux! Y bajo el quizá mito de Moscovia como la "tercera Roma" no sabemos si no late todavía una verdad misteriosa que el futuro nos pueda desvelar. Pero el futuro sólo es de Dios, y los hombres no podemos predecirlo sin una gracia especial para ello."
Así hablaba Álvaro D´Ors en La violencia y el orden.
Tras la descomposición de la terrible Unión Soviética, se podría haber intentado colaborar con Rusia para su regeneración. Empero, nuestro mundo liberal primero entregó medio mundo al comunismo para luego intentar el bestial saqueo de la nueva Rusia capitalista.
El acercamiento a Rusia no sólo conviene por su potencial energético. Rusia, guste más o menos, es como nuestro hinterland frente a las constantes embestidas de mongoles y turcos.
Creo que Álvaro D´Ors tenía razón en su apreciación sobre el cristianismo ruso. Por historia, por cultura, y por cómo funciona este energúmeno mundo globalizado, cooperar con una Rusia sedienta de justicia que rescató su bandera y su escudo al final del siglo XX hubiera sido lo más lógico y justo. En cambio, ahí tenemos a la Unión Europea regocijada para que entre Turquía con el vigilante aplauso gringo.
En verdad Rusia no tiene por qué fiarse de un “Occidente” que ayudó a tiranizarla y luego ha querido saquearla. La guerra del Cáucaso (Que ni aplaudo ni justifico) ha demostrado que Rusia es un oso herido pero que pega zarpazos fuertes. Y que nuestro mundo acuse a Rusia de brutalidad es de un fariseísmo sangrante. Nuestro mundo es el que sólo se atreve con países destrozados sabiendo que pocas defensas pueden presentar, no contra una potencia que, con sus más y sus menos, mantiene un ejército poderoso.
Rusia es un país con unos problemas tremendos. Ha pasado del comunismo al consumismo, de la atrocidad totalitaria al dinero como sea. En el Cáucaso advirtió a los yanquis que hasta ahí llegaron (Por mucho menos se ha invadido Irak). La desafiante sombra china sobrevuela por una vasta y poco poblada frontera encumbrada en Siberia. Las mafiosas oligarquías están reventando a un pueblo hambriento y humillado que se ha llevado las peores desgracias revolucionarias. ¿Y ahora queremos que sean sumisos burgueses? Parece ser que el mundo es más complejo.
Europa, una Europa que no es presente ni futuro y desprecia su pasado, ha perdido muchos trenes. Y acaso el último tren pasaba por Moscú. A lo mejor ese tren viene algún día arrollando, mientras temblamos por cobardía, desidia y ceguera.
Marquês de AlmedinaEtiquetas: Álvaro D'ors, Europa, Rusia, Unión Soviética
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