Realmente ¡IMPRESIONANTE![/QUOTE]
Espero que no esté repetido este tema, pero dejo esta noticia que me impactó:
"Lunes 25 de julio de 2011
La Santa Sede suspende relaciones diplomáticas con Irlanda tras pedir dos ministros (uno judío y la otra feminista pro-abortista) la violación del secreto de confesión por ley y hasta 5 años de cárcel para los sacerdotes que se nieguen a ello
El pasado 14 de julio, el Primer Ministro irlandés, Enda Kenny, del Partido Demócrata Cristiano "Fine Gael" (Familia de los Irlandeses), prometió introducir una nueva ley que llevaría a prisión a los sacerdotes hasta por cinco años si no denuncian ante las autoridades civiles los abusos sexuales revelados en el sacramento de la Confesión.De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Alan Joseph Shatter (Ministro del Interior irlandés); Enda Kenny (Primer Ministro irlandés); Frances Fitzgerald (Ministra de Asuntos de la Infancia y la Juventud irlandesa); S. E. R. el Arzobispo Giuseppe Leanza (Nuncio de la Santa Sede en Irlanda); y Massimo Introvigne (responsable de la OSCE para la lucha contra la discriminación de los cristianos).
Esto ocurría después de que dos miembros del gobierno, el Ministro del Interior, Alan Joseph Shatter, y la Ministra de Asuntos de la Infancia y la Juventud (Minister for Children and Youth Affairs), Frances Fitzgerald, propusieran una ley que establecería la obligación de denunciar los casos de abusos sexuales a menores, y que obligaría a los sacerdotes católicos a violar el secreto de confesión en el caso de que el penitente revelase la comisión de un acto de este tipo. Así, los sacerdotes católicos Se enfrentarían hasta a cinco años de prisión si no violan el secreto de confesión en los casos de abuso sexual.
Se da la circunstancia de que uno de los mencionados ministros, concretamente el Ministro del Interior, Alan Joseph Shatter, es judío (pese a pertenecer al Partido Demócrata Cristiano), y no tiene problema alguno ni en atacar al Vaticano, ni al Papa, ni en pedir cárcel para los sacerdotes católicos. El otro Ministro que ha hecho la propuesta, la Sra. Frances Fitzgerald, es una conocida feminista que pretende la liberalización del aborto en Irlanda.
El P. Paul Hayward, editor de publicaciones de la Sociedad de Derecho Canónico de Gran Bretaña e Irlanda, afirmó el pasado 15 de julio que "necesitamos más claridad sobre lo que exactamente se proponen hacer, pero, con certeza, ningún sacerdote que valore su sacerdocio rompería el secreto de confesión. Esto podría convertir en mártires a muchos sacerdotes irlandeses".
Esta propuesta de ley contradice el Derecho Canónico, que establece la inviolabilidad del secreto sacramental y prohíbe a los confesores traicionar en modo alguno a los penitentes e incluso sanciona con la excomunión "latae sententiae" (automática) a quien lo infrinja.
Pese a la propuesta del gobierno irlandés, el responsable de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) para la lucha contra la discriminación de los cristianos, el italiano Massimo Introvigne, ha frenado el primer intento de prohibir en Europa el secreto de confesión. "Es justo pedir más severidad, pero el secreto de confesión no se toca", afirmó el pasado jueves en Viena.
Esto es lo que el Sr. Introvigne ha dicho sobre este tema:
La Santa Sede, por su parte, ha llamado a consultas al Nuncio (embajador) en Irlanda, el Arzobispo Giuseppe Leanza, tras las manifestaciones del primer ministro irlandés, Enda Kenny, que ha acusado al Vaticano de haber alentado a los obispos de ese país a no denunciar los casos de pederastia. Esto supone la eventual ruptura de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Irlanda, al ser la máxima protesta que diplomáticamente un Estado puede hacer contra otro (aparte de cerrar la embajada en dicho país)."Se comprenden las razones de Irlanda, un país que se enorgullece de sus más de mil años de amistad con la Santa Sede y que está turbado por lo que el mismo Papa definió, en su carta de 2010 a los católicos irlandeses, como 'actos pecaminosos y criminales' ".
Sin embargo, la solución pasa por no romper el diálogo: "Un diálogo diplomático que debe al mismo tiempo ayudar a evitar remedios -como los ataques al secreto de confesión- peores que los males que quisieran curar".
"Ni siquiera los peores gobiernos totalitarios han osado nunca atacar el secreto de confesión; incluso, en una época en que el anticatolicismo protestante influenciaba fuertemente la vida política de Estados Unidos, el Tribunal Supremo de Washington declaró muchas veces que violar el secreto del confesionario católico habría destruido la noción misma de libertad religiosa".
"Como algunos sacerdotes irlandeses han declarado ya, si verdaderamente esta ley se aprobase, y son interrogados sobre el contenido de las confesiones, no les quedará más que callar e ir a prisión, pues para la Iglesia el secreto de confesión es una obligación gravísima e irrenunciable".
Además, Massimo Introvigne auguró que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos constatará en ese caso "la evidente violación de la libertad religiosa", y que "pasada la emoción de estos días, el Parlamento irlandés no tomará siquiera en consideración la aprobación de la ley".
Radio Vaticano ha informado hoy de que "tras la publicación el pasado 13 de julio del informe de la Comisión de Investigación del Gobierno irlandés sobre las acusaciones de abusos de menores por parte del clero de la diócesis de Cloyne y las reacciones que se han producido, la Secretaría de Estado ha llamado a consultas al Nuncio en Irlanda, el Arzobispo Giuseppe Leanza". La emisora de la Santa Sede ha dicho que el pasado miércoles día 20 de julio, durante un debate parlamentario, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, acusó al Vaticano de haber alentado a los obispos a no denunciar los abusos a las autoridades oficiales.
El Vaticano no ha precisado más sobre la llamada a consultas del Nuncio. El portavoz vaticano, P. Federico Lombardi, ya dijo que la Santa Sede respondería "oportunamente" a la petición del Gobierno irlandés y exigía objetividad e imparcialidad en dicho debate para contribuir "al objetivo que debe prevalecer: la salvaguardia de los niños y de los jóvenes".
Publicado por CATHOLICVS a las 19:45 "
Fuente: Catholicvs.
Realmente ¡IMPRESIONANTE!
Última edición por Nicus; 16/08/2011 a las 08:56 Razón: Puse la fuente
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
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"Solo Dios sabe hacer de los venenos remedio".
Francisco de Quevedo
Esto además de ser una intromisión arbitraria, indebida, y absurda a una disposición netamente religiosa, no aportaría ninguna solución al tema, porque la primera consecuencia de la ley sería que nadie se confiese!!!
Además el sacerdote -si el fiel no tiene arrepentimiento y propósito de enmienda- no debe dar la absolución, etc, etc. Y sin violar el secreto de confección puede ayudar y mucho.
Por otra parte que van a hacer con los abogados defensores?
Esto me suena a algo así como si por evitar las enfermedades se suprimen los hospitales...
Ministros judíos en el partido "demócrata cristiano"...
Ministra "de infancia y juventud" abortista!!!
La desolación de la abominación...
En que ha quedado la Europa Católica...
Son las contradicciones impresionantes de estos últimos tiempos. ¡Ven Señor, Jesús!Ministros judíos en el partido "demócrata cristiano"...
Ministra "de infancia y juventud" abortista!!!
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
EL SECRETO DE CONFESIÓN
Por Marco Tosatti
Hay casos en los que una parte de la confesión puede ser revelada a otros, pero siempre con el permiso del penitente y sin descubrir la identidad del mismoLa confesión es, desde hace siglos, uno de los rasgos característicos de la Iglesia Católica y de alguna de las Iglesias Ortodoxas; los otros credos cristianos la practican de modo muy diferente del modo establecido por Roma. Con el pasar de los siglos ha sido considerada como un instrumento formidable: tanto para la salvación de las almas como para el «control de las conciencias» (según los críticos). Benedicto XVI en uno de sus libros autobiográficos se refiere a ella como un instrumento de justicia social; en su país se arrodillaban todos, pobres y peces gordos, para contarle a la persona que estaba detrás de la rejilla sus malas acciones; y los pobres se consolaban viendo a los que tenían una posición más favorable arrodillándose en el mismo lugar que ellos.En nuestros días la confesión y, sobre todo, el sigilo sacramental que impone el secreto total por parte del sacerdote, están siendo atacados. En Irlanda se quiere hacer una propuesta de ley que obligue a los sacerdotes a que rompan el secreto de confesión si alguien confiesa un delito de pedofilia. En Australia, el gobierno federal fue invitado a seguir el ejemplo de la isla que se encuentra al otro lado del mundo, para obligar a los sacerdotes a denunciar a los que confiesen un pecado sexual contra menores. La iniciativa parte del senador independiente Nick Xenophon. «No hay dudas sobre lo que hay que hacer cuando nos toca elegir entre la inocencia de un niño o la preservación de una práctica religiosa», ha declarado. «¿Por qué habría que absolver de sus pecados a una persona, incluso cuando se trata de abusos sexuales contra niños, con una palmadita en la espalda?» Naturalmente la posición del Vaticano es completamente diferente. El artículo 983 del Código de Derecho Canónico advierte que el sigilo sacramental es inviolable; por lo tanto está terminantemente prohibido que el confesor denuncie al penitente, ni siquiera en parte, por ningún motivo. La violación no está permitida tampoco en caso de amenaza de muerte al confesor u otras personas. Para proteger el secreto algunos moralistas, como Tomás Sánchez (1550-1610), consideran moralmente legítima también la reserva mental, una forma de engaño en la que no es necesaria la pronunciación explícita de una falsedad. «El confesor que viola directamente el sigilo sacramental, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; quien lo viola sólo indirectamente, ha de ser castigado en proporción con la gravedad del delito; si violan el secreto, deben ser castigados con una pena justa, sin excluir la excomunión» (“Código de Derecho Canónico”, 1388, §1,2). Esto implica que se le prohibirá celebrar el sacramento y además un largo periodo de penitencia, por ejemplo en un monasterio.
¿Y si el penitente se presenta a confesar su responsabilidad en un acto criminal? En este caso la experiencia enseña que el sacerdote pueda ponerle como condición indispensable para la absolución que se presente ante las autoridades para autodenunciarse. Pero no puede hacer otra cosa, y sobre todo no puede informar personalmente a las autoridades, ni siquiera indirectamente.
Hay casos en los que una parte de la confesión puede ser revelada a otros, pero siempre con el permiso del penitente y sin descubrir la identidad del mismo. Esto sucede, por ejemplo, con algunos pecados que no pueden ser perdonados sin la autorización del Obispo o del Papa. En dichos casos, el confesor pide al penitente la autorización para escribir una solicitud al Obispo o a la Penitenciaría Apostólica (un cardenal delegado por el Papa para estos asuntos), utilizando seudónimos y comunicando sólo los detalles indispensables. La solicitud es sigilada y enviada a la Penitenciaría por medio del Nuncio Apostólico (el embajador del Papa en el país en cuestión); así la transferencia se sirve de la protección que se asegura a la correspondencia diplomática.
Por lo tanto no hay que sorprenderse si la respuesta a las propuestas irlandesa y australiana es seca y clara. Graham Greene en su libro “El poder y la gloria” traza el perfil de un sacerdote indigno, el “sacerdote esponja” en el México de las persecuciones anticatólicas, que conscientemente se arriesga a caer en una trampa que lo conducirá a la muerte por ir a confesar a un moribundo. Ficción, cierto, pero como todos los mitos, si no ha sucedido nunca, es algo que sucede siempre. El secretario de la Conferencia Episcopal Australiana, el Padre Brian Lucas, ha tratado de manera glacial la propuesta presentada por el senador: «Su proposición no protege a los niños y choca frontalmente con el derecho fundamental de la gente a practicar su religión», ha declarado. «Ningún sacerdote católico traicionaría nunca la confesión. Hay sacerdotes que han preferido morir antes que hacerlo». Monseñor Pierre Pican, obispo de Bayeux, en septiembre de 2001 fue condenado a tres meses de cárcel por no haber denunciado ante la magistratura a un sacerdote de su diócesis, acusado de pedofilia, invocando el secreto profesional. Monseñor Pican le había impuesto después de la revelación un periodo de cura en una institución especializada. Por su defensa del secreto había recibido una carta de felicitación del cardenal Castrillón Hoyos, cumpliendo el mandato de Juan Pablo II.
Pero en realidad, las propuestas irlandesa y australiana, impulsadas por el ímpetu de la emoción, además de representar un precedente extraordinario (ni siquiera en la Francia de la Revolución, que de seguro no fue amable con los sacerdotes católicos, se pensó en un ley parecida) serían simplemente inútiles. Porque no llevarían ni siquiera a una incriminación y harían menos libre al país. Quizás existe la posibilidad de que alguno, responsable de un crimen (y no sólo de pedofilia) pueda ser convencido o empujado por el sacerdote que se encuentra al otro lado de la rejilla a actuar de la forma más justa. Pero seguramente nadie iría a confesar su crimen, si supiera que haciéndolo sería denunciado. Además sería necesario que el confesor conociera el nombre, el apellido y la dirección del penitente. Algo que, en la mayor parte de los casos no sucede. Sin embargo, se han dado casos en los que las palabras pronunciadas por el sacerdote del confesionario han llevado a los criminales al arrepentimiento. Un resultado que seguramente las propuestas de ley, irlandesa o australiana, no podrían alcanzar.
catholic.net
Diario Pregón de la Plata
Es claro, que el interés del "gobierno" irlandés no es atrapar delincuentes, sino atacar a la Iglesia.
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
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