Que Dios os salve el alma y os llene de espíritu, que os enseñe a dar la mano a los camaradas porque el combate se acerca y habrá que agrandar las trincheras para silbar al compañero que viene huyendo de los embistes del enemigo... y habrá que saber aguantar su olor a pólvora y sudor, su sufrimiento y sus lamentos... y tendremos que aprender a tener el CORAZÓN TAN GRANDE como la España que queremos, tan presto al combate como la Europa que anhelamos y tan fijo al Cielo como nos enseñaron nuestros abuelos... Lo demás no lo queremos, lo demás para los emboscados, los perdidos y los débiles de espíritu... lo demás solo se lo deseamos al enemigo...
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