Yo creo, por el contrario, que en el caso de los españoles sí que estamos mejor que los franceses para la restauración de la tradición política católica.
Sin desmerecer ni mucho menos la labor encomiable de oposición de la HSSPX en materia religiosa, sin embargo en materia política tanto la Hermandad como los grupúsculos socio-políticos asociados a ella (como Civitas) pecan de seguir las mismas tácticas tradicionalistas inoperantes heredadas de sus antecesores de la Acción Francesa y la Ciudad Católica. Es decir, son muy buenos en la disfusión doctrinal y en la organización de conferencias, manifestaciones, etc..., pero estas medidas no dejan de ser en definitiva estériles (y, por tanto, permitidas por inofensivas por los altos representantes de la Revolución) para la consecución del objetivo principal: la recuperación del poder político, que es en definitiva lo que verdaderamente importa.
Todo esto lo explicaba mucho mejor Francisco Canals Vidal en el texto de dos artículos que subí en otro hilo AQUÍ y AQUÍ.
Todo lo dicho anterior es consecuencia necesaria de la mayor catástrofe que en materia de oposición política frente a la Revolución puede sufrir un pueblo: la pérdida de la encarnación de la Legitimidad en un miembro de la Familia Real, rompiéndose así no sólo el hilo que unía a los contrarrevolucionarios con sus ancestros contra la Revolución, sino también la unidad de todas las fuerzas contrarrevolucionarias que aquél encarnaba (esta ruptura es la que se produjo definitivamente con la muerte del Conde de Chambord en 1883 en el caso francés).
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