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Tema: Reino de Hungría.

  1. #1
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    Reino de Hungría.

    Reino de Hungría


    image.jpg



    Magyar Királyság
    Königreich Ungarn
    Uhorské kráľovstvo
    Краљевина Угарска
    Kraljevina Ugarska
    Regatul Ungariei
    Regnum Hungariae
    Reino de Hungría


    1000–1804

    image.jpg


    Capital Esztergom
    Székesfehérvár
    Buda
    Visegrád
    Buda
    Pozsony
    Idioma oficial Húngaro
    Gobierno Monarquía

    Período histórico Edad Media
    • Coronación del rey San Esteban I de Hungría 1000
    Población
    • est. 2,000,000 hab/ 1,000,000 después de la peste negra

    El Reino de Hungría (en húngaro: Magyar Királyság, en latín: Regnum Hungariae, en alemán: Königreich Ungarn, en eslovaco: Uhorské kráľovstvo, en croata y serbio: Kraljevina Ugarska o Краљевина Угарска, en rumano: Regatul Ungariei) es el nombre de un reino que existió en la Europa Central desde 1000 hasta 1919, con una pausa de cinco meses durante la cual existió la República Soviética Húngara. Después del derrocamiento del régimen comunista se restauró el Reino de Hungría (1920-1945). Surgió en la actual Hungría occidental y se extendió (en su cénit) por el resto de la actual Hungría, Transilvania (hoy Rumanía), Eslovaquia, Cárpato-Ucrania, Croacia (después Croacia-Slavonia),[1][2][3]Vojvodina (hoy Serbia).


    Introducción


    El término "Reino de Hungría" se usa para referirse a la anteriormente citada duradera configuración multiétnica de territorios con el objeto de marcar una clara distinción con el moderno Estado de Hungría, que es significativamente más pequeño y más homogéneo étnicamente. Antes y durante el siglo XIX, el término húngaro hacía ya referencia a cualquier habitante de ese Estado, independientemente de su etnicidad.


    Los términos en latín "natio Hungarica" y "Hungarus" se referían a todos los nobles del reino. La conciencia de "Hungarus" (lealtad y patriotismo por encima de los orígenes étnicos) se dio entre cualquier habitante de ese Estado, aunque de acuerdo con Tripartitum de Esteban Werbőczy, Natio Hungarica o Hungarus fueron sólo los nobles privilegiados, sujetos de la Santa Corona independientemente de su origen étnico.


    Los magiares tienden a enfatizar la continuidad del Estado húngaro y consideran el Reino de Hungría como una fase de su desarrollo histórico. La idea de continuidad se refleja en los símbolos nacionales y en las vacaciones, así como en la conmemoración oficial del milenio de historia en el año 2000. De acuerdo con su punto de vista, el Reino de Hungría fue en principio un país del pueblo magiar, aunque sin negar la presencia e importancia de otras nacionalidades y mucho menos a discriminarlas de ninguna forma.


    El Reino de Hungría fue junto con el Reino de Inglaterra, el Reino de Francia, el Reino de Polonia, el Sacro Imperio Romano Germánico y el Reino de España una de las potencias europeas durante la Baja Edad Media y parte de la Época Moderna, muchos de ellos ya habiendo desaparecido en la actualidad como regímenes monárquicos.


    El título de Rey de Hungría corresponde en la actualidad al Rey de España, por lo que hoy en día recae en la figura de Juan Carlos I de Borbón.[cita requerida]


    Historia

    Edad Media


    El Reino de Hungría fue fundado en el 1000 por el rey San Esteban I, y tendrá 57 reyes a lo largo de más de un milenio de existencia, resistirá los ataques de tribus bárbaras de Oriente, como los cumanos y pechenegos, siendo repelidos por los reyes Salomón de Hungría, Géza I de Hungría y San Ladislao I de Hungría. Tras la muerte del rey croata en 1091, San Ladislao anexionará los territorios del Reino de Croacia a Hungría, disolviéndolos dentro de las fronteras húngaras.


    El reino húngaro se enfrentará al Imperio bizantino en varias oportunidades, manteniendo guerras como la del rey Géza II de Hungría entre 1148 y 1155, donde luego el emperador Manuel I Comneno conseguirá extender su influencia bajo el reinado de Béla III de Hungría, hijo de Géza II. Posteriormente la debilitación bizantina ante los turcos generará pérdida de interés en Hungría y deberá concentrarse en su propia defensa contra los ejércitos otomanos.


    Entre 1217 y 1221 participará en la Quinta Cruzada bajo el rey Andrés II de Hungría, y en 1241 sufrirá la invasión de los mongoles de Batu Kan, que arrasarán el territorio húngaro. Esto forzará al rey Béla IV a reconstruir el Estado y a crear una línea de defensa de más de 100 castillos a lo largo del reino.


    En 1301 muere Andrés III de Hungría, el último miembro de la Casa de Árpad. Tras un período caótico de transición, en 1307 subió al poder Carlos I Roberto de Hungría de la Casa de Anjou-Sicilia, bisnieto por línea materna de Esteban V de Hungría. El nuevo monarca restableció el debilitado poder real y venció a los caudillos nobles que cada vez tenían más poder sobre Hungría. Tras su largo reinado fue sucedido a su muerte por su hijo mayor Luis I en 1342. Al heredar el trono de su tío el rey polaco, al final de su reinado Luis I se convirtió también en rey de Polonia.


    Desde el reinado de Luis I el Grande los húngaros lucharon contra los turcos otomanos que realizaban incursiones invasivas en Europa. Posteriormente, el rey Segismundo de Hungría llegó a ser soberano de Polonia, Bohemia y del Sacro Imperio Romano Germánico, siendo la figura más importante en Europa de su tiempo, enfrentándose nuevamente a los turcos.


    El Renacimiento




    Bajo el reinado de Matías Corvino (1458-1490), Hungría fue el primer reino en Europa en adoptar el Renacimiento después de Italia, recibiendo un impulso cultural y tecnológico superior al de cualquier otra nación europea en su tiempo. Sin embargo, para 1526, tras la derrota en la Batalla de Mohács, junto con la muerte del rey Luis II de Hungría, el reino cayó en el olvido y la ocupación turca otomana generó una constante situación de guerras y defensas de ciudades y fortalezas en el país hasta 1541 que cayó la capital del reino, Buda.


    El reino húngaro se dividió en tres partes: una controlada por los Habsburgo y el Sacro Imperio, otra como el Vilayato de Buda, dominada por los turcos y una tercera independiente, pero vasalla de los otomanos, conocida como el Principado de Transilvania. Esta situación continuará hasta 1686, cuando los ejércitos cristianos aliados de los europeos liberaron al reino de la ocupación turca y pronto lo reunificaron bajo la figura del emperador germánico como su rey.


    El Principado de Transilvania
    Luego de la derrota sufrida en Mohács en 1526, el conde Juan Szapolyai, voivoda de Transilvania, fue coronado como rey húngaro, y al mismo tiempo el noble Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador germánico, también se hizo coronar monarca de Hungría. Los dos monarcas actuaron como anti-reyes por un tiempo hasta la muerte de Szapolyai, cuando Fernando se hizo con el poder y a partir de ese momento sólo la Casa de Habsburgo ostentaría la corona del reino.


    La región de Transilvania se convertirá con el hijo de Szapolyai, Juan Segismundo Szapolyai, en el Principado Independiente de Transilvania, y a partir de este seguirá irradiando la cultura húngara en medio del caos político-administrativo. Algunos Príncipes de Transilvania llevarán a cabo guerras independentistas contra los Habsburgo, con el objetivo de reunificar el Reino Hungría bajo una figura húngara, pero como vasallos del sultán turco. Las guerras de los Príncipes Esteban Bocskai y Gabriel Bethlen resultaron en un fracaso y el reino continuó prácticamente dividido hasta 1686, cuando los ejércitos germánicos del emperador Leopoldo I de Habsburgo irrumpieron en Hungría y expulsaron a los turcos otomanos. El Principado de Transilvania fue disuelto tal y como había sido creado dentro del reino húngaro, y la figura del Príncipe desapareció.


    Antes de este proceso, los dos últimos Príncipes de Transilvania, Emérico Thököly y Francisco II Rákóczi, hicieron guerras independentistas para obtener la independencia del poder de los Habsburgo, pero todas fracasaron como las de sus predecesores.


    Hungría reunificada




    El reino fue reunificado bajo la figura del monarca germánico y pronto le siguió un proceso de reoccidentalización y germanización por el emperador germánico y rey húngaro. Sus descendientes, la Reina María Teresa I de Austria y su hijo José II de Habsburgo, intensificaron dicho proceso, manteniendo muy cerca de ellos el reino y en muchas ocasiones marginados a los aristócratas húngaros. Tras la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico por Napoleón Bonaparte iniciado el siglo XIX, surgió el Imperio Austríaco con el emperador Francisco I de Austria, quien era al mismo tiempo también rey de Hungría y de Bohemia.


    Edad Moderna


    En 1848 se llevó a cabo una protesta que culminó en una revolución húngara contra la monarquía austriaca. Esta falló igual que las anteriores guerras de independencia, pero lentamente abrió paso para la formación del Imperio austrohúngaro, declarado en 1867, siendo Francisco José I su emperador.


    Edad Contemporánea


    El Reino húngaro participó entonces en la Primera Guerra Mundial y en 1920, tras su derrota, se le aplicó el tratado de Trianon, el cual privó al reino del 70% de su territorio, otorgándoselo a Rumania, Yugoslavia y Checoslovaquia, dejando así a muchos húngaros como minorías en los Estados recientemente formados.


    La debilitación económica en Hungría entre las dos guerras fue canalizada y corregida por el regente Nicolás Horthy, quien condujo al Reino en la Segunda Guerra Mundial al lado de las potencias del Eje. Si bien no era de postura pro-nazi, Horthy se vio forzado a pactar su participación en la guerra y posteriormente a aceptar la ocupación alemana. En 1945, tras resultar victorioso el Sitio de Budapest, Hungría pasó a la esfera de influencia soviética y el Reino fue conformado de inmediato.


    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Reino_de_Hungr%C3%ADa
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  2. #2
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    Re: Reino de Hungría.

    San Esteban y la Hungría católica

    image.jpg

    Oremos para que el Autor de la vida, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ayude a todas las naciones de antigua filiación cristiana a recuperar su identidad histórica tradicional, conscientes de que «los dones y la vocación de Dios son irrevocables» (Rm 11,29): «Dios todopoderoso, te rogamos que tu Iglesia tenga como glorioso intercesor en el cielo a San Esteban de Hungría, que durante su reinado se consagró a propagarla en este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo».




    José María Iraburu


    El 16 de agosto la Iglesia venera en su liturgia a San Esteban de Hungría (n. 969). Él fue el primer rey de Hungría (1000-1038), al unir en un reino la antigua federación de tribus húngaras. Y él dió un impulso decisivo a la cristianización de la nueva nación. Fue San Esteban el primer Rey canonizado como santo sin haber sido mártir. Y tanto en su Casa real como en la aristrocracia de Hungría floreció la santidad: San Emerico (+1031), hijo de San Esteban, Santa Isabel (+1031), Santa Margarita (+1270), Beata Inés (+1283). En la memoria de San Esteban la Liturgia de las Horas transcribe sus «consejos a su hijo».

    «En primer lugar, te ordeno, te aconsejo, te recomiendo, hijo amadísimo, si deseas honrar la corona real, que conserves la fe católica y apostólica con tal diligencia y desvelo que sirvas de ejemplo a todos los súbditos que Dios te ha dado, y que todos los varones eclesiásticos puedan con razón llamarte hombre de auténtica vida cristiana, sin la cual ten por cierto que no mereces el nombre de cristiano o de hijo de la Iglesia. En el palacio real, después de la fe ocupa el segundo lugar la Iglesia, plantada primero por Cristo, nuestra cabeza, transplantada luego y firmemente edificada por sus miembros, los apóstoles y los santos padres, y difundida por todo el orbe. Y, aunque continuamente engendra nuevos hijos, en ciertos lugares ya es considerada como antigua.

    «En nuestro reino, hijo amadísimo, debe considerarse aún joven y reciente, y, por esto, necesita una especial vigilancia y protección; que este don, que la divina clemencia nos ha concedido sin merecerlo, no llegue a ser destruido o aniquilado por tu desidia, por tu pereza o por tu negligencia.
    «Hijo mío amantísimo, dulzura de mi corazón, esperanza de una descendencia futura, te ruego, te mando que siempre y en toda ocasión, apoyado en tus buenos sentimientos, seas benigno no sólo con los hombres de alcurnia o con los jefes, los ricos y los del país, sino también con los extranjeros y con todos los que recurran a ti. Porque el fruto de esta benignidad será la máxima felicidad para ti.

    «Sé compasivo con todos los que sufren injustamente... Sé paciente con todos, con los poderosos y con los que no lo son. Sé, en fin, fuerte; que no te ensoberbezca la prosperidad ni te desanime la adversidad. Sé también humilde, para que Dios te ensalce, ahora y en el futuro. Sé moderado, y no te excedas en el castigo o la condena. Sé manso, sin oponerte nunca a la justicia. Sé honesto, de manera que nunca seas para nadie, voluntariamente, motivo de vergüenza. Sé púdico, evitando la pestilencia de la liviandad como un aguijón de muerte.

    «Todas estas cosas que te he indicado someramente son las que componen la corona real; sin ellas nadie es capaz de reinar en este mundo ni de llegar al reino eterno».

    La Providencia divina encomendó al reino de Hungría ser durante siglos un fuerte baluarte de la Cristiandad ante las amenazas procedentes del Oriente. La dinastía de los Habsburgo, profundamente católica hasta el día de hoy (Otto de Habsburgo +2011), reinó largo tiempo en Hungría (1437-1439, 1445-1457, 1526-1918).

    Tanto los innumerables templos existentes en Hungría –catedrales y parroquias, santuarios y monasterios–, como su cultura y tradiciones, expresan la identidad católica de la nación. La biografía personal de József Mindszenty (1892-1975), Cardenal Primado, y su resistencia heroica ante el poder soviético, fueron también una muestra elocuente de la firmeza católica de Hungría.

    Durante cuarenta años (1945-1989) el yugo comunista pesó duramente sobre la católica Hungría: supresión de la enseñanza religiosa, control y persecución del clero y de los religiosos, requisa de iglesias e inmuebles, facilitación del aborto, aún más difundido en los países comunistas que en el Occidente, etc. La Revolución húngara antisoviética de 1956 no alcanzó la liberación del comunismo, y fue aplastada salvajemente por 2000 tanques rusos ante la pasividad de Europa y de los Estados Unidos. Solamente en 1989, cuando se hunde el imperio comunista en Occidente, recupera Hungría la libertad cívica y política, y comienza un tiempo de prosperidad creciente, acentuado de 1998 a 2002 durante el gobierno del primer ministro Viktor Orbán, del partido Fidesz. En este período se preparó el ingreso de Hungría en la Unión Europea, realizado en 2004.
    Los gobiernos socialistas que sucedieron a Orbán fueron deteriorando la situación de Hungría, que entró en una grave crisis económica, moral y social –inflación, elevación de los impuestos, suspensión temporal del euro como moneda oficial, reducción de las becas, corrupción, privatización de muchas escuelas y hospitales, adquiridos después a veces por capitales extranjeros, etc.–.

    En 2010 es reelegido para el gobierno de la nación por gran mayoría de votos Víktor Orbán, del partido Fidesz. Contando el gobierno con una mayoría en la Cámara de dos tercios, consigue el 18 de abril de 2011 la aprobación de una nueva Constitución, que reconoce las raíces cristianas de la nación, y entre otras cosas, establece que «la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción», obliga a «proteger la institución del matrimonio como una comunidad de vida basada en la decisión voluntaria de un hombre y una mujer», entiende que la familia es «la garantía de la supervivencia de la nación», y devuelve al escudo de la nación la corona de San Esteban.

    Reacciones:
    Furioso contraataque en Hungría del Partido Socialista (MSzP) y de los verdes (LMP); entrada en campaña hostil de diversos organismos de la Unión Europea, y de socialistas, laicistas secularizantes, masones y lobby gay del mundo.

    Apoyo mínimo de las mínimas fuerzas políticas católicas de otras naciones.
    Silenciamiento generalizado, con honrosas y escasas excepciones, de la revolución católica de Hungría. Las Iglesias locales que mantienen una desmovilización política casi total de los católicos, viéndose implícitamente denunciadas por el «escandaloso» caso de Hungría, apenas informan ni apoyan esa ejemplar revolución.

    En InfoCatólica, como estamos convencidos de la necesidad de movilizar a los católicos para su participación organizada y efectiva en la vida política, hemos dado amplia información sobre los audaces intentos de la Hungría católica, en su empeño de recuperar los valores naturales y cristianos que han formado su identidad histórica.

    José María Iraburu, sacerdote
    Última edición por Michael; 17/09/2013 a las 05:05
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Reino de Hungría.

    Los reyes santos: San Ladislao, San Emerico, San Esteban.

    image.jpg

    El culto a los tres monarcas se extendió profundamente durante la Edad Media a tal punto que la dinastía era conocida como "el linaje de los reyes santos". Pintura del altar de la Iglesia de Szepeshely, Hungría. Elaborado en 1478.

    Los Reyes Santos (en húngaro: Szent királyok) fueron tres monarcas medievales de la dinastía real húngara conocida como la Casa de Árpád, que vivieron en el Siglo XI en Hungría y fueron canonizados por su profunda templanza cristiana. San Esteban I de Hungría (1000-1038), su hijo el príncipe San Emerico y San Ladislao I de Hungría (1077-1095) fueron sin duda tres de los monarcas más destacados de Europa central en su tiempo, y su culto después de fallecidos se extendió y expandió influenciando a muchos países vecinos. La Casa de Árpád, fue conocida a lo largo de la Edad Media como la familia de los reyes Santos. Los monarcas posteriores que pertenecían a otras dinastías y tenían pretensiones sobre Hungría, intentaron a toda costa obtener prestigio y legitimidad trazando lazos familiares con la familia de los reyes santos.


    El motivo de los tres reyes santos fue muy recurrente a lo largo de la Edad Media, Renacimiento, Barroco y época moderna, donde San Esteban aparecía representado con un centro (o a veces una lanza o una espada), San Ladislao con un hacha de guerra y San Emerico con un lirio blanco. En ellos se resume las tres principales cualidades de un monarca cristiano medieval: La justicia y rectitud en el gobierno, la valentía en la guerra y la protección del Cristianismo y por último la pureza de alma y sometimiento a Cristo. Es importante destacar la asociación con la Santísima Trinidad Cristiana, donde el número tres adquiere una significación religiosa fundamental.


    El culto de cada uno de los tres monarcas se desarrolló individualmente desde su inicio, siendo San Esteban honrado como el primer rey de Hungría, fundador del Estado medieval húngaro y Cristianizador de su gente. San Ladislao adoptó características de un rey-caballero, las cuales aparecen registradas en crónicas de comienzos del siglo XII poco después de su canonización. Ladislao es recordado como un poderoso guerrero que defiende al mundo cristiano de los invasores paganos y que al mismo tiempo vive sumergido en un mundo espiritual profundo, pasando a ser el ideal de caballero medieval ya desde finales del Siglo XIII, siendo la sede de su culto Nagyvárad, en el monasterio que él mismo había fundado y donde fue enterrado tras su muerte.


    San Emerico es considerado un santo virgen, puro como pocos. Más bien nos recuerda a un sacerdote perfecto, que en vez de a un laico, y su temprana muerte en un accidente de cacería en cierta forma lo convierte en un mártir. Muchos historiadores han sugerido que eventualmente la concepción de santo virgen de San Emerico fue adoptada posteriormente, pues el príncipe al ir de cacería y probablemente a la guerra, permitiría llegar a la conclusión de que pudo haber contado con las características de cualquier príncipe de su época, sin embargo estas posibilidades no se excluyen la una a la otra. Según el Legendario de los reyes Anjou de Hungría, en una ocasión un pecaminoso caballero germánico llamado Conrado llegó a Székesfehérvár (el centro del culto de San Esteban y San Emerico, donde ambos estaban sepultados) y acercándose a la tumba del rey santo húngaro se quedó dormido pidiendo perdón. En sueños San Esteban se le apareció y dijo que el único que era lo suficientemente puro para perdonarlo era su hijo, así que avanzase a la siguiente tumba y rezase al príncipe virgen. Luego de despertar y rezarle a San Emerico, las cadenas y ataduras que le había colocado el Papa a Conrado para que fuese en peregrinación se cayeron inmediatamente, el príncipe húngaro había intercedido ante Dios para que fuese perdonado.

    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Reyes_Santos
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    Antonio Aparisi

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    Re: Reino de Hungría.

    San Esteban de Hungría, Rey

    image.jpg





    Martirologio Romano: San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real (Székesfehérvár), en Hungría, el día de la Asunción, entrando su alma en el cielo (1038).


    Etimología: Esteban = coronado (estebo= corona). viene del griego


    Este santo tiene el honor de haber convertido al catolicismo al reino de Hungría.


    Fue bautizado por San Adalberto y tuvo la suerte de casarse con Gisela, la hermana de San Enrique de Alemania, la cual influyó mucho en su vida.


    Valiente guerrero y muy buen organizador, logró derrotar en fuertes batallas a todos los que se querían oponer a que él gobernara la nación, como le correspondía, pues era el hijo del mandatario anterior.


    Cuando ya hubo derrotado a todos aquellos que se habían opuesto a él cuando quiso propagar la religión católica por todo el país y acabar la idolatría y las falsas religiones, y había organizado la nación en varios obispados, envió al obispo principal, San Astrik, a Roma a obtener del Papa Silvestre II la aprobación para los obispados y que le concediera el título de rey. El sumo Pontífice se alegró mucho ante tantas buenas noticias y le envío una corona de oro, nombrándolo rey de Hungría. Y así en el año 1000 fue coronado solemnemente por el enviado del Papa como primer rey de aquel país.
    El cariño del rey Esteban por la religión católica era inmenso; a los obispos y sacerdotes los trataba con extremo respeto y hacía que sus súbditos lo imitaran en demostrarles gran veneración. Su devoción por la Virgen Santísima era extraordinaria. Levantaba templos en su honor y la invocaba en todos sus momentos difíciles. Fundaba conventos y los dotaba de todo lo necesario. Ordenó que cada 10 pueblos debían construir un templo, y a cada Iglesia se encargaba de dotarla de ornamentos, libros, cálices y demás objetos necesarios para mantener el personal de religiosos allá. Lo mismo hizo en Roma.


    La cantidad de limosnas que este santo rey repartía era tan extraordinaria, que la gente exclamaba: "¡Ahora sí se van a acabar los pobres!". El personalmente atendía con gran bondad a todas las gentes que llegaban a hablarle o a pedirle favores, pero prefería siempre a los más pobres, diciendo: "Ellos representan mejor a Jesucristo, a quien yo quiero atender de manera especial".


    Para conocer mejor la terrible situación de los más necesitados, se disfrazaba de sencillo albañil y salía de noche por las calles a repartir ayudas. Y una noche al encontrarse con un enorme grupo de menesterosos empezó a repartirles las monedas que llevaba. Estos, incapaces de aguardar a que les llegara a cada quien un turno para recibir, se le lanzaron encima, quitándole todo y lo molieron a palos. Cuando se hubieron alejado, el santo se arrodilló y dio gracias a Dios por haberle permitido ofrecer aquel sacrificio. Cuando narró esto en el palacio, sus empleados celebraron aquella aventura, pero le aconsejaron que debía andar con más prudencia para evitar peligros. El les dijo: " Una cosa sí me he propuesto: no negar jamás una ayuda o un favor. Si en mí existe la capacidad de hacerlo".


    A su hijo lo educó con todo esmero y para él dejó escritos unos bellos consejos, recomendándole huir de toda impureza y del orgullo. Ser paciente, muy generoso con los pobres y en extremo respetuoso con la santa Iglesia Católica.


    La gente al ver su modo tan admirable de practicar la religión exclamaba: " El rey Esteban convierte más personas con buenos ejemplos, que con sus leyes o palabras".


    Dios, para poderlo hacer llegar a mayor santidad, permitió que en sus últimos años Esteban tuviera que sufrir muchos padecimientos. Y uno de ellos fue que su hijo en quien él tenía puestas todas sus esperanzas y al cual había formado muy bien, muriera en una cacería, quedando el santo rey sin sucesor. El exclamó al saber tan infausta noticia: "El Señor me lo dio, el Señor me los quitó. Bendito sea Dios". Pero esto fue para su corazón una pena inmensa.


    Los últimos años de su vida tuvo que padecer muy dolorosas enfermedades que lo fueron purificando y santificando cada vez más.


    El 15 de agosto del año 1038, día de la Asunción, fiesta muy querida por él, expiró santamente. Desde entonces la nación Húngara siempre ha sido muy católica. A los 45 años de muerto, el Sumo Pontífice permitió que lo invocaran como santo y en su sepulcro se obraron admirables milagros.


    Que nuestro Dios Todopoderoso nos envíe en todo el mundo muchos gobernantes que sepan ser tan buenos católicos y tan generosos con los necesitados como lo fue el santo rey Esteban.
    =
    Fuente: Ewtn.com
    Cecill Torres en viernes, agosto 16, 2013


    http://vidas-santas.blogspot.com/201...a-rey.html?m=1
    Última edición por Michael; 17/09/2013 a las 05:42
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Reino de Hungría.

    Esteban I de Hungría
    Esteban I
    Rey de Hungría

    image.jpg



    Información personal
    Reinado desde 997 como príncipe húngaro y desde el invierno de 1001 hasta el 15 de agosto de 1038 como rey
    Nacimiento 975
    Estrigonia, Principado de Hungría
    Fallecimiento 15 de agosto de 1038
    (63 años)
    Székesfehérvár, Reino de Hungría
    Entierro Székesfehérvár, Reino de Hungría
    Predecesor Príncipe Géza
    Sucesor Pedro Orseolo
    Familia
    Dinastía Casa de Árpad
    Padre Príncipe Géza
    Madre Sarolta de Transilvania
    Consorte Gisela de Baviera (984 – 1059)
    Descendencia San Emerico (1000/1007-1031)
    Otón (muere a muy temprana edad)
    Eduviges
    Ágata de Kiev ?.



    San Esteban I, o San Esteban rey de Hungría (en húngaro: Szent István; en latín: Sanctus Stephanus I), (Esztergom, Panonia, hacia 975 - † Székesfehérvár, Esztergom, 15 de agosto de 1038). Primer rey de Hungría (1000-1038). Hijo de Géza y la Reina Sarolta, esposo de Gisela de Baviera. Esteban era descendiente del Príncipe magiar Árpad. Notamos que el título "Príncipe" es una convención europea porque se trata de los caciques tribales de las tribus magiares provenientes de asia. El nombre original tribal húngaro de San Esteban era Vajk y era un cacique como Árpád. Tras la muerte de su padre, gobernó como Gran Príncipe entre 997 y 1000, y posteriormente como rey de Hungría entre 1000 y 1038. Cristianizador de los húngaros y santo patrón. El rey San Esteban fue el primer monarca santificado por sus virtudes cristianas y no por haber muerto como mártir.


    Juventud


    Nacimiento de San Esteban y aparición del espíritu de San Esteban el primer mártir cristiano, quien le habría dicho a la reina Sarolta que el príncipe recién nacido deberá llevar su mismo nombre.
    San Esteban nació en la ciudad de Estrigonia, la Sede real húngara para la época como hijo del príncipe Geza de Hungría y de Sarolta, hija del jefe tribal húngaro Gyula de Transilvania. Según la tradición, antes de que el futuro monarca húngaro naciese, el protomártir San Esteban se le apareció a su madre Sarolta y le anunció que su hijo sería un gran monarca, y que debería llevar su nombre. De esta forma, si bien San Esteban recibió el nombre pagano de Vajk, una vez que su familia se cristianizó adoptó el nombre de Esteban.


    El primitivo Estado medieval húngaro conocido como el Principado de Hungría consistía en una federación de tribus húngaras dirigidas cada una por un jefe, quienes respondían ante un príncipe. Desde la muerte del Gran Príncipe Árpád en 907, las tribus siguieron políticas internas y externas de forma más o menos independiente sin obedecer directamente la figura central. La familia gobernante que conservó el título fue la Casa de Árpád, los ancestros de San Esteban, quienes tenían sus terrenos tribales al noroeste de la actual Hungría. Esto los convirtió en vecinos fronterizos directos del Sacro Imperio Romano Germánico, y motivó al príncipe Géza, padre de San Esteban a acercarse política y religiosamente a la figura del emperador germánico y al papado para poder gozar de mayor estabilidad.


    Una vez cristianizada la familia real húngara, el pequeño Esteban recibió educación religiosa y aprendió latín después de que San Adalberto de Praga llegase a suelo húngaro cerca de 983, y según cuenta la tradición en la Crónica Ilustrada húngara, su padrino de bautismo fue el Conde Deodatus, un noble napolitano de origen normando (cuya veracidad histórica se ha puesto en duda casi por completo). Posteriormente, a petición del príncipe Géza, en 996 San Adalberto regresó al principado húngaro junto con su pupilo San Anastasio, a quien dejó encargado de la labor cristianizadora en el territorio. Si bien Géza intentó promover el cristianismo en el reino, varias crónicas narran cómo el monarca húngaro decía ser lo suficientemente poderoso como para adorar a todos los dioses a la vez, incluyendo el cristiano.


    Un acontecimiento que resultó en extremo relevante fue que tras la muerte del duque de Baviera Enrique el Pendenciero en 995, el más cercano vecino de la casa húngara y uno con los que mantuvo una relación en extremo tensa, todo cambió cuando el hijo de éste reemplazó al monarca germánico. San Enrique y Géza se acercaron religiosa y políticamente, y eventualmente el monarca húngaro consiguió la mano de la hermana de Enrique, Gisela de Baviera para San Esteban. El matrimonio se llevó a cabo en 996 en la abadía de Scheyern, en suelo germánico.


    Disputa por el trono


    Imagen del rey San Esteban, de la Crónica Ilustrada húngara.
    Tras la muerte de su padre Géza, Esteban asumió el poder del principado magiar en 997, siguiendo la tradición cristiana occidental de la primogenitura, donde el hijo del anterior monarca heredaba la corona. Repudiando la nueva fe y las tradiciones europeas medievales, el Señor de Somogy, Cupan (también era descendiente de Árpad), se rebeló contra San Esteban. La tradición antigua correspondía al senioratus, donde se demandaba que el miembro mayor de la familia gobernante era el que heredaba el trono, por lo cual surgió entonces la Rebelión de Cupan en 997. Cupan pretendió tomar por esposa a la reina viuda y no reconocer a Esteban. En consecuencia se produjo un enfrentamiento militar cerca de la actual ciudad húngara de Veszprém, donde Cupan fue derrotado por las tropas húngaras y germánicas. Puesto que Gisela, la esposa de San Esteban, era de Baviera, vinieron con ella numerosos caballeros, clérigos y nobles germánicos, entre ellos el conde Vencelino de Wasserburg con el caudillo húngaro Csanád, quienes comandaron la Batalla de Veszprém contra Cupan.


    Cupan sería descuartizado (en el sentido propio de la expresión, es decir, cortado en cuatro pedazos) que serían enviados a las cuatro ciudades más importantes de Hungría en la época: Veszprém, Esztergom, Fehérvár y Gyulafehérvár. Allí serían colocados en las puertas de cada ciudad como claro mensaje para aquellos paganos que deseasen retar el Cristianismo y la autoridad del Príncipe Esteban.


    San Esteban I, primer Rey de Hungría

    El Cristianismo



    Una vez coronado formalmente en diciembre del 1000 como "rex pannoniarum" (rey de los panónios), posteriormente sería conocido como "rex ungarorum" (rey de los húngaros). San Esteban se convirtió oficialmente en un rey cristiano y Hungría pasaría al rango de Reino, siendo el segundo reino creado en la Europa central y oriental después de Croacia (Polonia y Bohemia, entre otros, sólo tenían el rango de Principado / Gran Ducado para la fecha). San Anastasio actuó como enviado del Papa Silvestre II, trajo una corona y celebró la ceremonia en la ciudad de Székesfehérvár. Luego de esto, San Esteban creó dos archidiócesis: Esztergom y Kalocsa, y diez diócesis: Esztergom, Győr, Veszprém, Pécs, Vác, Eger, Kalocsa, Csanád, Bihar y Transilvania.


    Igualmente numerosos obispos y arzobispos sirvieron intelectual y religiosamente al monarca, asistiéndole en la elaboración de leyes, el proceso de cristianización y administración y el desenvolvimiento del orden moral y social. Aún se conservan nombres de aquellos obispos y arzobispos que se hallaban ente los más importantes: el beato Sebastián de Estrigonia, San Anastasio, San Beszteréd, San Buldus, San Beneta, San Gerardo Sagredo, entre otros.


    San Esteban promovió la construcción de numerosas abadías, claustros, monasterios e iglesias y terminó otros como, por ejemplo, la Abadía de Pannonhalma, cuya construcción fue iniciada por el príncipe Géza. La edificación más significativa fue la basílica de Székesfehérvár que era tan grande que cabían 9000 personas. Ésta se convirtió en la basílica de coronación húngara y el lugar donde enterraron a casi tres decenas de monarcas húngaros.


    Por otra parte, cerca de 1016, San Esteban abrió los caminos por tierra a Jerusalén, para que los peregrinos pudiesen viajar hasta la Tierra Santa (esta misma via a través de Hungría será utilizada por los ejércitos de la Primera Cruzada, de la Segunda y Tercera, así como por millones de peregrinos). Igualmente San Esteban ordenó la fundación de una residencia en Roma y una en Jerusalén para que los húngaros tuviesen hospedaje en caso de ir de peregrinación a estos dos sitios Santos.


    San Esteban, fundador del Estado medieval húngaro


    San Esteban I. Imagen de la Crónica Ilustrada húngara.
    Si bien la organización política existente entre los húngaros previa a San Esteban era el Principado de Hungría, éste era una institución bastante difusa y con una jerarquía y un sistema organizacional inestable. San Esteban hizo dividir el reino en comarcas (en húngaro: megye ), tomando como patrón la distribución del Sacro Imperio Romano Germánico. Frente a la dirección de cada una colocó la figura del ispán, el cual sería elegido por el propio rey.


    Por otra parte, el trueque y pago con animales se sustituyó por el uso de la moneda; se crearon asimismo impuestos comerciales y el diezmo. En cuanto a la parte legislativa, primero en el 1001 y posteriormente a finales de su reinado sancionaría dos códigos, el primero con 35 decretos y el segundo con 21. Estos códigos contenían estrictas medidas para castigar el robo, adulterio, asesinato, brujería; también dotaban a la Iglesia de terrenos y animales para la construcción y mantenimiento de monasterios e iglesias. Por otra parte, estas leyes ordenaban los deberes de los obispos y sacerdotes, así como los de los fieles húngaros de asistir a misa y cumplir con los sacramentos y demás medidas del cristianismo.


    Luchas internas y externas


    Estatua ecuestre de Esteban I en Makó, Hungría.
    Puesto que la organización política a la que respondía el pueblo húngaro previo a su cristianización estaba basado en un sistema de tribus englobadas en una federación conducida y guiada por un Gran Príncipe, éste concepto generó ciertos problemas en el momento de la fundación del Estado medieval. A mediados del Siglo X la figura del príncipe perdió poder y si bien era reconocida, era visto como un jefe tribal húngaro más. De esta manera, luego de asegurado su poder y coronado en el 1000, San Esteban se vio obligado a dirigir sus ejércitos contra uno de sus propios parientes conocido como Gyula el joven (o también como Prokuj), el líder de Transilvania en la Batalla de Szászváros en 1003, acabando con la organización tribal de esa región. San Esteban y su comandante Doboka derrotaron a Gyula y Transilvania sería recuperada y de inmediato se establecería el obispado de Transilvania. Luego de vencer a Gyula, otros líderes húngaros amenazarían con imponerse sobre San Esteban, entre ellos Ajtony, el líder de la región de Maros-vidék. Ajtony no aceptaba totalmente las reformas impuestas por Esteban, y cobraba impuestos sobre la sal propiedad del rey, la cual provenía de Transilvania. De esta forma, los ejércitos reales comandados por el líder Csanád vencerían y darían muerte a Ajtony en la Batalla de Nagyősz en 1008, consolidando más aún el poder de San Esteban en los territorios húngaros del Sur.


    Por otra parte, en 1018, San Esteban se alió con el emperador bizantino Basilio II, para llevar a cabo una campaña contra el zar búlgaro Samuel. La batalla concluiría con una victoria para San Esteban y personalmente vencería a Keán, uno de los líderes de los búlgaros.


    Luego de la muerte del emperador germánico Enrique II, su sucesor Conrado II decidiría en 1030 atacar al reino húngaro, buscando someterlo como su vasallo. San Esteban I y su hijo San Emérico chocarían con Conrado II en la Batalla de Győr, y luego de vencer al emperador, le expulsarían de territorio húngaro.




    Muerte de Esteban I.
    Habiéndose casado con la princesa Gisela de Baviera, tuvo un único hijo llamado Emérico, que murió debido a las heridas provocadas por un jabalí durante una cacería en el 1031. Su hijo también fue canonizado junto a su padre y otros tres altos clérigos húngaros en el 1083 tras la petición del rey Ladislao I de Hungría.


    Puesto que no tenía un descendiente, nombró como su sucesor a su sobrino Pedro Orseolo de Hungría, el hijo de su hermana y el dux de Venecia Otón Orseolo. Ante esto Vazul, un noble húngaro y miembro de la dinastía de Árpád se negó a aceptar tal resolución y tras varias disputas Esteban lo arrestó y mandó cegar (Los príncipes Andrés I de Hungría, Bela I de Hungría y Levente, hijos de Vazul escaparían al extranjero, pero posteriormente regresarían para suceder en el trono a Orseolo).


    Esteban I murió en 1038, siendo coronado luego del luto su sobrino Pedro Orseolo.


    Post mortem




    La Santa diestra (mano derecha) de San Esteban es una reliquia medieval custodiada en la Basilica de San Esteban en Budapest.
    Su figura fue empleada como referente de carácter político en un primer momento por los monarcas húngaros y, posteriormente, por el movimiento nacionalista de este país desde el siglo XIX. A menudo se refiere historiográficamente al Reino de Hungría como la Corona de San Esteban, uno de los símbolos nacionales, por otra parte, presente en el escudo actual de aquel país.


    Esteban I fue canonizado por el papa Gregorio VII en 1083 por petición del rey húngaro San Ladislao I y su festividad se celebra el 16 de agosto. En su honor se levantó la Basílica de San Esteban, donde se conserva su mano derecha como reliquia.


    En el siglo XII el rey Geza II de Hungría fundó la Orden de San Esteban de Hungría, una orden hospitalaria de caballería con sede en Szentkirály, junto a la ciudad de Esztergom. La orden de los estefanitas se convirtió en una de las instituciones húngaras medievales más fuertes junto con la orden eremita de los paulinos.


    Opera Rock de Esteban, El Rey




    En 1984 se produjo una opera rock llamada István, a király (Esteban, El Rey), creada por el productor y guionista Gábor Koltay, el escritor Miklós Boldizsár, el guionista János Bródy, y los compositores musicales Levente Szörényi y Szabolcs Szörényi. la opera rock de 94 minutos de duración contaba con los cantantes más destacados de la época, distinguiendose entre ellos, representantes del Rock, Blues y música folklórica húngara. La obra narraba el conflicto entre San Esteban I y Cupan, quienes defendían el cristianismo y el paganismo respectivamente. La obra, con contenido religioso y político expresa suma solemnidad y emotividad y al poco tiempo de su primera presentación, pronto se convirtió en un ícono que expresaba "libertad" dentro del régimen totalitario del comunismo húngaro (el cual no acabaría sino 5 años después de la primera presentación de esta obra). La Opera Rock se representó durante los años consecutivos, convirtiéndose rápidamente en objeto de culto, que ha calado profundamente en la sociedad húngara dentro y fuera de Hungría.


    En el 2008 se llevó a cabo un concurso de televisión en Hungría bajo el nombre de Társulat, donde cantantes profesionales y aficionados compitieron para representar a los personajes de la opera rock. Después de ser escogidos se creó la "Edición de aniversario de los 25 años de Esteban, El Rey". A partir de ese momento, un nuevo grupo de cantantes se halla en gira nacional e internacional permanente representando dicha obra.






    Predecesor:
    Géza Príncipe de Hungría



    997 - 1000 Sucesor:
    Él mismo como Rey
    Predecesor:
    Él mismo como Príncipe Rey de Hungría



    1000 - 1038 Sucesor:
    Pedro Orseolo
    Predecesor:
    - Duque de Nitra
    ? - 997 Sucesor:
    -

    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Esteb...e_Hungr%C3%ADa
    Última edición por Michael; 17/09/2013 a las 05:41
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Reino de Hungría.

    Santa diestra

    image.jpg




    La Santa Diestra del rey San Esteban conservada en la Basílica de San Esteban en Budapest, Hungría.

    La Santa Diestra (en húngaro:Szent Jobb) es una reliquia medieval cristiana húngara, la mano derecha del rey San Esteban I de Hungría.


    Historia de la reliquia
    El rey San Esteban I de Hungría (1000-1038) fue el cristianizador de los húngaros, su primer rey y fundador de Estado. Fue considerado una persona justa y piadosa, pero estricto en sus leyes y labor evangelizadora. Luego de su muerte en 1038 su cuerpo fue enterrado en la basílica de Székesfehérvár, junto al de su fallecido hijo san Emérico de Hungría. Décadas después durante conflictos sucesorios en el trono, en 1061 surgió una revuelta pagana que puso en peligro el cuerpo del rey santo, ante lo cual el canónigo de la ciudad hizo sacar los restos de Esteban del sarcófago de mármol de la basílica y lo escondió en la cámara subterránea de la edificación. En este momento probablemente por ser ya considerado santo por muchas personas, su mano derecha fue removida y llevada al tesoro de la basílica y colocada en un relicario. Fue en ese momento que el guardia del tesoro de la basílica, Mercurio, se apropió de ella y la escondió. En 1083 cuando el rey San Ladislao I de Hungría gestionó la santificación de Esteban con el papa Gregorio VII, luego de conseguir abrir el sarcófago -- la tapa de piedra del sarcófago de San Esteban no pudo ser movida por un largo tiempo hasta que no fue liberado Salomón de Hungría el primo de Ladislao y rey destronado -- y una vez en presencia del cuerpo, se percataron de que faltaba la santa diestra.


    El rey San Ladislao ordenó la búsqueda inmediata de la mano santa, y fue el mismo Mercurio quien reveló en 1084 que estaba en su posesión. El rey lo perdonó luego de que éste la devolviese, y fundó entonces un monasterio conocido como Szentjobb, donde puso a cargo a Mercurio para que cuidase de la reliquia él mismo.


    En el Códice Pray elaborado entre 1190 y 1192 aparece escrito en una de sus páginas en un calendario, que celebraban el 30 de mayo la trasladación de la Santa Diestra.


    Cerca de 1358, Márk Kálti, escribe en la obra Chronicon Pictum: "San Esteban llevaba una bolsa de tela ricamente decorada con oro que colgaba de su cintura, y estaba llena de denarios, y cuando veía a pobres y a mendigos, de inmediato iba hacia ellos y con su propia mano se ocupaba de ellos ayudándolos. Es por esto que su mano derecha caritativa, se ha preservado en su realidad corpórea hasta nuestros días".


    La Santa Diestra fue honrada por cientos de miles y formó parte importante de las peregrinaciones húngaras durante la Edad Media hasta la invasión turca en el Siglo XVI. Antes de que fuese ocupado el reino húngaro, la reliquia fue enviada primero a Székesfehérvár y luego a Bosnia, donde posteriormente comerciantes cristianos la compraron por una muy alta suma de dinero en 1590 y llevada al monasterio dominico de Raguza. Posteriormente, puesto que el reino húngaro fue arrasado en gran parte, se perdió el rastro de la reliquia durante más de un siglo, hasta que la nobleza húngara dio con su paradero accidentalmente y notificaron de su importancia primero al rey Leopoldo II de Habsburgo y posteriormente a María I Teresa de Habsburgo, quienes luego de largas negociaciones diplomáticas consiguieron recuperar la Santa Diestra. Primero fue llevada el 16 de abril de 1771 a la ciudad de Schönbrunn y desde ahí al palacio de Buda.


    José II de Habsburgo colocó a los caballeros checos de la estrella roja al cuidado de la santa reliquia y a partir de 1882 fue custodiada por el párroco de la capilla real en Buda. En 1862 el concilio de obispos húngaros decidió ordenar la construcción de un relicario nuevo para la Santa Diestra (el original puede verse en la Basílica de Estrigonia, el cual guarda los restos de San Márk Kőrösi.






    La Santa Diestra fue custodiada entre 1900 y 1944 en el palacio de Buda. En 1938, conmemorando los 900 años del fallecimiento del rey San Esteban se organizó una peregrinación conducida por la reliquia que fue llevada a todos los rincones del reino. Bajo la Segunda Guerra Mundial tanto la Santa Diestra como la Corona de San Esteban y las demás joyas reales fueron llevadas y ocultadas en una cueva de Salzburgo. El ejército norteamericano los encontró y se los entregó al arzobispo de Salzburgo para que los custodiasen. Posteriormente la corona no fue devuelta pero la Santa Diestra si, y el régimen comunista húngaro que se instauró luego de la Segunda Guerra Mundial llevó la reliquia a la basílica de San Esteban en Budapest y la ocultaron en una bóveda.


    El 20 de agosto de 1987 el cardenal László Paskai, arzobispo de Esztergom santificó la capilla de la Santa Diestra en la basílica de San Esteban, y ahí colocaron la reliquia. Desde 1989 cada 20 de agosto se organiza una procesión encabezada por la reliquia de la Santa Diestra por Budapest.


    Actualmente la Santa diestra es conservada en la Basílica de San Esteban en Budapest y puede ser vista por cualquier visitante.

    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Santa_diestra
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    Antonio Aparisi

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    Re: Reino de Hungría.

    Corona de San Esteban




    La Santa Corona húngara, conocida también como Corona de San Esteban (Húngaro: Magyar Szent Korona, Alemán: Stephanskrone, Croata: Kruna svetoga Stjepana, Latín: Sacra Corona), también denominada Sacra Corona Húngara, es la única en la actualidad calificada como un ”Atributo Sacro”.


    Las insignias empleadas en la ceremonia de coronación de los monarcas húngaros fueron la Corona de San Esteban, un cetro, un orbe o mundo, y un manto. Desde el siglo XII, todos los reyes de Hungría han sido coronados con la misma corona. En el orbe figuran las armas del rey Carlos I Roberto de Anjou (1310-1342).


    El concepto de Corona Húngara quedó vinculado con los conocidos como Territorios de la Corona de San Esteban, de esta forma la expresión Sacra Corona hacía referencia tanto al símbolo de la autoridad de los monarcas húngaros como al territorio en el que ejercía su autoridad. La relevancia que se le otorgó a este símbolo se observa en que se denominó Doctrina de la Sacra Corona al conjunto de principios políticos del Reino de Hungría (una Constitución no escrita). Además se consideraba que ningún monarca de Hungría tenía completa legitimidad si no era coronado. A lo largo de la historia, más de quince reyes fueron coronados con esta corona. Únicamente tres monarcas no cumplieron con esta tradición: Vladislao I de Hungría, Juan Segismundo Szapolyai y José II de Habsburgo. El último fue conocido bajo el seudónimo de "el rey asombreraro", en húngaro "kalapos király", ya que precisamente llevó siempre sombrero y no la Santa Corona.


    La Corona de San Esteban empezó a ser denominada ”Sacra” en 1256 y a partir del siglo XIV se consideró a esta joya en concreto algo más que un adorno, convirtiéndose en el único símbolo de la autoridad real y, por extensión, de los conocidos como Territorios de la Corona de San Esteban, por todo ello se puede afirmar que existía ”un rey para la Corona de Hungría y no de una corona para el rey de Hungría”.


    Desde el año 1401 en el sello del Reino de Hungría figuró la inscripción: "Sello de la Sacra Corona de Hungría".


    Descripción
    La corona posee una forma elíptica con una anchura de 203,9 milímetros y una longitud de 215,9 milímetros, un tamaño mayor que el de una cabeza humana.
    El peso de esta corona es de 2056 gramos
    Se recurrió a dos aleaciones diferentes de oro y plata para elaborar los elementos de la parte superior e inferior de la corona.
    En las imágenes de la parte superior de la corona figuran caracteres latinos, y griegos en las de la parte inferior.
    La parte inferior es asimétrica.[1]
    Se ha constatado el empleo de un elaborado sistema de medición en la elaboración de la mayor parte de las piezas de la corona.[2]
    Se desconoce el lugar y la época exacta de su ensamblaje.




    Atributo Sacro
    Conforme a la tradición, en el año 1000, San Esteban, alzó esta corona durante su coronación como ofrenda a la Virgen María Nagyboldogasszony, como señal del compromiso de la monarquía con ella. A partir de entonces, la Virgen María fue considerada Regina (Reina) además de patrona de Hungría. Esta tradición sirvió como justificación de carácter divino para reforzar la autoridad real y la Doctrina de la Sacra Corona. Supuestamente fue enviada por el Papa a San Esteban. Pudo querer reflejar la dependencia espiritual del monarca húngaro respecto del Papa, que le serviría como justificación para no quedar sujeto al vasallaje del emperador y, por otro lado, también pudo simbolizar el compromiso que el Papado esperaba recibir del rey para que ayudara a la Iglesia Católica a alcanzar sus objetivos en Hungría.


    Los resultados de rigurosas investigaciones científicas, que han sido aceptadas por la Iglesia Católica Húngara, indican que en realidad los distintos elementos que componen esta corona fueron ensamblados durante el reinado de Bela III (1172-1196). Es posible que se emplearan algunos procedentes de una joya anterior que pudo ser enviada por el Papa con motivo de la coronación de San Esteban[cita requerida].


    Origen de la Sacra Corona
    De acuerdo con la teoría más aceptada, recogida en publicaciones de la Academia de Ciencias Húngara y de la la Conferecia Episcopal Húngara,[3] la Corona de San Esteban posee dos partes diferenciadas denominadas Corona Graeca y Corona Latina. Fue ensamblada durante el reinado de Bela III y tiene influencias bizantinas, debido a que este rey se había criado en la Corte Bizantina.


    La coronación de San Esteban, el primer rey de Hungría, simbolizó el comienzo del proceso de creación de Hungría como entidad política. No se ha podido determinar si se celebró el día de Navidad del año 1000 o el 1 de enero de 1001.


    El obispo Hartvik (entre 1095-1116) elaboró uno de los primeros relatos sobre el origen de la corona que sirvió de base para una tradición que afirmaba que el Papa le había enviado una corona a San Esteban junto con su bendición. El relato del Obispo aparece recogido en una biografía escrita por él entre 1100 y 1110 por encargo del rey Colomán I. El obispo Hartvik señaló que San Esteban envió al arzobispo Astrik de Esztergom a Roma, encargándole que solicitara en su nombre una corona al pontífice. Sin embargo el rey de Polonia, Miecislao I, que también había enviado emisarios a Roma con el mismo objetivo, iba a recibir una corona que ya se encontraba preparada. Durante una noche al Papa, en el relato no se cita el nombre de ningún pontífice, se le apareció en sueños el Ángel del Señor que le anunció que llegaría otro emisario de un pueblo desconocido solicitándole una corona, el ángel le indicó debería entregársela a él porque ese pueblo poseía más méritos para merecerla. Al día siguiente el arzobispo Astrik recibió del Papa la corona. La Leyenda del obispo Hartvik comenzó a figurar en libros litúrgicos y breviarios húngaros aproximadamente a partir del año 1200, en ellos se menciona al papa Silvestre II y desde aquella fecha comenzó a extenderse por el mundo cristiano. En 1613, el guardián de la Corona, Péter Révai señaló que la Sacra Corona Húngara fue donada a San Esteban por el papa Silvestre II. Sin embargo, esta narración no pudo ser cierta dado que el rey Miecislao I no fue contemporáneo de San Esteban ni del papa Silvestre II. Además, en el relato de la vida de San Esteban, escrito en la época en que fue canonizado (1083), se recoge que “cinco años después de la muerte de su padre (...) trajeron una carta con bendiciones papales (...) y el Señor favoreció a uno, Esteban, que fue elegido rey, ungido y por fortuna coronado con la diadema del honor regio”. En esta historia no se menciona ninguna corona donada por Roma. Por otra parte, en los Archivos Vaticanos no se ha localizado ningún documento relacionado con la donación de una corona a los húngaros, circunstancia que contó con el interés de la Iglesia Católica porque probaría su ascendiente sobre el Reino de Hungría.






    Existe otra teoría, muy difundida pero incierta, formulada por Thietmar von Merseburg (fallecido en 1018). Este autor afirmó que el emperador Otón III aceptó que San Esteban fuese coronado y el Papa le envió sus bendiciones; algunos historiadores han defendido que también le envió una corona pero hasta la fecha no ha sido localizada ninguna prueba que lo pueda documentar.


    A las dos teorías más destacadas – la donación por el Papado y su creación durante el reinado de Bela III (la más probable) – se les unen otras, de acento más romántico, que situarían en Asia y en un pasado remoto el origen de la Corona Húngara.


    Se ha llegado a pensar que las dos partes de la corona pudieron ser elaboradas en periodos diferentes debido a las diferencias encontradas en los estilos y técnicas con que se realizaron las imágenes esmaltadas de la decoración. A esta circunstancia se le une el hecho de que las inscripciones de la diadema son griegas y las de las bandas, latinas. Sin embargo se debe destacar que observando esta joya no se encuentra ningún indicio, al margen de lo ya expuesto, que lleve a pensar que esté formada por elementos que pudiesen haberse encontrado separados en algún momento.


    En 1978, cuando la Sacra Corona fue devuelta a Hungría por los Estados Unidos y comenzaron a realizarse cuidadosos estudios, se volvió a tratar de determinar qué elementos de la parte superior pudieron pertenecer a la corona originaria del primer monarca húngaro.


    Tipos de Coronas
    En función de su uso las coronas podían ser:


    Coronas de uso privado, sin restricciones.
    Coronas de Estado o de uso gubernamental, empleadas en determinadas ceremonias, como las aperturas solemnes de parlamentos y las coronaciones.
    Coronas de Sucesión, empleadas únicamente como símbolos de la transmisión del poder al sucesor.
    Al ser una corona de sucesión, la Sacra Corona únicamente fue utilizada durante las ceremonias de coronación de los reyes de Hungría, quedando el resto del tiempo bajo la custodia permanente de dos guardias de la Corona (koronaőr). Únicamente se permitía a otras dos personas tocar la Sacra Corona, la persona que ostentaba después del monarca el título secular (aristocrático) de mayor rango en Hungría Nádor de Hungría, encargado de depositarla sobre un cojín para su traslado con motivo de una coronación, y el arzobispo de Esztergom que ostentaba el título eclesiástico más importante, encargado de coronar al rey.


    Diseño e imágenes de la CoronaE
    La Corona de San Esteban está hecha de oro y decorada con diecinueve imágenes esmaltadas, realizadas con piedras semipreciosas, perlas, y alabandina (un mineral formado por sulfuro de manganeso). Posee tres partes, la diadema inferior, denominada Corona Greca, las dos bandas que se cruzan, conocidas como Corona Latina, y la cruz de la parte superior, que en la actualidad se encuentra torcida.


    Posee cuatro colgantes (pendilium) sujetos por cadenas a cada lado de la diadema inferior y otro situado en su parte posterior.


    Corona Griega
    La Corona Graeca ("Corona Griega") es un stephanos o corona abierta que tiene una anchura de 5,2 centímetros y un diámetro de 20,5 centímetros.


    Las dos piedras talladas de aguamarina situadas en la parte trasera de la diadema fueron incorporadas por el rey Matías II (1608-1619). En la imagen de la parte delantera aparece representado un Pantocrátor. En el borde, a la derecha e izquierda de Jesucristo están situadas las figuras de los arcángeles San Miguel y San Gabriel, seguidos de las figuras de los santos Jorge y Demetrio de Tesalónica, y de San Cosme y San Damián con la mitad de su tamaño.


    En un marco arqueado situado en la parte trasera de la diadema aparece representado el emperador Miguel VII Ducas (1071-1078). Debajo, a la izquierda se encuentra una imagen, con la mitad de su tamaño, denominada Kon. Porphyrogennetos, que puede tratarse del hermano del emperador Miguel, o bien de su hijo y heredero. A la izquierda aparece una imagen del rey húngaro Geza I (1074-1077), junto a la inscripción griega: ΓΕΩΒΙΤZΑC ΠΙΣΤΟC ΚΡΑΛΗC ΤΟΥΡΚΙΑC (Geōvitzas pistós králēs Tourkías, Geza I, fiel monarca de la tierra de los turcos). El nombre empleado por los bizantinos para referirse a los húngaros en aquella época era turcos. Como era habitual en la jerarquía del Estado Bizantino, en la decoración de la Corona se observa una clara diferenciación entre los títulos del emperador y del rey húngaro, al emplearse Kralj (rey) para referirse a Geza, que es una expresión helenizada proveniente del eslavo meridional común. Las figuras de los santos y los gobernantes griegos aparecen representados con halos mientras que la figura de Geza no. Los nombres de los emperadores aparecen escritos en color rojo y los de los monarcas húngaros en azul oscuro o negro.


    Las placas esmaltadas de la decoración de la banda circular, el pequeño panel en que figura el Pantocrátor y la imagen del emperador Miguel se encuentran fijadas a la corona mediante técnicas diferentes. La imagen del emperador Miguel no pudo ser fijada al armazón de la misma forma que el Pantocrátor situado en la parte frontal. Esto es debido a que el armazón se encuentra doblado hacia arriba, lo que ha obligado a sujetar en sus bordes la placa con la imagen de Miguel VII.




    Se ha observado que la Corona Griega, debido a su forma apunada y al contar con placas arqueadas, es idéntica a las coronas que utilizaron las emperatrices bizantinas. En realidad llegó a Hungría aproximadamente en 1075, enviada por emperador Miguel VII Ducas para obsequiar a la esposa del rey Geza, que perteneció a la familia griega de los Synadenos. No fue una corona nueva, pudo tratarse de una antigua corona femenina procedente del tesoro del emperador que fue remodelada para la ocasión. Es posible que las imágenes esmaltadas sustituyeran a otras, anteriores, consideradas poco apropiadas para una reina de Hungría.


    Corona Latina
    La Corona Latina, que no es un objeto independiente y no podía utilizarse sin la Corona Griega, fue diseñada para estar unida al borde superior dotando a ésta de una cubierta con forma abovedada. La Corona Latina se compone de cuatro chapas de oro, de una anchura de 5,2 centímetros y con un de sus bordes unido a una placa central, de forma cuadrada y con una longitud de 7,2 centímetros en cada lado. Estas chapas de oro que cubren la parte superior de la joya transforman entonces el stephanos o corona abierta en un stemma o corona cerrada. El simbolismo de una corona cerrada implica que el portador de la joya no se encuentra sometido a monarca alguno.


    La escritura de las leyendas que identifican las imágenes de los santos representados ha facilitado pistas sobre la fecha en la que pudo ser elaborada la Corona Latina. Tanto la mayúscula T que figura en la palabra Thomas y la segunda U de la palabra Paulus muestran el estilo característico que poseían las letras latinas empleadas en monedas bizantinas, una costumbre que se abandonó a mediados del siglo XI. Estas imágenes pudieron formar parte de un relicario o de un altar plegable regalado a San Esteban por el Papa. También es posible, aunque tal vez nunca sea posible comprobarlo, que San Esteban recibiese la propia Corona Latina como un regalo de algún Papa en señal de agradecimiento por algún obsequio suyo, costumbre cuya existencia histórica en aquella época se ha documentado. Sin embargo, por su estilo, se ha comprobado que las imágenes de los apóstoles no pudieron ser realizadas en una fecha cercana al año 1000.


    Las bandas que se cruzan están decoradas en sus bordes con hileras de cuentas de oro. La placa central está decorada con doce perlas que simbolizan a los doce apóstoles. La Corona Latina cuenta en su decoración con un total de setenta y dos perlas.


    La placa central se encuentra adornada con una imagen del Pantocrátor, esmaltada mediante una técnica conocida como cloisonné. En cada banda se pueden observar dos figuras de apóstol (ocho en total) que se corresponden con los ocho primeros que son citados en los Hechos de los Apóstoles, 1.13.


    La Cruz
    La cruz se encuentra unida al resto de la corona de forma tosca, rompiendo la imagen de Cristo que se encuentra situada en la parte superior. Pudo haberse añadido durante el siglo XVI. La cruz de la corona quedó torcida durante el siglo XVII, probablemente pudo dañarse en el momento de cerrar el cofre de hierro en el que se custodiaba y encontrarse mal colocada en su interior. Desde entonces se ha mantenido inclinada hacia la izquierda y así ha figurado en todas las representaciones de la Corona de San Esteban que se han realizado.


    La Corona en conjunto
    La forma de la Corona de San Esteban, es muy parecida a la del kamelaukion, un tocado con su parte superior cubierta que fue introducido por el Imperio Bizantino y cuyo diseño fue utilizado también en las coronas bizantinas. Durante el reinado de Bela III, fueron incorporadas a la Corona Griega las bandas que se cruzan en la parte superior. Es posible que se pretendiera imitar las coronas bizantinas, debido a que Bela III se había criado en Constantinopla. Para decorar estas bandas se recurrió a una decoración semejante a la utilizada en la Corona Griega.


    Vínculos del tesoro con San Esteban


    La Corona, Espada y Orbe de Hungría.
    Existe la posibilidad de que las bandas cruzadas de la Corona Latina procedan del propio tesoro de San Esteban. Por otra parte, en la época de la creación de la corona, existía la esperanza de que incluyese algunos trabajos anteriores de orfebrería realizados con oro que permitiesen vincularla con el propio San Esteban.


    La inscripción bordada en el manto que fue empleado en la ceremonia de coronación de los monarcas húngaros muestra con certeza que San Esteban y su esposa, la reina Gisela de Baviera, ordenaron su elaboración, que data del año 1031.


    El cetro utilizado en la coronación de los reyes de Hungría, que dispone de un orbe o mundo en su extremo superior, también puede ser de la época de San Esteban. En los sellos de sus contemporáneos, el emperador Enrique II y de Rodolfo III de Borgoña, aparecen representados ambos portando un cetro con la misma forma. Este tipo de cetros, de pequeña longitud y con un orbe en su extremo superior, sólo fueron utilizados en aquella época.


    Concepción jurídica de la Corona Húngara


    El Escudo de Hungría, en el que puede observarse la Corona de San Esteban.
    A comienzos del siglo XIX fue tasada la Sacra Corona Húngara. El valor del armazón de oro y las joyas que decoran la corona ascendía a 20.000 florines de oro pero su valor artístico y simbólico es incalculable. Carlos I Roberto de Hungría tuvo que ser coronado en tres ocasiones ya que no utilizó la Corona de San Esteban hasta el año 1310. Un ejemplo que muestra la importancia política y simbólica de la Sacra Corona Húngara, se observa en el hecho de que durante el periodo de entreguerras Hungría fue desde 1920 hasta 1946 un “reino con el trono vacante”, incluso después de que el último monarca húngaro, Carlos IV (Carlos I como emperador de Austria), intentase en dos ocasiones durante 1921 recuperar el trono sin conseguirlo.[4]


    En aquella época, en un reino con el rey ausente, se consideró monarca del país a la Virgen María a la que se rendía culto como Reina de Hungría y a pesar de la circunstancia de que el regente, Miklós Horthy, fuese protestante. Se promovió la doctrina política que reconocía a la Corona Húngara personalidad jurídica. Esto implicaba que los poderes del monarca o del gobierno provenían de la Corona (y que ésta no era sólo el símbolo de la autoridad del rey). De esta forma, en el escudo de Hungría se mantuvo la Corona de San Esteban a pesar de que la figura del rey había sido sustituida, de forma definitiva, por un regente. Esta doctrina fue utilizada para justificar un régimen marcadamente conservador y la carrera que Hungría emprendió para recuperar los territorios de la Corona de San Esteban perdidos, lo que arrastró al país a una alianza con el III Reich y a su derrota al finalizar la II Guerra Mundial.


    En la actualidad, a pesar de que Hungría posee una forma de gobierno republicana, la Corona de San Esteban figura en el escudo del país. Esta circunstancia genera controversia en países vecinos ya que podría simbolizar posibles reclamaciones de territorios que pertenecieron al Reino de Hungría. Gran parte de la población considera a la corona como el símbolo del mantenimiento de la soberanía húngara durante un milenio de historia turbulenta en Europa central. Los movimientos políticos más conservadores se muestran partidarios de volver a otorgar poderes a la Corona Húngara, y por tanto dotarla de personalidad jurídica.


    Historia de la Corona Húngara


    El rey otón de Hungría consigue la Santa Corona luego de haberla perdido por el camino en su huída. Imagen de la Crónica Picta Húngara, Siglo XIV.




    La Corona de San Esteban ha tenido una existencia agitada, extraviada, recuperada y enviada fuera de Hungría en varias ocasiones. Durante el periodo de la Dinastía Arpad (1000 - 1301), la corona estuvo en la ciudad de Székesfehérvár, lugar donde se celebraban las ceremonias de coronación. Posteriormente estuvo custodiada en: Visegrado (Condado de Pest); Pozsony (actual Bratislava); y en Buda. Estuvo perdida en 1307 cuando el rey Otón de Hungría intentaba escapar de los ejércitos rivales del otro pretendiente al trono el posterior Carlos I Roberto de Hungría. La corona había sido escondida en un recipiente para portar agua y durante la marcha se les cayó. Milagrosamente, al darse cuenta de que faltaba, regresaron al día siguiente y la hallaron en el mismo lugar donde la habían perdido. Ésta eventualmente pasó a manos del noble húngaro Ladislao Kán, quien se negaba a devolverla a Carlos Roberto, hasta que eventualmente fue amenazado por el cardenal Gentilis, enviado papal. Kán, ante la amenaza de excomunión la devolvió de inmediato y posteriormente Carlos Roberto fue coronado como rey con la santa corona.


    Durante el siglo XV, después de la muerte del rey húngaro Segismundo de Luxemburgo, en 1437 el trono pasó a Alberto de Hungría, de la Casa de los Habsburgo, quien había tomado como esposa a Isabel de Luxemburgo, la hija del anterior rey. Sin embargo cayendo gravemente enfermo, Alberto murió en 1439 dejando a Isabel embarazada y en una situación política tensa, donde el reino húngaro estaba amenazado por los ejércitos turcos otomanos. Previendo que el trono húngaro no fuese tomado por otro que no fuese ella o sus descendientes, la reina le ordenó a su dama de compañía Helena Kottanner, quien era también nodriza de su hija, que entrase en el palacio de Visegrado y robase la Santa Corona húngara con ayuda de un par de colaboradores. De esta manera, en 1440 llevando la corona dentro de un cojín, Kottanner llevó la joya hasta su reina quien esa misma noche dio a luz a su hijo Ladislao el Póstumo, a quien coronaron como Ladislao V de Hungría.


    Después de esto, la familia real se vio forzada a huir a territorios austríacos donde Federico III de Habsburgo le dio asilo y mantuvo en su poder la Santa Corona. Esto significó un serio problema, pues también se adjudicaba a si mismo el trono húngaro y cuando se tuvo que realizar la coronación del joven conde Matías Corvino, electo rey de Hungría por la nobleza en 1458. Después de unas largas negociaciones recuperaron la Santa Corona y el rey pudo ser coronado.


    Después de la muerte del rey Luis II de Hungría en la batalla de Mohács en 1526, los turcos otomanos comenzaron a ocupar el reino y el conde húngaro Juan Szapolyai, voivoda de Transilvania se hizo coronar como rey Juan I de Hungría con la Santa Corona. Sin embargo ante el ataque del sultán Solimán y las pretensiones de Fernando I de Habsburgo, la corona eventualmente fue a dar a manos del monarca austríaco, quien fue coronado como rey húngaro a los pocos meses.


    A partir de este momento, puesto que gran parte del reino húngaro estaba ocupado, las ceremonias de coronación se hicieron en la ciudad de Bratislava, que era el asentamiento húngaro de mayores dimensiones que estaba fuera de la esfera de poder otomana. Las siguientes coronaciones se realizaron en esa misma ciudad, que eventualmente volvió a ocupar un puesto de segunda importancia después de que en 1686 la ciudad de Buda fuese liberada de dominio turco.


    Posteriormente, al fracasar la Revolución Húngara de 1848, Lajos Kossuth tomó la Corona de San Esteban y las otras insignias reales y las enterró, dentro de una caja de madera en un bosque de sauces, cercano a Orsova (Transilvania). Recuperadas, las joyas de la Corona Húngara regresaron al Castillo Real de Buda en 1853.


    Catorce años después, en 1867, la Corona de San Esteban y el resto de las joyas fueron utilizadas en la ceremonia de coronación de Francisco José como rey de Hungría.[5] La última coronación húngara, celebrada también en Budapest, tuvo lugar el 30 de diciembre de 1916, cuando Carlos de Habsburgo-Lorena fue coronado como Carlos IV de Hungría, ceremonia que tuvo lugar en plena I Guerra Mundial.[6] En ambas ocasiones la reina (en 1867 Isabel de Baviera[7] y en 1916 Zita de Borbón-Parma[8] ) portó una corona de diamantes.


    El 4 de mayo de 1945, concluida la II Guerra Mundial, las joyas de la Corona de Hungría fueron tomadas en Mattsee (Austria) por la 86ª División de Infantería de los Estados Unidos.[9] Las joyas fueron trasladadas a Europa occidental y finalmente entregadas al ejército estadounidense para evitar que cayeran en manos de la Unión Soviética. Durante gran parte de la Guerra Fría, las joyas estuvieron depositadas en el Depósito de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que se encuentra en Fort Knox (Kentucky), junto a las reservas de oro de los Estados Unidos y otras piezas históricas de valor incalculable. El 6 de enero de 1978, después de realizarse una exhaustiva investigación para confirmar la autenticidad de la Corona, las joyas fueron devueltas al pueblo húngaro por orden del presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter. La investigación mencionada ha servido de base para gran parte de los conocimientos sobre las insignias de los monarcas húngaros actualmente disponibles.


    Después de la caída del comunismo, la Corona de San Esteban volvió a figurar en el escudo de Hungría. En 1990 la Asamblea Nacional decidió recuperar la versión anterior a la II Guerra Mundial y no el escudo de 1849, de Luis Kossuth, que no incorporaba la corona.


    Hungría es el único país en Europa que conserva, casi en su totalidad, un conjunto de insignias de coronación creado durante la Edad Media. El 1 de enero de 2000, la Sacra Corona Húngara, el cetro, el orbe y la espada fueron trasladados del edificio del Parlamento Húngaro al Museo Nacional de Hungría.


    Los restos del extenso manto de la coronación se conservan en una cámara con gas inerte debido a su deterioro. A diferencia de la corona y el resto de las insignias, se piensa que el manto fue utilizado por San Esteban y elaborado aproximadamente en el año 1030. En algunos códices se recoge que el manto fue un obsequio realizado por la reina, Gisela de Baviera, y unas monjas. En el centro de la cola del manto figura el único retrato conocido de San Esteban, portando una corona (diferente de la que tradicionalmente se le ha atribuido).






    En una inscripción del manto de forma circular y en latín, se identifica a éste como una prenda litúrgica episcopal.


    Se considera que el cetro es la pieza artísticamente más valiosa de las Joyas de la Corona de Hungría. Contiene una esfera maciza de cristal de roca decorada con "leones grabados", un producto raro fatimí del siglo X. Su mango está formado por una vara rígida decorada con trabajos de plata de gran calidad.


    La espada ceremonial fue elaborada en Italia durante el siglo XIV. La espada de uso cotidiano que perteneció a San Esteban se conserva en la Catedral de San Vito en Praga desde 1368. Esta espada, que se encuentra en buen estado de conservación, dispone de una hoja de 60 centímetros de longitud. La espada de uso cotidiano de San Esteban ha sido prestada a Hungría en diversas ocasiones pero nunca fue utilizada en las ceremonias de coronación.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Corona de San Esteban


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    Tierras de la Corona de San Esteban

    La Santa Corona húngara, conocida también como Corona de San Esteban (Húngaro: Magyar Szent Korona, Alemán: Stephanskrone, Croata: Kruna svetoga Stjepana, Latín: Sacra Corona), también denominada Sacra Corona Húngara, es la única en la actualidad calificada como un ”Atributo Sacro”.


    Las insignias empleadas en la ceremonia de coronación de los monarcas húngaros fueron la Corona de San Esteban, un cetro, un orbe o mundo, y un manto. Desde el siglo XII, todos los reyes de Hungría han sido coronados con la misma corona. En el orbe figuran las armas del rey Carlos I Roberto de Anjou (1310-1342).


    El concepto de Corona Húngara quedó vinculado con los conocidos como Territorios de la Corona de San Esteban, de esta forma la expresión Sacra Corona hacía referencia tanto al símbolo de la autoridad de los monarcas húngaros como al territorio en el que ejercía su autoridad. La relevancia que se le otorgó a este símbolo se observa en que se denominó Doctrina de la Sacra Corona al conjunto de principios políticos del Reino de Hungría (una Constitución no escrita). Además se consideraba que ningún monarca de Hungría tenía completa legitimidad si no era coronado. A lo largo de la historia, más de quince reyes fueron coronados con esta corona. Únicamente tres monarcas no cumplieron con esta tradición: Vladislao I de Hungría, Juan Segismundo Szapolyai y José II de Habsburgo. El último fue conocido bajo el seudónimo de "el rey asombreraro", en húngaro "kalapos király", ya que precisamente llevó siempre sombrero y no la Santa Corona.


    La Corona de San Esteban empezó a ser denominada ”Sacra” en 1256 y a partir del siglo XIV se consideró a esta joya en concreto algo más que un adorno, convirtiéndose en el único símbolo de la autoridad real y, por extensión, de los conocidos como Territorios de la Corona de San Esteban, por todo ello se puede afirmar que existía ”un rey para la Corona de Hungría y no de una corona para el rey de Hungría”.


    Desde el año 1401 en el sello del Reino de Hungría figuró la inscripción: "Sello de la Sacra Corona de Hungría".


    Descripción
    La corona posee una forma elíptica con una anchura de 203,9 milímetros y una longitud de 215,9 milímetros, un tamaño mayor que el de una cabeza humana.
    El peso de esta corona es de 2056 gramos
    Se recurrió a dos aleaciones diferentes de oro y plata para elaborar los elementos de la parte superior e inferior de la corona.
    En las imágenes de la parte superior de la corona figuran caracteres latinos, y griegos en las de la parte inferior.
    La parte inferior es asimétrica.[1]
    Se ha constatado el empleo de un elaborado sistema de medición en la elaboración de la mayor parte de las piezas de la corona.[2]
    Se desconoce el lugar y la época exacta de su ensamblaje.




    Atributo Sacro
    Conforme a la tradición, en el año 1000, San Esteban, alzó esta corona durante su coronación como ofrenda a la Virgen María Nagyboldogasszony, como señal del compromiso de la monarquía con ella. A partir de entonces, la Virgen María fue considerada Regina (Reina) además de patrona de Hungría. Esta tradición sirvió como justificación de carácter divino para reforzar la autoridad real y la Doctrina de la Sacra Corona. Supuestamente fue enviada por el Papa a San Esteban. Pudo querer reflejar la dependencia espiritual del monarca húngaro respecto del Papa, que le serviría como justificación para no quedar sujeto al vasallaje del emperador y, por otro lado, también pudo simbolizar el compromiso que el Papado esperaba recibir del rey para que ayudara a la Iglesia Católica a alcanzar sus objetivos en Hungría.


    Los resultados de rigurosas investigaciones científicas, que han sido aceptadas por la Iglesia Católica Húngara, indican que en realidad los distintos elementos que componen esta corona fueron ensamblados durante el reinado de Bela III (1172-1196). Es posible que se emplearan algunos procedentes de una joya anterior que pudo ser enviada por el Papa con motivo de la coronación de San Esteban[cita requerida].


    Origen de la Sacra Corona
    De acuerdo con la teoría más aceptada, recogida en publicaciones de la Academia de Ciencias Húngara y de la la Conferecia Episcopal Húngara,[3] la Corona de San Esteban posee dos partes diferenciadas denominadas Corona Graeca y Corona Latina. Fue ensamblada durante el reinado de Bela III y tiene influencias bizantinas, debido a que este rey se había criado en la Corte Bizantina.


    La coronación de San Esteban, el primer rey de Hungría, simbolizó el comienzo del proceso de creación de Hungría como entidad política. No se ha podido determinar si se celebró el día de Navidad del año 1000 o el 1 de enero de 1001.


    El obispo Hartvik (entre 1095-1116) elaboró uno de los primeros relatos sobre el origen de la corona que sirvió de base para una tradición que afirmaba que el Papa le había enviado una corona a San Esteban junto con su bendición. El relato del Obispo aparece recogido en una biografía escrita por él entre 1100 y 1110 por encargo del rey Colomán I. El obispo Hartvik señaló que San Esteban envió al arzobispo Astrik de Esztergom a Roma, encargándole que solicitara en su nombre una corona al pontífice. Sin embargo el rey de Polonia, Miecislao I, que también había enviado emisarios a Roma con el mismo objetivo, iba a recibir una corona que ya se encontraba preparada. Durante una noche al Papa, en el relato no se cita el nombre de ningún pontífice, se le apareció en sueños el Ángel del Señor que le anunció que llegaría otro emisario de un pueblo desconocido solicitándole una corona, el ángel le indicó debería entregársela a él porque ese pueblo poseía más méritos para merecerla. Al día siguiente el arzobispo Astrik recibió del Papa la corona. La Leyenda del obispo Hartvik comenzó a figurar en libros litúrgicos y breviarios húngaros aproximadamente a partir del año 1200, en ellos se menciona al papa Silvestre II y desde aquella fecha comenzó a extenderse por el mundo cristiano. En 1613, el guardián de la Corona, Péter Révai señaló que la Sacra Corona Húngara fue donada a San Esteban por el papa Silvestre II. Sin embargo, esta narración no pudo ser cierta dado que el rey Miecislao I no fue contemporáneo de San Esteban ni del papa Silvestre II. Además, en el relato de la vida de San Esteban, escrito en la época en que fue canonizado (1083), se recoge que “cinco años después de la muerte de su padre (...) trajeron una carta con bendiciones papales (...) y el Señor favoreció a uno, Esteban, que fue elegido rey, ungido y por fortuna coronado con la diadema del honor regio”. En esta historia no se menciona ninguna corona donada por Roma. Por otra parte, en los Archivos Vaticanos no se ha localizado ningún documento relacionado con la donación de una corona a los húngaros, circunstancia que contó con el interés de la Iglesia Católica porque probaría su ascendiente sobre el Reino de Hungría.






    Existe otra teoría, muy difundida pero incierta, formulada por Thietmar von Merseburg (fallecido en 1018). Este autor afirmó que el emperador Otón III aceptó que San Esteban fuese coronado y el Papa le envió sus bendiciones; algunos historiadores han defendido que también le envió una corona pero hasta la fecha no ha sido localizada ninguna prueba que lo pueda documentar.


    A las dos teorías más destacadas – la donación por el Papado y su creación durante el reinado de Bela III (la más probable) – se les unen otras, de acento más romántico, que situarían en Asia y en un pasado remoto el origen de la Corona Húngara.


    Se ha llegado a pensar que las dos partes de la corona pudieron ser elaboradas en periodos diferentes debido a las diferencias encontradas en los estilos y técnicas con que se realizaron las imágenes esmaltadas de la decoración. A esta circunstancia se le une el hecho de que las inscripciones de la diadema son griegas y las de las bandas, latinas. Sin embargo se debe destacar que observando esta joya no se encuentra ningún indicio, al margen de lo ya expuesto, que lleve a pensar que esté formada por elementos que pudiesen haberse encontrado separados en algún momento.


    En 1978, cuando la Sacra Corona fue devuelta a Hungría por los Estados Unidos y comenzaron a realizarse cuidadosos estudios, se volvió a tratar de determinar qué elementos de la parte superior pudieron pertenecer a la corona originaria del primer monarca húngaro.


    Tipos de Coronas
    En función de su uso las coronas podían ser:


    Coronas de uso privado, sin restricciones.
    Coronas de Estado o de uso gubernamental, empleadas en determinadas ceremonias, como las aperturas solemnes de parlamentos y las coronaciones.
    Coronas de Sucesión, empleadas únicamente como símbolos de la transmisión del poder al sucesor.
    Al ser una corona de sucesión, la Sacra Corona únicamente fue utilizada durante las ceremonias de coronación de los reyes de Hungría, quedando el resto del tiempo bajo la custodia permanente de dos guardias de la Corona (koronaőr). Únicamente se permitía a otras dos personas tocar la Sacra Corona, la persona que ostentaba después del monarca el título secular (aristocrático) de mayor rango en Hungría Nádor de Hungría, encargado de depositarla sobre un cojín para su traslado con motivo de una coronación, y el arzobispo de Esztergom que ostentaba el título eclesiástico más importante, encargado de coronar al rey.


    Diseño e imágenes de la CoronaE
    La Corona de San Esteban está hecha de oro y decorada con diecinueve imágenes esmaltadas, realizadas con piedras semipreciosas, perlas, y alabandina (un mineral formado por sulfuro de manganeso). Posee tres partes, la diadema inferior, denominada Corona Greca, las dos bandas que se cruzan, conocidas como Corona Latina, y la cruz de la parte superior, que en la actualidad se encuentra torcida.


    Posee cuatro colgantes (pendilium) sujetos por cadenas a cada lado de la diadema inferior y otro situado en su parte posterior.


    Corona Griega
    La Corona Graeca ("Corona Griega") es un stephanos o corona abierta que tiene una anchura de 5,2 centímetros y un diámetro de 20,5 centímetros.


    Las dos piedras talladas de aguamarina situadas en la parte trasera de la diadema fueron incorporadas por el rey Matías II (1608-1619). En la imagen de la parte delantera aparece representado un Pantocrátor. En el borde, a la derecha e izquierda de Jesucristo están situadas las figuras de los arcángeles San Miguel y San Gabriel, seguidos de las figuras de los santos Jorge y Demetrio de Tesalónica, y de San Cosme y San Damián con la mitad de su tamaño.


    En un marco arqueado situado en la parte trasera de la diadema aparece representado el emperador Miguel VII Ducas (1071-1078). Debajo, a la izquierda se encuentra una imagen, con la mitad de su tamaño, denominada Kon. Porphyrogennetos, que puede tratarse del hermano del emperador Miguel, o bien de su hijo y heredero. A la izquierda aparece una imagen del rey húngaro Geza I (1074-1077), junto a la inscripción griega: ΓΕΩΒΙΤZΑC ΠΙΣΤΟC ΚΡΑΛΗC ΤΟΥΡΚΙΑC (Geōvitzas pistós králēs Tourkías, Geza I, fiel monarca de la tierra de los turcos). El nombre empleado por los bizantinos para referirse a los húngaros en aquella época era turcos. Como era habitual en la jerarquía del Estado Bizantino, en la decoración de la Corona se observa una clara diferenciación entre los títulos del emperador y del rey húngaro, al emplearse Kralj (rey) para referirse a Geza, que es una expresión helenizada proveniente del eslavo meridional común. Las figuras de los santos y los gobernantes griegos aparecen representados con halos mientras que la figura de Geza no. Los nombres de los emperadores aparecen escritos en color rojo y los de los monarcas húngaros en azul oscuro o negro.


    Las placas esmaltadas de la decoración de la banda circular, el pequeño panel en que figura el Pantocrátor y la imagen del emperador Miguel se encuentran fijadas a la corona mediante técnicas diferentes. La imagen del emperador Miguel no pudo ser fijada al armazón de la misma forma que el Pantocrátor situado en la parte frontal. Esto es debido a que el armazón se encuentra doblado hacia arriba, lo que ha obligado a sujetar en sus bordes la placa con la imagen de Miguel VII.




    Se ha observado que la Corona Griega, debido a su forma apunada y al contar con placas arqueadas, es idéntica a las coronas que utilizaron las emperatrices bizantinas. En realidad llegó a Hungría aproximadamente en 1075, enviada por emperador Miguel VII Ducas para obsequiar a la esposa del rey Geza, que perteneció a la familia griega de los Synadenos. No fue una corona nueva, pudo tratarse de una antigua corona femenina procedente del tesoro del emperador que fue remodelada para la ocasión. Es posible que las imágenes esmaltadas sustituyeran a otras, anteriores, consideradas poco apropiadas para una reina de Hungría.


    Corona Latina
    La Corona Latina, que no es un objeto independiente y no podía utilizarse sin la Corona Griega, fue diseñada para estar unida al borde superior dotando a ésta de una cubierta con forma abovedada. La Corona Latina se compone de cuatro chapas de oro, de una anchura de 5,2 centímetros y con un de sus bordes unido a una placa central, de forma cuadrada y con una longitud de 7,2 centímetros en cada lado. Estas chapas de oro que cubren la parte superior de la joya transforman entonces el stephanos o corona abierta en un stemma o corona cerrada. El simbolismo de una corona cerrada implica que el portador de la joya no se encuentra sometido a monarca alguno.


    La escritura de las leyendas que identifican las imágenes de los santos representados ha facilitado pistas sobre la fecha en la que pudo ser elaborada la Corona Latina. Tanto la mayúscula T que figura en la palabra Thomas y la segunda U de la palabra Paulus muestran el estilo característico que poseían las letras latinas empleadas en monedas bizantinas, una costumbre que se abandonó a mediados del siglo XI. Estas imágenes pudieron formar parte de un relicario o de un altar plegable regalado a San Esteban por el Papa. También es posible, aunque tal vez nunca sea posible comprobarlo, que San Esteban recibiese la propia Corona Latina como un regalo de algún Papa en señal de agradecimiento por algún obsequio suyo, costumbre cuya existencia histórica en aquella época se ha documentado. Sin embargo, por su estilo, se ha comprobado que las imágenes de los apóstoles no pudieron ser realizadas en una fecha cercana al año 1000.


    Las bandas que se cruzan están decoradas en sus bordes con hileras de cuentas de oro. La placa central está decorada con doce perlas que simbolizan a los doce apóstoles. La Corona Latina cuenta en su decoración con un total de setenta y dos perlas.


    La placa central se encuentra adornada con una imagen del Pantocrátor, esmaltada mediante una técnica conocida como cloisonné. En cada banda se pueden observar dos figuras de apóstol (ocho en total) que se corresponden con los ocho primeros que son citados en los Hechos de los Apóstoles, 1.13.


    La Cruz
    La cruz se encuentra unida al resto de la corona de forma tosca, rompiendo la imagen de Cristo que se encuentra situada en la parte superior. Pudo haberse añadido durante el siglo XVI. La cruz de la corona quedó torcida durante el siglo XVII, probablemente pudo dañarse en el momento de cerrar el cofre de hierro en el que se custodiaba y encontrarse mal colocada en su interior. Desde entonces se ha mantenido inclinada hacia la izquierda y así ha figurado en todas las representaciones de la Corona de San Esteban que se han realizado.


    La Corona en conjunto
    La forma de la Corona de San Esteban, es muy parecida a la del kamelaukion, un tocado con su parte superior cubierta que fue introducido por el Imperio Bizantino y cuyo diseño fue utilizado también en las coronas bizantinas. Durante el reinado de Bela III, fueron incorporadas a la Corona Griega las bandas que se cruzan en la parte superior. Es posible que se pretendiera imitar las coronas bizantinas, debido a que Bela III se había criado en Constantinopla. Para decorar estas bandas se recurrió a una decoración semejante a la utilizada en la Corona Griega.


    Vínculos del tesoro con San Esteban


    La Corona, Espada y Orbe de Hungría.
    Existe la posibilidad de que las bandas cruzadas de la Corona Latina procedan del propio tesoro de San Esteban. Por otra parte, en la época de la creación de la corona, existía la esperanza de que incluyese algunos trabajos anteriores de orfebrería realizados con oro que permitiesen vincularla con el propio San Esteban.


    La inscripción bordada en el manto que fue empleado en la ceremonia de coronación de los monarcas húngaros muestra con certeza que San Esteban y su esposa, la reina Gisela de Baviera, ordenaron su elaboración, que data del año 1031.


    El cetro utilizado en la coronación de los reyes de Hungría, que dispone de un orbe o mundo en su extremo superior, también puede ser de la época de San Esteban. En los sellos de sus contemporáneos, el emperador Enrique II y de Rodolfo III de Borgoña, aparecen representados ambos portando un cetro con la misma forma. Este tipo de cetros, de pequeña longitud y con un orbe en su extremo superior, sólo fueron utilizados en aquella época.


    Concepción jurídica de la Corona Húngara


    El Escudo de Hungría, en el que puede observarse la Corona de San Esteban.
    A comienzos del siglo XIX fue tasada la Sacra Corona Húngara. El valor del armazón de oro y las joyas que decoran la corona ascendía a 20.000 florines de oro pero su valor artístico y simbólico es incalculable. Carlos I Roberto de Hungría tuvo que ser coronado en tres ocasiones ya que no utilizó la Corona de San Esteban hasta el año 1310. Un ejemplo que muestra la importancia política y simbólica de la Sacra Corona Húngara, se observa en el hecho de que durante el periodo de entreguerras Hungría fue desde 1920 hasta 1946 un “reino con el trono vacante”, incluso después de que el último monarca húngaro, Carlos IV (Carlos I como emperador de Austria), intentase en dos ocasiones durante 1921 recuperar el trono sin conseguirlo.[4]


    En aquella época, en un reino con el rey ausente, se consideró monarca del país a la Virgen María a la que se rendía culto como Reina de Hungría y a pesar de la circunstancia de que el regente, Miklós Horthy, fuese protestante. Se promovió la doctrina política que reconocía a la Corona Húngara personalidad jurídica. Esto implicaba que los poderes del monarca o del gobierno provenían de la Corona (y que ésta no era sólo el símbolo de la autoridad del rey). De esta forma, en el escudo de Hungría se mantuvo la Corona de San Esteban a pesar de que la figura del rey había sido sustituida, de forma definitiva, por un regente. Esta doctrina fue utilizada para justificar un régimen marcadamente conservador y la carrera que Hungría emprendió para recuperar los territorios de la Corona de San Esteban perdidos, lo que arrastró al país a una alianza con el III Reich y a su derrota al finalizar la II Guerra Mundial.


    En la actualidad, a pesar de que Hungría posee una forma de gobierno republicana, la Corona de San Esteban figura en el escudo del país. Esta circunstancia genera controversia en países vecinos ya que podría simbolizar posibles reclamaciones de territorios que pertenecieron al Reino de Hungría. Gran parte de la población considera a la corona como el símbolo del mantenimiento de la soberanía húngara durante un milenio de historia turbulenta en Europa central. Los movimientos políticos más conservadores se muestran partidarios de volver a otorgar poderes a la Corona Húngara, y por tanto dotarla de personalidad jurídica.


    Historia de la Corona Húngara


    El rey otón de Hungría consigue la Santa Corona luego de haberla perdido por el camino en su huída. Imagen de la Crónica Picta Húngara, Siglo XIV.




    La Corona de San Esteban ha tenido una existencia agitada, extraviada, recuperada y enviada fuera de Hungría en varias ocasiones. Durante el periodo de la Dinastía Arpad (1000 - 1301), la corona estuvo en la ciudad de Székesfehérvár, lugar donde se celebraban las ceremonias de coronación. Posteriormente estuvo custodiada en: Visegrado (Condado de Pest); Pozsony (actual Bratislava); y en Buda. Estuvo perdida en 1307 cuando el rey Otón de Hungría intentaba escapar de los ejércitos rivales del otro pretendiente al trono el posterior Carlos I Roberto de Hungría. La corona había sido escondida en un recipiente para portar agua y durante la marcha se les cayó. Milagrosamente, al darse cuenta de que faltaba, regresaron al día siguiente y la hallaron en el mismo lugar donde la habían perdido. Ésta eventualmente pasó a manos del noble húngaro Ladislao Kán, quien se negaba a devolverla a Carlos Roberto, hasta que eventualmente fue amenazado por el cardenal Gentilis, enviado papal. Kán, ante la amenaza de excomunión la devolvió de inmediato y posteriormente Carlos Roberto fue coronado como rey con la santa corona.


    Durante el siglo XV, después de la muerte del rey húngaro Segismundo de Luxemburgo, en 1437 el trono pasó a Alberto de Hungría, de la Casa de los Habsburgo, quien había tomado como esposa a Isabel de Luxemburgo, la hija del anterior rey. Sin embargo cayendo gravemente enfermo, Alberto murió en 1439 dejando a Isabel embarazada y en una situación política tensa, donde el reino húngaro estaba amenazado por los ejércitos turcos otomanos. Previendo que el trono húngaro no fuese tomado por otro que no fuese ella o sus descendientes, la reina le ordenó a su dama de compañía Helena Kottanner, quien era también nodriza de su hija, que entrase en el palacio de Visegrado y robase la Santa Corona húngara con ayuda de un par de colaboradores. De esta manera, en 1440 llevando la corona dentro de un cojín, Kottanner llevó la joya hasta su reina quien esa misma noche dio a luz a su hijo Ladislao el Póstumo, a quien coronaron como Ladislao V de Hungría.


    Después de esto, la familia real se vio forzada a huir a territorios austríacos donde Federico III de Habsburgo le dio asilo y mantuvo en su poder la Santa Corona. Esto significó un serio problema, pues también se adjudicaba a si mismo el trono húngaro y cuando se tuvo que realizar la coronación del joven conde Matías Corvino, electo rey de Hungría por la nobleza en 1458. Después de unas largas negociaciones recuperaron la Santa Corona y el rey pudo ser coronado.


    Después de la muerte del rey Luis II de Hungría en la batalla de Mohács en 1526, los turcos otomanos comenzaron a ocupar el reino y el conde húngaro Juan Szapolyai, voivoda de Transilvania se hizo coronar como rey Juan I de Hungría con la Santa Corona. Sin embargo ante el ataque del sultán Solimán y las pretensiones de Fernando I de Habsburgo, la corona eventualmente fue a dar a manos del monarca austríaco, quien fue coronado como rey húngaro a los pocos meses.


    A partir de este momento, puesto que gran parte del reino húngaro estaba ocupado, las ceremonias de coronación se hicieron en la ciudad de Bratislava, que era el asentamiento húngaro de mayores dimensiones que estaba fuera de la esfera de poder otomana. Las siguientes coronaciones se realizaron en esa misma ciudad, que eventualmente volvió a ocupar un puesto de segunda importancia después de que en 1686 la ciudad de Buda fuese liberada de dominio turco.


    Posteriormente, al fracasar la Revolución Húngara de 1848, Lajos Kossuth tomó la Corona de San Esteban y las otras insignias reales y las enterró, dentro de una caja de madera en un bosque de sauces, cercano a Orsova (Transilvania). Recuperadas, las joyas de la Corona Húngara regresaron al Castillo Real de Buda en 1853.


    Catorce años después, en 1867, la Corona de San Esteban y el resto de las joyas fueron utilizadas en la ceremonia de coronación de Francisco José como rey de Hungría.[5] La última coronación húngara, celebrada también en Budapest, tuvo lugar el 30 de diciembre de 1916, cuando Carlos de Habsburgo-Lorena fue coronado como Carlos IV de Hungría, ceremonia que tuvo lugar en plena I Guerra Mundial.[6] En ambas ocasiones la reina (en 1867 Isabel de Baviera[7] y en 1916 Zita de Borbón-Parma[8] ) portó una corona de diamantes.


    El 4 de mayo de 1945, concluida la II Guerra Mundial, las joyas de la Corona de Hungría fueron tomadas en Mattsee (Austria) por la 86ª División de Infantería de los Estados Unidos.[9] Las joyas fueron trasladadas a Europa occidental y finalmente entregadas al ejército estadounidense para evitar que cayeran en manos de la Unión Soviética. Durante gran parte de la Guerra Fría, las joyas estuvieron depositadas en el Depósito de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que se encuentra en Fort Knox (Kentucky), junto a las reservas de oro de los Estados Unidos y otras piezas históricas de valor incalculable. El 6 de enero de 1978, después de realizarse una exhaustiva investigación para confirmar la autenticidad de la Corona, las joyas fueron devueltas al pueblo húngaro por orden del presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter. La investigación mencionada ha servido de base para gran parte de los conocimientos sobre las insignias de los monarcas húngaros actualmente disponibles.


    Después de la caída del comunismo, la Corona de San Esteban volvió a figurar en el escudo de Hungría. En 1990 la Asamblea Nacional decidió recuperar la versión anterior a la II Guerra Mundial y no el escudo de 1849, de Luis Kossuth, que no incorporaba la corona.


    Hungría es el único país en Europa que conserva, casi en su totalidad, un conjunto de insignias de coronación creado durante la Edad Media. El 1 de enero de 2000, la Sacra Corona Húngara, el cetro, el orbe y la espada fueron trasladados del edificio del Parlamento Húngaro al Museo Nacional de Hungría.


    Los restos del extenso manto de la coronación se conservan en una cámara con gas inerte debido a su deterioro. A diferencia de la corona y el resto de las insignias, se piensa que el manto fue utilizado por San Esteban y elaborado aproximadamente en el año 1030. En algunos códices se recoge que el manto fue un obsequio realizado por la reina, Gisela de Baviera, y unas monjas. En el centro de la cola del manto figura el único retrato conocido de San Esteban, portando una corona (diferente de la que tradicionalmente se le ha atribuido).






    En una inscripción del manto de forma circular y en latín, se identifica a éste como una prenda litúrgica episcopal.


    Se considera que el cetro es la pieza artísticamente más valiosa de las Joyas de la Corona de Hungría. Contiene una esfera maciza de cristal de roca decorada con "leones grabados", un producto raro fatimí del siglo X. Su mango está formado por una vara rígida decorada con trabajos de plata de gran calidad.


    La espada ceremonial fue elaborada en Italia durante el siglo XIV. La espada de uso cotidiano que perteneció a San Esteban se conserva en la Catedral de San Vito en Praga desde 1368. Esta espada, que se encuentra en buen estado de conservación, dispone de una hoja de 60 centímetros de longitud. La espada de uso cotidiano de San Esteban ha sido prestada a Hungría en diversas ocasiones pero nunca fue utilizada en las ceremonias de coronación.


    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Corona_de_San_Esteban
    Última edición por Michael; 29/04/2014 a las 04:23
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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