La imagen de Francia que la Revolución se ha encargado de implantar como un microchip, es la del país ateo, masón, irreverente, y también sanguinario. Pero esta imagen que por un lado es cierta, al menos desde hace poco más de dos siglos, por otro es radical y artificiosamente falsa porque Francia ha sido católica, tradicionalista y monárquica durante muchísimos más siglos. Afortunadamente la semilla siempre crece y semillero hay, allí los verdaderos franceses siguen estando y se les sigue esperando, pues dan continuas señales de su existencia, aunque en minoría y siempre incomprendidos, no dejan un milímetro a los enemigos de su país. A ver cuando aquí empezamos a imitarlos en lugar de aplaudir cambios y recambios de polvorientas cosas viejas de panteón, por otras de museo de paleontología.
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« Fascistes francs-maçons ! » Les Hommen au Grand Orient de France - Contre-révolution, royalisme, royaliste, Louis XX, catholique, Nouvel ordre mondial, monarchie
Hommen officiel
Última edición por Valmadian; 14/06/2015 a las 16:20
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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