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Tema: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

  1. #1
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    Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    El autor de "Archipiélago Gulag" falleció por un ataque al corazón a los 89 años de edad


    04/08/2008| Actualizada a las 01:02h
    Moscú. (EFE).- El escritor ruso y Premio Nobel de Literatura en 1970, Alexander Solzhenitsin, ha muerto hoy domingo en su casa de Moscú a consecuencia de un ataque cardíaco, informó la agencia Interfax.
    Solzhenistin, uno de los mayores críticos del antiguo régimen de la Unión Soviética, falleció a las 23.45 hora local (19.45 GMT) en su residencia moscovita por una insuficiencia cardíaca aguda a los 89 años de edad, según sus familiares.

    El escritor que nació el 11 de diciembre de 1918 en Kislovdsk, en la región soviética del Cáucaso, estudió Matemáticas y Física en la Universidad de Rostov, en 1941, y seguidamente se incorporó al Ejército ruso en la II Guerra Mundial (1939-45).

    Por sus críticas a Stalin fue condenado en 1945 a ocho años de prisión en un campo de trabajo en Siberia. Entre sus primeras obras destacan "Pabellón de Cancerosos" (1965) y "Un día en la vida de Ivan Denisovich". El 8 de octubre de 1970 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

    En 1974, durante el régimen de Leonidas Breznev, Solzhenitsin fue privado de la nacionalidad soviética y expulsado de la URSS, acusado de traición a la patria tras haber escrito "Archipiélago Gulag" y "Carta abierta a los dirigentes soviéticos".

    El escritor se trasladó entonces a Estados Unidos y regresó a Rusia en 1994 cuatro años después de haber recuperado su nacionalidad original.

    http://www.lavanguardia.es/lv24h/200...513320180.html
    Uoco dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Uno de los mayores críticos del estalinismo

    Solzhenitsyn denunció en el libro "archipiélago Gulag" el sistema de campos de concentració aplicado por el dictador ruso

    04/08/2008 | Actualizada a las 02:09h
    Moscú. (EFE).- El disidente ruso y premio Nobel de Literatura, Alexandr Solzhenitsin, que falleció el domingo a los 89 años, fue uno de los mayores críticos del estalinismo, cuyo sistema de campos de concentración denunció en su "Archipiélago GULAG".

    Autor de "Un día en la vida de Ivan Denísovich", "El primer círculo", "Pabellón de cancerosos", entre obras, Solzhenitsin fue uno de los mas conocidos disidentes soviético y vivió 20 años en el exilio.

    Nació el 11 de diciembre de 1918 en Kislovodsk, ciudad en el Cáucaso Norte, en el seno de una familia de intelectuales cosacos. Se crió en la zona del Don, en Rostov, y estudió Matemáticas y Física en la Universidad de esa ciudad, donde obtuvo la licenciatura en 1941, el mismo año en que la Alemania nazi atacó a la Unión Sovietica.

    Solzhenitsin se incorporó al Ejército y combatió como oficial de artillería en el frente de Leningrado. Sus acciones en la guerra le valieron dos medallas, que no fueron obstáculo para que en 1945 fuera condenado a ocho años en un campo de trabajo por criticar al dictador soviético Iósif Stalin en una carta dirigida a un amigo.

    En marzo de 1953 fue puesto en libertad, aunque todavía siguió varios años desterrado en Siberia. Allí empezó a escribir y en ese período fue curado de un cáncer, experiencia que dejó plasmada en "Pabellón de Cancerosos" (1965).

    Durante el "deshielo" de Nikita Jruschov, en 1957, logró una plaza de profesor de Matemáticas en la ciudad de Riazán. En 1962 terminó su segunda novela, "Un día en la vida de Ivan Denisovich", que narra la historia de un preso en un campo de trabajo y, en gran medida autobiográfica.

    La obra llegó a manos del mismo Jruschov, quien quiso utilizarla como arma en su lucha personal por el poder y autorizó su publicación. Tras la caída en desgracia de Jruschov la novela fue retirada de librerías y bibliotecas.

    En 1967 Solzhenitsin escribió envió una carta a la Unión de Escritores, en la que denunciaba la censura ejercida contra él y acusaba al organismo de indiferencia ante la supresión de la libertad de expresión. La respuesta de la Unión de Escritores de la Unión Soviética no se hizo esperar: lo expulsó de sus filas.

    En 1974, durante el régimen de Leonid Brézhnev, Solzhenitsin fue privado de la ciudadanía soviética y expulsado de la URSS bajo la acusación de "traición a patria" por su libro "Archipiélago GULAG".

    Recuperaría la ciudadanía soviética en 1990, durante la "perestroika" de Mijaíl Gorbachov, pero su regreso a Rusia se produciría sólo cuatro años más tarde, cuando la Unión Soviética ya no existía. "En Rusia no hay democracia", dijo el escritor, un gran crítico del desaparecido presidente ruso Borís Yeltsin, nada más llegar a Moscú, desatando una fuerte polémica.

    Su regreso a Rusia comenzó en Vladivostok, puerto ruso en el océano Pacífico, y desde allí inicio un recorrido en tren de 55 días que le llevó a la capital rusa. Pese a que Yeltsin le había elogiado y expresado su intención de recibirlo en el Kremlin, Solzhenitsin se refirió con sorna al sistema político diseñado por el presidente ruso al comentar que "los juegos de los partidos políticos no son democracia" y que "el pueblo no es material para campañas electorales".

    En su obra "Rusia colapsada" (1998), Solzhenitsin criticó los excesos oligárquicos de la nueva democracia rusa Al Premio Nobel de Literatura le sobreviven su esposa, Natalia Svetlova, y sus hijos: Ignat, Yermoléi y Stepán. El deceso del escritor se produjo a las 23.45 hora local (19.45 GMT) del domingo a consecuencia de una insuficiencia cardiaca.

    El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, presentó su condolencias a la familia de Solzhenitsin inmediatamente tras conocerse la noticia de su fallecimiento.

    http://www.lavanguardia.es/lv24h/200...513347720.html
    Uoco dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    EN LA MUERTE DE UN TESTIGO DEL HORROR MARXISTA



    Como si se hubiera subido al último tren... Alexsandr Solzhenitsyn, el disidente por antonomasia, el testigo de toda una época -la del experimento marxista realizado con el oro de la banca capitalista mundial-, murió ayer 3 de agosto de 2008.



    Nos deja, como un monumental legado imperecedero, sus libros:


    -Un día en la vida de Iván Denisovich (1950)
    -Nunca cometemos errores (1963)
    -Por el bien de la causa (1964)
    -El pabellón del cáncer (1967-68)
    -El primer círculo (1968)
    -Agosto 1914 (1971)
    -Archipiélago Gulag (1973)
    -Lenin en Zurich (1975)
    -Archipiélago Gulag 2 (1975)
    -Archipiélago Gulag 3 (1978)
    -El roble y el ternero
    -El peligro mortal
    -Cómo reorganizar Rusia (1990)
    -El problema ruso: al final del siglo XX (1992)
    -Rusia bajo los escombros (1992)
    -La rueda roja. Tetralogía compuesta por "Agosto 1914", "Octubre 1916", "Marzo 1917" y "Abril 1917".
    -El error de Occidente (Colección de ensayos)



    Durante décadas su "Archipiélago Gulag" fue un libro de referencia para todos los que vivíamos aquende el telón de acero. Solzhenitsyn, con sus barbas proféticas y sus libros, ejerció sobre millones de lectores esa influencia benéfica que tiene toda literatura grande: denunciando el horror, convirtió a muchos en luchadores contra el error. Pero no sólo tuvo el valor de criticar el totalitarismo soviético, también cuestionó la podredumbre occidental, siendo muy duro en su denuncia del capitalismo y el nihilismo, esa disociedad en que vivimos, creyéndonos falsamente libres. La muerte de Solzhenitsyn la contemplamos como una pérdida; no ha sido un golpe para Rusia, sino para todos los que amamos la libertad en su sentido más fuerte. Cuando vayamos a contemplar el panorama, nos faltará él. Y entonces, buscando escritores contemporáneos, encontraremos a esa chusma de escritorzuelos -literatos degenerados y delincuentes- que cantan alabanzas a Sodoma y Gomorra, a Babilonia y Pandemonio, esos escribidores que como sapos croan al borde de la pestilente charca de nuestro mundo occidental.



    No quedaban muchos intelectuales como Solzhenitsyn. Y los que puedan quedar como él son pocos y no tan grandes como el viejo ruso. Los intelectuales que nos van quedando son, en su mayoría, cómplices de la corrupción hedonista, compinches de la contra-naturaleza saturnalicia y botarates diversos, todos secuaces de Baal, casi todos detractores de Dios Uno y Trino. Esperemos que, sucedida esta pérdida, alguna editorial española se lance a la publicación de las obras completas del Maestro ruso; el llanto sobre el difunto, y la lectura sobre el libro. Aprenderemos mucho en sus libros, y aprenderemos lo más importante: ¿Cómo ser un disidente en la "ciudad terrenal"? Ser disidente es un paso, tal vez el primero, para caminar -como Solzhenitsyn caminó- hacia la "Civitas Dei".



    Alexsander Solzhenitsyn, descanse en paz.



    Y alúmbrele luz perpetua.

    Seguimos rezando por la Santa Rusia.



    Publicado por Maestro Gelimer

    http://librodehorasyhoradelibros.blogspot.com/

  4. #4
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Del blog de Ordóñez:

    HA MUERTO ALEXANDER SOLZHENITSYN


























    El amigo Miguel M.P. daba la noticia en el Foro Santo Tomás Moro. Ha sido todo un mazazo. Mi padre y yo seguimos liados con el Archipiélago Gulag. Tengo casi todas las obras de él traducidas al castellano, la que me falta es Un día en la vida de Iván Denisovich. Y puedo decir que salvo algún apuntillo que parece hacerse eco de la leyenda negra, sus ensayos sobre la Rusia actual son clarividentes, demostrando también su evolución política, criticando el laicismo, la usura, las mafias, el brutal problema demográfico, las minoritarias modas neopaganas y apoyando a la monarquía no liberal. Las críticas al maquiavélico y deshonroso comportamiento angloyanqui en la Segunda Guerra Mundial, sobre todo con los presos rusos ante el " Tío Joe " ( Tal y como Roosevelt mentaba a Stalin ) o su defensa del Movimiento Blanco ( En especial del Barón de Wrangel y de Denikin ) también son de reseñar. Era el intelectual ruso al que más estaba siguiendo, y sin duda, podría tratarse de un " Dostoyevski contemporáneo " pero más claro. O hasta de un " Chesterton ortodoxo ", por qué no. Capaz de denunciar la hipocresía de muchos intelectuales de su época y de muchos " occidentales " acomodados que defendieron el supuesto paraíso soviético, cuya secuelas siguen coleando en Rusia.

    La denuncia de Solzhenitsyn fue encaminada a que Stalin no había deformado el comunismo, sino que había seguido sus pautas lógicas desde Marx, y que Trotsky y Lenin fueron tan criminales como él, como lo fue Gorki. Su reencuentro con la Fe, aun en el cisma, y sus trabajos políticos nos harían parecer que estamos ante un " corporativista " " ortodoxo ". Esa denuncia letal, documentada y coherente supuso un punto de inflexión ante la tiranía socialista. Su desengaño, tras llegar a ser capitán de una batería soviética, fue totalmente constructivo y fue creciendo en él, por la Tradición Rusa. Y no se le cayeron los anillos al reconocer su propia culpabilidad, al aceptar cuasi religiosamente lo que fue el comunismo en su juventud. Él se dio cuenta y trató por todos los medios de advertir sobre este crimen cósmico, que él padeció en el campo de concentración ( Campo de concentración que los comunistas emplearon más que los nazis, y que siguen empleando las potencias liberales ), como él lo llamó, y ahí queda su noble y laboriosa experiencia, desde el sincero arrepentimiento y el trabajo hacia el futuro, reconociendo la oscuridad del presente.

    Dada la proliferación de Antoñitas Galas, Almodólares, y demás ralea progre-caviar que insulta a la inteligencia, intelectuales puros como Solzhenitsyn constituían un gran bálsamo frente a lo políticamente correcto y a la tiranía del pensamiento único. Una línea muy clara frente a los embates de la " modernidad ", con propuestas reales.

    Los políticos rusos le premiaron a lo oportunista, sabiendo del amor que su pueblo tenía ( Como muchos van a los oficios " ortodoxos ", hasta los comunistas ), pero jamás le hicieron caso.


    D. Alexander era muy grande, y su legado ahí queda, como hijo de cosaco ucraniano que fue. Descanse en paz el genio ruso.

    Sigamos rezando por la Santa Madre Rusia.

    http://lasantaalianza.blogspot.com/

  5. #5
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Rusia despide a Solzhenitsyn

    http://www.fotos.emol.com/index.asp?G_ID=6559#

  6. #6
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Encontré esta conferencia de Solzhenitsyn en inglés aquí

    http://www.columbia.edu/cu/augustine...rvard1978.html

    y no pude resistir el impulso de traducirla porque me pareció simple y sencillamente genial. (Disculpen si hay algún error en la traducción)

    No he tenido oportunidad de leer su Archipiélago Gulag, pero más que su crítica al perverso sistema soviético me interesa y admiro su crítica del no menos perverso sistema que hoy padecemos/disfrutamos.

    El cuarto último párrafo del artículo, que empieza con "Si el humanismo tuviera razón..." es para enmarcarse.


    Texto de un discurso de
    Alexander Solzhenitsyn
    en los ejercicios vespertinos del día de graduación de los alumnos de Harvard,
    Jueves 8 de junio de 1978
    Estoy sinceramente feliz de estar aquí con ustedes en esta ocasión y conocer personalmente esta antigua y prestigiosa universidad. Felicitaciones y mis mejores deseos para todos los que hoy se graduaron.
    El lema de Harvard es “Veritas”. Muchos de ustedes han descubierto ya y otros lo descubrirán próximamente que la verdad se nos esconde cuando no nos empeñamos en buscarla con toda nuestra atención. E incluso cuando se nos esconde, aún tenemos la ilusión de tenerla y nos lleva a muchos malentendidos. Además, la verdad rara vez es cómoda; es casi invariablemente amarga. También hay algo de amargura en mi discurso hoy. Pero quiero decirles que esta amargura no proviene de un adversario, sino de un amigo.
    Hace tres años en los Estados Unidos dije ciertas cosas que entonces parecieron inaceptables. Hoy, sin embargo, muchas personas están de acuerdo con lo que dije…
    Un mundo dividido
    Por Alexander Solzhenitsyn
    La división en el mundo actual se percibe a primera vista. Cualquiera de nuestros contemporáneos inmediatamente identifica dos potencias mundiales, cada una de ellas capaz de destruir por completo a la otra. Sin embargo, el concepto de esta división muchas veces está limitado a la esfera política, se tiene la ilusión que el peligro puede sortearse con negociaciones diplomáticas exitosas o alcanzando un balance entre fuerzas armadas. La verdad es que la división es mucho más profunda y más alienante que las grietas que uno puede ver a primera vista. Esta múltiple división profunda representa un riesgo múltiple de desastre para todos nosotros, como bien dice el viejo dicho que un reino –en este caso, nuestro planeta Tierra– dividido contra sí mismo no puede subsistir.
    Mundos contemporáneos
    Exite el concepto de un Tercer mundo: así que ya son tres los mundos que tenemos. Sin duda podemos afirmar, sin embargo, que el número es mucho mayor, sólo que nos encontramos demasiado lejos para verlo. Cualquier cultura antigua autónoma de profundas raíces, especialmente si se encuentra esparcida en una región amplia de la superficie del planeta, constituye un mundo autónomo, lleno de acertijos y sorpresas para occidente. Como mínimo, debemos incluir en esta categoría a China, India, el mundo islámico y África, si es que estos dos últimos pueden considerarse dos unidades compactas. Desde hace mil años Rusia ha estado en esa categoría, aunque el pensamiento occidental sistemáticamente ha cometido el error de negar su carácter autónomo y por lo tanto nunca la ha entendido, del mismo modo que hoy occidente es incapaz de entender a Rusia en su cautiverio comunista. Puede ser que en los últimos años Japón se ha convertido cada vez más en una parte lejana de occidente, esto yo no lo juzgo; pero en cuanto a Israel, por ejemplo, me parece que está separado de occidente por el hecho de tener un sistema estatal fundamentalmente ligado a la religión.
    Hace relativamente tan poco que el pequeño nuevo mundo europeo estaba conquistando colonias por todo el mundo, no solo sin anticipar cualquier auténtica resistencia, sino también despreciando cualquier posible valor existente en la concepción del mundo de los pueblos conquistados. Entonces era un éxito tremendo, no había fronteras geográficas para occidente. La sociedad occidental se expandió gracias al triunfo de la independencia humana y el poder. Y de pronto en el siglo XX descubrimos su fragilidad. Ahora vemos que estas conquistas resultaron ser cortas y precarias, y esto a su vez nos señala los defectos en el pensamiento occidental que llevó a tales conquistas. Las relaciones con las antiguas colonias se han convertido en lo opuesto y el mundo occidental frecuentemente llega a extremos de obsequiosidad, pero aún es difícil estimar el valor total de la factura que las antiguas colonias pasarán a occidente y es difícil predecir si la renuncia no sólo a sus últimas colonias sino a todo lo que posee será suficiente para que occidente pague la cuenta.
    Convergencia
    Pero la ceguera de superioridad continúa y sostiene la creencia de que cualquier región de nuestro planeta debe evolucionar y madurar hasta el nivel de los actuales sistemas occidentales que son, en la teórica y en la práctica, los mejores. Existe la creencia de que lo que temporalmente está impidiendo a todos esos otros mundos adoptar la democracia pluralista occidental y su estilo de vida son sus gobiernos malignos o las grandes crisis o la propia barbaridad e incomprensión de sus pueblos. Se juzga a los países por su progreso en esta dirección. Sin embargo, esta es una ideología que nació de la incomprensión occidental de la esencia de otros mundos, del error de medir a todos con la misma vara occidental. La verdadera imagen del desarrollo de nuestro planeta es muy diferente.
    La angustia por nuestro mundo dividido dio origen a la teoría de la convergencia entre los principales países occidentales y la Unión Soviética. Es una teoría simplista que pasa por alto que ninguno de estos mundos se están aproximando en similitudes, ninguno puede transformarse en el otro sin el uso de violencia. Además, convergencia inevitablemente significa aceptación de los defectos del otro también y esto no es deseable.
    Si yo estuviera dirigiéndome a un público de mi país, al examinar los problemas del mundo me hubiera concentrado en las calamidades orientales. Pero como mi forzado exilio en occidente dura ya cuatro años y mi auditorio es occidental, creo que será de mayor interés que me concentre en ciertos aspectos del occidente actual, tal y como yo los veo.
    Declive del coraje [. . .]
    Esta puede ser la característica más obvia que el observador foráneo nota inmediatamente en el occidente de nuestros días. El mundo occidental ha perdido su valor civil, tanto en conjunto como separadamente, en cada país, cada gobierno, cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Este declive del valor es particularmente notorio entre las clases gobernantes y la élite intelectual, lo cual da la impresión de falta de valentía en la sociedad entera. Por supuesto, existen muchos individuos valientes, pero no tienen influencia alguna en la vida pública. Los burócratas políticos e intelectuales dan muestras de depresión, pasividad y perplejidad en sus acciones y discursos, y más todavía en sus reflexiones teóricas para explicar cuan realista y razonable, así como intelectual y moralmente correcto es el basar las políticas del Estado en la debilidad y la cobardía. Irónicamente, el declive del coraje se hace más notorio por esporádicas explosiones de ira e inflexibilidad de parte de estos mismos burócratas, cuando tratan con gobiernos o países débiles, a quienes nadie apoya o divididos en corrientes que no pueden ofrecer ninguna resistencia. Pero se paralizan cuando tratan con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras, con agresores y terroristas internacionales.
    ¿Es necesario que señalemos que desde la antigüedad se ha considerado que la pérdida de la valentía es indicio de que ha comenzado el fin?
    Bienestar
    Cuando fueron creados los estados occidentales modernos se proclamó el siguiente principio: los gobiernos son para servir a los hombres y el hombre vive para buscar la felicidad. (Vean, por ejemplo, la Declaración de Independencia). Por fin, el progreso social y tecnológico de las últimas décadas ha hecho posible la realización de estas aspiraciones: el Estado de bienestar. Se ha otorgado la libertad deseada a cualquier ciudadano, así como los bienes materiales en cantidad y calidad suficientes para garantizar teóricamente el alcanzar la felicidad, en un sentido inferior moralmente, el cual se formó en estas mismas décadas. Sin embargo, en el proceso se ignoró un pequeño detalle psicológico: el constante deseo de tener más cosas y todavía una vida mejor y como la lucha por obtenerlas lleva a muchos occidentales al desaliento y la depresión, aunque es costumbre esconder estos sentimientos. La competencia activa y tensa permea todos los pensamientos humanos sin permitir ningún desarrollo espiritual libre. Se ha garantizado la independencia del individuo de muchos tipos de presión estatal, la mayoría de las personas tienen un bienestar mayor del que sus padres y abuelos pudieron siquiera soñar, es posible criar a los jóvenes de acuerdo a estos ideales, guiarlos al esplendor físico, la felicidad, la posesión de bienes, dinero y esparcimiento, hasta una diversión casi sin límites. Así que ¿quién ahora renunciará a todo esto?, ¿por qué y para qué arriesgaría uno su preciosa vida en defensa de valores comunes y particularmente en casos tan nebulosos como cuando la seguridad de nuestra nación debe ser defendida en un país distante?
    Hasta la biología sabe que habituarse a un bienestar y una seguridad extrema es una desventaja para cualquier organismo viviente. Hoy, el bienestar en la vida de la sociedad occidental está empezando a revelar su lado más pernicioso.
    Vida legalista
    La sociedad occidental se ha dado una organización diseñada para sus propósitos, basada, diría yo, en la letra de la ley. Los límites de los derechos humanos y del derecho se determinan por un sistema de leyes; tales límites son muy amplios. Los occidentales han adquirido una habilidad considerable para usar, interpretar y manipular la ley, incluso cuando las leyes tienen a ser tan complicadas que una persona común requiere la ayuda de un experto para entenderlas. Cualquier conflicto se resuelve de acuerdo con la letra de la ley y esto se considera la solución suprema. Si uno está bien desde un punto de vista legal, no hay nada más que decir, nadie puede atreverse a mencionar que uno podría estar mal y pedir que se autorrestrinja, que acceda a renunciar a sus derechos legales y a sacrificarse: sonaría simplemente absurdo. Uno casi nunca se restringe voluntariamente. Todo mundo opera hasta el límite de la ley. Una compañía petrolera es legalmente pulcra cuando compra un invento de algún nuevo tipo de energía para impedir que se utilice. Un fabricante de alimento es legalmente pulcro cuando envenena su producto para hacerlo durar más: después de todo, la gente es libre de comprarlo o no.
    He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y voy a decirles que una sociedad sin una escala legal objetiva es efectivamente terrible. Pero una sociedad sin ninguna otra escala más que la legal tampoco es digna del hombre. Una sociedad basada en la letra de la ley y que nunca llega más allá está tomando demasiada poca ventaja de las más elevadas posibilidades humanas. Cuando la vida se teje a base de relaciones legalistas, hay una atmósfera de mediocridad moral que paraliza los más nobles impulsos del hombre.
    Y será imposible superar los juicios de este siglo con la única ayuda de una estructura legal.
    La dirección de la libertad
    En la sociedad occidental actual se ha revelado la diferencia entre la libertad para lo bueno y la libertad para lo malo. Un estadista que quiere lograr alguna cosa importante y constructiva para su país tiene que ser muy cauto y hasta moverse tímidamente; hay miles de críticos irresponsables alrededor de él, el parlamento y la prensa no lo dejan en paz. A medida que sigue adelante tiene que probar que cada uno de sus pasos está bien fundamentado y no tiene ninguna falla. En realidad, un genio con sorprendentes iniciativas en mente casi nunca tiene oportunidad de realizarlas, desde el principio se le colocan docenas de trampas. Como consecuencia triunfa la mediocridad con la excusa de las restricciones impuestas por la democracia.
    Es muy fácil socavar el poder administrativo en cualquier lugar y de hecho, ha sido drásticamente debilitado en los países occidentales. La defensa de los derechos individuales ha llegado a extremos tales que hacen que la sociedad esté indefensa contra ciertos individuos. Es hora de que en occidente empiecen a defenderse las obligaciones humanas, más que los derechos.
    La libertad irresponsable y destructiva campa por sus fueros. La sociedad parece tener muy poca posibilidad de defenderse del abismo de decadencia humana, por ejemplo, el mal uso de la libertad para ejercer violencia moral contra los jóvenes, películas llenas de pornografía, crimen y horror. Se considera que son parte de la libertad y teóricamente están balanceados por el derecho de los jóvenes a no ver o no aceptar tales cosas. De esta forma, la vida organizada con criterios legalistas muestra su incapacidad de defenderse contra la corrosión del mal.
    ¿Y qué podemos decir del oscuro reino del crimen como tal? Los marcos legales (especialmente en EEUU) son tan amplios que no sólo alientan a la libertad individual sino a ciertos crímenes individuales. El criminal puede quedar sin castigo u obtener un perdón inmerecido con el apoyo de miles de defensores públicos. Cuando un gobierno empieza una dura lucha contra el terrorismo, la opinión pública inmediatamente lo acusa de violar los derechos civiles de los terroristas. Existen muchísimos casos.
    Tal sesgo de la libertad en favor del mal ha venido gradualmente pero evidentemente nació de un concepto humanista y benevolente según el cual no existe ningún mal inherente a la naturaleza humana; el mundo pertenece a la humanidad y todos los defectos de la vida son causados por malos sistemas sociales que deben ser corregidos. Extrañamente, aunque hemos logrado llegar a las mejores condiciones sociales en occidente, hay mucha criminalidad, incluso más que en la paupérrima sociedad soviética sin ley. (Hay un gran número de prisioneros en nuestros campos a los que se les llama criminales, pero la mayoría de ellos jamás han cometido crimen alguno; simplemente intentaron defenderse de un Estado sin ley recurriendo a medios que están fuera del marco legal).
    La dirección de la prensa
    La prensa también, por supuesto, goza de la más amplia libertad. (Voy a usar el término prensa para incluir a todos los medios de comunicación). ¿Pero cómo usa la prensa esta libertad?
    Aquí, también, la mayor preocupación es por no infringir la letra de la ley. No hay responsabilidad moral por deformar o cambiar las proporciones de un suceso. ¿Qué clase de responsabilidad tiene el periodista para con sus lectores o para con la historia? Si han engañado a la opinión pública o al gobierno con información inexacta o conclusiones erróneas, ¿sabemos de algún caso en que lo reconozcan públicamente, rectifiquen y enmienden sus errores? No, esto no pasa, porque afectaría las ventas. Toda una nación puede ser la víctima del error del periodista, pero este siempre se sale con la suya. No nos equivocaríamos al asumir que puede empezar a escribir lo contrario de lo que escribía con renovada seguridad en sí mismo.
    Como se debe dar información creíble al instante se vuelve necesario recurrir a la adivinanza, rumores y suposiciones para llenar los huecos y ninguno de estos será nunca rectificado, se quedarán en la memoria de los lectores. ¿Cuántos juicios apresurados, inmaduros, superficiales y engañosos se expresarán cada día, confundiendo a los lectores, sin ninguna verificación? La prensa puede estimular a la opinión pública, pero también puede maleducarla. Así vemos a terroristas presentados como héroes, o asuntos secretos, que pertenecen a la defensa nacional, revelados públicamente, o podemos presenciar la intromisión en los asuntos privados de la gente famosa bajo el eslogan: “cualquiera tiene derecho a saber cualquier cosa”. Pero este es un eslogan falso, característico de una era falsa: las personas también tienen el derecho a no saber y este derecho es mucho más valioso. El derecho a no tener sus almas divinas atascadas con rumores, sinsentidos, banalidades. Una persona que trabaja y lleva una vida con sentido no necesita esta inundación de información.
    La falta de prudencia y la superficialidad son la enfermedad psicológica del siglo XX y esta enfermedad se refleja en la prensa más que en ninguna otra parte. El análisis profundo de un tema es anatema para la prensa. Se detiene en las fórmulas sensacionalistas.
    Tal como es, sin embargo, la prensa se ha convertido en el más grande poder dentro de los países occidentales, más poderosa que el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Uno quisiera preguntar entonces: ¿por qué ley ha sido elegida y ante quién es responsable? En el este comunista un periodista es nombrado descaradamente como empleado del Estado. ¿Pero quién ha dado a los periodistas occidentales su poder, por cuánto tiempo y con qué prerrogativas?
    Aún hay otra sorpresa para alguien que viene del este, donde la prensa es rigurosamente unificada: uno gradualmente descubre un patrón común de preferencias dentro de toda la prensa occidental también. Es una moda, hay patrones de juicios generalmente aceptados y tal vez haya intereses corporativos comunes, el resultado no es la competencia sino la unificación. Existe una libertad enorme para la prensa, pero no para el lector, porque los periódicos dan mayor énfasis e importancia a aquellas opiniones que no contradicen abiertamente las suyas y las de la corriente general.
    El pensamiento de moda
    Sin necesidad de ninguna censura, las tendencias de la moda en el pensamiento occidental son cuidadosamente separadas de aquellas ideas que no están de moda; nada está prohibido, pero si no está de moda es muy difícil que algo encuentre salida en periódicos, libros o universidades. Legalmente se es libre de investigar, pero las investigaciones están condicionadas por la moda del día. No hay violencia abierta como en el este, sin embargo, se lleva a cabo una selección dictada por la moda y necesidad de llenar las expectativas de las masas que frecuentemente previenen que las personas de pensamiento independiente contribuyan a la vida pública. Existe una tendencia peligrosa a ser rebaño: acabar con todo éxito destacado. He recibido cartas en Norteamérica de personas muy inteligentes, quizá profesores de universidades pequeñas y perdidas, que podrían hacer mucho por la renovación y salvación de su país, pero el país no puede oírlos porque los medios no se interesan en ellos. Así nacen fuertes prejuicios, ceguera que es aún más peligrosa en nuestra era dinámica. Hay, por ejemplo, una interpretación autocomplaciente de la situación mundial contemporánea. Funciona como una especie de armadura petrificada alrededor de las mentes de las personas. Las voces humanas de 17 países del este de Europa y Asia no pueden atravesarla. Únicamente podrá ser rota por el trágico advenimiento de los hechos inevitables.
    He mencionado algunas tendencias de la vida occidental que sorprenden y consternan al recién llegado a este mundo. El propósito y el alcance de este discurso no me permiten continuar con esa reseña par ver la influencia de estas características occidentales en aspectos importantes de la vida de la nación, tales como la educación básica y avanzada…
    Socialismo
    Es reconocido casi universalmente que occidente pone la muestra al mundo sobre desarrollo económico exitoso, incluso cuando últimamente ha sido opacado por una inflación caótica. Sin embargo, la gente que vive en occidente no está satisfecha con su propia sociedad. La desprecian o la acusan de no haber llegado al nivel de madurez de la humanidad. Muchas de estas críticas vuelven sus ojos al socialismo, que es una corriente falsa y peligrosa.
    Espero que ninguno de los presentes sospeche que mi crítica de occidente obedece a presentar el socialismo como una alternativa. He experimentado el socialismo aplicado en un país donde esta alternativa ha sido realizada y por supuesto que no hablo a favor de él. El conocido matemático soviético Shafarevich, miembro de la Academia Soviética de la Ciencia ha escrito un brillante libro titulado Socialismo; es un profundo análisis que demuestra que el socialismo de cualquier tipo provoca la destrucción del espíritu humano y la nivelación de la humanidad hasta su muerte. El libro de Shafarevich se publicó en Francia hace casi dos años y hasta ahora nadie ha podido refutarlo. Dentro de poco será publicado en los EEUU en inglés.
    No es ejemplo
    Pero si alguien me pregunta si yo pondría a occidente tal como es el día de hoy como ejemplo para mi país, francamente tendré que responder: no. Yo no puedo recomendar esta sociedad en su presente estado como ideal para la transformación del nuestro. A costa de gran sufrimiento nuestro país ha logrado un desarrollo espiritual de tal intensidad que el sistema occidental en su presente estado de vacío espiritual no es atractivo. Incluso esas características de su forma de vivir que acabo de mencionar son extremadamente lamentables.
    Es un hecho indiscutible que occidente debilita a los seres humanos, mientras que el este los hace más firmes y fuertes. Han sido seis décadas para nuestro pueblo y tres décadas para los pueblos de Europa oriental; durante este tiempo hemos estado bajo un entrenamiento espiritual mucho más avanzado que la experiencia occidental. La complejidad de la vida y el peso de la muerte han producido personajes más fuertes, profundos e interesantes que aquellos que produce el bienestar estandarizado de occidente. Por lo tanto, si nuestra sociedad fuera transformada en la suya, significaría una mejoría en ciertos aspectos, pero también un empobrecimiento en asuntos particularmente importantes. Es cierto, sin duda, que una sociedad no puede permanecer en un abismo de falta de legalidad, como es el caso de nuestro país. Pero también es malo que elija las sutilezas mecánicas legalistas de su sistema. Después del sufrimiento de décadas de violencia y opresión, el alma humana aspira a algo más alto, cálido y puro que lo que ofrecen los hábitos de la vida masiva introducidos por la invasión de la publicidad, el estupor de la TV y música intolerable.
    Todo esto es visible a los observadores de todos los mundos de nuestro planeta. El estilo de vida occidental es cada vez menos atractivo como modelo.
    Hay advertencias significativos que hace la historia a las sociedades amenazadas o moribundas. Estos son, por ejemplo: la decadencia del arte o la falta de grandes estadistas. También hay advertencias abiertas y evidentes. El centro de su democracia y su cultura se queda sin electricidad por sólo unas pocas horas y de pronto muchedumbres de ciudadanos empiezan a crear un caos. La película superficial debe ser muy delgada y el sistema social altamente inestable y poco saludable.
    Pero la lucha física y espiritual por nuestro planeta, una lucha de proporciones cósmicas, no es un asunto vago del futuro, sino que ha empezado ya. Las fuerzas del mal han empezado su ofensiva decisiva, es posible sentir su presión, y sin embargo sus pantallas y publicaciones están llenas de sonrisas prefabricadas. ¿Por qué tanta alegría?
    Cortedad de miras
    Representantes muy conocidos de su sociedad, George Kennan, por ejemplo, dice: no podemos aplicar criterios morales a la política. De esta forma revolvemos el bien y el mal, la verdad y el error y hacemos lugar en el mundo para el triunfo del Mal absoluto. Por el contrario, lo único que puede ayudar a occidente contra la bien planeada estrategia mundial comunista son los criterios morales. No hay otros criterios. Las consideraciones prácticas u ocasionales de cualquier tipo inevitablemente serán barridas por la estrategia. Después de alcanzar cierto nivel del problema, el pensamiento legalista provoca parálisis, impide que ver la magnitud y el significado de los eventos.
    A pesar de la abundancia de información, o quizá a causa de ello, occidente tiene dificultades para entender la realidad tal como es. Ha habido predicciones muy inocentes de algunos expertos norteamericanos que creen que Angola se convertirá en el Vietnam de la URSS o que las expediciones cubanas en África podrían detenerse siendo corteses con Cuba. El consejo de Kennan a su propio país de iniciar el desarme unilateral pertenece a esta misma categoría. Si ustedes supieran cómo se ríe el más joven de los oficiales de la Plaza Vieja de Moscú [1] de todos sus gurús de la política. En cuanto a Fidel Castro, se burla francamente de los EEUU mandando a sus tropas a aventuras distantes estando su país a un lado del suyo.
    Sin embargo, el más cruel error ocurrió cuando no pudieron comprender la guerra de Vietnam. Algunos deseaban sinceramente que terminaran todas las guerras inmediatamente, otros creían que debía darse oportunidad a una autodeterminación nacional comunista en Vietnam, o en Camboya, como podemos ver hoy en día. Pero los miembros del movimiento antiguerra de los EEUU terminaron siendo cómplices de la traición a las naciones de lejano oriente, en un genocidio que ha sido impuesto a 30 millones de personas ahí. ¿Acaso estos pacifistas convencidos escuchan los lamentos que llegan desde allá? ¿Entienden hoy su responsabilidad? ¿O prefieren hacerse los sordos? La Inteligencia norteamericana perdió la paciencia y como consecuencia el peligro se ha acercado más a los EEUU. La gente no se da cuenta de ello. Sus políticos miopes que firmaron alegremente la capitulación de Vietnam al parecer dieron a Norteamérica un respiro, sin embargo, cientos de Vietnams penden ahora sobre ustedes. El pequeño Vietnam fue una advertencia y una ocasión para movilizar el coraje de la nación. Pero si una Norteamérica en todo su esplendor fue derrotada por un pequeño medio país comunista, ¿qué podemos esperar que ocurra en el futuro?
    Ya he tenido ocasión de decir que ninguna democracia del siglo XX ha ganado ninguna guerra sin la ayuda o protección de algún aliado poderoso cuya filosofía e ideología ni se cuestiona. En la 2ª Guerra mundial contra Hitler, en lugar de ganar la guerra con sus propias fuerzas, que eran suficientes, las democracias occidentales protegieron y cultivaron a otro enemigo que probaría ser peor y más poderoso, pues Hitler nunca tuvo tantos recursos y tantas personas, ni ofreció ninguna idea atractiva o tuvo gran número de seguidores en occidente que formaran una potencial quinta columna, como los tiene la URSS. Actualmente, algunas voces occidentales ya hablan de obtener protección de una tercera potencia contra una probable agresión en el próximo conflicto mundial, si lo hay; en este caso el escudo sería China. Pero esto no se lo deseo a ningún país en el mundo. Primero que nada, otra vez es una alianza con el Mal condenada al fracaso; además, daría un respiro a los EEUU momentáneamente, pero más tarde China se volverá con sus miles de millones de habitantes armados con armas norteamericanas. Norteamérica caería en un genocidio similar al que se perpetró estos días en Camboya.
    Pérdida de fuerza de voluntad
    Y sin embargo, ningún arma -no importa cuán poderosa- puede ayudar a occidente hasta que supere su falta de fuerza de voluntad. En un estado de debilidad psicológica, las armas son una carga para el bando que capitula. Para defenderse uno también debe estar dispuesto a morir. Hay poca presteza para esto en una sociedad que ha crecido en el culto del bienestar material. Así, en la infame Conferencia de Belgrado los diplomáticos del occidente libre en su debilidad entregaron la línea donde los miembros esclavizados de los grupos de Helsinki están sacrificando sus vidas.
    El pensamiento occidental se ha vuelto conservador: la situación mundial debe mantenerse a cualquier costo, no debe haber ningún cambio. Este débil sueño de un status quo es síntoma de una sociedad que ha llegado al fin de su desarrollo. Pero hay que estar ciego para no ver que los océanos ya no pertenecen a occidente, mientras que la tierra bajo su dominio se sigue encogiendo. Las dos guerras mal llamadas mundiales (por mucho, ninguna fue de escala mundial… todavía no) han significado la destrucción interna del pequeño occidente progresista que ha preparado su propio final. La próxima guerra (que no tiene por qué ser atómica y no creo que lo sea) pudiera ser la sepultura final de la civilización occidental.
    Ante semejante peligro, con semejantes valores históricos en su pasado, a tan alto nivel de realización de la libertad y aparente devoción por la libertad, ¿cómo es posible perder a tal grado la voluntad de defenderse?
    El humanismo y sus consecuencias
    ¿Cómo es que hemos llegado a tan poco favorable relación de fuerzas? ¿Cómo declinó occidente desde su marcha triunfal hasta su enfermedad actual? ¿Ha habido algún giro fatal o pérdida de dirección en su desarrollo? No lo parece. Occidente siguió avanzando socialmente de acuerdo a sus proclamadas intenciones con ayuda de un progreso tecnológico brillante. Y así de repente, se encuentra en su presente estado de debilidad.
    Esto quiere decir que el error debe estar en la raíz, en la base misma del pensamiento humano de los siglos pasados. Me refiero a la visión del mundo predominante en occidente que nació durante el Renacimiento y encontró su expresión política en el periodo de la Ilustración. Se convirtió en la base de la ciencia gubernamental y social y podríamos definirlo como humanismo racionalista o autonomía humanista: la autonomía del hombre respecto a cualquier fuerza por encima de él, proclamada y llevada a la práctica. También pudiera llamarse antropocentrismo, con la visión del hombre como centro de todo lo que existe.
    El giro introducido en el Renacimiento era evidentemente inevitable históricamente. La Edad media había llegado a su fin natural por agotamiento, volviéndose una represión despótica e intolerable de la naturaleza física del hombre a favor de la espiritual. Entonces, sin embargo, dimos la espalda al espíritu y abrazamos todo lo que es material con celo excesivo y alocado. Esta nueva manera de pensar que impuso en nosotros su camino no admite la existencia del mal intrínseco en la naturaleza humana y no veía ninguna tarea más elevada que lograr la felicidad en esta Tierra. Colocó a la civilización occidental moderna sobre la peligrosa tendencia de adorar al hombre y sus necesidades materiales. Todo lo que fuera más allá del bienestar físico y la acumulación de bienes materiales, cualquier otra necesidad y característica humana de más elevada naturaleza se dejó fuera del área de atención de los sistemas sociales y estatales, como si la vida humana no tuviera un sentido superior. Esto permitió la entrada del mal, el cual fluye constante y libremente en nuestros días. Resulta que la libertad por sí sola no resuelve todos los problemas de la vida humana y en cambio sí provoca unos cuantos problemas nuevos.
    Sin embargo, en los inicios de las democracias, como en la democracia norteamericana en el momento de su nacimiento, todos los derechos humanos individuales se garantizaban porque el hombre es criatura de Dios. Esto es, la libertad se daba al individuo con condiciones, asumiendo su constante responsabilidad religiosa. Tal fue la herencia de los mil años precedentes. Hace doscientos o incluso cincuenta años parecía imposible en Norteamérica que un individuo pudiera gozar de libertad sin límites simplemente para la satisfacción de sus instintos o deseos. Subsecuentemente, sin embargo, todas estas limitaciones fueron descartándose en todas partes de occidente; se dio al fin una liberación total de la herencia de los siglos cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio. Cada vez más, los sistemas estatales se fueron volviendo totalmente materialistas. Occidente terminó por implementar verdaderamente los derechos humanos, a veces excesivamente, pero el sentido de responsabilidad del hombre para con Dios y para con la sociedad se fue apagando. En las décadas pasadas, el egoísta aspecto legalista occidental ha llegado a su dimensión final y el mundo terminó en una profunda crisis espiritual y un impase político. Todos los glorificados logros tecnológicos del progreso, incluyendo la conquista del espacio exterior, no son suficientes para redimir al siglo XX de su pobreza moral, que nunca nadie hubiera imaginado ni siquiera en el siglo XIX.
    Una extraña condescendencia
    Como el humanismo en su desarrollo se fue volviendo más y más materialista, se hizo cada vez más accesible a la especulación y a la manipulación, primero por el socialismo y después por el comunismo. Así que Karl Marx pudo decir en 1844 que “el comunismo es el humanismo naturalizado”.
    Este enunciado resultó no carecer de sentido del todo. Uno ve las mismas piedras en los cimientos del humanismo desespiritualizado y en cualquier tipo de socialismo: materialismo sin fin, libertad del hombre respecto a la religión y a la responsabilidad religiosa, que en los regímenes comunistas alcanza el nivel de dictadura antirreligiosa, concentración en estructuras sociales con una aparente construcción científica. (Esto es típico de la Ilustración del siglo XVIII y del marxismo). No es ninguna coincidencia que todos los juramentos sin sentido del comunismo traten del Hombre, con H mayúscula, y de su felicidad en el mundo. A primera vista parece una mala comparación: ¿rasgos comunes entre el pensamiento y el estilo de vida del occidente actual y el del este comunista? Pero esa es la lógica del desarrollo materialista.
    La interrelación es tal que el materialismo actual que está más que nada a la izquierda siempre termina siendo más fuerte, atractivo y victorioso, porque es más consistente. El humanismo sin su herencia cristiana no puede resistir esta competencia. Vemos este proceso en los siglos pasados y especialmente en las últimas décadas a escala mundial mientras la situación se vuelve cada vez más dramática. El liberalismo fue inevitablemente desplazado por el radicalismo, el radicalismo se rindió al socialismo y el socialismo no podía resistir al comunismo. El régimen comunista en oriente puede mantenerse y crecer debido al apoyo entusiasta de un gran número de intelectuales occidentales que se sienten del mismo bando y que se niegan a ver los crímenes comunistas. Cuando esto ya les es imposible, entonces tratan de justificarlos. En nuestros países del este el comunismo ha sufrido una derrota ideológica completa, es cero y menos que cero. Pero los intelectuales occidentales todavía lo ven con interés y empatía y esto es precisamente lo que hace tan difícil que occidente plante cara al oriente comunista.
    Antes del giro
    No estoy examinando aquí el caso de un desastre por una guerra mundial y los cambios que produciría en la sociedad. Mientras cada mañana nos despertemos bajo un sol apacible, debemos vivir una vida cotidiana. Existe un desastre, sin embargo, que está ocurriendo ya desde hace mucho tiempo. Me refiero a la calamidad de una conciencia humanista desespiritualizada e irreligiosa.
    Para esta conciencia, el hombre es la piedra angular sobre la que se juzga y evalúa todo en la Tierra. El hombre imperfecto, que nunca está libre de orgullo, egoísmo, envidia, vanidad y docenas de defectos. Ahora estamos experimentando las consecuencias de los errores que no habíamos notado al inicio de la jornada. En el camino que hemos recorrido desde el Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia pero hemos perdido el concepto de una Entidad Completa Suprema que antiguamente refrenaba nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad. Hemos puesto demasiada esperanza en las reformas políticas y sociales y sólo para darnos cuenta que hemos sido privados de nuestra posesión más valiosa: nuestra vida espiritual. En el este, esta se destruye por las maquinaciones de nuestro partido gobernante. En occidente, la sofocan los intereses comerciales. Esta es la verdadera crisis. La división del mundo es menos terrible que la similitud que existe entre las enfermedades que infestan a los bandos principales.
    Si el humanismo tuviera razón en declarar que el hombre nació para ser feliz, no naceríamos para morir. Desde que el cuerpo está condenado a morir, su tarea en la Tierra debe ser evidentemente de una naturaleza más espiritual. No puede ser el gozo sin límites de la vida diaria. No puede ser la búsqueda de mejores formas de obtener bienes materiales para entonces alegremente sacar el mejor partido que se pueda de ellos. Tiene que ser el cumplimiento de un deber permanente para que el viaje de nuestra vida sea una experiencia de crecimiento moral, para dejar esta vida siendo mejores seres humanos que como la empezamos. Es urgente que revisemos la escala de los valores humanos, porque es evidente que hoy la tenemos equivocada. No es posible que nuestra opinión sobre el desempeño del presidente se base en cuánto dinero ganamos o en la disponibilidad ilimitada de gasolina. Únicamente la autorrestricción puede elevar al hombre por encima de la corriente mundial de materialismo.
    Sería un retroceso atarse a las fórmulas fosilizadas de la Ilustración. El dogmatismo social nos deja completamente indefensos ante a los juicios de nuestros tiempos.
    Incluso si nos salvamos de la destrucción por la guerra, nuestras vidas tendrán que cambiar si queremos salvar la vida de la autodestrucción. No podemos evitar revisar las definiciones fundamentales de la vida humana y de la sociedad. ¿Es cierto que el hombre está por encima de todo? ¿No existe un espíritu superior por encima de él? ¿Es correcto que la vida y las actividades sociales del hombre deban estar determinadas en primer lugar por la expansión material? ¿Es permisible promover tal expansión en detrimento de nuestra integridad espiritual?
    Si el mundo no ha llegado a su fin, por lo menos estamos en un momento crítico de la historia, igual en importancia al giro de la Edad media hacia el Renacimiento. Esto exige de nosotros un esfuerzo espiritual, debemos elevarnos a nuevas alturas de visión, a un nuevo nivel de vida en el que nuestra naturaleza física no sea maldita como en la Edad Media, pero más importante aún, que nuestro ser espiritual no sucumba como en la Era Moderna.
    Esta ascensión será similar a subir al siguiente nivel antropológico. Nadie en la Tierra tiene ninguna otra salida más que esta: hacia arriba.
    Nota
    [1] La Plaza Vieja de Moscú (Staraya Ploshchad') es el lugar donde está el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, es el verdadero nombre de lo que en occidente se llama convencionalmente con el nombre de “el Kremlin”.

  7. #7
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    Tengo casi todas las obras de él traducidas al castellano, la que me falta es Un día en la vida de Iván Denisovich.
    Aquí está una traducción en línea (en inglés).

    http://www.davar.net/EXTRACTS/FICTION/ONE-DAY.HTM

    ¿Puede usted recomendar un autor español de una calidad literaria y espiritual semejante? (Me gusta también Tolstói). Deseo comenzar a leer las obras grandes de la literatura española.
    Última edición por meiguoguizi; 09/08/2008 a las 14:11

  8. #8
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Aclaro para empezar que no poseo ningún libro de Solhenitsy, pero estoy deseoso de empezar la colección. El posteo lo copié y pegué del blog de un coterráneo mío que se acaba de licenciar en historia y al que se le echa mucho de menos por estos foros, donde dejó más de cinco mil mensajes.

    La verdad es que, con las lógicas diferencias por tratarse de otra cultura y otra situación, la literatura española es muy rica en obras de bastante calidad y espiritualidad, aunque no necesariamente la primera vaya siempre con la segunda. Por ejemplo, Galdós está considerado el mejor novelista del siglo XIX (y en efecto, es excelente y recomendable) pero lo pierde su carácter anticlerical. Yo no he leído muchas novelas (aunque quiero leer más) porque me inclino más por el ensayo y la poesía, aunque aprecio naturalmente la narrativa bien escrita. La literatura de los Siglos de Oro (XVI y XVII) es excelente en cuanto a calidad y espiritualidad, y es bastante fácil de entender para el lector de hoy, al contrario que en las lenguas de más al norte de los Pirineos. En el foro de Literatura dentro de la sección de Cultura General encontrará bastantes recomendaciones. Si busca narrativa de calidad y de buen nivel espiritual, le puedo recomendar al argentino Hugo Wast, aunque no sé si serán muy fáciles de encontrar sus obras.

  9. #9
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Recordando a Solzhenitsyn






    JUAN MANUEL DE PRADA



    Lunes, 11-08-08



    EVOCAR la figura titánica de Alexander Solzhenitsyn nos obliga a desprendernos de las categorías ínfimas con que nuestra época suele encasillar a los hombres. Solzhenitsyn no fue sólo un escritor, mucho menos un ideólogo; Solzhenitsyn fue un profeta en la acepción bíblica de la palabra, un «peregrino de las estrellas» -como él gustaba a sí mismo llamarse-que clamaba contra el eclipse moral del mundo; y el mundo, naturalmente, no lo conoció. Pero nadie como él supo mostrarnos los horrores de la conciencia humana privada de su dimensión divina; no sólo los horrores del comunismo, que padeció en sus propias carnes, sino también los horrores de un Occidente que se ha infligido la más pavorosa de las mutilaciones, que es la renuncia al espíritu, en su búsqueda insaciable de bienestar y en su exaltación de una libertad sin más cortapisas que las estrictamente legales. «He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y puedo asegurarles que una sociedad que carece de una escala legal objetiva es efectivamente terrible -afirmaba Solzhenitsyn en una conferencia pronunciada en la Universidad de Harvard-. Pero una sociedad sin más escala que la legal tampoco es digna del hombre. Una sociedad fundada en la letra de la ley y que nunca llega más allá está reprimiendo las más elevadas posibilidades humanas».
    Solzhenitsyn vislumbró sagazmente que las sociedades occidentales, entregadas a la idolatría del progreso social y tecnológico, entregadas a la consecución de una felicidad de orden inferior -esto es, carente de un sentido moral-, caminaban sin remisión hacia el desaliento. Vislumbró que una organización humana fundada en la letra de la ley termina adulterando el sentido originario de los derechos humanos, interpretándolos y manipulándolos hasta su desnaturalización; termina, en definitiva, sometiendo la letra de la ley a coyunturales intereses y conveniencias, enmascarados bajo el disfraz de una mayor conquista de libertad. Pero esta libertad sin más límites que la conveniencia humana acaba siendo «una libertad irresponsable y destructiva» que conduce al abismo de la decadencia humana; y la vida organizada con criterios estrictamente legalistas acaba mostrándose incapaz de defenderse contra la corrosión del mal. Tal tendencia, nos recuerda Solzhenitsyn, tiene su origen en cierto «concepto humanista y benevolente según el cual no existe ningún mal inherente a la naturaleza humana». La autonomía del hombre respecto a cualquier fuerza superior se impone como dogma político; y el hombre, inevitablemente, se convierte en un tiranuelo que da la espalda al espíritu y se abraza con entusiasmo al progreso material, convencido de que no existe tarea más elevada que alcanzar la felicidad en la Tierra. Todavía en el origen de las democracias occidentales, esta búsqueda de felicidad asumía una razón trascendente; todavía los derechos individuales se garantizaban porque el hombre era criatura de Dios; todavía la libertad tenía un fundamento de responsabilidad religiosa. Pero pronto este fundamento se extravió. Y el hombre occidental dio en locura de creer que la libertad le había sido entregada para la satisfacción de sus instintos y deseos; y así, mientras los derechos humanos -convertidos en caricatura de lo que originariamente fueron- se incrementaban en progresión geométrica, el sentido de responsabilidad del hombre ante Dios y ante la sociedad se fue apagando, hasta extinguirse.
    Solzhenitsyn anunció proféticamente la emergencia de una conciencia desespiritualizada que hace del hombre imperfecto, con todo su equipaje de crueldad, egoísmo, vanidad y orgullo -porque el mal es inherente a la naturaleza humana-, la medida de todas las cosas. «Hemos puesto demasiada esperanza en las reformas políticas y sociales y sólo para darnos cuenta que hemos sido privados de nuestra posesión más valiosa: nuestra vida espiritual». Y, sin vida espiritual, el hombre está mutilado; tan mutilado que ni siquiera es humano. Solzhenitsyn supo vislumbrarlo desde lejos; y los hombres de nuestro tiempo siguen sin verlo, engolfados en su apetito de libertad y bienestar sin límites. El destino de los profetas siempre fue el mismo; pero su palabra sigue resucitando conciencias, más allá de su consunción física, porque la alienta una fuerza sobrenatural. Descansa en paz, peregrino de las estrellas.

    http://www.abcdesevilla.es/20080811/...-20080811.html

  10. #10
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    Re: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    ...La verdad es que, con las lógicas diferencias por tratarse de otra cultura y otra situación, la literatura española es muy rica en obras de bastante calidad y espiritualidad, aunque no necesariamente la primera vaya siempre con la segunda. Por ejemplo, Galdós está considerado el mejor novelista del siglo XIX (y en efecto, es excelente y recomendable) pero lo pierde su carácter anticlerical.
    ¿Un equivalente español a Tolstoi? ¡Excelente! Todas las obras de Benito Pérez Galdós están disponibles en la biblioteca de mi universidad. ¿Cuál es su mejor novela?

    En el foro de Literatura dentro de la sección de Cultura General encontrará bastantes recomendaciones.
    ¡Gracias!

    Si busca narrativa de calidad y de buen nivel espiritual, le puedo recomendar al argentino Hugo Wast, aunque no sé si serán muy fáciles de encontrar sus obras.
    Sí. Él es quizás demasiado políticamente incorrecto para la biblioteca de mi universidad...
    Última edición por meiguoguizi; 15/08/2008 a las 12:23

  11. #11
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    Respuesta: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn


  12. #12
    Avatar de Ordóñez
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    Respuesta: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    A ALEXANDER ISAYEVICH SOLZHENITSYN, EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU MUERTE



    Solzhenitsyn, maestro,
    ¿ Qué astro ocupas en el cielo ?
    ¿ Dónde tu sonrisa amarga,
    La sabiduría dispara ?


    ¿ Dónde tus cosacas barbas,
    Y tus azules ojos en llamas ?
    Una vida, un ideal,
    Lucha por la libertad,


    Por la Rusia tradicional,
    Con mente universal,
    Espíritu práctico,
    Corazón magnánimo,


    El hombre que sufrió,
    Supo y se purificó,
    Ni socialistas ni liberales,
    Cómodos ante las verdades,


    Infierno en vida que padeció,
    El que por la coherencia peleó,
    Peregrino de las estrellas,
    Gerifalte de las letras,


    Profeta del castigado Oriente,
    Para un ciego y sordo Occidente,
    Estímulo para el futuro,
    Ante un presente tan duro,


    Primer aniversario de tu muerte,
    Un perfume inmortal se siente;
    Muchas envidias y enemistades,
    Se tragarán sus propias soledades,


    Intelectual de referencia,
    Carácter de nobleza,
    Alexander, mi maestro,
    ¡ Cuánto te echo de menos !


  13. #13
    Avatar de Nicus
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    Re: Respuesta: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Que en paz descanse, lo digo atrasado.

    Me gustó mucho el discurso de Alexander Solzhenitsyn ("Un mundo dividido"), en el aporte de Garza.

    Vislumbró que una organización humana fundada en la letra de la ley termina adulterando el sentido originario de los derechos humanos, interpretándolos y manipulándolos hasta su desnaturalización; termina, en definitiva, sometiendo la letra de la ley a coyunturales intereses y conveniencias, enmascarados bajo el disfraz de una mayor conquista de libertad.
    ¡Aplausos!
    Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.

    Plinio Corrêa de Oliveira.

  14. #14
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    Re: Respuesta: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    "AGOSTO 1914", DE ALEXANDER SOLZHENITSYN




    De nuevo con el genio ruso, con el gran profeta del siglo XX, con uno de los intelectuales que más me ha influido, sino el que más. Y es que de casualidad, como pasa tantas otras veces en la vida, paseando por la feria del libro en el malecón de Miraflores, mi señora se dio cuenta de la existencia de esta obra en algún estante y por supuesto me apresté a comprarla, y muy pronto a leerla.

    La novela, como muchas novelas de Solzhenitsyn en particular y rusas en general, es voluminosa: Más de seiscientas páginas. Concretamente en esta, se ve la influencia de Tolstoi, pero por el estilo, no por la filosofía ni nada que se le parezca.

    En el contexto de la Primera Guerra Mundial, y más concretamente la batalla de Tannenberg, Solzhenitsyn forja una serie de historias paralelas de Rusia a Alemania que acaban convergiendo en lo mismo: El principio del fin de la Rusia zarista. En la novela aparecen estudiantes, cosacos, aldeanos, militares, tolstoyanos, socialdemócratas, anarquistas... Siendo que poco a poco uno se da cuenta del caldo de cultivo que encontró la Revolución en un ambiente confuso, donde las órdenes llegaban malamente, donde un ejército no sabía lo que hacía el otro, y donde ni el Gran Duque ni el zar sabían ya en quién confiar exactamente, puesto que las culpas siempre iban para los muertos; y donde otros, pocos pero fanatizados y bien financiados, iban sacando tajada.

    Es curioso porque adopta técnicas modernas para su época, tales como pasar del formato novelístico al formato cinematográfico en un salto, aprovechando para señalar estilos como los recortes de prensa. Pero en modo alguno hace despistar al lector, porque al contrario que (por ejemplo) Mario Vargas Llosa, es bien constante.

    Tal vez habrá quien, conociendo al autor, eche de menos más examen sociopolítico. Pero esta novela no es al caso. Es una mezcla de libro y película que a veces me hacía recordar a "Doctor Zhivago". Hasta el más neófito puede hacerse una idea fidedigna de cómo estaba el ambiente civil y militar en aquella época, donde aún estaba tan reciente la derrota en la guerra contra el Japón. Por eso, hay táctica militar, pero también hay sentimientos, exageraciones, discusiones, descripciones... Y toda la narración vertida a través de unos diálogos que juegan con las escenas y los tiempos. La acción y el drama, eso sí, a veces se hacen lentos, rebuscados; y para lectores impacientes como yo, pierde un poco de latencia en ese instante. Sin embargo al final se comprende mejor la gran armazón que Solzhenitsyn usó para hacer toda una serie de libros donde él fue al principio, a la esencia, a las causas y las consecuencias; algo siempre presente en la tradición literaria y moralista rusa.

    Una lectura concienzuda, que ha llevado su tiempo, y no obstante, que ha despertado todavía más mi curiosidad por Solzhenitsyn en particular y los escritores rusos en general. Cada "x" tiempo tengo que leer a Solzhenitsyn, porque leer a Solzhenitsyn es comprender, y es trazar un paralelismo entre las Españas y las Rusias que ya estoy empezando a desarrollar en serio. Pronto se verá...

    Con todo, termino mi año literario con Solzhenitsyn y lo comienzo con Valle-Inclán. Ya les contaré...









    mis referencias literarias: alexander solzhenitsyn - antonio moreno


    De Benet y Solzhenitsyn |




    apología de solzhenitsyn - antonio moreno ruiz

    MIS LECTURAS: "EL PRIMER CÍRCULO", DE ALEXANDER SO...



    ANTONIO MORENO RUIZ: "AGOSTO 1914", DE ALEXANDER SOLZHENITSYN


  15. #15
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    Re: Respuesta: Muere el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    alguien conoce una pagina de libros pdf del escritor Alexander Solzhenitsyn, para poder bajarlas y leerlas. Este escritor esta baneado de los buscadores es dificil encontrar un libro de el.


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