Re: Galicia Eclesiástica
La Hacienda Real en Galicia en tiempos de Juan II (1406-1454)*
Royal Finances in Galicia during the time of John II (1406-1454)
Amparo RUBIO MARTÍNEZ
Universidad Complutense. Madrid
LA GEOGRAFÍA FISCAL
El análisis del sistema hacendístico de cualquier reino no es posible sin tener un mínimo conocimiento del espacio geográfico sobre el que se proyecta.
Por ello, creemos conveniente dedicar una parte de nuestro trabajo al estudio del marco geográfico en torno al que se articula el sistema fiscal del reino de Galicia.
Por otra parte, el estudio de la geografía fiscal del reino de Galicia durante el reinado de Juan II se encuentra limitado por la inexistencia de fuentes documentales que detallen cada una de las unidades fiscales que componen cada partido o distrito fiscal.
Hasta mediados de la década de los años ochenta no contamos con las fuentes documenta- les necesarias para conocer en profundidad la geografía fiscal del reino.
Para el período que comprende el reinado de los Reyes Católicos, si ha sido posible trazar un esbozo de la geografía fiscal del reino, aunque éste también resulte insuficiente porque la documentación únicamente menciona cada una de las unidades fiscales y no siempre señala quien es el titular del señorío de cada uno de estos lugares, lo que nos impide elaborar un mapa jurisdiccional del reino.
No obstante, el estudio de la documentación hacendística relativa al reina- do de Juan II, pone de manifiesto que la distribución del reino de Galicia en partidos fiscales era similar a la de los años posteriores.
Por otra parte, las hojas de recabdo, que conserva la Escribanía Mayor de Rentas para estos años, nos permiten localizar los principales dominios señoriales que se ubicaban en el arzobispado de Santiago y en el obispado de Orense.
En el siglo XV, el reino de Galicia se organiza en cuatro partidos fiscales en orden al pago de impuestos ordinarios y extraordinarios: Santiago con Tuy, Lugo, Orense y Mondoñedo.
Por lo general, los límites de cada uno de estos partidos fiscales venían a coincidir con aquellos que marcaban la distribución eclesiástica de la época.
Pero no siempre fue así, y en ocasiones ocurría que las rentas de algunas villas y lugares formaban parte de un partido fiscal ajeno a la diócesis a la que pertenecían.
Esto es lo que ocurre con el partido de Ribadavia, perteneciente a la diócesis de Tuy, cuyas rentas se arrendaban a fines del siglo XV junto a las del partido fiscal de Orense.
El partido fiscal que comprendía el arzobispado de Santiago era el más extenso de todo el reino de Galicia.
Sus rentas se arrendaban junto a las del obispado de Tuy formando un único partido fiscal. Dentro de sus límites se situaban ciudades y villas de realengo – La Coruña, Betanzos y Bayona- pertenecientes éstas dos últimas al señorío del principado de Asturias, diversas jurisdicciones señoriales, laicas o eclesiásticas, -abadengos- y un conjunto de villas y lugares, cotos y feligresías que componían la denominada tierra llana o no privilegiada.
A fines del siglo XV, el señorío que los prelados compostelanos ejercían sobre la Tierra de Santiago se consideraba el más importante del reino por su antigüedad y extensión.
Los límites tradicionales del señorío de la iglesia de Santiago habían quedado fijados hacia el norte por el río Tambre y hacia el sur por el Ulla por Ordoño II en el 915.
En 1120, doña Urraca había establecido como nuevo límite hacia el Este, el río Iso, afluente del Ulla, que pasaba a la altura de Arzúa. Sin embargo, los límites establecidos por los monarcas pronto quedarían desbordados por las concesiones de otras villas y lugares con su jurisdicción y derecho a percepción de rentas que los monarcas posteriores otorgaron a la Iglesia Compostelana.
Dentro de la tierra de Santiago se distinguían dos secciones, la tierra llana, no privilegiada o de realengo –reguenga- , habitada por pecheros y sujeta al derecho común, y la tierra privilegiada que se subdividía a su vez en varias clases: la que comprendían las jurisdicciones de cotos pertenecientes a iglesias y monasterios, las jurisdicciones señoriales de las distintas casas nobles y la que ocupaban las villas que gozaban de fuero.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, resulta relativamente fácil comprender que en la Tierra de Santiago no sólo estaba presente la jurisdicción de la iglesia de Santiago, sino que dentro de los límites de éste extenso señorío eclesiástico se situaban otros señoríos eclesiásticos de menor entidad, ciertos señoríos nobiliarios y los denominados lugares reguengos.
Así, formaban parte del señorío eclesiástico de la iglesia de Santiago, la ciudad Santiago de Compostela y su tierra, las villas de Muros, Noya y Padrón, Pontevedra, Finisterre, Puebla del Deán y su término, Cee y Corcubión.
En el obispado de Tuy, la ciudad de Tuy y las villas de Vigo y Redondela formaban parte del señorío eclesiástico del obispo.
Con excepción de las ciudades de realengo y de los denominados lugares reguengos de la tierra Santiago, el resto del territorio se presenta bajo la titularidad de un señor laico o eclesiástico como ocurre en el caso de la iglesia de Santiago.
A finales de los años setenta, poseían la condición de lugares reguengos el puerto de Cangas y la tierra de Morrazo, Pontesampaio, el puerto de San Xenxo de Padriñán, Fefiñáns, El Grove, Villanueva de Arosa, Palmeira, Villagarcía, Aguiño, Mugía, Malpica, el reguengo y juzgado de Pontevedra con el coto de Poio, Caldas de Reis y Caldas de Cuntis, la merindad de Lobeira, la merindad de Castro de Montes, la tierra de Tabeirós, la merindad de La Barreira, la merindad de Monte Sacro, el Val de Cordeiro, la tierra de Quintá, Cruces y Herbón, el juzgado de Noya, el alfoz de Muros, la merindad del coto de Xallas, las Dúas Casas y el coto de Bama, Arzúa con el coto de Serantes y Melide.
Entre los señoríos nobiliarios que figuran a mediados del siglo XV sobresalen, en primer lugar, la ciudad de Betanzos y la villa de Bayona, pertenecientes al principado de Asturias.
Dentro del territorio que ocupa el arzobispado de Santiago se ubican los señoríos de don Fernando Pérez de Andrade, hijo de Nuño Freire de Andrade y Beatriz de Valdés, titular del señorío de Andrade.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, su nieto y homónimo, Fernán Pérez de Andrade, hijo de Diego de Andrade y doña María de Haro, percibía una parte de las rentas reales en forma de juros en ciertos cotos y feligresías ubicadas en los partidos de Ferrol, Puentedeume y Villalba de Montenegro, centro neurálgico del señorío de los Andrade.
La relación de feligresías pertenecientes al señorío jurisdiccional de don Fernán Pérez de Andrade nos permite adivinar que, ya a mediados del siglo XV, su antecesor, Fernando Pérez de Andrade, era titular de los dominios señoriales que radicaban en torno a estas villas.
En tercer lugar se sitúa el señorío del conde de Trastámara, don Pedro Álvarez Osorio, señor de Villalobos, centrado fundamentalmente en torno a la tierra de Trastámara y Traba.
El título de conde de Trastámara había pertenecido al duque de Arjona, don Fadrique de Aragón, hasta que Juan II se lo otorgase a Pedro Álvarez Osorio, señor de Villalobos, junto al señorío de la tierra de Trastámara y Traba.13
De los señoríos ubicados en el arzobispado de Santiago a mediados de la centuria destaca también el de Alvar Páez de Sotomayor, hijo de Fernán Yáñez de Sotomayor y de doña Leonor Mexía.
Tenemos noticia de que éste personaje había recibido en terraría del arzobispo de Santiago las feligresías de San Martiño de Berducido, San Pedro de Cela, San Miguel y Santa Mariña das Fragas.
En el arzobispado de Santiago se localizan también los dominios señoriales de Gómez Pérez das Mariñas. Éste era hijo de Ares Pardo das Mariñas y Teresa Prego de Montaos y había casado con Teresa de Haro y Acuña, de cuyo matrimonio tuvo cuatro hijas: María das Mariñas, Berenguela das Mariñas, Constanza das Mariñas y Ginebra das Mariñas.
Sus dominios señoriales comprendían casi toda la Mariña coruñesa. La mayor parte de los cotos y feligresías que se situaban bajo su jurisdicción se localizan en los partidos judiciales de La Coruña, Betanzos, Órdenes y Carballo.
La documentación hacendística relativa al reinado de los Reyes Católicos revela cuales eran algunos de los cotos y feligresías pertenecientes a su señorío jurisdiccional.
Situado en la tierra de Santiago se encuentra el señorío de Payo Gómez de Sotomayor, hijo de Diego Álvarez de Sotomayor.
A mediados de los años cincuenta, este personaje ocupaba el señorío de la merindad de Rianxo y la fortaleza de dicha merindad, a partir de la cesión de ciertas feligresías por el arzobispo don Lope de Mendoza al morir Juan Mariño de Rianxo, durante el tiempo que fuese su voluntad y la de sus sucesores.
Ruy Sánchez de Moscoso era hijo de Martín Becerra de Cances y Urraca Rodríguez de Ocampo. Durante estos años, desempeñaba el cargo de Pertiguero Mayor de la Tierra de Santiago y era señor de la fortaleza de Altamira, en tierra de Bergantiños.
De su segunda mujer, doña Mayor de Sotomayor, tuvo a su hijo, Rodrigo de Moscoso, que heredaría la titularidad del condado de Altamira.
Al igual que su padre, desempeñó el cargo de Pertiguero Mayor de la tierra de Santiago. El matrimonio de doña Urraca de Moscoso, hija de don Rodrigo de Moscoso, con don Pedro Osorio, señor de Villalobos, facilitaría la adhesión de las tierras que habían pertenecido al señorío de los Trastámara.
Ahora bien, durante la titularidad de Ruy Sánchez de Moscoso al frente del condado de Altamira, es posible que Rodrigo de Moscoso, su hijo, dispusiera ya de su propio mayorazgo, pues a principios de los años cincuenta, el valor de las alcabalas de los dominios señoriales de Ruy Sánchez de Moscoso se estimaba en 14.000 mrs., mientras que el de las alcabalas de su hijo, Rodrigo de Moscoso se calcula en una cantidad algo inferior, 12.000 mrs.
Diego Pérez de Sarmiento, primer conde de Santa Marta, era hijo de García Fernández Sarmiento.
Había casado con Teresa de Zúñiga y Biedma, de cuyo matri- monio tuvo a sus dos hijos, García Sarmiento y a Bernardino Sarmiento.
En el obispado de Orense, había heredado el señorío de la villa de Ribadavia que sus antece- sores habían conseguido de Enrique II en la lucha contra el legitimismo que en Galicia había abanderado don Fernando de Castro.
Durante su titularidad en el señorío de Ribadavia (1427-66) su patrimonio se incrementó al adquirir la villa de Santa Marta de Ortigueira a partir del trueque efectuado con el guarda real, Pedro de Acuña, de la villa de Tariego.
En el arzobispado de Santiago, formaba parte de su señorío jurisdiccional la villa de Salvatierra y el coto de Leiro.
Lope Sánchez de Ulloa era hijo de Gonzalo Ozores de Ulloa y María Álvarez de Sotomayor.
La estirpe de los Ulloa tenía una gran representación en tierras lucenses. Sus dominios se asentaban fundamentalmente en torno a tres núcleos: Monterroso, Ulloa y Repostería. A ellos se añadían el coto de San Xurxo de Aguas Santas, Ferreira de Negral, la casa de Pambre, el castillo de Bedma, los casares de Estacas y muchos foros de las iglesias de Lugo y Santiago.
Es posible que, sean precisamente las tierras que Lope Sánchez de Ulloa poseía aforadas de la iglesia de Santiago las que se registran en la documentación como señoríos tasados en el arzobispado de Santiago en 1451.
Pedro Bermúdez de Montaos era hijo de Pedro Bermúdez de Montaos y doña Leonor de Castro.
A pesar de no conocer con exactitud cuales eran los dominios señoriales de este personaje, lo que sí sabemos es que su padre, Pedro Bermúdez de Montaos, había desembargado los beneficios que había tenido ocupados y dejaba al monasterio de San Martiño todos los bienes que tenía en San Cristovo de Xavestre para la capilla donde estaba su padre, García Prego de Montaos.
En vida había llevado la mitad del beneficio de Seavia y parte de los de Xavestre y Santiago de Buxán. Otorgó testamento el 24 de mayo de 1445, en el que dejaba a su esposa, doña Leonor de Castro, todo lo que le pertenecía en el coto de Lestrove, con la torre de Dubra y la de Castenda en usufructo vitalicio, y al mismo tiempo, mejoraba a su hijo don Pedro Bermúdez de Montaos.
Por otra parte, nombraba a sus hijos herederos de todos sus bienes en Dubra, Montaos y Bergantiños con el castillo de Peñaflor, Moraña, Salnés, Morrazo, Toroño, Louriña y Vilaboa, y mandaba a su mujer el coto de Coaxe (San Pedro de Dimo) y la feligresía de Catoira, así como las casas y torre que tenía en Santiago.
En el arzobispado de Santiago encontramos también el señorío de Ares Vázquez de Vaamonde, hijo de Martín Vázquez de Vaamonde y de Mayor Martíz. Nada sabemos acerca de sus dominios señoriales más que era castillero de A Insoa.
Además de los que acabamos de mencionar, en la tierra de Santiago se ubicaban los señoríos de algunos personajes cuya identidad se desconoce.
Nos estamos refiriendo fundamentalmente a los dominios señoriales de Ruy Gómez de Sotomayor, a los que se alude en la partida dedicada a los señoríos tasados, sin mencionar cuales eran las principales villas y lugares pertenecientes a este señorío.
En el obispado de Orense tenemos constancia documental de la existencia de ciertos señoríos nobiliarios entre los que destaca, en primer lugar, el señorío de Diego Pérez Sarmiento, primer conde de Santa Marta, que comprendía la sacada de Toreno, Ribadavia, La Peroja y otros lugares cuya identidad desconocemos.
A mediados del siglo XV, el conde de Benavente, don Alonso Pimentel ya poseía las villas de Allariz, Milmanda, Ramirás, Acevedo, la encomienda de La Besteira, Sandianes y su tierra, el Bollo y Viana, en el obispado de Orense.
Concretamente, la villa de Milmanda había llegado a manos de los Pimentel por donación del almirante don Alonso Enríquez, y la villa de Allariz había pasado a for- mar parte del señorío del conde de Benavente a partir de su concesión por Juan II en 1446.19
La mayor parte de estos lugares pasarían a constituir el mayorazgo de su hijo don Juan Pimentel a partir de 1461.
Doña Isabel de Castro había casado con Pedro Álvarez Osorio, conde de Trastámara, Lemos y Sarria.
Según Eduardo Pardo, doña Isabel de Castro fue hija de don Alvaro Pérez de Castro, conde de Arrayolos, y nieta de Pedro Fernández de Castro. Por esta vía habría heredado el señorío de Valdeorras y Manzaneda de Trives.
Durante los años cincuenta, la documentación menciona a doña Isabel de Castro como señora de Valdeorras y Manzaneda de Trives. Es posible que, por estos años, doña Isabel de Castro ya hubiese fallecido, y que sus dominios señoriales hubiesen pasado a sus herederos.
En el obispado de Orense se ubicaban también los señoríos de don Juan de Estúñiga, sobrino de doña Teresa de Estúñiga, condesa de Santa Marta.
A mediados del siglo XV, los Estúñiga tenían en señorío la villa de Monterrey, y su dominio jurisdiccional sobre la villa de Monterrey y su tierra se extiende a lo largo de todo el reinado de los Reyes Católicos.
En el obispado de Orense, formaban parte de los dominios señoriales de don Juan de Estúñiga la sacada de Limia, situada muy próxima al reino de Portugal, la tierra de Tudea, Villanueva de los Infantes y otros lugares.
Entre los señoríos tasados que se mencionan en las hojas de recabdo de 1455, destacan también los cotos y lugares que tomaba el obispo de Orense, cuya identidad desconocemos, y la tierra de Aguiar perteneciente al arzobispo de Santiago.
El señorío de la villa de Aguiar y su tierra pertenecía al arzobispado de Santiago desde que, en 1238, Fernando III había cedido a la iglesia de Santiago el castillo de Aguiar de Pedrayo con la jurisdicción de la villa y tierra de Aguiar y todas sus rentas, pechos y derechos.
Es bien seguro que, todavía en estas fechas, el prelado compostelano seguía siendo titular del señorío de la villa y tierra de Aguiar, aunque en momentos muy concretos nos consta que el prelado compostelano se la había cedido a don Pedro Álvarez Osorio, conde de Lemos en calidad de encomienda.
Unos años después, en 1458, el arzobispo de Santiago, don Rodrigo de Luna la había cedido al conde de Benavente, don Alonso de Pimentel en calidad de “feudo perpetuo”, y de ahí que al menos durante todo el reinado de Enrique IV, el prelado compostelano continuase percibiendo las rentas de alcabalas de la tierra de Aguiar.
En el obispado de Orense se ubicaban también los dominios señoriales del conde de Lemos, don Pedro Álvarez Osorio, concretamente el señorío de Castro Caldelas y su sacada con otros lugares de su partido.
Otros señoríos de menor importancia en el obispado de Orense son los de Lope Sánchez de Ulloa, los de la tierra de Quiroga con el castillo de los Novaes que tomaba García de Quiroga, el coto de San Esteban, que tomaba Alvaro Vázquez de Valdeorras y los lugares de Lobeira y Entrimo del conde de Ribadeo, Rodrigo de Villandrando.
La documentación de la Escribanía Mayor de Rentas no permite conocer cuales eran los principales dominios señoriales que se ubicaban en los obispados de Lugo y Mondoñedo a mediados del siglo XV.
A pesar de todo resulta conveniente destacar la presencia del conde de Lemos, don Pedro Álvarez Osorio, señor jurisdiccional de ciertas villas y lugares situados en ambos obispados que había incorpo- rado a su patrimonio a partir de su matrimonio con doña Beatriz de Castro, hermana del duque de Arjona, don Fadrique Enríquez. En el obispado de Mondoñedo, adquiere especial relevancia durante estos años Diego Pérez Sarmiento, titular del condado de Santa Marta de Ortigueira desde 1442 en adelante.
http://revistas.ucm.es/index.php/ELE...8110413A/21384
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
Marcadores