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Tema: En defensa de los toros

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  1. #1
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: En defensa de los toros

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    Lord Garel-Jones: "...España se incorporó como socio pleno a la comunidad internacional y "nadie hubiera podido imaginar" los éxitos que ha tenido partiendo casi de cero"...
    Muy bueno el artículo, y muy de agradecer su defensa de España y de nuestra fiesta nacional. A la par que muy interesante tamibién su afición por la localidad castellana de Candeleda (ubicada en plena sierra de Gredos). Cosas todas que comparto.

    Ahora bien, lo que no comparto es eso que dice de que España, cuando se incorporó a la UE partía de cero. España, antes de entrar en la CEE era la décima potencia industrial del planeta, y fué precisamente la entrada en ese organismo europeo lo que nos llevó a esa posición que el nombra (cero) en la que ahora estamos. Me parece injusto con la historia decir que España partía de cero. Este tipo es un cachondo...


    Un saludo


    _______________
    P.D.: Ahora bien, nada que objetarle en cuanto a su afición por Candeleda... En realidad, todo el Valle del Tietar y Sierra de Gredos es magnífico. Nosotros vamos casi todos los fines de semana a diversos pueblos de esa zona, porque los tenemos todos muy cerca (más o menos, a una hora en coche saliendo desde Madrid):



    Última edición por jasarhez; 04/04/2014 a las 16:39

  2. #2
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    Re: En defensa de los toros

    Claro, yo tampoco estoy de acuerdo con eso de que antes de la CEE España no era nada, pero me pareció excelente su defensa de los toros.

  3. #3
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    Re: En defensa de los toros

    HURGANDO LA FEMORAL

    JUAN MANUEL DE PRADA





    Que los toros tratan sobre la «muerte de veras» lo sabía san Pío V, que quiso prohibirlos


    ¿Y si en la tabarra antitaurina no hubiese otra cosa sino miedo a la muerte? La cobardía humana ha envuelto siempre sus razones más íntimas e inconfesables con enredaderas retóricas y perifollos espiritualistas de lo más rocambolesco; y todo para ocultar su miedo a la muerte, que es consecuencia de no creer en la otra vida, o de creer demasiado y saber que, en justicia, acabará ardiendo en el infierno. La cobardía humana, puesta a disimular el olor marroncete del miedo, es capaz de urdir las más delirantes lucubraciones, que a veces se terminan convirtiendo en ideologías campanudas y doctrinas pacifistas de lo más florido; pero uno se pone a rascar su cáscara de pomposidades y siempre termina encontrando un castañeteo de dientes, unos calzoncillos con zurraspas, un alma floja y barbilinda.


    Si esta hipótesis se revelara verdadera, habríamos de conceder que los antitaurinos son los únicos taurinos verdaderos, aunque sean taurinos vueltos del revés, como Foxá llamaba «católicos vueltos del revés» a la chusma que quemaba iglesias. Porque la fiesta de los toros no es una representación de la muerte, sino que es la muerte misma, presente y actuante; y penetra en su misterio como ninguna otra expresión artística puede hacerlo, pues al fin todas las demás sólo pueden «representar» la muerte. Creo que era también Foxá quien contaba que un célebre actor teatral, especializado en morirse muy aparatosamente en el tercer acto, increpaba a Mazzantini desde el tendido, para que se arrimase más al toro; hasta que al maestro se le hincharon las pelotas y, acercándose a la barrera, le dijo: «Baje usted, don Fulano, que aquí se muere de veras».


    Que los toros tratan sobre la «muerte de veras» lo sabía san Pío V, que quiso prohibirlos, dándose cuenta de que son una catequesis bestial, sin lenitivos ni edulcorantes, sobre la vida de ultratumba. Y es que el torero sólo puede ser un réprobo desesperado que busca la muerte para arder en el infierno, o bien un bendito al que importa un ardite la muerte, porque se acaba de confesar y tiene una esperanza inquebrantable en el cielo y en la resurrección de la carne. Naturalmente, a un papa romano y santo una catequesis tan extremosa debió de parecerle que ahuyentaría a los flojos, que se podrían pasar a las filas luteranas; pero a Felipe II no le dio la real gana obedecer al Papa, porque quería súbditos con cojones y teología. Por eso en nuestra época sin cojones ni teología los toros resultan tan indigestos: porque ya no quedan desesperados acérrimos dispuestos a arder en el infierno ni esperanzados acérrimos en el cielo y la resurrección de la carne, sino tan sólo mingaflojas que mitigan la desesperación con la morfina de la blandenguería y conciben la vida como un patético chill-out con aire acondicionado y barra libre al que se accede después de entregar el alma al diablo. Una época, en fin, que por miedo a la muerte ha renunciado a la tragedia y se ha quedado desalmada. Pues sólo allí donde el hombre acepta y afronta la muerte puede haber tragedia; y no habiendo esta aceptación, el arte (que ya no puede ser trágico) deviene mamarrachada, aspaviento y pedorreta blanda.


    Todo esto lo pensaba viendo la cogida de Jiménez Fortes, víspera de san Isidro, al que el toro hurgó a conciencia la femoral, como se hurga con el alfiler para sacar el bígaro de su concha. Y viendo su cuello florecido de sangre pensé que el matador de toros es el único catequista que nos queda en esta España convertida en reservorio de mingaflojas. Menos mal que también nos quedan los antitaurinos, esos catequistas inversos, recordándonos que detrás de su tabarra no hay más que miedo a la muerte.







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  4. #4
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    Re: En defensa de los toros

    LA MUERTE RODEADA DE LA MÁS DESLUMBRADORA BELLEZA

    “El otro gran tema por que me preguntas, el toreo, es probablemente la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio adonde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida? Por temperamento y por gusto poético soy un profundo admirador de Belmonte.”






    https://elsosiegoacantilado.wordpress.com/
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  5. #5
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    Re: En defensa de los toros

    Buenas tardes Sres. Coforistas. Buceando en la red, hallé un buen artículo respecto al tema debatido sobre la defensa de los toros.-

    Siendo hijo de ambos padres españoles, desde muy pequeño siempre sentí cierto apego a la Fiesta Brava y ahora que pasé el medio siglo de existencia, directamente son un incondicional de la Tauromaquia.-

    En mi Argentina, la cual ataca cualquier expresión Hispanista, por ende los que somos integrantes del colectivo amante del toro de lidia, somos tildados de brutos, animales, sádicos, torturadores, etc.; es debido a ello que hallar material acerca de nuestra aficción es muy difícil, casi imposible.-

    Siempre el ataque a las corridas busca y termina con un tiro por elevación a todo lo Español.-

    Además ahora con la dictadura de lo "Políticamente Correcto", todo lo que sea taurino está prohibidísimo.-

    Baste recordar que hace unos años atrás en la ciudad de Mar del Plata se intentó un pequeño encierro de San Fermín, para un siete de julio, y fué públicamente denostado como un acto de barbarie, nunca más se volvió a realizar, fue debut y despedida.-

    Así las cosas, a mí no me importa, hasta el día que concurra a rendir cuentas a mi Hacedor, mi amor por España y su Fiesta Brava son inconmensurables e inamovibles, algo que siempre le solicito a Nuestro Señor Jesús El Cristo, es poder visitar algún día la Patria de mis ancestros, celebrar la Semana Santa y asistir a una corrida.-

    Viva España y la Tauromaquia.-

    Saludos cordiales desde el otro lado de la Mar Océano.-


    Contra la abolición de las corridas de toros logradas con medios políticos ~ Descabellos



    CONTRA LA ABOLICIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS LOGRADAS CON MEDIOS POLÍTICOS





    Resulta curioso que la forma hegemónica de lo españolizante más extendida alrededor del mundo sea el Barcelona F.C., esto es, la forma más generalizada de inscribirse en "lo-español", consiste en volverse hincha del Barcelona, equipo de una ciudad separatista. No hablamos de los 42.000.000.000 de hinchas que siguen al equipo en Facebook de manera virtual, sino de una movilización social real. Cundo juega el Barcelona F.C., el centro de Bogotá se llena de personas con camisetas del equipo, otro tanto los bares y cigarrerías, por ejemplo. Existe, y la paradoja resulta de inscribir una forma de lo españolizante, mediante un símbolo que en España misma representa la fuerza catalana que quiere la independencia, y la disolución paulatina del Estado Español en una fragmentación de repúblicas independientes. Este juego de representaciones (el Barcelona como “lo-español” en el mundo entero, y en Catalunya, “lo –español” como lo que debe ser combatido, derrotado y echado mediante una independencia de Catalunya como un estado independiente de la Corona) es quizá una de las paradojas resultantes de la masificación de las ideologías, aunque tal fenómeno no nos interesa más que para mostrar una distorsión en cuanto a la identidad española, en crisis por varios factores, y que repercute en la Fiesta de los Toros de manera negativa.


    El día de ayer, se hizo pública la intención de los movimientos animalistas para efectuar una ILP similar a la de Catalunya, conducente a la abolición de la tauromaquia en La Coruña, Galicia, mediante la recolección de 10.000 firmas de manera virtual. La Coruña resulta ser un enclave político en Galicia, una comunidad autónoma altamente golpeada por la discriminación xenofóbica a nivel casi mundial –“gallego” es el insulto antitaurino más común, cuando el anti es argentino-, pues al igual que sucede con los habitantes de Nariño en Colombia, se suele confundir su cándido acento con la estupidez humana, cosa harto inaceptable. La Coruña posee una plaza de toros cuya capacidad para 7.500 espectadores, no pueden hacer frente a esas terribles 10.000 firmas. Más allá de estar ante otra paradoja, la que explica Zizek sobre el problema de las mayorías en la democracia (que 2.500 personas más decidan sobre los derechos de 6.500 taurinos), asistimos a un hilo común en el accionar antitaurino: la abolición de la tauromaquia mediante instrumentos políticos que versan sobre el odio.


    Por ello, en aboliciones como la de Barcelona, Bogotá, San Sebastián y ahora la inminencia de lo que sucederá en La Coruña, no puede dejarse pasar la presencia del espectacularmente animalista Leonardo Anselmi, un argentino que ha dicho en su perfil de Facebook que considera como “humanos inferiores” que “no me sirven para nada”, a los argentinos que consumen carne de caballo. De esta clase de juicios de suprematismo moral que pululan en el animalismo, no molesta, por ejemplo, que siempre se obvien las particularidades sociales: quienes comen carne de caballo en Argentina no son personas “inferiores”, sino de escasos recursos, sin acceso a otros productos proteínicos más caros como la carne vacuna que tanto se produce en Argentina, por ejemplo; lo que molesta entonces es la utilización de odios sociales, odios activados desde el discurso y hábilmente manipulados, para lograr un fin antitaurino o animalista.



    Anselmi tiene una admirable capacidad para entender el movimiento del odio: antes que atacar a plazas de toros débiles y sin apoyo popular, lo que las haría más propensas a una abolición, su accionar de lobby se centra en aquellas zonas donde existen resquemores políticos con respecto a la identidad española, acentuada por la crisis política y económica. Málaga, Zaragoza, Córdoba, son plazas con una asistencia muy pobre debido a la falta de interés en los carteles, y sin embargo, el accionar antitaurino gestiona grandes cantidades de dinero para atacar en todos los flancos a plazas que no tiene una crisis significativa, pero que están insertas en una trama de resquemor social y político.


    Cuando están aduciendo que las aboliciones tienen por fin el de terminar con la muerte pública de toros, lo que consideran maltrato en la retórica más leve (de la pesada ni hablemos), y aunque en efectos prácticos eso es lo que sucede, en realidad estas aboliciones son instrumentos del odio social que se manifiestan en el plano político: por ejemplo, la abolición de las corridas de toros en Barcelona no satisface las tesis sobre la no utilización de animales durante ritos públicos, ni tampoco satisface una prohibición sobre el maltrato animal, pues recordemos que en Catalunya se siguen celebrando Corre Bous, toros ensogados y demás variantes rituales de la tauromaquia, en las que es patente el maltrato y la muerte final de toros, sea pública o privada. Siendo entonces que una ley de protección animal no tiene alcance general, el motivo de la abolición no fue la formulación de una ley paralítica: en realidad estamos ante la renuncia de un símbolo de “lo-español”, avivado por el separatismo catalán y que cobró víctimas sociales: los taurinos catalanes segregados, y los toros ensogados y corridos en variantes rituales, que ven su muerte legitimada al no entrar en la órbita de la abolición. Para ponerlo en otras palabras, la abolición de las corridas de toros en Barcelona responde a un afán de odio social, y no a una sincera preocupación por el bienestar animal.


    Antes que admitir la validez de tales métodos, de estos enfoques progresivos de conquistas animalistas y demás, es necesario captar la naturaleza de esta clase de acciones: aunque la forma hable de evitar el maltrato animal, subyace una premisa más profunda: atacar la identidad cultural, para socavarla, y dejar el terreno fértil a separatismos políticos y económicos, además de ser el trabajo de ciertos ganapanes, verbigracia Anselmi. Sobre estas personas especializadas en la presión social mediante la activación del odio político y cultural, hay que detenerse un poco: posando como adalides de causas justas, y a pesar de que nunca podremos considerar como ética la segregación y persecución a minorías culturales, estas personas cuentan con una espectacular financiación que encausan toda en una lucha mediática y de lobby en aquellos lugares donde los resquemores políticos y culturales son pólvora. No estamos así considerando si es ético venderles a los habitantes de Galicia la idea de que prohibir los toros es una forma de devolver la bofetada de la exclusión cultural que supone la burla de los españoles, cosa que jamás será ética por demás; hablamos de personas que creyendo ayudar a los animales, en realidad solo subsidian el costoso estilo de vida de gurús que enfocan en acciones poco éticas las tesis de la liberación animal, sin admitir las consecuencias sociales y prácticas que esto encierra para humanos taurinos y animalistas, e incluso para los toros.


    Permítanme explicar lo anterior: en Bogotá, el alcalde de la ciudad prohibió los espectáculos taurinos blandiendo la defensa de los animales, aunque no tocase otros usos como zoonosis o las peleas de gallos. Desconociendo además una reciente sentencia de la Corte Constitucional, el alcalde se ha hecho el de la vista gorda, mostrando una aparentemente honesta preocupación por los seres sintientes. Sin embargo, no es un vegetariano, no lucha contra las peleas de gallos ni erradica zoonosis, porque las tesis de la defensa animal en realidad son la capa pública, susceptible a ser mediática y por ello superficial pero valiosa en la carrera política. En realidad hablamos de un odio intestino del alcalde para con la clase ganadera, hábilmente aprovechado por los gurús locales del animalismo, quienes también resultan ser unos vividores de la lucha animalista, tan denunciados por Gary Francione. ¿Y no es lícito, si lo que se consiguió fue que se dejaran de matar toros? Podría reponerse, y sin embargo, sigue desconociendo las particularidades: la abolición en Bogotá no es la evitación de la muerte del toro, pues resulta que alrededor de la ciudad la oferta de espectáculos taurinos en recintos más pequeños se ha multiplicado para satisfacer la demanda que dejó vacía la Santamaría, cosa que además, aprovechando las circunstancias, ha generado que ferias menores como las de Duitama quiera captar público capitalino, ofreciendo más corridas y de mejor calidad. Entonces, antes que evitar la muerte de toros, la abolición políticamente conseguida resultó en la multiplicación de espectáculos taurinos en la periferia de Bogotá y cercanías de Cundinamarca: más toros muertos.



    Lo mismo sucede en Catalunya: el público muta a Francia y Valencia y zonas cercanas, en la medida de sus posibilidades, con lo que la abolición solo logra excluir a los taurinos más humildes, pero en realidad incide en la multiplicación de espectáculos taurinos en otros lugares, que no teniendo el mismo aforo que una plaza de primera, deben hacer más corridas para satisfacer un mercado que ya existe, y tiene demandas cuantiosas. La abolición no sirve entonces sino para catapultar el capital político y económico del gurú animalista, eso en lo práctico, porque en el terreno ético contribuye a los odios sociales y culturales de los taurinos y antitaurinos de aquellas zonas donde el fuego es avivado de manera irresponsable, decantando entonces por una separación social donde perderá el toro y el taurino de conseguirse la abolición, y en indiferencia de ella (si hay o no una abolición) la sociedad en general, pues no puede considerarse el odio social y cultural como un avance.


    Si es que es lícito, la única manera de conseguir una abolición efectiva, ética y sustentable para la historia en los términos antitaurinos, es la implantación de la ética animalista en toda la sociedad, pues con el consumo de carne, los zoológicos y las mascotas, también tendrán que desaparecer las corridas. Sin embargo, la abolición política opera al revés, entre otras cosas porque es más fácil: abolir primero los toros, con todo y que esto tiene una implícita legitimización de otros usos animales: las personas que siendo carnívoras contribuyen a una abolición mediante su apoyo político y social, en cuanto consiguen el fin de la corrida, dejan el tema animal a un lado, pues los veganos nunca les han exigido que para ser antitaurinos, antes tienen que ser precisamente veganos; el antitaurino carnívoro cree entonces que la ingesta de carne es legítima: si los defensores de los derechos de los animales que se agitan en los televisores, noticieros y corporaciones políticas, no lo hacen al mismo tiempo por los toros del matadero, ¿no se supone entonces que comer carne es algo correcto, porque ni siquiera los animalistas lo atacan como sí lo hacen con la tauromaquia?


    Por ello, naturalmente no pueden sino surgir esperpentos como el de Catalunya: una ley que prohíbe los toros aduciendo maltrato animal, pero que al mismo tiempo blinda los festejos populares que no son españoles sino catalanes, donde el animal también es maltratado. El mismo mecanismo ocurre con otros tipos de maltrato, como la ingesta de carne, que se ve legitimada como opción legal cuando se declara al toreo ilegal. Por ello, los países americanos donde antes hubo abolición de corridas de toros, por ejemplo, Argentina, ahora son grandes productores de carne, y de gurús animalistas.


    Por ello, me inclino a concluir que la abolición política es una inconveniencia para los 3 factores: taurinos, animalistas antitaurinos y toros, y a causa de ello, también es inconveniente por una sociedad que legitima además la segregación y persecución a las minorías con fines políticos.


    Por desgracia, es difícil que dentro del movimiento animalista alguien tenga la capacidad de aceptar que el rentable negocio de la antitauromaquia es nocivo hasta para el animalismo, pues confunden el tener visibilidad mediática con tener avances reales en la erradicación del maltrato animal.


    Para finalizar, considero que el signo auténtico de “lo-español” precisamente responde a una naturaleza multicultural, y eso también se manifiesta en el toreo, que es un sincretismo enriquecido por factores de toda España, e incluso de toda América, según los hallazgos etnológicos recientes en esta materia. Por eso, los catalanes separatistas yerran de manera lamentable al confundir el toreo como un signo centralista, cuando en realidad representan la grandeza de toda la cultura occidental. El debate de los toros es antropológico en primera medida, y ético en una medida menor, habida cuenta de que los programas éticos animalistas ni siquiera están definitivamente formulados. Pero el error garrafal está en consentir que el debate de los toros es político. Por eso, así como las aboliciones de Catalunya, Bogotá o San Sebastián realmente no ejemplifican la implantación de un modelo animalista, lo que suceda en La Coruña no afectará a nadie más que a los mismos toros de lidia, con la misma paradoja de quien cree que lo eminentemente español es el Barcelona F.C., o la tauromaquia. La abolición política no conviene a nadie, pues en últimas lo que reside a la estructura de la abolición es la reivindicación de un discurso de odio social con incidencias de afectación en taurinos pobres, animalistas honestos y toros de lidia, lo que no es ético. No conviene a nadie, salvo a Anselmi.





    Pious dio el Víctor.

  6. #6
    Avatar de Mexispano
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    Re: En defensa de los toros

    Cita Iniciado por Guerreiro Galaico Ver mensaje
    Buenas tardes Sres. Coforistas. Buceando en la red, hallé un buen artículo respecto al tema debatido sobre la defensa de los toros.-

    Siendo hijo de ambos padres españoles, desde muy pequeño siempre sentí cierto apego a la Fiesta Brava y ahora que pasé el medio siglo de existencia, directamente son un incondicional de la Tauromaquia.-

    En mi Argentina, la cual ataca cualquier expresión Hispanista, por ende los que somos integrantes del colectivo amante del toro de lidia, somos tildados de brutos, animales, sádicos, torturadores, etc.; es debido a ello que hallar material acerca de nuestra aficción es muy difícil, casi imposible.-

    Siempre el ataque a las corridas busca y termina con un tiro por elevación a todo lo Español.-

    Además ahora con la dictadura de lo "Políticamente Correcto", todo lo que sea taurino está prohibidísimo.-

    Baste recordar que hace unos años atrás en la ciudad de Mar del Plata se intentó un pequeño encierro de San Fermín, para un siete de julio, y fué públicamente denostado como un acto de barbarie, nunca más se volvió a realizar, fue debut y despedida.-

    Así las cosas, a mí no me importa, hasta el día que concurra a rendir cuentas a mi Hacedor, mi amor por España y su Fiesta Brava son inconmensurables e inamovibles, algo que siempre le solicito a Nuestro Señor Jesús El Cristo, es poder visitar algún día la Patria de mis ancestros, celebrar la Semana Santa y asistir a una corrida.-

    Viva España y la Tauromaquia.-

    Saludos cordiales desde el otro lado de la Mar Océano.-


    Siempre me ha parecido extraño que en Argentina no arraigara la tauromaquia como en otros países hispanos, y más extraño aún sabiendo de la enorme población de origen español que tiene. Baste recordar que durante las invasiones inglesas uno de los edificios testigos de aquél heroico episodio fue precisamente la Plaza de toros del Retiro.

    Incluso aquí en México en el periódico favorito de los chairos (progres) existe una columna taurina (ya me imagino la de comentarios ofensivos que han de recibir por ello). Justamente de ahí saco este texto que nos muestra otra faceta de la relación entre el hombre y el enérgico y noble animal.


    ¿La Fiesta en Paz?

    Una tauromaquia africana

    Gigantesca palizada como ruedo

    Toreadores castos y sin engaños

    Leonardo Páez


    Como por el momento Montaigne, por decir, comparado con algunos famosos ha pasado a ser un portero de condominio, mejor ocuparnos, por ejemplo, de una tauromaquia africana tan desconocida e insólita como vigente, mal que les pese a antis y animalistas, que pretenden reducir la milenaria relación del hombre con la deidad táurica a la predecible cuanto rechazada exhibición del bullfight show actual.

    Una entrañable amiga cosmopolita y trotamundos, radicada hace años en Sudáfrica, en reciente viaje a México me comentaba: “Si los llamados antitaurinos conocieran las diversas manifestaciones culturales de la relación hombre-toro, no digamos a través de la historia, sino simplemente en el dizque globalizado presente, se irían de espaldas con la cantidad de versiones taurómacas que tendrían que ‘combatir’ en diferentes países del mundo, y no por influencia ibérica”.

    “En la pequeña Suazilandia –continuaba–, con sólo 17 mil 400 kilómetros cuadrados de superficie y menos de millón y medio de habitantes, ubicada entre Sudáfrica y Mozambique y sin salida al mar, poblada por los suazis, un orgulloso pueblo de la etnia bantú, acosado por holandeses e ingleses desde el siglo XIX e independizado en 1968, conserva un sistema monárquico con diferentes partidos políticos –más o menos como en México, pues– y fuertes tradiciones que fortalecen su identidad y sentido de pertenencia.

    “Cada año, entre diciembre y enero, por aquellas latitudes en pleno desalmado verano, se lleva a cabo la ceremonia más importante, denominada Incwala, con ritos, danzas, cantos y fiestas en las que los pobladores visten ropas tradicionales, no sólo en honor de su majestad Mswati III para la renovación de sus poderes y fortalecimiento de la nación, sino para propiciar las buenas cosechas, agradecer a Dios los dones otorgados durante el año que termina y elevar una plegaria por el que principia, así como una prueba de valentía y resistencia para los jóvenes sin esposa ni hijos.

    “La fecha en que da principio esta celebración es cuidadosamente decidida por los astrólogos del país en función de la posición de la luna y el sol. Los sacerdotes del agua, llamados Bemanti, se dirigen entonces al océano Índico y al río Komati, lugares que simbolizan el origen de sus ancestros. En vasijas especiales recogen el líquido, que mezclado con hierbas y polvos prodigiosos será utilizado en impensables ritos que acrecentarán las misteriosas facultades del monarca, ya que no se trata de capacidad política o intelectual sino de habilidades ocultas y poderes mágicos.

    “Un ruedo monumental formado con ramas de un árbol sagrado llamado Lusekwane, es erigido para que en él millares de torosos desnudos y sudorosos dancen en éxtasis durante casi el mes de la importante ceremonia. Entre los rituales más fuertes y coloridos está precisamente la recolección de miles de ramas de hasta dos metros a cargo de los jovencitos castos de que hablaba, quienes vistiendo faldas polícromas y colas de vaca colgando de su cintura, entonan cánticos.

    “Pero no todo es cantar y cortar. Los jovencitos se las ven duras ya que han debido recorrer 50 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para encontrar el singular árbol y hay de ellos si se les secan las dichosas ramas, bastante espinosas, pues ello significa que mintieron y por consiguiente serán severamente castigados. En caso contrario, su premio será la agotadora construcción de una gigantesca palizada que hace las veces de redondel. Dentro, mujeres semidesnudas y centenares de guerreros ataviados con pieles de leopardo, enormes escudos hechos con cuero de vaca, lanzas y fastuosos penachos multicolores danzan frenéticamente ante el rey.

    “Concluida la odisea de caminata prolongada, corte de ramas espinadas y ardua construcción de la palizada, en lugar de un merecido y casi obligado descanso pues tardarán en pensar en sexo, a los castos jóvenes les espera ahora un descomunal y enfurecido toro, digamos un Partido de Resina pero más zancudo y con un poco de menos cara, que tras haber sido tocado por el rey con un adminículo sagrado, una especie de divisa excitadora, correrá y se defenderá enloquecido a lo largo y ancho del ‘ruedo’, hasta ser atrapado y muerto por los jóvenes, algunos de los cuales son seriamente lastimados, sin más ayuda o instrumento que sus propias manos. Al final, centenares de cuerpos yacerán desfallecidos alrededor de los restos de aquel toro, en milenaria ritualidad ajena al pensamiento único que quisieran imponer al orbe los seudocivilizados.

    ¿Salvajismo, ignorancia, sumisión? ¡Qué va! Más bien otra intensa expresión de fe, de confianza en sí mismos, que rebasa el hipocritón animalismo de moda en la cultura urbana. La dramática belleza y emotividad de esta ceremonia suazi radica en una profunda autenticidad que logra conservar ritos y tradiciones propias, en vez de imitar costumbres y valores extranjeros sin sentido para los habitantes –concluía la trotamundos.



    Fuente:

    La Jornada: ¿La Fiesta en Paz?

  7. #7
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: En defensa de los toros

    SÍ A LA TAUROMAQUIA



    Por Antonio Moreno Ruiz Historiador y escritor


    Un servidor de ustedes nació en el Año de Nuestro Señor de 1981. Como buena parte de mi generación, nunca fui aficionado a la tauromaquia. De chico me llamaba la atención y recuerdo que cuando paseaba con mi madre por el centro de Sevilla, me quedaba mirando los toritos de juguete que coronaban múltiples escaparates. Hacían auténticas virguerías artesanas por aquella época. Creo que sigue existiendo, pero ya más como “souvenir” para turistas que como otra cosa.
    A mis abuelos les gustaba mucho la tauromaquia; pero a mis padres y tíos, si bien no les disgustaba, ya no tenían tanta afición. Y eso se notó mucho en cómo muchos coetáneos enfocamos el tema. Yo por ejemplo, de los toritos y los toreros de juguete pasé a tener una época de rechazo, hasta una posterior comprensión mas llena de indiferencia. Nunca he visto una corrida de toros en directo. A lo más que he llegado es a alguna capea en El Ronquillo (1), donde no me atreví a ponerme delante de la vaquilla no fuera que me motejaran de torero cigüeño, como antiguamente dizque llamaban a los toreros altos. Y aparte, porque tenía más miedo que un moroso delante del cobrador del frac. Recuerdo que en mi pueblo cuentan que a un bisabuelo mío, que era hombre de medir 1,90 y pesar ciento y pico de kilos, una vaquilla lo levantó como si fuera un papelillo; y eso siempre lo he tenido muy presente. Y bueno, alguna vez he visto los toros en la tele, sobre todo cuando había rejoneo, pero no aguanté mucho tiempo. La curiosidad se me iba pronto. En cambio, hace años eso cambió un poco, gracias al programa “Toros para todos” de Canal Sur, presentado por Enrique Romero. El por qué ese programa me iba enganchando cada fin de semana a la hora de comer era que, más allá de las corridas de toros sensu stricto, hablaba de la tauromaquia por dentro: Hacían reportajes de las dehesas, de los ganaderos, de los veterinarios, de cómo se entrenaban los toreros; entrevistaban a gente del mundo de la fiesta, a turistas extranjeros… Todo, bajo el paisaje inigualable de nuestra Piel de Toro siempre candente. Aquello era el mundo de la tauromaquia por dentro. Y gustaba mucho a propios y extraños.
    Decía el gran polígrafo ruso Alexander Solzhenitsyn QEPD que los grandes males de nuestro tiempo son la precipitación y la superficialidad. Y siempre que se habla de la tauromaquia, estos dos rasgos salen a relucir con estrépito, tanto por unos como por otros.
    Sería para nada intentar escudriñar en los orígenes de la tauromaquia. Para eso enhorabuena está la monumental enciclopedia de Cossío. Pero no está de más recordar que la tauromaquia es uno de los factores que nos conectan con nuestro más remoto pasado. No estoy diciendo que hubiera un Curro Romero tartéssico, pero lo cierto es que los griegos ya señalaban cómo los pueblos ibéricos tenían una cultura trascendental en torno al toro, similar a la que también existía por la Hélade, sobre todo en Creta. El toro, el caballo o el león eran símbolos divinos para los antiguos iberos; como en la mitología griega también está presente la figura del Minotauro. Asimismo, el sacrificio táurico estaba presente en la religión mithraica, que desde tierras persas se extendió por los legionarios a muchas partes del imperio romano y “convivió” con el cristianismo. Tanto el culto mithraico como la tauromaquia llamaron la atención de Roy Campbell, poeta inglés, traductor de San Juan de la Cruz a la lengua de Shakespeare, y gran amigo de España y sus tradiciones; a tal punto que más de una vez se atrevió a torear. Roy Campbell, al igual que Tolkien, era católico, inglés e hispanófilo; y creían, con San Agustín de Hipona, que la salvación había sido anunciada a los paganos aun de distintas maneras. Como bien dice el bibliófilo Joseph Pearce (también inglés y católico), tanto Campbell como Tolkien gustaban del paganismo que podía acercar a Cristo, no del “nuevo” y reinventado que aleja de Él. Por tanto, quien quiera ver en la tauromaquia una suerte de resquicio pagano, suponemos que también lo verá en el latín o el griego…


    Biografía de Roy Campbell realizada por Joseph Pearce, donde detalla, entre otras muchas cosas, su afición torera. Imagen de www.casadellibro.com


    Con todo, Adolf Schulten -arqueólogo germánico enamorado de Tartessos- decía que en España pervive extraordinariamente lo arcaico. Desde luego, la tauromaquia es una de las muchas pruebas, uno de tantos hechos que pasó de época remota a filtrarse y civilizarse en época cristiana. La brillante escritora gallega Emilia Pardo Bazán atribuía un origen árabe a la lidia. Y nada más lejos de la realidad. Empero, ella no tenía la culpa: Durante buena parte de los siglos XIX y XX se extendió la idea de que buena parte de la cultura española se debía a los árabes. Fue al revés: Tanto árabes como bereberes, así como hispanos conversos al islam, copiaron mucho de la cultura que ya estaba más que consolidada en época hispano-visigótica. No sabemos de hecho que haya lidia por la Península Arábiga y alrededores…


    Empero, siempre la tauromaquia en España ha pasado por sus más y sus menos. Curiosamente, sus menos vienen por la enemistad que parte de la aristocracia ha tenido, incluso por parte de reyes, y también por clérigos. Hasta hace muy poco no estaba bien visto que los curas fueran a los toros, por ejemplo. Isabel la Católica asistió una vez a una corrida de toros y salió horrorizada. Felipe II, si bien no era partidario de la prohibición, tampoco gustaba del tema y llegó a prohibir alguna corrida como homenaje a su real persona. Sin embargo con los Austrias no se dio una ruptura entre élite y pueblo (2) tan acusada como ya se dio en época borbónica: Felipe V llegó a prohibir a los nobles de su círculo el que laboraran estos espectáculos; y es aquí, en el siglo XVIII, cuando va a empezar el toreo a pie precisamente por eso: Mientras que en Portugal no hubo tal prohibición, al otro lado del Guadiana sí; por ello en Portugal se conserva un toreo muy original y antiguo, siempre relacionado con los forcados (recortadores) y el rejoneo, esto es, el toreo a caballo que todavía mantienen los fidalgos; y salvo en algún que otro pueblo fronterizo, no se mata al toro; mientras que en España se fue desarrollando el toreo a pie de una forma popular, habida cuenta del alejamiento de parte del estamento nobiliario. En la época de Carlos III, sólo se permitían las corridas benéficas; por lo cual muchos ideaban cualquier propósito para que hubiera corridas. Sin embargo Su Majestad Fidelísima Miguel I de Portugal era un hábil rejoneador.
    Y vamos más allá: Indagando en las relaciones de la Iglesia Católica y la tauromaquia, tenemos que “Pío V excomulgó a los taurinos. La excomunión fue suprimida por Gregorio XIII. Pero Sixto V, dirigiéndose al obispo de Salamanca, la había restablecido. El claustro salmantino se niega a obedecer y es el gran Fray Luis de León quien redacta la protesta. Hasta que por fin Clemente VIII reconoce que las corridas son una escuela de valor, que pertenecen al patrimonio de España y levanta la excomunión. Entonces comenzó, para continuar hasta nuestros días, la comunión de Iglesia y Tauromaquia”. (3)
    Por tanto, concluimos que si bien la tauromaquia ha pasado por desavenencias venidas “desde arriba” (y muchas veces desde Roma se ha tenido especial inquina contra las costumbres españolas, que todo hay que decirlo), ha sido gracias a la constancia popular que se ha conservado con más o menos evoluciones. No hay nada de “imposición”: Al contrario, “desde arriba”, se ha intentado por numerosos medios imponer su prohibición, con escaso éxito, como vemos.


    Y hablando de imposiciones, tampoco estamos ante una “imposición andaluza”. De hecho, Cataluña siempre ha sido uno de los puntales taurinos de España, en contraposición a otras regiones donde las corridas de toros han tenido poca relevancia, o nula, como en Canarias (donde las peleas de gallos están a la orden del día, por cierto). Pero Cataluña, Vascongadas, Navarra, Valencia y buena parte de Castilla son puntales taurinos de primera, al igual que Andalucía, naturalmente; y al igual que siempre ha habido focos taurinos en Asturias y Galicia. Y ya que hablamos del salto evolutivo de la tauromaquia española en el siglo XVIII, se lo da la fusión del estilo vasco y el estilo andaluz; el vasco, más apegado a los recortes y a esquivar; el andaluz, más apegado al uso de capas y requiebros artísticos. Esta fusión vasco-andaluza, esta armonía de norte y sur de España parece que, aun ignorando el subliminal y clave hecho, hay quien lo intuye y se pone muy nervioso. Y al final el problema es el que decía Solzhenitsyn(4), el mismo que tan vilipendiado fue por ciertos –supuestos- intelectuales y que pidió, al llegar a España, amén de comer cochinillo en Segovia, ver una corrida de toros: Precipitación y superficialidad. Y es que en torno a tonos maniqueos, hay quien pretende que el hecho de que te gusten los toros sea de “derecha”, o incluso los hay al revés, que dicen que el gusto por la tauromaquia es un invento liberal o de izquierda… Y ni una cosa ni otra. Si bien es cierto que a lo largo de la historia de España encontraremos personajes que en absoluto gustaron de los toros, también encontraremos otros tantos que sí, y tanto en un sitio como en el otro, no podremos establecer un “referente político”. Había algún carlista que abominaba de los toros y sin embargo en el famoso acto del Quintillo (5) se hizo una capea, y al igual que hubo toreros carlistas. Y también falangistas, como El Algabeño; o el escritor y diplomático Agustín de Foxá. Y también hubo en el Frente Popular la conocida “brigada de los toreros”(6), más rojos que el diablo en salsa. Ha habido escritores muy poco dados a la tauromaquia, tales como Miguel de Unamuno o Vicente Blasco Ibáñez; pero no era ese el caso de Valle-Inclán, quien se hizo amigo del torero Belmonte. Y Valle-Inclán es, probablemente, una de las personas más imposibles en cuanto a “clasificaciones ideológicas”, aunque parte de su vida dizque fue tradicionalista. A día de hoy multitud de izquierdistas se dicen antitaurinos y parecen ignorar que Ernest Hemingway, Andrés Calamaro, Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat se caracterizan por su afición a los toros. El poeta Federico García Lorca, que no encaja en ningún espectro político actual (7), decía que la tauromaquia era una fiesta culta. A Lorca lo fusilaron junto a un banderillero anarquista. ¿Y en qué espectro ideológico encajaría por ventura el muy taurino y cineasta Orson Wells? Y así, tantos otros ejemplos hallaremos. Igual que hallaremos gente de derecha y de izquierda que gusten del fútbol y al contrario (8). Los esquemas cerriles-ideológicos no sirven para nada, y todavía menos para explicar fenómenos tan poliédricos como transversales. Como es la vida misma, vaya.




    El escritor Ramón del Valle-Inclán y el torero Juan Belmonte. Imagen de larazonincorporea.blogspot.com






    En cambio, hay un hecho objetivo en estos días: La ofensiva animalista/antitaurina, lejos de ser espontánea, viene aupada y financiada desde Holanda y Suiza. No por nada el PACMA (partido animalista) tiene su sede en la calle Preciados en Madrid, la calle más cara de España. Las movilizaciones espontáneas de masas no existen: La Toma de la Bastilla no se habría hecho sin el empuje de los Orleáns y las armas prusianas; así como la Revolución Rusa no habría tenido lugar si antes Lenin no se hubiera pasado por Zurich. Y esto ocurre en un año 2015 donde se da una afluencia a las plazas de toros como no se había dado en años… No hay que ver “grandes conspiraciones”; basta con saber que las cosas pasan por algo.




    Fotografía gentileza de Francisco Abellán.



    Sin embargo, hay que reconocer que la tauromaquia estaba de capa caída, yo creo que hasta cayendo en la inanición. Y yo, que veo las cosas de fuera, he escuchado a notables taurinos culpar muchas veces a los responsables de la fiesta por querer “sólo espectáculo” y beneficio económico. Algunos aducen motivos económicos para no acabar con la tauromaquia, y no saben que eso, aparte de ser un criterio tan marxista como ramplón, nunca será motivo alguno de identidad ni permanencia. Es como los que pretenden afrontar el separatismo “catalán” con que “no van a estar en la Unión Europea” o “van a perder dinero”, omitiendo la sangre, la historia, la cultura y la tradición. La tauromaquia, o se defiende “poéticamente”, o mejor se calla uno. Si se cree que esto es un arte, como tal hay que defenderlo. Y reitero: Lo veo desde fuera. Y si desde fuera me gusta la tauromaquia por dentro; si las plazas, amén de dejar de vender las entradas a precios prohibitivos, hubiera más recortadores, más rejoneos, y más eventos ecuestres, así como de gastronomía y música; esto es: Una representación más completa de la liturgia telúrica que abarca por derecho este fenómeno; tal vez eso reforzaría mucho más el interés y la afición. En Lima por ejemplo así se hace en la Plaza de Acho, donde siempre hay números de marinera (9) y donde se organizan hasta parrilladas colectivas. Todo eso, naturalmente, debería ir unido a unas leyes justas que se cumplan, como en Francia, donde no está permitido reventar corridas de toros con “manifestaciones” insultantes en las mismas plazas. Ahora Morante de La Puebla se ha atrevido a denunciar a Peter Janssen, el holandés agresivo y subvencionado; ya era hora, y se merece todo el apoyo del mundo. Ya está bien. Pero vuelvo a advertir a los taurinos y más a los responsables: No hay que tener miedo de las “reformas” (que no se alejan de la tradición, al contrario), y no todo es dinero. En todo caso, más caro costará si desaparece la tauromaquia; porque, Dios no lo quiera, si la tauromaquia desaparece, no será sólo el coste económico (ciertamente mucho): Será un coste ecológico brutal, pues amén de la desaparición de un animal único, el desierto urbano que amenaza a España se extenderá irremediablemente, amenazando el ecosistema de la dehesa (y todos los animales que de él dependen); ecosistema que sólo sabe vivir y trabajar una minoría de hombres ligados íntimamente a la tierra. Eso por no hablar del deterioro que asimismo sufriría el mundo del caballo, tan íntimamente ligado a estas tradiciones, como lo está desde los tiempos de los iberos.


    Creo, en mi humilde opinión, que ha llegado la hora de dar a conocer la bella complejidad de este fenómeno. Empero, la agresividad animalista se veía venir, y viene empujada desde fuera. Pronto, probablemente nos arriesgaremos a ser insultados públicamente si se nos antoja un filete. Quién sabe si los que tienen mascotas serán considerados carceleros… Y es que no entendemos que los que someten a los animales a horarios y espacios humanos, luego se escandalicen de la tauromaquia. O cómo satanizan la tauromaquia los que ponen fotos de pesca y sardinadas en la playa: ¿Satanizarán la tradición de la almadraba? ¿Dirán que es un espectáculo donde se asfixia y se sangra a un animal para encima exhibirlo luego? ¿Pretenderán prohibir la matanza del cerdo, actividad colectiva en muchos pueblos serranos, donde los cochinos son descuartizados muchas veces en corrales o casas particulares? O más aún: ¿Pretenderán condenar insecticidas y matamoscas? ¿Abolirán las ratoneras? ¿Y qué decir de los mataderos, o de las granjas donde se hacinan las gallinas? ¿Querrán prohibir la cacería? ¿Y las plantas?¿No están arrancando los veganos de sus lugares a seres vivos? ¿No es cierto que en muchos sitios hay gente que cuida las plantas, amén de con agua, con parla y canciones y que así crecen mejor?

    Y ahora díganme: ¿Es que alguna de estas actividades es comparable al toro bravo en particular y a la tauromaquia en general para que sea satanizada mediática y políticamente de esta manera? ¿Hay alguien que mire y trabaje más por la naturaleza que el mundo del toro? ¿No vemos que aquí no hay siquiera “doble vara de medir”, sino que todo este rollo antitaurino no es más que trampa, mentira, ignorancia y odio?
    Tampoco entendemos ciertos memes y fotos, pues, por ejemplo, ¿se imaginan que pusiéramos una foto de un accidente mortal de Fórmula 1 con la leyenda “NO LE DUELE, ES DEPORTE”? ¿Se nos acusaría de demagogos como mínimo, verdad?
    Reitero: Esto del animalismo es mentira. Es pura pose y sistema ideológico facilón, contradictorio e histérico. Conozco desde hace años sus “argumentos” y no hay más cera de la que arde. Sin subvenciones suizas u holandesas y sin pasividad/permisividad de los corruptos políticos locales, no serían nada. Por ello, no tengamos miedo. La tauromaquia va más allá de las plazas. Hay muchas actividades relacionadas, como encierros (y no sólo los Sanfermines) y toros de cuerda; que asimismo, hay que apartar del turismo masivo-grotesco. Creo que todavía se puede fomentar un turismo sano y rural alrededor de este gran fenómeno artístico-cultural. Eso puede ayudar a alimentar el lógico interés. Sería un paso. Los españoles no conocemos bien nuestro país y por eso hemos sucumbido a la artificialidad divisoria de los intereses politiqueros y de sistemas educativos nefastos. La tauromaquia nos une con nuestra geografía y nuestro pasado. Muchos pintores y literatos le dedicaron tiempo y corazón. Nuestro campo le debe mucho. El toro bravo lo merece: No hay animal que viva mejor ni que ocupe mayor desvelo y dedicación. Podrá ser que haya gente que no guste del gazpacho, el cocido, las croquetas, el pescado frito, la butifarra o de la tortilla de papas, ¿pero negarán que son símbolos de nuestra gastronomía? ¿Negaremos que el flamenco, la gaita, la jota, la boina o el cachirulo también forman parte de nuestro acervo y nuestra imagen; así como el románico, el gótico, el mudéjar o el barroco? ¿Por qué tantos problemas y postureos? ¿Nos gustan los tipismos extranjeros pero nos acomplejamos con los nuestros? No es cuestión de gustos: Son realidades que respiran tradición y cultura; y la tauromaquia, guste más o guste menos, es un símbolo atávico de España, que nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia. Es la expansión del hombre ibérico: Desde el sur de Francia (que fue catalán) hasta la América del Sur; incluso en su día, también por Marruecos y Mozambique. ¡Pero no se conoce! Y muchos taurinos tampoco ayudan a que se conozca. De hecho si se conociera, las mentiras animalistas no tendrían cabida por más dineros de Ámsterdam que vengan.
    El mundo taurino debe unirse, dejarse de rencillas y exclusivismos, y atraer a los aficionados a la naturaleza, la historia y el arte. Yo os lo digo desde fuera, pero visto lo visto, quisiera decíroslo desde dentro. Los dizque antitaurinos han tenido la enorme habilidad de que me acabe gustando esto, mirad por dónde. No hay mal que por bien no venga y ofrezco mi puño y letra, ya en prosa, ya en poesía, para defender la fiesta brava. Yo digo que sí a la tauromaquia, con todo lo que ello comporta, y estoy seguro de que no seré el único.
    He dicho.
    Pablo Hermoso de Mendoza. Imagen de mexicalisport.com

    NOTAS:
    (1) Pueblo de la Sierra Norte de Sevilla.
    (2) Hace tiempo tuve oportunidad de escribir más concretamente sobre el tema: "Divorcio entre élite y pueblo en España". 26.4 - Revista La razón histórica
    (3) Véase el artículo íntegro:Las prohibiciones históricas de la fiesta de los toros ... - Arbor
    (4) La actitud de muchos dizque intelectuales españoles para con Solzhenitsyn cuando el genio ruso arribó a España con toda la ilusión del mundo fueron vomitivas. Recuérdese:
    ANTONIO MORENO RUIZ: DE BENET Y SOLZHENITSYN.


    (5) Requetés lidiando una becerra:


    Para mayor información, véase:Quintillo - Carlismo Andaluz
    (6) Sobre la brigada de los toreros en el Frente Popular:


    La brigada de los toreros de la Guerra Civil - Jot Down ...

    La brigada de toreros de hierro | Edición impresa | EL PAÍS


    (7) Véase: RAIGAMBRE: FÚTBOL Y LO QUE NO ES FÚTBOL

    (8) Por más que quieran manipular, Federico García Lorca jamás fue un militante comunista, ni fue un gran entusiasta de la política en sí. Fue simpatizante republicano, sí, pero lo suyo era otra cosa. Tanto su familia como la familia de otros escritores como Ramón del Valle-Inclán o Miguel Hernández han reaccionado alguna vez contra aquellos burdos manipuladores que, encima, demuestran no haber leído ni una línea de estos próceres de las letras hispánicas.

    (9) Algunos vídeos sobre la limeña Plaza de Acho:




    >




    RAIGAMBRE



  8. #8
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    Re: En defensa de los toros

    Que bueno Hyeronimus!

  9. #9
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    Re: En defensa de los toros

    Cosas que quiero prohibir si me vuelvo antitaurino

    Por Jorge Amaral / Columnas, Mula de seises / 10 sep 2014



    Hace algunos días cerré mi cuenta de Facebook y no saben cómo me alegra no ser bombardeado por publicaciones socarronas de gente necia, sobre todo ahora que en Morelia se ha puesto de moda ser antitaurino, simple y sencillamente porque el Congreso declaró a la fiesta brava y a la charrería como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.





    Imagen: mov-antitaurino.blogspot.com


    Por Jorge A. Amaral

    En este sentido, valdría la pena que estos grupos pugnaran por prohibiciones igual de explotables en las redes sociales, y es que lo que ha llamado la atención de todo este embrollo es que hasta el más despistado ha querido sacar su raja política, a tal grado que incluso organizaciones como Grupo De Facto Diversidad Sexual (que como su nombre lo dice, su lucha es otra), a través de su líder Gerardo Herrera se ha pronunciado contra tal declaratoria, argumentando que la tauromaquia y la charrería son símbolos del machismo y la exclusión hacia la comunidad gay.

    Está bien, a este señor le encantan los reflectores y las entrevistas, reconociendo que ha logrado grandes avances en materia de inclusión y respeto hacia los grupos vulnerables pero que no la joda, este no es su tema, al menos no desde ahí.

    Por eso y en aras de realmente impactar en la sociedad prohibiendo todo aquello que puede disgustarnos, yo, desde mi humilde trinchera y casi convencido con tan sólidos argumentos antitaurinos, convoco a la lucha organizada, y al grito de “¡Chairos del mundo!, ¡uníos! ¡Animalistas del orbe!, ¡avanzad conmigo!”, llamo a luchar por la prohibición de cosas que ni son cultura porque YO, siempre con mayúsculas, no veo lo cultural en ello, aunque sean manifestaciones íntimamente ligadas a la idiosincrasia y cultura del mexicano. Va la lista y sobre la marcha vemos si nos conviene:


    1. Jaripeos. Los jaripeos son la versión mexicana del rodeo americano y una variación de ciertas artes de la charrería. La dinámica, según las redes sociales, es drogar al toro, maniatarlo y que un desalmado que pesa diez veces menos le monte, lo cual va contra los derechos casi humanos del animal, pues ninguna bestia debe ser montada porque la Pacha Mama no las diseñó para eso. Y que no venga ningún jinete, empresario o ganadero a explicarnos cómo realmente es el jaripeo, no lo vamos a escuchar simple y sencillamente porque nosotros tenemos la razón. Palabra de Facebook. Vamos, vamos a manifestarnos en las plazas de todo Michoacán para que el jaripeo se prohíba… pero espera, eso no tiene nada de internacional porque el jaripeo es meramente mexicano; en Barcelona no van a entender nada, además muchos de esos eventos los organiza la maña y esas plazas sí se llenan, hay un chingo de gente… no, mejor volvamos al Centro de Morelia a gritar contra la tauromaquia, ahí estamos a salvo.





    2. Palenques. ¿Qué bobada es esa de dos gallos, cada uno con una navaja amarrada en la pata, dándose de catorrazos hasta que uno corre o muere?, ¿por qué mejor no agarran ellos sus navajas y se pelean? Ahora que se venga la Expo Feria vamos al palenque y con pancartas y todo vamos a irrumpir durante la presentación de El Potrillo para abolir las peleas de gallos en todo Michoacán, así que desde ahorita hay que ahorrar para las entradas de mil pesos. Lo malo es que el lugar va a estar hasta arriba de gente, muchos de ellos ya borrachos; además, según una entrevista que vi en Facebook (mi periódico, enciclopedia y gurú), La Tuta es un apasionado de los palenques… no, mejor volvamos al Centro de Morelia a gritar contra la tauromaquia, ahí estamos a salvo.





    2. Carreras con mascotas. Si a ti te gusta correr para estar en forma, eres de los míos, a mí también me gusta estar en forma pero me da flojera correr y odio sudar. Pero si lo que te gusta es salir a correr con tu mascota y participar en carreras donde los perros están incluidos, tache. Tu perrito tiene derechos, ¿le has preguntado si le gusta correr?, ¿sabes si está cómodo con ese collar o pechera?, ¿le grada que lo jales del pesc… perdón, cuello? No, ¿verdad?, ¿entonces por qué maltratarlo de esa forma? Obligar a un perro a que corra por una avenida de asfalto caliente no es un deporte, es tortura.





    Así que prepárense porque la siguiente carrera de este tipo que se organice, vamos a llegar, la vamos a interrumpir y haremos que se prohíban estos actos de explotación. A ver, no, espera, ¿y si los perros son bravos a defienden a sus compañeros (recordemos que ya no existe esa relación perro-amo)?, además muchos de mis amigos antitaurinos participan en esas carreras… no, mejor volvamos al Centro de Morelia a gritar contra la tauromaquia, ahí estamos a salvo.

    Otras opciones eran la equitación y las carreras de caballos, pero como era cuestión de buscar hipódromos y contra eso nadie protesta, como que no tiene mucho sentido, no se volvería viral. Mejor sigamos gritando contra la tauromaquia, no importa que toreros, ganaderos y empresarios traten de conciliar posturas y mostrarnos todos los aspectos de la actividad, desde la crianza hasta la corrida, siempre nos seguiremos negando a escuchar cualquier argumento. Salud por ello.


    _______________________________________


    Fuente:

    Cosas que quiero prohibir si me vuelvo antitaurino | Revés Online

  10. #10
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  11. #11
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    Re: En defensa de los toros

    Los festejos por los 70 años de la plaza de toros más grande de América.





    ________________________

    MIENTRAS TANTO...EN LAS AFUERAS DE LA MÉXICO

    Poco mas de 38 mil personas, todas gente del toro con preservación de la cultura, el arte, historia milenaria y tradición de generación en generación, contra unos 40 o 50 no más, pagados anti-taurinos, a quienes lo que menos les importa es el toro de lidia, al cual buscan extinguir con falsos argumentos animalistas. Más claro ni el agua. TAUROMAQUIA PATRIMONIO CULTURAL...Todo es posible.







    ________________________


    https://www.facebook.com/TauriChairos-1618180595099813/

  12. #12
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    Re: En defensa de los toros

    La plaza de toros de México no es sólo la más grande de América, sino del mundo. En España no hay ninguna de su tamaño, aunque las hay bastante grandes.

  13. #13
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    Re: En defensa de los toros

    El mito de la violencia taurina

    Publicado: 08 Febrero 2016

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    Escribe: Fernando Salgado.- Quien puede dudar que uno de los deportes más populares en el mundo es el futbol. Existe promoción constante en todos los medios de comunicación, simpatizantes de distintos equipos, distintos campeonatos nacionales e internacionales, transmisiones televisivas y radiales.

    Ni hablar cuando juega la selección nacional de cada país despertando el sentimiento patrio que todos llevamos dentro. Se supone que es un juego pacífico para que la familia completa pueda asistir a los estadios.

    Esta semana hemos sido testigos de la tremenda violencia que se produjo en Ate a las afueras de un estadio de futbol por parte de barristas de un mismo equipo ya que el partido era internacional así que solo había un equipo local. Se enfrentaron con piedras entre ellos y asaltaron a comensales de varios locales cercanos a los que destrozaron literalmente.

    No es la primera vez que esto ocurre. Los vecinos de los estadios andan temerosos los días de partidos porque tanto a la ida como a las salida los grupos de “barristas” tienden a romper vidrios de la casas, hacer pintas en las paredes, robar al paso entre muchas otras perlas. Incluso los mismos futbolistas se agarran a puñetes y patadas en la cancha a vista de todo el público tal como ocurrió en un estadio en Argentina donde recalquemos, no hay espectáculos taurinos.

    Nada de lo anterior ha significado una moción de algún político preocupándose realmente por este tema, es más, en una oportunidad uno de los ministros del Interior se le ocurrió dejar sin resguardo policial una fecha del descentralizado porque según él la seguridad era responsabilidad de los equipos de futbol (tal vez si dentro de los estadios pero no en la calle), a pesar de los muertos y heridos que llevan estos grupos. Han publicado fotos en la que padres están defendiendo a sus pequeños hijos de estas turbas solo por llevar una camiseta de otro equipo.

    Lo anterior viene a cuento porque a los taurinos un grupo de gente que se dice antitaurina no hace más que propagar falacias respecto a la supuesta “violencia” que la tauromaquia despierta en las personas que asistimos a las Plazas de toros, mientras los políticos, por tratar de ganar votos, actúan mediáticamente en su apoyo aunque ni entiendan ni les importe las consecuencias de sus actos.

    Es conocido que los recintos taurinos en provincias se llenan de bote a bote cada tarde y a su alrededor hay comercios donde los aficionados almuerzan y luego de la corrida se reúnen para tertuliar sobre lo ocurrido en la tarde. Los dueños de esos negocios felices de recibir a los taurinos que lejos de violentar los distintos lugares, hacen fiestas y buen ambiente. La mayoría asiste con sus familias incluidos abuelos e hijos que gozan de ambientes distendidos y seguros ¿Dónde están entonces los supuestos violentos taurinos?.

    Durante la Feria del Señor de los Milagros los ciudadanos del Rímac son los más beneficiados con la asistencia de público a la Plaza de Acho. Los restaurantes, bodegas, playas de estacionamiento, picanterías, anticucheras, los ambulantes de venta de suvenires, entre otros se ven beneficiados con puestos de trabajo indirectos sin que exista un solo problema con los taurinos. Más bien son los grupos de antitaurinos los que generan la violencia en las afueras con insultos, ataques físicos, ataques a la propiedad privada (se han visto autos pintados por estos supuestos cultos inofensivos), hasta llegar al colmo de haber agredido a policías con armas blancas.

    Como explicamos anterior mente en otro artículo, aquí los niños aprenden el sentido de la naturaleza y se interesan por ella realmente. Comprenden que cada animal está en este mundo por alguna razón específica y que cuando el hombre pretende creer que puede cambiar ese sentido termina ocasionando graves daños al medio ambiente y a los mismos animales que supuestamente dice “defender”.

    Como vemos, lejos de lo que se repite tercamente sin pruebas haciendo que mentiras se vuelvan verdades, es todo lo contrario a lo que se dice. Un deporte puede convertir a un ser humano en un energúmeno (no es solo una sino muchísimas veces las que vemos actos delincuenciales, crueles, delirantes) mientras en las corridas de toros jamás se han visto actitudes de violencia ¿Qué cosas no? Los taurinos debemos ya dejar de estar parapetados y callados, debemos decir nuestra verdad con la frente en alto y no permitir que se violen nuestros derechos porque la ONU nuevamente pretende poner sobre el tapete la asistencia de niños a las plazas de toros porque es “violento” y los puede volver agresivos ¿Qué se han creído?.

  14. #14
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    Re: En defensa de los toros

    Del ruedo a tu mesa: carne de toro bravo

    29 de Noviembre del 2011

    Por: Aldo Santiago / Fotos: Esteban Sánchez, Ricardo Flores y Ciro Gutiérrez



    Al finalizar la faena la carne es comercializada para consumo humano pues su calidad es muy alta. Es un proceso que involucra a ganaderos, empresarios, toreros y comerciantes.





    Los toros llegan el lunes a la Plaza México. Dependiendo de la corrida, vienen al menos 6 ejemplares de más de 500 kg.


    La Monumental Plaza de Toros México, con sus miles de aficionados, guarda de súbito un silencio sepulcral. En el ruedo, el matador se prepara para recibir la última embestida del gladiador de media tonelada; es el momento final de la faena pero el punto de inicio de otro proceso no menos importante: la comercialización de la carne del toro de lidia.

    Porque sí, pese a las creencias populares, la carne del toro sacrificado en el ruedo es cien por ciento apta para consumo humano, y a comparación del alimento proveniente de los toros de engorda, su calidad es sumamente mayor debido al cuidado y dedicación con el que se crían.

    Una semana antes de participar en el ruedo, los toros son transportados desde su ganadería de origen a los corrales de la Plaza México al sur del Distrito Federal. Ahí, charlamos con el ganadero Bernaldo de Quiros acerca del proceso de crianza.





    Durante toda la semana, un caporal y un veterinario están al pendiente de ellos en los corrales de la Plaza.




    -¿En qué consiste la alimentación de los toros de lidia?

    “Se les alimenta con comida a base de maíz, alfalfa, rastrojo, soya y minerales, los cuales integran una dieta balanceada para desarrollar de manera óptima su corpulencia. En este aspecto es importante mencionar que nunca utilzamos hormonas o compuestos químicos, ni para complementar su alimentación, ni mucho menos para acelerar su crecimiento o engorda, pues lo que se busca es criar un toro con resistencia y salud destacables”.


    -¿Cuál es la diferencia entre un toro de lidia y uno de engorda?

    “La crianza, pues abarca un periodo de cuatro años, tiempo en el que el toro se encuentra en su hábitat natural hasta que es considerado adulto y apto para la faena. Hablamos de una raza que de no existir las corridas de toros, desaparecería, pues debido a su carácter indomesticable no podría ser utilizado para alguna otra actividad”.

    “Por su parte, el toro de engorda recibe una alimentación de baja calidad y es sacrificado incluso antes de cumplir los dos años de edad, además de que son criados en masa, muchas veces en corrales donde carecen de espacio y cuidados de higiene básicos.”






    El domingo es la corrida. Después de los tres tercios de la faena, el matador les da la estocada.



    -¿Qué cualidades deben cumplir sus toros para participar en una corrida en la Plaza México?

    “Cumplir con una edad de más de cuatro años, poseer un peso mínimo de 460 kg y aprobar una reseña dictada por el juez de plaza en la cual se reconozca la corpulencia y el trapio (conjunto de rasgos externos, actitudes y reacciones que identifican a un toro bravo)”, remata el ganadero guanajuatense.


    -¿Cuál es el costo promedio de un toro de lidia?

    “Es muy variable, depende la casa ganadera de origen y el prestigio de la misma. Una media aproximada es de 80 mil pesos por cada toro”.





    Después de que los monosabios los sacan del ruedo, son procesados en el rastro de la Plaza.



    El cadáver del animal yace en el ruedo. De inmediato un grupo de monosabios ingresan para llevarlo al rastro de la plaza. Es ahí donde comienza el proceso de corte y carga de la carne para comercializarla en mercados, restaurantes e incluso puestos de comida en todo lo largo y ancho de la Ciudad de México.

    Sin embargo, y pese a la calidad de la carne, los mitos acerca de las propiedades de este alimento contribuyen a que la población inclusive considere peligroso su ingesta, por lo cual platicamos con Gerardo Ortiz, comerciante encargado desde hace 25 años de distribuir el alimento.


    -¿Es verdad que la carne del toro de lidia se contamina por la manera en que muere el animal en la faena?

    “No, para nada, la carne de toro de lidia es cien por ciento apta para consumo humano y si hablamos de contaminantes en los alimentos pues dejame te cuento que la carne ordinaria que se vende en México contiene sustancias toxicas como el clembuterol, pues son utilizadas comunmente por los ganaderos para acelerar la engorda de las reses, lo cual repercute tanto en la calidad de la carne como en la salud de los consumidores”.





    Cortados en canal, son llevados al Rastro de Ferrería, al norte del DF, para ser vendidos.



    -¿Cuáles son las principales características de la carne?

    “La carne es de primerísima calidad, carece de grasa en exceso a diferencia del animal de engorda y posee un color rojo intenso. Tal vez la única desventaja de este alimento es que se encuentra algo golpeado y picado debido a la faena, pero eso no altera en nada la calidad de la carne”.


    -¿Cuánta carne obtiene una vez finalizadas las faenas?

    “Alrededor de 1600 kg por una corrida de seis toros”.


    -¿Qué partes del toro se aprovechan para su comercialización?

    “Todo se aprovecha: la cabeza, lengua, sesos, patas, etc y otras partes del cuerpo como las cerdas del rabo para fabricar trenzas o el cuero para elaborar guantes y otros productos”.


    -¿Cuál es el precio de la carne de toro de lidia?

    “La carne se vende a la mitad del precio en comparación con la del toro de engorda (un aproximado entre 30 a 40 pesos), esto debido a los mitos y las creencias populares pues la gente piensa incluso que los toros, por su bravura, tienen rabia o alguna otra enfermedad, lo cual no es cierto”.





    Al final, la carne llega con el comerciante Gerardo Ortiz, quien la vende a carnicerías de casi todo el Distrito Federal.



    -¿Cuántos y a qué lugares surte de este alimento?

    “Tengo la fortuna de manejar el 90% de la carne que se consume a 500 km a la redonda del Distrito Federal, aportando alrededor de cinco toneladas a la semana. Sobretodo debido a la precariedad de la situación económica, la carne de toro de lidia es una buena opción por su calidad y precio, razones por las que su mercado es extenso”, finaliza el comerciante.



    __________________________

    Fuente:

    Del ruedo a tu mesa: carne de toro bravo - TVNotas ¡Irresistible!

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    Re: En defensa de los toros

    ¿Goya antitaurino? Una manipulación más

    La Academia de Bellas Artes se ha prestado a acoger una exposicion en la que no importa el arte sino el discurso más sectario


    La Tauromaquia de Goya: lámina 23, titulada «Mariano Ceballos, alias “el Indio”, mata al toro desde su caballo»

    ANDRÉS AMORÓS - Madrid

    Goya y Picasso han dedicado a los toros una parte importante de su obra. ¿Sorprenderá a alguien que esto resulte muy doloroso para los que odian la Tauromaquia? Pero, ¿qué pueden hacer ante un hecho que no les conviene? Sencillamente, negarlo; mejor, intentar darle la vuelta: en realidad –pueden decir–, Goya y Picasso odiaban los toros, los pintaban justamente para demostrar que eran algo bárbaro, cruel y salvaje. Si cuela, cuela...

    Ése es el sentido que tiene la exposición que, con motivo de los doscientos años de la «Tauromaquia» de Goya, acoge ahora la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: se mezclan los grabados de Goya con fotos del Ku-Klux-Klan, un vídeo de cornadas de toreros («La venganza del toro»), la tumba de seis toros «asesinados», un vÍdeo en que un cantaor pide perdón a un toro y otras obras antitaurinas. (Aunque la entrada es libre, he visitado la exposición yo solo). En la presentación, se han dado titulares nada sutiles: «Los toreros son psicópatas», «Goya es el primer antitaurino»...

    Leamos a don Enrique Lafuente Ferrari, uno de los más grandes historiadores del arte español, que fue académico y delegado de esa misma Calcografía: «Los toros cobran en la total obra de Goya una tal importancia que no cabe explicarla por ninguna circunstancia histórica, sino por pura inclinación personal» (Cossío: «Los toros», II, p. 738). Lo corrobora Álvaro Martínez Novillo: «Lafuente Ferrari, en su magnífico y documentado trabajo... dejaba definitivamente estudiada la
    Tauromaquia de Goya» («Los toros», VII, p. 338).

    Resulta que no... Las obras de arte no son teoremas matemáticos, cada uno puede interpretarlas como desee. Pero quedan los testimonios biográficos.

    Testimonios

    En una carta de 1827, escribe Leandro Moratín: «Goya dice que él ha toreado, en su tiempo, y que, con la espada en la mano, a nadie teme. Dentro de unos meses, va a cumplir ochenta años». (Puede leerse ahora en la edición de René Andioc del «Epistolario» de Moratín, publicada por Castalia).

    Ocho años después, escribe Valentín Carderera: «Goya se transformaba, los días de toros, con su gran sombrero, su chupa y capa terciada, y, con su espada debajo del brazo... entablaba relaciones con los toreros de más nombradía, injeríase, identificábase con aquellas interioridades que más perfectamente revelan el carácter de sus héroes». Es exactamente lo mismo que ha contado Pierre Cabanne de Picasso: ¡cuánto debieron de «sufrir» Goya y Picasso, por ir a los toros!



    Carta de Goya a su amigo Martín Zapater donde se demuestra su afición a los toros

    Conocemos la intimidad de Goya por el epistolario con su amigo Martín Zapater (editado por Xavier de Salas, que fue Director de esta misma Academia). En 1784, al enterarse de que había estado enfermo, le aconseja Goya: «Tienes muchos asuntos y te pide el cuerpo venir a Madrid, lo dejas todo y te vienes a ver cuatro fiestas de toros y comedias y te ríes muy bien de todo...» Es el mismo consuelo que él buscará, diez años después: «Yo estoy lo mismo, en cuanto a mi salud; unos ratos, rabiando, que yo mismo no me puedo aguantar... El lunes, si Dios quiere, iré a ver los toros».

    En realidad, la Fiesta supuso siempre, para Goya, la conexión sentimental con la España popular, profunda, con sus luces y sombras, más allá de Fernando VII. (Lo mismo que le sucedió a Picasso, en época de Franco). Por eso, seguirá firmando sus cartas como «don Francisco, el de los toros». Es lo más lógico, en un terrible «antitaurino»...

    Capital animal

    Ha organizado esta exposición Capital Animal, que habla de Madrid como un «espacio relacional». Uno de sus directivos denuncia que los activistas que saltaron al ruedo de Las Ventas el 4 de mayo de 2008 «fueron arrastrados por el albero impregnado de la sangre del primer toro asesinado y de la orina de los caballos»: ¡terrible tortura para un animalista!

    El vídeo del cantaor lo ha patrocinado la Fundación Franz Weber, suiza, que ha asesorado a Podemos en su intento de prohibir los toros en Baleares. Su «director para el Sur de Europa y Latinoamérica» es el argentino Leonardo Anselmi, que se declara activista antitaurino «a tiempo completo». Han premiado a un pueblo de Valladolid, Trigueros del Valle, por declarar «vecinos no humanos, con igualdad de derechos, a perros y gatos»...

    Así son algunos antitaurinos, ya lo sabemos. ¿Por qué no van a intentar cambiar la imagen de Goya? De una obra de arte se puede decir casi todo. Quizás alguien opine que Fra Angelico no era creyente o que Sorolla pintaba niños desnudos, en las playas valencianas, para denunciar la falta de higiene... ¿Goya antitaurino? Una manipulación más. Lo lamentable es que una institución tan respetable como la Real Academia de Bellas Artes se haya prestado a acoger algo en lo que no importa el arte sino el discurso más sectario.

    ¿Goya antitaurino? Una manipulación más
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  16. #16
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    Re: En defensa de los toros

    TORO DE LA VEGA
    Juan Manuel de Prada

    (ABC, 23 de mayo de 2016)


    Cuando las autoridades catalanas decretaron la prohibición de las corridas de toros, los taurinos se movilizaron de la forma más paparruchesca posible, invocando la libertad que ha acabado con la fiesta que dicen amar (y es que, en efecto, hay amores que matan). La libertad moderna (versión paródica de aquel “alto don que al hombre dieron los cielos”) fue creada para destruir las tradiciones de los pueblos, instilándoles el veneno del individualismo y convirtiendo su comunidad de vida en un pandemónium de reivindicaciones egoístas o sectarias que degradan la convivencia hasta convertirla en horrenda coexistencia, cuando no en perpetuo campo de Agramente. Esta libertad paródica fue, en fin, creada para disolver los vínculos que hacían fuertes en los pueblos, para matar su fe, para impedirles la consecución del bien común, para adulterar sus instituciones naturales, para degradar sus tradiciones, para sustituir el sentido de arraigo y pertenencia por una demogresca infame que nos convierte en monos encerrados en una jaula, disputando siempre por una garrafa de aguardiente. Naturalmente, aquella campaña taurina grotesca se saldó con un patético fracaso; y en Cataluña dejó de haber corridas de toros, como pronto ocurrirá en otras regiones de España, a medida que avance imparable la destrucción de sus tradiciones.


    Unos años después de aquella derrota, los taurinos coleccionan otra en Tordesillas que no ha provocado ni de lejos los ríos de tinta que desató en su día la prohibición catalana; tal vez porque quienes han asestado el golpe son los mismos que entonces se proclamaron farisaicamente defensores de la tauromaquia, cuando en realidad sólo son mamporreros del mundialismo, encargados de pastorear al rebaño conservador. Incluso no faltan taurinos que se muestran conformes con el decreto evacuado por la Junta de Castilla y León que prohíbe alancear al toro de la Vega, aduciendo que se trata de una fiesta bárbara que nada tiene que ver con la auténtica tauromaquia. No advierten estos tontos útiles que la nueva prohibición ha sido muy taimadamente urdida para abrir un portillo a posteriores prohibiciones que muy pronto impedirán también el sacrificio de los toros en las corridas, convirtiéndolas en astracanadas inanes y pintureras, aptas para señoritas melindrosas y muchachitos que comen nardos. Y, cuando esas prohibiciones se sucedan, los taurinos volverán a invocar la libertad, sin advertir que ha sido la destrucción de las tradiciones la que ha logrado que las corridas de toros sean un espectáculo que repugna a la sensibilidad de nuestra época, sobornada por las sucesivas golosinas que nos han convertido en una patulea alfeñique y gregaria que comulga devotamente las ruedas de molino de la ideología mundialista. Y que ha invertido por completo las categorías morales, de tal modo que mientras aplaudimos con entusiasmo la matanza industrial de vidas humanas gestantes, derramamos lagrimillas de cocodrilo ante un toro alanceado.


    En lugar de invocar una libertad paparruchesca, los taurinos harían bien en tener el valor de defender las tradiciones. Y harían bien en hacerlo con la astucia de las serpientes (puesto que a reptiles de la peor calaña se enfrentan), no con el candor de las palomas, contratacando con acciones inteligentes al enemigo que quiere derruir toda supervivencia tradicional. En este caso, por ejemplo, elaborando un reglamento que fije las condiciones para un alanceamiento ordenado y valeroso del toro de la Vega que acabe con las penosas imágenes de desbarajuste, hostigamiento y alanceamiento rastrero que las televisiones cipayas se encargan de divulgar, año tras año. Y, por supuesto, desobedeciendo el decreto evacuado por los mamporreros de la Junta de Castilla y León.













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    Re: En defensa de los toros

    El día que Muhammad Ali descubrió el toreo

    13/11/2013 20:40








    Madrid (España).Un día como hoy de hace 36 años, Muhammad Aliconoció el toreo. Fue en Bogotá, de la mano del torero colombiano Jorge Herrera. El episodio es una historia humana, pero también un momento clave, en el que se unen dos disciplinas, el toreo y el boxeo, que comparten muchas notas de carácter: el sacrificio, la honestidad, el riesgo y la presencia agazapada de la muerte.


    Ali, uno de los más grandes boxeadores de la historia, viajó a Bogotá para intercambiar golpes, en una pelea de exhibición, con el peso pesado Bernardo Mercado. Pero antes de eso, sus ‘cicerone’ en Colombia le habían preparado un amplio programa de actividades para que conociese el país y sus costumbres. Entre ellas, por supuesto, el toreo. Ali acudió a la finca Vista Hermosay Jorge Herrerale brindó la lidia de un novillo: ‘Al deportista más grande de este siglo y digno ejemplo de la juventud’. Vibró el púgil con el desarrollo de la faena, mientras gritaba ‘Bravo’.


    Ali no quería que el diestro estoquease al animal, pero éste se arrancó de repente y propinó una fuerte voltereta a Herrera. Aceptó entonces que concluyese la lidia, premiada con dos orejas y rabo que el torero ofreció también al boxeador. Terminado el festejo, el boxeador se acercó al torero y le dijo, medio en broma medio en serio: ‘Yo soy valiente, pero usted lo es más, por atreverse a encerrarse a solas con animal más peligroso que Joe Frazier’.


    Jorge Herrera, uno de los más destacados toreros colombianos, le regaló al término de la jornada un traje de luces. Era un terno muy apropiado, pues Ali ‘toreó’ esa noche en la Plaza de toros Santamaría de Bogotá, ante más de 15.000 personas.



    Fotografías: María Herrera (@MariaMHerrera)


    __________________________

    Fuente:

    El dÃ*a que Muhammad Ali descubrió el toreo | Mundotoro
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  18. #18
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  19. #19
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    Re: En defensa de los toros

    De la columna de Miguel del Pino en Libertad Digital:

    Miguel del Pino Los tres milagros del toro bravo


    La protección de las joyas naturales ibéricas es una cuestión de patriotismo.


    Dehesa con toros bravos | Wikimedia


    Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opini...el-toro-bravo-

    La muestra fotográfica inaugurada en los espacios culturales de la Plaza de Toros de las Ventas el pasado miércoles 25, titulada "La Tauromaquia es ecología" me permitió presentar una ponencia acerca de la importancia que presenta la supervivencia del toro bravo como pieza clave de una serie de valores ecológicos que sumar a los socioculturales que presenta esta raza bovina, una verdadera “raza de razas”.


    Las bellas fotografías de toros bravos en el campo, obra de Gorka Azpilicueta y Arsenio Ramírez, recrean el ambiente de una dehesa en los pasillos bajos interiores de la plaza.


    Borja Cardelús, director de la Fundación Toro de Lidia definió las imágenes como otros tantos argumentos que vienen a decir, en palabras textuales, que aunque una persona no sea aficionada a los toros o no le gusten para nada, la Tauromaquia es un bien a defender por encima de otras consideraciones en cuanto garantía de preservación del toro bravo.


    Las seis fotografías murales vienen avaladas por los correspondientes titulares: 1 Raza Bovina más antigua del mundo. 2 Joya del patrimonio genético español. 3 Guardián de la dehesa ibérica. 4 Ejemplo de crianza sostenible. 5 Factor de fijación rural humana, especialmente en zonas deprimidas. 6 Patrimonio cultural material e inmaterial irreemplazable.


    Como destacó Juanma Lamet, periodista de Expansión, más de 540.000 hectáreas de dehesa ibérica están dedicadas al toro bravo, más que la superficie total de Cantabria, de la Rioja o de las Islas Baleares. Una de cada siete hectáreas de dehesa en España gira en torno al toro bravo.


    Añadió Lamet que "las 1.281 ganaderías de bravos mantienen 194.931 reses, casi la mitad de ellas reproductoras, y más de 15.000 personas trabajando en las explotaciones. Verdaderamente produce un "miedo ecológico" pensar en las consecuencias que acarrearía la extinción del toro de lidia y de su mundo, como proponen los antitaurinos más radicales. Otra cosa es plantear la evolución del espectáculo, como en ocasiones hemos planteados desde estas mismas páginas digitales".
    Tres milagros se complementan

    Resulta insólita la concatenación de fenómenos que se ha producido en la Península Ibérica, también en las marismas del Sur de Francia, que ha conducido a la existencia del toro bravo. En el resto de Europa el ganado bóvido arisco ha sido extinguido por la mayor dificultad de su manejo en relación con el del ganado manso, y si en nuestras tierras no ha sucedido así hay que asociarlo a la costumbre, al menos desde tiempos celtibéricos, de lidiar con estos toros en justas y lides cuyas características y circunstancias hoy desconocemos.


    El primer milagro del toro bravo se encuentra en dichas circunstancias históricas y culturales. Sólo en la civilización micénica encontramos restos de algo si no similar, al menos remotamente parecido.


    El segundo milagro del toro de lidia es un milagro genético. La selección ganadera desde el Siglo XVII en el que comienza a registrase la evolución de las llamadas "Castas fundacionales" ha ido perpetuando las reatas más agresivas, pero al mismo tiempo eligiendo los ejemplares más bellos y armónicos y los de embestidas más fijas, o si se quiere "nobles", como las califica la terminología taurina.


    El resultado final es la consecución de una "raza de razas". La más antigua entre las bovinas, ya que el toro de lidia ha demostrado poseer los genes más remotos en comparación con otras estirpes de su especie. Son además representantes de la "condición eumétrica", o de belleza en la especie Bos taurus. Los ganaderos, poco a poco y sin ser conscientes de ello, han reconstruido en sus dehesas y pastizales un animal muy similar a lo que debió de ser el ancestral Uro (Bos taurus primigenius) extinguido en Europa en tiempos medievales.


    El tercer milagro, precisamente el que se glosa en la exposición fotográfica a que aludimos, es un milagro ecológico. En primer lugar, los toros ariscos se alojaban en las tierras más improductivas desde el punto de vista agrícola, como las salinas, hasta el punto de que los tratados clásicos suelen relacionar la condición agresiva con los pastos salitrosos, en una interpretación sin duda errónea. La sal no hace la bravura. La bravura empujaba a las tierras salinas a los ancestros del toro bravo.


    Pero el fenómeno de la mesta hace posible que en nuestros campos se mantengan sin desertizar amplias extensiones de terreno en las que el arbolado no se elimina sino simplemente se aclara. Encinas, alcornoques, robles y quejigos sobreviven entre un mar de pastos que configuran un ecosistema creado por el hombre y muy comparable a la sabana africana. Como ésta, también la dehesa es un paraíso para el mundo animal y en particular para el ganado, bravo, lanar y porcino.


    Sin la plus valía que implica la crianza sostenible de toros y cerdos ibéricos sería muy difícil el mantenimiento de nuestras dehesas. La pérdida de estos ecosistemas únicos sería una verdadera catástrofe ecológica, y no sólo para toros, cerdos, ovejas y otros mamíferos, también la supervivencia de buena parte de los efectivos de numerosas aves migratorias de la fauna europea, como las grullas. En sus llegadas a nuestra querida Península necesitan encontrar las dehesas en buen estado.


    Ante el peligro que supone para el mantenimiento de la raza bovina de lidia que conocemos como "Toro Bravo" el desarrollo actual de los movimientos antitaurinos radicales, parece necesario recordar las implicaciones ecológicas que presentaría la conducción masiva a los mataderos de este animal triplemente milagroso. Como argumentaron en su momento los eminentes científicos Bernis y Valverde cuando se encontraban amenazados los terrenos de la Marismas del Guadalquivir que hoy constituyen el Parque Nacional de Doñana, la protección de las joyas naturales ibéricas es una cuestión de patriotismo.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







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