España debe abandonar ya ese engendro burocrático europeísta que no cuesta más que disgustos. España debe formar una alianza diplomática, militar y económica con Portugal y con Hispanoamérica para así establecer una efectiva comunidad iberoamericana. España, por cuestiones de espíritu y hasta de "raza", debe dar preferencia y debe aproximarse a pueblos como Italia, Grecia o Irlanda, y formar su propia alianza en Europa, sin dejar de mirarse en el espejo del valiente y digno pueblo húngaro.